Así lo explicó en una entre vista con EFE en Madrid, donde participó en la Casa de México de la capital española en un encuentro junto a su compatriota Brenda Navarro. Para Félix (Sonora, 1981) existe un cierto masoquismo en hacer "eco el dolor", pero el proceso de escribir "Lengua dormida" también le produjo un montón de tranquilidad y confort al permitirle mantener esa conversación que siente le quedó pendiente con su madre.
"Mientras escribía el libro, lloré todo lo que no había podido llorar antes, fue muy terapéutico" , confiesa.
Para el autor, nunca vamos a estar preparados para despedir a nuestros padres, aunque cree que uno de los problemas es que el tema de la muerte, a pesar del progresismo de la sociedad, sigue siendo "muy conservador" y un "tabú".
"Cada vez hay más terapeutas tanatológicos que te ayudan a superar el duelo, pero nunca vamos a estar preparados. El vínculo de un hijo con sus padres es algo que jamás se está listo para superar", matiza.
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En "Lengua dormida", Félix explica que quiso mostrar esa "visión mexicana" de que la muerte no es solo un drama, sino también una especie de fiesta como sucede en las celebraciones del Día de los Muertos.
" Mi madre siempre está en el libro tomándose unos tragos y la memoria que queda de ella con esta novela no es de la cripta sino más de la fiesta ", asegura.
Despedir a nuestros padres
En el libro, el escritor cuenta cómo su madre tuvo que huir de su primer marido maltratador dejando atrás a varios de sus hijos y cómo, durante toda su vida, cargó con ese duro secreto.
"Entender el pasado de nuestros padres es fundamental para comprender nuestra propia identidad" , afirma el novelista, autor de, entre otros títulos, "Maten a Darwin (2018)".
También subraya que es "muy natural" sentir que no hicimos suficiente por ellos y que nos quedaron cosas por decir, ya que si no lo sintiéramos así, estaríamos siendo muy "arrogantes".
"Yo me pasé los últimos cinco años de mi vida acompañando a mi madre en el hospital, dejé de hacer muchas cosas y me entregué totalmente a su enfermedad y, aún así, siempre sentí que podía haber hecho más" , reconoce.
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Félix asegura que -como buen lector de Kafka- tenemos que aprender a "convivir con la culpa" y saber que es imposible poder librarnos de ella.
Sin embargo, "hay pequeños ritos como la escritura o símbolos como hablar y llevarle cosas a la tumba a tus padres que aminoran ese dolor" , matiza.
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