Los libros, tan importantes como la comida
Cuando los voluntarios de Járkov llegaron por primera vez al recién liberado pueblo de Korobochkine, el pasado otoño, llevaban sobre todo alimentos y medicinas. Una mujer se les acercó con su hijo pequeño y les pidió un libro, lo que evidenció otra necesidad que debía ser atendida urgentemente.
"La mujer dijo que su hijo se estaba preparando para el colegio y que sólo tenía un libro, que ya se sabía de memoria. Nunca en mi vida había visto a un niño tan feliz cuando recibió algunos libros", cuenta Olga Bondar-Riznychenko, del Museo de la Literatura de Járkov.
A partir de entonces, hizo un llamamiento a sus amigos de los círculos literarios, editoriales y librerías, para que ayudaran a recoger el mayor número posible de libros infantiles y enviarlos después a los pueblos y ciudades devastados.
"Me impresionó ver cómo los habitantes de la zona a menudo iban primero a por libros, no a por ropa u otro tipo de ayuda humanitaria, pese a las dificultosas condiciones de vida", afirma Bondar-Riznychenko.
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Libros en ucraniano, confiscados y sustituidos por Rusia
Los libros que les traen los voluntarios son a menudo la única posibilidad que tienen los lugareños a acceder a esa lectura. Al menos 571 bibliotecas y sus fondos han sido dañados o destruidos por los bombardeos o por la ocupación rusa, según el Ministerio de Cultura del país.
En algunas de las zonas ocupadas por Rusia, se han confiscado los libros en ucraniano. Valentyna Rubizhanska, bibliotecaria de Malyi Burluk, en la región de Járkov, fue relevada inmediatamente de su puesto por los rusos tras negarse a colaborar.
Consiguió salvar y esconder varios libros de historia ucraniana en su patio mientras su sustituta se dedicaba a recoger todos los libros ucranianos, incluidos en la lista que Rubizhanska vio tirada sobre su mesa.
"La lista incluía libros sobre la historia de Ucrania, pero también libros de ficción modernos", declaró Rubizhanska. Entre los títulos de los libros que anotó tras echar un vistazo a la lista figura también uno escrito por el ex presidente Leonid Kucha y titulado "Ucrania no es Rusia".
Afortunadamente, dice, el pueblo fue liberado antes de que se llevaran los libros de la biblioteca. Sin embargo, en algunos lugares los rusos sí lo consiguieron y siguen confiscando volúmenes en ucraniano de las bibliotecas de las zonas que siguen bajo su control, declaró Tetiana Teren, directora ejecutiva de "PEN Ucrania", rama nacional de la organización internacional de escritores, periodistas y editores.
Según el Instituto de Información de Medios de Ucrania, Rusia también ha llevado a los territorios ocupados más de 800.000 libros preseleccionados.
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Dichos libros glorifican las "heroicidades" de los militares rusos en Ucrania y difunden otras narrativas propias del Kremlin. La campaña forma parte de lo que el Instituto denomina un "genocidio cultural" del pueblo ucraniano.
Apoyo a las bibliotecas dañadas
"PEN Ucrania" ha activado el proyecto "Bibliotecas irrompibles", cuyo objetivo es reponer los libros de las bibliotecas atacadas.
"Incluso donde sólo volaron las ventanas, se echaron a perder muchos libros a causa de la humedad", explica Teren, quien junto con otros miembros de "PEN Ucrania" ha llevado a las bibliotecas afectadas más de 2.000 libros que recibieron de toda Ucrania en doce expediciones.
Otros miles de ejemplares han sido enviados allí directamente, y Teren está impresionada por las muestras de de solidaridad de los ucranianos de las regiones menos afectadas.
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A pesar de la guerra, la demanda de libros, en ucraniano y sobre Ucrania en particular, no ha hecho más que crecer, subraya Teren. Los libros han proporcionado una rara opción de entretenimiento durante los prolongados cortes de electricidad.
"La invasión rusa también ha estimulado a los ucranianos a conocer mejor su país, su historia", explica. Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.