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Idea Vilariño, el sentir monstruoso de la poesía

Poeta, crítica literaria, maestra, escritora, compositora de tangos, amante de la música y de las letras. Idea Vilariño es una de las poetas más importantes para la literatura uruguaya y por eso es un viaje vertiginoso conocer su obra.

Idea Vilariño
Idea Vilariño posando en un jardín.
Michel Sïma | Tomada del libro "Idea Vilariño: vida escrita".
Sos un extraño / un huésped / que no busca / no quiere / más que una cama / a veces. / Qué puedo hacer / cedértela / pero yo vivo sola.
Un huesped, 1957.

Era Uruguay, 1940, los campeonatos de fútbol inundaban los radios y periódicos de la ciudad. Las letras pasaban desapercibidas ante una década llena de armas y polarización mundial.

Justamente en América Latina, y finalizando la Segunda Guerra Mundial surgió la Generación del 45 como un fuerte contracultural de la época: un grupo de escritoras y escritores de Montevideo que marcaron la literatura y dejaron importantes esquemas narrativos, como el monólogo interior, explorado décadas antes por Virginia Woolf.

En medio de aquel grupo de la alta cultura uruguaya estaba la joven que solía escribir versos en los cuadernos del colegio, esa niña que empezó a plasmar sus penas y alegrías con el mismo lápiz que usaba para resolver los problemas de matemáticas. Su mirada oscura y profunda resaltaba en la generación, con sus manos delicadas escribía y con su voz tenue recitaba los poemas que anotaba a solas.

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Las letras eran su refugio, como las hojas de un árbol para un ave indefensa. En el papel expresaba todas sus penas y alegrías, escribía sobre el desamor, la situación en su país y por supuesto de sí misma y aunque no haya dejado miles de poemas publicados marcó a una generación con la profunda carga de tristeza, alegría, desolación y amor que llevaba dentro.

Estoy perdida dentro de mí misma / como en un laberinto / cuya única realidad es la bruma / espesa, ciega, turbia, y vacía.
Se me ha entreverado la mente. 1935.

“No hay una palabra, no hay un verso, no hay una línea en que yo pueda mentir, puedo mentir en la vida real, pero no en un poema”, menciona la poeta para el documental que dirigió Mario Jacob en 1997. Idea fue una niña enferma, los ataques de asma y el eczema la obligaron a renunciar a su hogar, la enfermedad la asechaba por temporadas y todo aquello que sentía, lo escribía, no paraba. Su respiración ahogada se escuchaba en medio de los versos que publicó alguna vez. Quedó huérfana a los 25 años, Numen, su hermano menor, Alma, su otra hermana y ella, abandonados en medio de la hostilidad.

La uruguaya fue una de las fundadoras de la Revista Número, publicación de escritos literarios que salía casi cada año con poemas, crónicas, entrevistas, cuentos, entre otros. En esta revista escribieron varios autores conocidos, como Mario Benedetti. En la década de los 50s, Idea abrió un espacio para las mujeres que querían escribir y publicar sus textos, sin querer nos dio la oportunidad de tener un espacio en la literatura.

Idea 2
Idea en su escritorio en 1983.
Ana Ines Larre Borges.

En el 2014, la periodista argentina Leila Guerriero escribió Ya no será ya no: un perfil de Idea Vilariño para El Malpensante. Guerriero juntó la historia de Idea a través de su familia, de quienes publicaron sus libros y conocieron su obra. El perfil comienza de esta manera:

“¿Quién era usted?

De quien dicen que plantaba jardines y los hacía florecer allí donde viviera. De quien dicen que era dura, implacable y hermosa, hermosa, hermosa. ¿Quién era usted, huérfana de madre, huérfana de padre, huérfana de hermano? Violinista. ¿Quién? Asmática, enferma de la piel, enferma de los huesos, enferma de los ojos. Profesora. Quién era usted, usted que hablaba poco y que habló tanto –tanto– de un solo amor de todos los que tuvo: de uno solo. Quién era usted. Usted, el haz de espadas. Usted, que dejó trescientas páginas de poemas, nada más, y sin embargo. Usted, que se murió en abril y en 2009 y que a su entierro fueron doce. Usted, que dejó una nota: “Nada de cruces. No morí en la paz de ningún señor. Cremar”.

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Así como Vilariño escribía de la cotidianidad, llegó un motivo que la hizo clavar la pluma y escribir con fervor y rabia, su amor por Juan Carlos Onetti. “Es el último hombre del que debía enamorarme, era todo lo que yo no debía amar, nunca nos entendimos bien, nunca nos conocimos bien”, dice en el documental Idea.

La poeta y Onetti se conocieron en un bar a la orilla del mar, teniendo una expectativa completamente distinta de lo que eran realmente, sus letras viajaban en las cartas, los besos atravesaban el Atlántico esperando ser correspondidos. Ella misma mencionó repetidas veces que eran dos monstruos, que su amor era monstruoso.

Él le dedicaba novelas, ella le dedicaba poemas. De hecho, su libro Poemas de amor publicado en 1957 dice en la primera página “A Juan Carlos Onetti” y Onetti le dedicó su novela Los adioses publicada en 1954. A veces uno se quedaba en la casa del otro y no salían, se les olvidaba el paso del tiempo. Tomaban vino y leían hasta quedarse dormidos.

Idea lo visitaba en Madrid, ciudad donde el escritor falleció casi quince años antes que ella. Cuando decidió no volver a verlo, le escribió Ya no, el poema que resuena todavía en las paredes de su obra.

Ya no soy más que yo / para siempre y tú / ya no serás para mí / más que tú. / Ya no estás en un día futuro / no sabré dónde vives / con quién / ni si te acuerdas. / No me abrazarás nunca / como esa noche / nunca. / No volveré a tocarte. / No te veré morir.
Ya no. 1958.

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Idea Vilariño amó el tango y la música protesta, tanto que escribió la letra de la canción Los orientales, interpretada por Los Olimareños y tocada en plena dictadura en los años 70 y 80. “Y porque siempre los pueblos saben romper las cadenas” dice esta canción llena de sangre y coraje.

“Sé hacer fuego, pintar paredes, traducir, hacer un jardín, enseñar a un perro, encuadernar, hacer ginebra. Me dividía entre el deseo de muerte, y el amor por aquellas tareas y por la vida. Y el amor. Tanto que amé, tanto que me amaron. Y las clases y los estudios sobre ritmo al mismo tiempo que la poesía desgarrada. Y la necesidad de soledad y la militancia gremial y política”, dice Idea en una entrevista con Jorge Albistur en 1994, citada por Leila Guerriero.

Idea fue una ráfaga de viento, fuerte, indomable, fresca; a veces despiadada y otras veces en busca del amor. Ella amó la vida y al tiempo quería morirse tan pronto como pudiera, sentía entrañablemente el profundo dolor, la dicha, la rabia y así quedaron sus fotos en medio de las páginas que todavía se imprimen, ahí quedó ella, en medio de tanto caos.

A través de tus palabras me veo, me siento, diminuta y tú tan inmensa, protectora de aquellas que sufrimos, hostil y dulce como la ambrosía, fuiste tú, Idea, la maestra de tantos y mártir de otros, fuiste tú quien intensificó el dolor y lo curaste al tiempo.

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