Malena Newton, Clemencia Granados y Luz Letts son escritoras peruanas de diferentes generaciones que coinciden en que la falta de acceso a la educación ha condicionado la ausencia de referentes femeninos en la escritura, pero creen que el panorama reciente es radicalmente diferente.
"Antiguamente, las mujeres estábamos en otra (situación) y ahora estamos en todo. Creo que es el momento y es muy bueno verlo”, reconoció en conversación con Efe Letts, quien acaba de publicar su primera obra, una recopilación de cuentos llamada "Piezas de noche", editada por Planeta.
Las tres autoras se mostraron preocupadas por la calidad de la enseñanza en su país y la ausencia de impulso a la lectura, algo que según ellas tiene que ver con los pocos recursos del Ministerio de Educación y el de Cultura.
"Si tienes un Estado que te da acceso público a bibliotecas y libros, tu crees que ser escritora no es algo imposible", confesó Granados, que cuando era adolescente "no tuvo la valentía" de estudiar Literatura porque ni siquiera lo veía como una opción.
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La autora de "Pangea", una novela juvenil futurista que plasma problemas del presente, explicó que para que sigan surgiendo más y más escritoras, se necesita el apoyo de los profesores, del colegio y del Estado mismo y que, con ese empuje, las mujeres se van a lanzar porque ya no lo verán como algo tan lejano.
"Hay que ayudar y entusiasmar a chicas y mujeres (para que escriban), porque sí se puede", señaló Letts al mostrar con las otras dos autoras más jóvenes que en su generación había muchas trabas y prejuicios contra las escritoras.
Falta de espacios femeninos
"Una sola forma de crecer en público", una colección de relatos sobre la soledad e intentar encajar en la sociedad, es la obra nobel de Newton.
La autora explicó durante la conversación que los espacios literarios son mayormente masculinos y, además, son lugares donde a las mujeres les cuesta un poco más "alzar la voz" en comparación con sus compañeros.
"En el caldero, en la olla donde se cocinan los escritores, como talleres o grupos de discusión, en estos intercambios te encuentras con menos mujeres. Desde mi experiencia, usualmente no tienen esa capacidad de plantarse al centro y decir 'yo escribo' y tener esa seguridad que tienen muchos hombres (...) Creo que las mujeres se achican un poco", añadió Newton.
Coincidió con esta idea Granados, quien explicó que al mandar el manuscrito de su obra sentía que tenía que pedir permiso o perdón por mostrar su trabajo y deseó que, en el futuro, las mujeres no tengan que sentir que no tienen el derecho de entrar en este mundo.
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"Me están diciendo que tengo que ganar seguridad, y en mi mente pienso que con el tiempo lo aprenderé (...) Pero no la he tenido de arranque y muchas personas con las que me he cruzado, la mayoría hombres, sí veo que agarran esa seguridad desde el día uno", dijo.
Newton también añadió que una de las tareas pendientes en la escena literaria peruana es la de crear y encontrar grupos de escritores y escritoras, ya que los espacios de creación e inspiración literaria han sido tradicionalmente masculinos, como bares o prostíbulos en los que amigos se juntaban y se inspiraban mutuamente.
"Parece que, por ósmosis, los hombres se juntan y se van a diferentes ambientes donde se sienten cómodos, que son sobre todo masculinos, y esos lugares son profundamente importantes para la escritura", se lamentó.
Denunciaron que aún existen ciertas costumbres que perpetúan las brechas de género como la de diferenciar la literatura femenina con el resto. ""Como si fuéramos dos especies distintas", dijo Newton.
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Pero las autoras se alejaron de quejas o victimizaciones durante la charla, porque afirmaron que existe un boom de talento y que en la actualidad las mujeres "ya no tienen que demostrar nada".
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