IMuchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve.» Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura,encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer.En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamaño de un tambor, que exhibieron como el último descubrimiento de los judíos de Amsterdam. Sentaron una gitana en un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al catalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. «La ciencia ha eliminado las distancias», pregonaba Melquíades. «Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa.» Un mediodía ardiente hicieron una asombrosa demostración con la lupa gigantesca: pusieron un montón de hierba seca en mitad de la calle y le prendieron fuego mediante la concentración de los rayos solares. José Arcadio Buendía, que aún no acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibió la idea de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melquíades, otra vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa. Úrsula lloró de consternación. Aquel dinero formaba parte de un cofre de monedas de oro que su padre había acumulado en toda una vida de privaciones, y que ella había enterrado debajo de la cama en espera de una buena ocasión para invertirías. José Arcadio Buendía no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus experimentos tácticos con la abnegación de un científico y aun a riesgo de su propia vida. Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso él mismo a la concentración de los rayos solares y sufrió quemaduras que se convirtieron en úlceras y tardaron mucho tiempo en sanar. Ante las protestas de su mujer, alarmada por tan peligrosa inventiva, estuvo a punto de incendiar la casa.Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo cálculos sobre las posibilidades estratégicas de su arma novedosa, hasta que logró componer un manual de una asombrosa claridad didáctica y un poder de convicción irresistible. Lo envió a las autoridades acompañado de numerosos testimonios sobre sus experiencias y de varios pliegos de dibujos explicativos, al cuidado de un mensajero que atravesó la sierra, y se extravió en pantanos desmesurados, remontó ríos tormentosos y estuvo a punto de perecer bajo el azote de las fieras, la desesperación y la peste, antes de conseguir una ruta de enlace con las mulas del correo. A pesar de que el viaje a la capital era en aquel tiempo poco menos que imposible, José Arcadio Buendia prometía intentarlo tan pronto como se lo ordenara el gobierno, con el fin de hacer demostraciones prácticas de su invento ante los poderes militares, y adiestrarlos personalmente en las complicadas artes de la guerra solar. Durante varios años esperó la respuesta. Por último, cansado de esperar, se lamentó ante Melquíades del fracaso de su iniciativa, y el gitano dio entonces una prueba convincente de honradez: le devolvió los doblones a cambio de la lupa, y le dejó además unos mapas portugueses y varios instrumentos de navegación. De su puño y letra escribió una apretada síntesis de los estudios del monje Hermann, que dejó a su disposición para que pudiera servirse del astrolabio, la brújula y el sextante. José Arcadio Buendía pasó los largos meses de lluvia encerrado en un cuartito que construyó en el fondo de la casa para que nadie perturbara sus experimentos. Habiendo abandonado por completo las obligaciones domésticas, permaneció noches enteras en el patio vigilando el curso de los astros, y estuvo a punto de contraer una insolación por tratar de establecer un método exacto para encontrar el mediodía. Cuando se hizo experto en el uso y manejo de sus instrumentos, tuvo una noción del espacio que le permitió navegar por mares incógnitos, visitar territorios deshabitados y trabar relación con seres espléndidos, sin necesidad de abandonar su gabinete. Fue ésa la época en que adquirió el hábito de hablar a solas, paseándose por la casa sin hacer caso de nadie, mientras Úrsula y los niños se partían el espinazo en la huerta cuidando el plátano y la malanga, la yuca y el ñame, la ahuyama y la berenjena. De pronto, sin ningún anuncio, su actividad febril se interrumpió y fue sustituida por una especie de fascinación. Estuvo varios días como hechizado, repitiéndose a sí mismo en voz baja un sartal de asombrosas conjeturas, sin dar crédito a su propio entendimiento. Por fin, un martes de diciembre, a la hora del almuerzo, soltó de un golpe toda la carga de su tormento.Los niños habían de recordar por el resto de su vida la augusta solemnidad con que su padre se sentó a la cabecera de la mesa, temblando de fiebre, devastado por la prolongada vigilia y por el encono de su imaginación, y les reveló su descubrimiento. -La tierra es redonda como una naranja.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíÚrsula perdió la paciencia. «Si has de volverte loco, vuélvete tú solo -gritó-. Pero no trates de inculcar a los niños tus ideas de gitano.» José Arcadio Buendía, impasible, no se dejó amedrentar por la desesperación de su mujer, que en un rapto de cólera le destrozó el astrolabio contra el suelo. Construyó otro, reunió en el cuartito a los hombres del pueblo y les demostró, con teorías que para todos resultaban incomprensibles, la posibilidad de regresar al punto de partida navegando siempre hacia el Oriente. Toda la aldea estaba convencida de que José Arcadio Buendía había perdido el juicio, cuando llegó Melquíades a poner las cosas en su punto. Exaltó en público la inteligencia de aquel hombre que por pura especulación astronómica había construido una teoría ya comprobada en la práctica, aunque desconocida hasta entonces en Macondo, y como una prueba de su admiración le hizo un regalo que había de ejercer una influencia terminante en el futuro de la aldea: un laboratorio de alquimia.Para esa época, Melquíades había envejecido con una rapidez asombrosa. En sus primeros viajes parecía tener la misma edad de José Arcadio Buendia. Pero mientras éste conservaba su fuerza descomunal, que le permitía derribar un caballo agarrándolo por las orejas, el gitano parecía estragado por una dolencia tenaz. Era, en realidad, el resultado de múltiples y raras enfermedades contraídas en sus incontables viajes alrededor del mundo. Según él mismo le contó a José Arcadio Buendia mientras lo ayudaba a montar el laboratorio, la muerte lo seguía a todas partes, husmeándole los pantalones, pero sin decidirse a darle el zarpazo final. Era un fugitivo de cuantas plagas y catástrofes habían flagelado al género humano. Sobrevivió a la pelagra en Persia, al escorbuto en el archipiélago de Malasia, a la lepra en Alejandría, al beriberi en el Japón, a la peste bubónica en Madagascar, al terremoto de Sicilia y a un naufragio multitudinario en el estrecho de Magallanes. Aquel ser prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus, era un hombre lúgubre, envuelto en un aura triste, con una mirada asiática que parecía conocer el otro lado de las cosas. Usaba un sombrero grande y negro, como las alas extendidas de un cuervo, y un chaleco de terciopelo patinado por el verdín de los siglos. Pero a pesar de su inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso, tenía un peso humano, una condición terrestre que lo mantenía enredado en los minúsculos problemas de la vida cotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo, sufría por los más insignificantes percances económicos y había dejado de reír desde hacía mucho tiempo, porque el escorbuto le había arrancado los dientes. El sofocante mediodía en que reveló sus secretos, José Arcadio Buendía tuvo la certidumbre de que aquél era el principio de una grande amistad. Los niños se asombraron con sus relatos fantásticos. Aureliano, que no tenía entonces más de cinco años, había de recordarlo por el resto de su vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad metálica y reverberante de la ventana, alumbrando con su profunda voz de órgano los territorios más oscuros de la imaginación, mientras chorreaba por sus sienes la grasa derretida por el calor. José Arcadio, su hermano mayor, había de transmitir aquella imagen maravillosa, como un recuerdo hereditario, a toda su descendencia. Úrsula, en cambio, conservó un mal recuerdo de aquella visita, porque entró al cuarto en el momento en que Melquíades rompió por distracción un frasco de bicloruro de mercurio.-Es el olor del demonio -dijo ella.-En absoluto -corrigió Melquíades-. Está comprobado que el demonio tiene propiedades sulfúricas, y esto no es más que un poco de solimán.Siempre didáctico, hizo una sabia exposición sobre las virtudes diabólicas del cinabrio, pero Úrsula no le hizo caso, sino que se llevó los niños a rezar. Aquel olor mordiente quedaría para siempre en su memoria, vinculado al recuerdo de Melquíades. El rudimentario laboratorio -sin contar una profusión de cazuelas, embudos, retortas, filtros y coladores- estaba compuesto por un atanor primitivo; una probeta de cristal de cuello largo y angosto, imitación del huevo filosófico, y un destilador construido por los propios gitanos según las descripciones modernas del alambique de tres brazos de María la judía. Además de estas cosas, Melquíades dejó muestras de los siete metales correspondientes a los siete planetas, las fórmulas de Moisés y Zósimo para el doblado del oro, y una serie de apuntes y dibujos sobre los procesos del Gran Magisterio, que permitían a quien supiera interpretarlos intentar la fabricación de la piedra filosofal. Seducido por la simplicidad de las fórmulas para doblar el oro, José Arcadio Buendía cortejó a Úrsula durante varias semanas, para que le permitiera desenterrar sus monedas coloniales y aumentarlas tantas veces como era posible subdividir el azogile. Úrsula cedió, como ocurría siempre, ante la inquebrantable obstinación de su marido. Entonces José Arcadio Buendía echó treinta doblones en una cazuela, y los fundió con raspadura de cobre, oropimente, azufre y plomo. Puso a hervir todo a fuego vivo en un caldero de aceite de ricino hasta obtener un jarabe espeso y pestilente más parecido al caramelo vulgar que al oro magnífico. En azarosos y desesperados procesos de destilación, fundida con los siete metales planetarios, trabajada con el mercurio hermético y el vitriolo de Chipre, y vuelta a cocer en manteca de cerdo a falta de aceite de rábano, la preciosa herencia de Úrsula quedó reducida a un chicharrón carbonizado que no pudo ser desprendido del fondo del caldero.Cuando volvieron los gitanos, Úrsula había predispuesto contra ellos a toda la población. Pero la curiosidad pudo más que el temor, porque aquella vez los gitanos recorrieron la aldea haciendo un ruido ensordecedor con toda clase de instrumentos músicos, mientras el pregonero anunciaba la exhibición del más fabuloso hallazgo de los nasciancenos. De modo que todo el mundo se fue a la carpa, y mediante el pago de un centavo vieron un Melquíades juvenil, repuesto, desarrugado, con una dentadura nueva y radiante. Quienes recordaban sus encías destruidas por el escorbuto, sus mejillas fláccidas y sus labios marchitos, se estremecieron de pavor ante aquella prueba terminante de los poderes sobrenaturales del gitano. El pavor se convirtió en pánico cuando Melquíades se sacó los dientes, intactos, engastados en las encías, y se los mostró al público por un instante un instante fugaz en que volvió a ser el mismo hombre decrépito de los años anteriores y se los puso otra vez y sonrió de nuevo con un dominio pleno de su juventud restaurada. Hasta el propio José Arcadio Buendía consideró que los conocimientos de Melquíades habían llegado a extremos intolerables, pero experimentó un saludable alborozo cuando el gitano le explicó a solas el mecanismo de su dentadura postiza. Aquello le pareció a la vez tan sencillo y prodigioso, que de la noche a la mañana perdió todo interés en las investigaciones de alquimia; sufrió una nueva crisis de mal humor, no volvió a comer en forma regular y se pasaba el día dando vueltas por la casa. «En el mundo están ocurriendo cosas increíbles -le decía a Úrsula-. Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros.» Quienes lo conocían desde los tiempos de la fundación de Macondo, se asombraban de cuánto había cambiado bajo la influencia de Melquíades.Al principio, José Arcadio Buendía era una especie de patriarca juvenil, que daba instrucciones para la siembra y consejos para la crianza de niños y animales, y colaboraba con todos, aun en el trabajo físico, para la buena marcha de la comunidad. Puesto que su casa fue desde el primer momento la mejor de la aldea, las otras fueron arregladas a su imagen y semejanza. Tenía una salita amplia y bien iluminada, un comedor en forma de terraza con flores de colores alegres, dos dormitorios, un patio con un castaño gigantesco, un huerto bien plantado y un corral donde vivían en comunidad pacífica los chivos, los cerdos y las gallinas. Los únicos animales prohibidos no sólo en la casa, sino en todo el poblado, eran los gallos de pelea.La laboriosidad de Úrsula andaba a la par con la de su marido. Activa, menuda, severa, aquella mujer de nervios inquebrantables, a quien en ningún momento de su vida se la oyó cantar, parecía estar en todas partes desde el amanecer hasta muy entrada la noche, siempre perseguida por el suave susurro de sus pollerines de olán. Gracias a ella, los pisos de tierra golpeada, los muros de barro sin encalar, los rústicos muebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre limpios, y los viejos arcones donde se guardaba la ropa exhalaban un tibio olor de albahaca.José Arcadio Buendía, que era el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea, había dispuesto de tal modo la posición de las casas, que desde todas podía llegarse al río y abastecerse de agua con igual esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor. En pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto.Desde los tiempos de la fundación, José Arcadio Buendía construyó trampas y jaulas. En poco tiempo llenó de turpiales, canarios, azulejos y petirrojos no sólo la propia casa, sino todas las de la aldea. El concierto de tantos pájaros distintos llegó a ser tan aturdidor, que Úrsula se tapó los oídos con cera de abejas para no perder el sentido de la realidad. La primera vez que llegó la tribu de Melquíades vendiendo bolas de vidrio para el dolor de cabeza, todo el mundo se sorprendió de que hubieran podido encontrar aquella aldea perdida en el sopor de la ciénaga, y los gitanos confesaron que se habían orientado por el canto de los pájaros.Aquel espíritu de iniciativa social desapareció en poco tiempo, arrastrado por la fiebre de los imanes, los cálculos astronómicos, los sueños de trasmutación y las ansias de conocer las maravillas del mundo. De emprendedor y limpio, José Arcadio Buendía se convirtió en un hombre de aspecto holgazán, descuidado en el vestir, con una barba salvaje que Úrsula lograba cuadrar a duras penas con un cuchillo de cocina. No faltó quien lo considerara víctima de algún extraño sortilegio. Pero hasta los más convencidos de su locura abandonaron trabajo y familias para seguirlo, cuando se echó al hombro sus herramientas de desmontar, y pidió el concurso de todos para abrir una trocha que pusiera a Macondo en contacto con los grandes inventos.José Arcadio Buendía ignoraba por completo la geografía de la región. Sabía que hacia el Oriente estaba la sierra impenetrable, y al otro lado de la sierra la antigua ciudad de Riohacha, donde en épocas pasadas -según le había contado el primer Aureliano Buendía, su abuelo- sir Francis Drake se daba al deporte de cazar caimanes a cañonazos, que luego hacía remendar y rellenar de paja para llevárselos a la reina Isabel. En su juventud, él y sus hombres, con mujeres y niños y animales y toda clase de enseres domésticos, atravesaron la sierra buscando una salida al mar, y al cabo de veintiséis meses desistieron de la empresa y fundaron a Macondo para no tener que emprender el camino de regreso. Era, pues, una ruta que no le interesaba, porque sólo podía conducirlo al pasado. Al sur estaban los pantanos, cubiertos de una eterna nata vegetal, y el vasto universo de la ciénaga grande, que según testimonio de los gitanos carecía de límites. La ciénaga grande se confundía al Occidente con una extensión acuática sin horizontes, donde había cetáceos de piel delicada con cabeza y torso de mujer, que perdían a los navegantes con el hechizo de sus tetas descomunales. Los gitanos navegaban seis meses por esa ruta antes de alcanzar el cinturón de tierra firme por donde pasaban las mulas del correo. De acuerdo con los cálculos de José Arcadio Buendía, la única posibilidad de contacto con la civilización era la ruta del Norte. De modo que dotó de herramientas de desmonte y armas de cacería a los mismos hombres que lo acompañaron en la fundación de Macondo; echó en una mochila sus instrumentos de orientación y sus mapas, y emprendió la temeraria aventura.Los primeros días no encontraron un obstáculo apreciable. Descendieron por la pedregosa ribera del río hasta el lugar en que años antes habían encontrado la armadura del guerrero, y allí penetraron al bosque por un sendero de naranjos silvestres. Al término de la primera semana, mataron y asaron un venado, pero se conformaron con comer la mitad y salar el resto para los próximos días. Trataban de aplazar con esa precaución la necesidad de seguir comiendo guacamayas, cuya carne azul tenía un áspero sabor de almizcle. Luego, durante más de diez días, no volvieron a ver el sol. El suelo se volvió blando y húmedo, como ceniza volcánica, y la vegetación fue cada vez más insidiosa y se hicieron cada vez más lejanos los gritos de los pájaros y la bullaranga de los monos, y el mundo se volvió triste para siempre. Los hombres de la expedición se sintieron abrumados por sus recuerdos más antiguos en aquel paraíso de humedad y silencio, anterior al pecado original, donde las botas se hundían en pozos de aceites humeantes y los machetes destrozaban lirios sangrientos y salamandras doradas. Durante una semana, casi sin hablar, avanzaron como sonámbulos por un universo de pesadumbre, alumbrados apenas por una tenue reverberación de insectos luminosos y con los pulmones agobiados por un sofocante olor de sangre. No podían regresar, porque la trocha que iban abriendo a su paso se volvía a cerrar en poco tiempo, con una vegetación nueva que casi veían crecer ante sus ojos. «No importa -decía José Arcadio Buendía-. Lo esencial es no perder la orientación.» Siempre pendiente de la brújula, siguió guiando a sus hombres hacia el norte invisible, hasta que lograron salir de la región encantada. Era una noche densa, sin estrellas, pero la oscuridad estaba impregnada por un aire nuevo y limpio. Agotados por la prolongada travesía, colgaron las hamacas y durmieron a fondo por primera vez en dos semanas. Cuando despertaron, ya con el sol alto, se quedaron pasmados de fascinación. Frente a ellos, rodeado de helechos y palmeras, blanco y polvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba un enorme galeón español.Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas. El casco, cubierto con una tersa coraza de rémora petrificada y musgo tierno, estaba firmemente enclavado en un suelo de piedras. Toda la estructura parecía ocupar un ámbito propio, un espacio de soledad y de olvido, vedado a los vicios del tiempo y a las costumbres de los pájaros. En el interior, que los expedicionarios exploraron con un fervor sigiloso, no había nada más que un apretado bosque de flores.El hallazgo del galeón, indicio de la proximidad del mar, quebrantó el ímpetu de José Arcadio Buendía. Consideraba como una burla de su travieso destino haber buscado el mar sin encontrarlo, al precio de sacrificios y penalidades sin cuento, y haberlo encontrado entonces sin buscarlo, atravesado en su camino como un obstáculo insalvable. Muchos años después, el coronel Aureliano Buendía volvió a travesar la región, cuando era ya una ruta regular del correo, y lo único que encontró de la nave fue el costillar carbonizado en medio de un campo de amapolas. Sólo entonces convencido de que aquella historia no había sido un engendro de la imaginación de su padre, se preguntó cómo había podido el galeón adentrarse hasta ese punto en tierra firme. Pero José Arcadio Buendía no se planteó esa inquietud cuando encontró el mar, al cabo de otros cuatro días de viaje, a doce kilómetros de distancia del galeón. Sus sueños terminaban frente a ese mar color de ceniza, espumoso y sucio, que no merecía los riesgos y sacrificios de su aventura.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Con el estreno a nivel mundial de la serie en esa plataforma, Aracataca, lugar en el que se inspiró el escritor para ambientar la que es considerada la novela más importante del 'boom' latinoamericano, concentra la atención del mundo gracias al formato audiovisual que llega al público a través de las pantallas.Enmarcada en un atardecer que se sintió fresco después de un caluroso día con 40 grados de sensación térmica y a un lado de la iglesia de San José, la pantalla gigante montada en la plaza reunió una multitud de lugareños y visitantes para la proyección de la serie inspirada en la obra del hijo más famoso de Aracataca y considerado como el colombiano más universal.Gabriel García Márquez, que nació el 6 de marzo de 1927 en ese pueblo situado en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, y falleció en Ciudad de México el 17 de abril de 2014, se convirtió en un ícono de la literatura mundial para orgullo de Colombia y de sus paisanos.Antes del acto de hoy, niños y jóvenes que iban a participar en la puesta en escena preparada para la ocasión caminaban por las calles cercanas a la plaza disfrazados de gitanos, evocando el momento en el que Melquíades y su tribu llegaron a Macondo con los pergaminos en donde estaba escrita la historia de los Buendía.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEl 'río de las hamacas'Situada a orillas del río que lleva su nombre y que proviene de un vocablo en lengua indígena kogui que significa 'río de las hamacas', por las redes que colgaban los aborígenes entre los árboles para descansar en sus riberas, Aracataca tiene una historia que se remonta a épocas anteriores a la llegada de los españoles a lo que hoy es Colombia, pero se dio a conocer por ser la cuna del nobel.Por eso, el lanzamiento de la serie de Netflix fue la oportunidad de algunos visitantes para conocer en Aracataca los lugares que guardan relación con la vida de Gabriel García Márquez y su obra literaria.La casa Museo Gabriel García Márquez, la Casa del Telegrafista, la Estación del Ferrocarril y la Biblioteca Remedios la Bella, evocan el ambiente del realismo mágico que García Márquez plasmó en cada una de sus novelas.Antes de la proyección del primer capítulo de la serie, el director de Políticas Públicas de Netflix para América Latina, Pierre Vandoorne, manifestó: "Qué mejor lugar que Aracataca para estrenar la producción más grande que haya tenido lugar en Latinoamérica, que es una historia colombiana".Paisanos orgullososMientras caminaba con paso cansino por la reconstruida estación férrea, en donde se detiene mientras pasa un tren de dos kilómetros de largo cargado de carbón, el cataquero Gilberto Buelvas Villalobos, de 80 años, afirma que se siente orgulloso de ser paisano de 'Gabo', a quien considera "el hombre más importante que ha parido esta tierra"."Aunque Gabo nació 27 años antes que yo, a mí me interesaron los libros que escribió, empezando por La hojarasca y El coronel no tiene quien le escriba, además de Cien años de soledad que es su novela más famosa", comenta Buelvas.Por otro lado, sentada junto a una estatua de Gabriel García Márquez, Bismay Pedrique, quien vive a pocos pasos de la plaza de Aracataca, asegura que el escritor "dejó una leyenda hermosa porque el pueblo no sería conocido si no fuera por él".El director general y cofundador de la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi, resaltó la importancia de que Cien años de soledad sea llevada a la pantalla, pero aclaró que hay diferencias entre los dos formatos."Cien años de soledad no dejará de ser libro, pero ahora también es una gran obra cinematográfica, la más importante que se ha hecho en América Latina y tiene una forma propia del cine de esta época, que es la de serie", manifestó.Abello invitó a "pensar en el futuro para que Aracataca se reconozca y reflexione sobre cómo prepararse como destino de turismo cultural y literario gracias al influjo a nivel global, de interés y de atracción de visitantes hacia los territorios de Macondo, gracias a la serie de Netflix".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Ha sido muy exigente, ha requerido muchas horas de trabajo, de investigación, ha sido muy emocionante cuando hemos sentido en algún momento del rodaje que se crean imágenes de una belleza poética que nos recuerdan la belleza poética del libro", afirma la directora en una entrevista.Mora (Medellín, 1981), explica que hay que entender "la diferencia entre los dos lenguajes", el literario y el audiovisual, y que "hay cosas que son inadaptables", pero justamente eso ha sido lo importante para ella, "poder exaltar la belleza poética en las imágenes"."No pretendo nunca, ni creo que ninguno de nosotros pretende que la serie sea mejor que el libro, eso es imposible, sería absurdo, sería estúpido de nuestra parte", dice, y añade que por eso ven la producción de Netflix "más como un complemento a ese libro" y que entre las cosas que la atrajo al proyecto está "la posibilidad de un lenguaje mucho más cinematográfico que televisivo".En ese punto destaca que abordar una obra aclamada como 'Cien años de soledad', de un autor como Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura de 1982 y con una legión de seguidores en todo el mundo, requiere contar las escenas "de una manera tan compleja visualmente".Eso significa "planos muy largos, el paso del tiempo dentro de las escenas, puestas en escena actorales muy coreografiadas y muy corales", lo que, en su opinión, "exalta mucho más la complejidad de la forma narrativa del libro".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíDos miradas a la novelaLaura Mora dirigió los episodios 4, 5 y 6 de la serie, mientras que el argentino Alex García López lo hizo en los capítulos 1, 2, 3, 7 y 8, porque "había una apuesta muy clara de traer dos directores supremamente distintos que vienen de mundos y de producciones muy diferentes y que eso igual pudiera aportar a la complejidad de la serie".Lo mismo sucedió con el elenco porque las directoras de casting, las españolas Eva Leira y Yolanda Serrano, hicieron "una apuesta por tener actores con una carrera enorme y otros muy nuevos, algunos incluso no profesionales, y esa mezcla ha resultado muy bien".En el numeroso elenco de la serie destacan Marco Antonio González (José Arcadio Buendía joven), Diego Vásquez (José Arcadio Buendía adulto), Susana Morales (Úrsula Iguarán joven), Marleyda Soto (Úrsula Iguarán adulta) y Moreno Borja (Melquíades).Igualmente, Claudio Cataño (Aureliano Buendía), Viña Machado (Pilar Ternera), Jairo Camargo (Apolinar Moscote), Cristal Aparicio (Remedios Moscote), Loren Sofía Paz (Amaranta Buendía mayor) y Akima (Rebeca), entre otros."Yo empiezo el capítulo cuatro con los personajes recién cambiando la generación, empiezo con los personajes ya adultos. Los tres primeros capítulos son los personajes jóvenes, le tocan a Alex, y al final del tercero llega la nueva generación en un par de escenas y en el cuarto ya están todos los grandes. Creo que eso nos ayudó a que la transición fuera más orgánica", afirma.Mora, que en 2022 ganó la Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián con 'Los reyes del mundo', considera esta superproducción de Netflix como su mayor desafío profesional "en términos de la responsabilidad que implica estar ante una obra como 'Cien años de soledad' y de entrar a trabajar en un modelo de producción muy desconocido" para ella."Hacer 'Los reyes del mundo' también fue un enorme reto desde otro lugar totalmente distinto, era andar con una banda de gitanos por el Bajo Cauca antioqueño (noroeste de Colombia), entonces creo que cada proyecto trae su reto, trae sus implicaciones emocionales, sus implicaciones en términos de pensamiento", dice.A renglón seguido, afirma: "La verdad es que me gusta transitar esos dos mundos que es (algo) tan particular en mi carrera, poder habitar ese lugar muchísimo más independiente, muchísimo más autoral (la película) y poder estar en una serie como esta ('Cien años de soledad') que es un lugar muy privilegiado".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Un escenario que evoca el pueblo fundado por José Arcadio Buendía, con vegetación tropical, paredes de cañabrava, techos de palma y flores amarillas albergó en Bogotá la alfombra roja por la que desfilaron los protagonistas, directores y productores de la serie cuya primera parte se estrenará mundialmente este 11 de diciembre."Es una experiencia diferente y hay que tratar de apreciarla por lo que es, no comparando el libro constantemente; para mí son proyectos hermanitos que se complementan", dijo Rodrigo García Barcha, que junto con su hermano Gonzalo es uno de los productores ejecutivos de esta adaptación para Netflix.En su opinión, pasar de leer 'Cien años de soledad' a verla en la pantalla "es una experiencia personal para cada quien"."Yo tengo una historia evidentemente muy antigua y muy íntima con el libro, entonces yo no lo estoy viendo y tratando de comparar; yo olvido el libro y trato de apreciar la serie como la serie. Por supuesto hay todos los lazos del mundo, pero no, para disfrutarla me liberé de decir esto sí, esto no; esto se parece, esto no se parece", afirma.La serie, que está compuesta de dos temporadas de ocho capítulos cada una, dirigidos de manera alternada por la colombiana Laura Mora y el argentino Alex García López, traslada a la televisión, de la manera más fiel y cuidadosa posible, la magia con la que García Márquez, nobel de Literatura de 1982, lleva al lector al universo de Macondo."El reto más grande inicialmente fue el de la decisión (de llevarla a la pantalla) porque durante mucho tiempo siempre se supo que Gabo estaba bastante renuente, pero también su resistencia era que se hiciera una película de dos o tres horas donde no cabía la novela entera, que por las necesidades de los presupuestos se hiciera con actores de Hollywood, en inglés", explica su hijo.Sin embargo, eso cambió y con Netflix "se hizo realidad la posibilidad de hacerlo en español, en Colombia, en las horas que fueran necesarias, con todos los recursos; fue cuando empezamos a considerarlo mi hermano, mi madre y yo, y creo que se ha hecho bajo las mejores condiciones, entonces estamos muy optimistas de que guste mucho", agrega.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíLa magia de los personajesEl elenco es mayoritariamente colombiano, aunque también hay actores de otros países, como el español Moreno Borja, que interpreta al entrañable personaje de Melquiades, o el peruano Salvador del Solar, quien encarna al Teniente Moncada, amigo y al mismo tiempo enemigo del coronel Aureliano Buendía.Fue algo "mágico", afirma Borja sobre su papel y añade que tanto él como el director Álex García y el resto del equipo tenían claro que con Melquiades "había que crear, nunca mejor dicho, ese realismo mágico de mayo que tanto representa la obra"."Melquiades fue cogiendo forma y siempre mostrando esa parte humana y amable pero sin perder nunca en la interpretación esa otra parte como es el misticismo, lo carismático y lo casi sobrenatural (...) y creo que eso lo hemos conseguido", subraya.Borja, nacido en Málaga (España), agrega: "Melquiades y yo tenemos algo en común, y es que los dos somos gitanos, y había muchas partes de Melquiades que como gitano yo entendía".En el elenco destacan igualmente actores como Marco Antonio González (José Arcadio Buendía joven), Diego Vásquez (José Arcadio Buendía adulto), Susana Morales (Úrsula Iguarán joven), Marleyda Soto (Úrsula Iguarán adulta) y Claudio Cataño (Aureliano Buendía)."Estamos hablando de uno de los personajes femeninos más importantes de la literatura latinoamericana y de repente saber que yo le voy a dar cuerpo, voz, espíritu, pensamiento a un personaje que va a saltar de las páginas a la vida real, pues evidentemente es un regalo muy grande", afirma por su parte Soto, quien se siente "afortunada" de haber podido encarnar a la matrona Úrsula Iguarán.La misma percepción tiene la modelo Akima, que da vida a la fogosa Rebeca en la adaptación de la novela y quien a su paso por la alfombra roja siente que el universo "conspiró" a su favor para que fuera la escogida para este personaje y lo define como "un suceso muy mágico".'Cien años de soledad', que fue publicada por primera vez en 1967 en Buenos Aires por la Editorial Sudamericana con una tirada inicial de 8.000 ejemplares, está considerada una obra maestra de la literatura universal que ha vendido más de 50 millones de unidades y ha sido traducida a más de 40 idiomas.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En la mente de los lectores de Cien años de soledad existen muchos Macondos, pero uno que alimentó la infancia, imaginación y relatos de Gabriel García Márquez es Aracataca, en la zona bananera del departamento del Magdalena, en Colombia, lugar de nacimiento del Premio Nobel de Literatura.Por eso la Fundación Gabo y la Alcaldía de Aracataca, con el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia y Proimagenes, han organizado la presentación el 11 de dicembre de la adaptación de la novela, que ese mismo día se estrena de manera global en 190 países y llegará a más de 260 millones de suscriptores de esta plataforma.En la proyección, que tendrá lugar en el Parque Simón Bolívar y está convocada a las 5:30 de la tarde, estarán presentes representantes de las instituciones convocantes.La proyección del primer episodio, por primera vez en el Caribe colombiano, se realizará como parte de una serie de actividades que desarrolla la Fundación Gabo con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, quienes han aunado esfuerzos para conmemorar a Gabriel García Márquez en el décimo aniversario de su fallecimiento y para avanzar en el diseño del centenario de su natalicio en 2027.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEn concreto, los días 11 y 12 de diciembre se llevará a cabo, también en Aracataca, el taller Narrar el Caribe desde la mirada de Gabo. La actividad estará dirigida por la periodista cultural María José Marroquín y contará con la presencia de la experta invitada, María Jesús Espinosa de los Monteros, miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo y directora general de Prisa Audio. En el taller participarán 10 periodistas culturales del Caribe colombiano, seleccionados a partir de las 40 postulaciones recibidas en la plataforma de la Fundación Gabo.Esta proyección es la culminación de una serie de presentaciones en las que la Fundación Gabo ha apoyado conceptualmente y participado, junto con embajadas de Colombia y la Unesco, en diferentes lugares del mundo, como Washington, París, Londres, Madrid, Barcelona, Ciudad de México, Bogotá, Bruselas, Tokio y Bangkok.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Cuando me lo ofrecieron dije 'sí' de inmediato. Pero cuando colgué el teléfono, me dije 'un momento, ¿en qué me he metido? ¿Voy a destrozar el más amado de los libros de nuestro continente?'", recordó el cineasta.Netflix presentó a invitados en Bruselas el primer capítulo de la esperada serie, que estará dividida en dos partes de ocho capítulos cada una y cuyas primeras ocho entregas estarán disponibles el 11 de diciembre.Por eso, "vi que tenía que seguir mi instinto. Uno siempre tiene el libro, pero para bien o para mal esta siempre será mi interpretación, mi visión de él", indicó García López luego de presentar la ambiciosa serie.El primer capítulo de la serie arranca con el casamiento de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, cubre la fundación de la mítica Macondo, y termina con el nacimiento del segundo hijo de la pareja, Aureliano, quien posteriormente se convertiría en el legendario Coronel Aureliano Buendía."El libro no es apenas extremadamente colombiano sino que es muy caribeño. Me di cuenta que tenía que capturar esa cultura", señaló.El libro del colombiano Gabriel García Márquez, publicado en 1967, es una de las obras cumbres de la literatura en idioma español, y su versión cinematográfica era vista como un desafío monumental.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíNetflix adquirió los derechos de la novela en 2019, y fue en plena pandemia que la plataforma contactó a García López para el desafío de llevar la épica de Macondo a la pantalla.Una vez capturado el tono general de la serie, dijo García López, estaba el desafío de presentar imágenes surrealistas en la pantalla, como el recurrente fantasma de Prudencio Aguilar, o la subida al cielo de Remedios, la Bella.Cine pragmático"Siempre me gustó el cine pragmático, en que uno vé y siente, pero claramente los efectos especiales ayudan. Queríamos tener algo como una voz de las películas de los '60s o los '70s, pero los efectos nos han ayudado un poquito", dijo García López.En el caso del fantasma de Aguilar, prefirió mostrarlo simplemente "con cara de tristeza y melancolía, porque extraña a sus amigos y a la vida", apuntó.El cineasta destacó los personajes femeninos de la historia. "Todas las mujeres son fuertes en el sentido en que todas tienen un protagonismo increíblemente potente. Creo ha sido una de las genialidades García Márquez".Sin embargo, comentó que numerosos personajes terminan teniendo destinos trágicos. "Un día le preguntaron a García Márquez porqué muchos de sus personajes terminan en tragedia, y él respondió 'porque no saben cómo amar'", recordó.La producción no ha escatimado esfuerzos para la serie sobre Cien años de Soledad, y aunque Netflix guarda bajo siete llaves datos sobre los valores involucrados la iniciativa es la más ambiciosa de la plataforma para América Latina."El libro es como una locomotora, es imparable, y por momentos es hasta chistoso. A veces es una tragedia griega y por momentos es una tragedia bíblica, con muchos absurdos", relató el cineasta.Todo el vestuario y todos los objetos que aparecen en la serie han sido producidos y fabricados por artesanos colombianos, informó la plataforma.Fuentes de Netflix indicaron la segunda parte de ocho estará disponibles solamente el próximo año. La plataforma de streaming tenía unos 300.000 usuarios en el año 2000, pero se estima que ahora ese total sea de unos 137 millones.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Me ha encantado", asegura Ernesto Ottone, exministro chileno y subdirector general de Cultura de la Unesco, sobre los primeros capítulos de la adaptación de Netflix de Cien años de soledad. Por su filosofía, este proyecto, que se estrena el 11 de diciembre, ha contado con el apoyo de esa agencia de la ONU.La filmación de esta serie de 16 capítulos -en español y rodada en Colombia, como siempre quiso Gabriel García Márquez (1927-2014)- empleó a cerca de un millar de trabajadores colombianos, pasó por 22 localidades, implicó construir medio millar de metros cuadrados de instalaciones y lanzará al estrellato global a un elenco de actores que es en un 97 % colombiano.Con esos y otros créditos, esta adaptación de Cien años de soledad es ya una de las producciones audiovisuales más ambiciosas de la historia de América Latina.Pero además de eso, gracias precisamente a los ideales a los que se ha ceñido, ha logrado inscribirse en el marco de colaboración que la Unesco mantiene con distintas plataformas para promover contenidos acordes con su mandato, como la promoción de la diversidad, las lenguas o el respeto al medio ambiente.Se trata, en palabras de Ottone, de "asegurar que los contenidos en las plataformas sean no solamente lo más universales posible", sino que también que "signifiquen una inversión" en ecosistemas audiovisuales diversos, para que la cultura no hable con una sola voz.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíPara Ottone, nacido en 1972 y cuya familia dejó Chile solo unos meses antes del golpe de Estado de Augusto Pinochet (1973), Cien años de soledad es algo más que una obra maestra de la literatura, al igual que para muchos de su generación."Aprendí español muy tarde, a los 15 años, porque viví en otros países y no era mi idioma. Y fue el primer libro. Mi entrada en el mundo latinoamericano fue a través de Cien años de soledad y no soy el único", indica el que fuera ministro de Michelle Bachelet entre 2015 y 2018."Nos construimos una imagen de Latinoamérica a través de esa novela", agrega. Ottone espera que el estreno de esta serie, que llegará a las pantallas en dos bloques de ocho episodios, sea una puerta de entrada a la obra de 'Gabo' para las nuevas generaciones.También que contribuya al fomento de la lectura en general, que es una misión igualmente incluida en el mandato de la Unesco.Una adaptación con mimo y "finura"La serie está dirigida por la colombiana Laura Mora y el argentino Alex García López y cuenta con un amplio elenco en el que figuran Marco Antonio González (José Arcadio Buendía joven), Diego Vásquez (José Arcadio Buendía adulto), Susana Morales (Úrsula Iguarán joven), Marleyda Soto (Úrsula Iguarán adulta), Claudio Cataño (Aureliano Buendía adulto) y Moreno Borja (Melquíades).Y entre quienes definieron cómo discurrirá en pantalla lo que pasa en Macondo figura también la española Irene Blecua, que ha sido una de las cuatro integrantes del equipo de edición de este macroproyecto."Es un reto profesional enorme, de una complejidad en la que nunca me había visto tampoco envuelta", admite, a pesar de contar con una carrera extensa que incluye títulos como la película Tres metros sobre el cielo o la serie Élite.Para Blecua fueron 13 meses de trabajo intenso, una extensión nada habitual en su gremio que refleja el mimo con el que se elaboró este proyecto."Siempre hay unos calendarios que hay que cumplir, pero en este caso lo que primaba es que hubiera una absoluta seguridad, que los capítulos estuvieran lo mejor posible y si eso tardaba muchísimo más tiempo, se dedicaba mucho más tiempo, y si había que rodar algún plano porque no se acababa de entender, se rodaba. Una meticulosidad, un trabajo tan al detalle, yo no lo había visto nunca", ejemplifica.El montaje se hizo con la novela siempre encima de la mesa, como la Biblia a la que consultar en cada encrucijada.Y es que la serie ha primado sobre todo la fidelidad a la novela, publicada originalmente en 1967 en Buenos Aires por la Editorial Sudamericana, si bien adaptar una historia tan larga precisa siempre modificaciones."En cada capítulo hay veces que transcurren muchísimos años", describe Blecua, quien al igual que Ottone espera que la serie contribuya a que el audiovisual colombiano dé un salto en proyección internacional, como en su día Cien años de soledad contribuyó al 'boom' de la novela latinoamericana.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
A dos semanas de su estreno, Netflix ha revelado el último tráiler de Cien años de soledad, la nueva serie inspirada en la novela homónima de Gabriel García Márquez. Este libro cuenta la historia de la familia Buendía en el mundo de Macondo, un pueblo atravesado por un tren amarillo.🦋 Visite el especial "Los ecos de su voz: Gabriel García Márquez vive" haciendo clic aquí y descubra textos inéditos, entrevistas, fragmentos de su obra en su propia voz y más detalles de la vida y obra de nuestro Nobel de Literatura.Si bien el escritor colombiano fue retaceo a adaptar su obra a los formatos audiovisuales, hace tres años fue anunciado el acuerdo con Rodrigo García y Gonzalo García, hijos del Nobel, para llevar a la pantalla la primera producción de Cien años de soledad.Este acuerdo hace parte de un interés generalizado por adaptar la mayoría de obras del escritor, prueba de ello, el lanzamiento de la miniserie de su libro Noticia de un secuestro, estrenada en 2022 por Prime Video.La primera temporada de lo que se espera serán más de 20 horas de duración, será dirigida por Alex García López (director de The Witcher y Utopía, ganadora en 2014 de un Emmy Internacional como mejor serie de drama) y Laura Mora (directora de Matar a Jesús y Los reyes del mundo, película que ha sido seleccionada para representar a Colombia en los premios de la Academia 2023 y ganadora de la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián).💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.La producción que tuvo como condición para ser llevada a cabo, mantener la mayor fidelidad al libro, además de que fuera rodada en Colombia, con un elenco latinoamericano y en idioma español, también contará con la presencia en diseño de producción del ganador del Óscar por El laberinto del fauno (Guillermo del Toro), Eugenio Caballero y Bárbara Enríquez, colaboradora habitual de Caballero en producciones como Roma , por la que fue nominada también al Óscar.En este nuevo adelanto podemos ver lo que sería la fundación de Macondo y el origen de Aureliano Buendía, el primer nacido en este pueblo. Vea aquí el tráiler.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Así lo avanzaron este miércoles en conferencia de prensa los organizaciones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, que se celebra del 5 al 15 de diciembre en la capital cubana, y que hablaron de "primicia mundial".“La adaptación cinematográfica de la obra maestra del Premio Nobel de Literatura se estrenará el 6 de diciembre en la capital cubana, en el segundo día del Festival de Cine”, adelantó la directora del evento cultural, Tania Delgado.Netflix, que no está disponible en la isla caribeña, tiene previsto estrenar a nivel mundial esta miniserie el 11 de diciembre.García Márquez (1927-2014) fue una figura muy vinculada a Cuba y a su cine durante años. Entre otras cosas, presidió la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, una organización con sede en La Habana.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíA propósito del festival, una de las principales citas culturales del año en Cuba, su directora adelantó que este año participarán 110 filmes -89 menos que el año pasado- de un total 42 países, incluidos Cuba, México y Argentina, entre otros.La edición 45 del festival abrirá con la película argentina “Los domingos mueren más personas”, e incluirá foros como el que se va a dedicar al guionista y director de cine de animación cubano Juan Padron (1947-2020).De igual manera, en el concurso de carteles competirán 30 originales de 17 países. La gala de premiación se realizará el 15 de diciembre.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Roger Abril, conocido como Rytmo, y Néstor Arteaga, artistas especializados en muralismo en el espacio público e integrantes del colectivo Fuego en el 23, son los creadores de Macondo: un estado de ánimo, el mural de 18 metros de ancho por 21 metros de alto que exalta a nuestro Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez y su obra.Tomando a Macondo, la creación más icónica del escritor colombiano, como punto de partida e inspiración, Rytmo y Arteaga se postularon a la convocatoria de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, "10 años de Macondo", que entregó cincuenta millones de pesos para la elaboración de este mural.“Esta iniciativa buscaba retratar la profundidad de los personajes icónicos de las novelas de Gabriel García Márquez, que sirven de inspiración y dan pie a expresiones artísticas en calle; así como democratizar la cultura, fomentar la apropiación de los espacios públicos, fortalecer el tejido cultural y promover la reflexión sobre temas universales como el amor, la soledad, el poder y la vida”, señaló Santiago Trujillo, secretario de Cultura, Recreación y Deporte.Su propuesta creativa reúne elementos de la cultura contemporánea que hacen alusión a Macondo y a algunas realidades del país que aún se mantienen vivas. “Es muy interesante ver las diferentes interpretaciones que la gente le da a esta obra que nació de un boceto a lápiz. Hay una escena particular de Macondo que quisimos recrear, pero sin necesidad de ser evidente, para permitirle a las personas llevarse diferentes puntos de vista de manera libre”, señalaron los artistas. 💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíLa realización de este mural les tomó a estos dos artistas aproximadamente veinte días, y se convirtió en todo un reto debido al formato de gran tamaño. Su herramienta permanente fue un andamio colgante y, a pesar del miedo a la altura, para Arteaga esta obra es el resultado de la motivación y del compromiso con su ciudad, en especial con este sector de San Victorino, que se constituye como “una metáfora de Colombia en el que confluyen el caos, la diversidad y la historia”.La realización de este mural se enmarca en la estrategia de espacio público de la Subsecretaría de Cultura Ciudadana de la SCRD, con la que se busca transformar el relato y la manera en la que la ciudadanía se relaciona con la ciudad. Con esta intervención artística se busca generar sentido de pertenencia y respeto por el entorno urbano, incentivando cambios comportamentales hacia el uso adecuado de los espacios públicos.El mural está ubicado en el costado norte del edificio de la Carrera 10 #12 - 53 en San Victorino, uno de los barrios más emblemáticos del centro de la ciudad, la Secretaría desarrolla un laboratorio de transformación cultural en el marco de la estrategia Barrios Vivos. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Secretaría de Cultura Bogotá (@culturaenbta)🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.