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Julio Cortázar, 40 años sin el cronopio de las letras

El 12 de febrero de 1984 falleció Julio Cortázar, una de las figuras más importantes de la literatura latinoamericana y el inventor de una narrativa mágica que imagino mundos fantásticos. Le contamos acerca de su vida.

Julio Cortázar
El escritor argentino Julio Cortázar en la calle San Martín, en Buenos Aires, en diciembre de 1983.
Dani Yako / The New York Times.

El cronopio salta entre las líneas del libro como escapando de las comas y los puntos, se escabulle entre las páginas para descubrir que hay fuera del libro, con su pequeña sombrilla evita las tildes que determinan el acento y corre por los pie de página que le atrapan el abrigo y hacen maullar a su gato, ese cronopio es el propio inventor de historias, el mago, Julio Cortázar.

Julio Cortázar nació en Bruselas en 1914, en el seno de una familia de origen argentino. Su infancia transcurrió entre Argentina y Suiza, debido al trabajo de su padre como agregado comercial. Esta experiencia multicultural y su educación en diversos países europeos influirían profundamente en su obra literaria.

Cortázar estudió letras en la Universidad de Buenos Aires y se destacó por su pasión por la literatura y el cine. Durante su juventud, trabajó como maestro en escuelas rurales argentinas y como traductor de inglés y francés. Su incursión en la enseñanza y su contacto con diferentes realidades sociales marcaron su sensibilidad hacia las injusticias y las complejidades de la vida cotidiana, temas recurrentes en su escritura.

En 1944, Cortázar publicó su primer libro de poemas, "Presencia", pero sería con la publicación de "Bestiario" en 1951 cuando comenzaría a consolidarse como un autor reconocido. Su estilo innovador y su habilidad para mezclar lo fantástico con lo cotidiano atrajeron la atención de la crítica literaria.

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Fragmento de 'La patria', poema escrito en 1955

Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

Sin embargo, fue con la publicación de su obra maestra, "Rayuela", en 1963, que Cortázar alcanzaría la fama internacional. Esta novela experimental, que desafía las convenciones narrativas tradicionales, se convirtió en un referente del realismo mágico y dejó una marca indeleble en la literatura latinoamericana.

A lo largo de su carrera, Cortázar exploró una amplia gama de géneros literarios, desde el cuento hasta la novela, pasando por el ensayo y la poesía. Su compromiso con la experimentación formal y su profundo compromiso político lo convirtieron en una figura influyente en el panorama intelectual de su tiempo.

'Bolero'

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:

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Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Además de su labor como escritor, Cortázar fue un ferviente defensor de los derechos humanos y un crítico acérrimo de las dictaduras latinoamericanas. Se exilió en París en 1951 y residió en Europa hasta su muerte en 1984.

Julio Cortázar dejó un legado literario inigualable que sigue inspirando a escritores y lectores de todo el mundo. Su capacidad para capturar la esencia de lo humano y su audacia para explorar los límites de la narrativa lo convierten en una figura imprescindible en la historia de la literatura contemporánea.

El cronopio terminó su expedición por los libros, las estanterías y los apartamentos en diferentes calles de París, exhausto se sentó en el borde de la biblioteca, respiró profundo y sintió un cansancio que le quemaba los huesos, se quedó dormido en un borde de madera junto a las historias que traspasaron el tiempo y el espacio, los cuentos en los que vivió Latinoamérica se volvieron su almohada y ahora descansa como nunca, en medio de las palabras.

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Después de las fiestas

Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,

qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,

eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.

No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.

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