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Cinco poemas de João Cabral de Melo Neto

Traemos una selección de poemas del escritor brasileño João Cabral de Melo Neto, quien hizo parte de la Generación del 45, fundamental para la literatura en Brasil y América Latina.

João Cabral de Melo Neto

"Tejiendo la mañana"

1
Un gallo solo no teje una mañana:
precisará siempre de otros gallos.
De uno que recoja el grito que él
y lo lance a otro; de otro gallo
que recoja el grito del gallo anterior
y lo lance a otro; y de otros gallos
que con otros muchos gallos se crucen
los hilos de sol de sus gritos de gallo,
para que la mañana, con una tela tenue,
vaya siendo tejida, entre todos los gallos.

2
Y tomando cuerpo en tela, entre todos,
erigiéndose en tienda, donde entren todos,
entreteniéndose para todos, en el toldo
(la mañana) que planea libre de armazón.
La mañana, toldo de un tejido tan aéreo
que, tejido, se eleva de por sí: luz globo.

El mar...

El mar soplaba campanas,
las campanas secaban las flores,
las flores eran cabezas de santos.

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Mi memoria llena de palabras,
mis pensamientos buscando fantasmas,
mis pesadillas atrasadas de muchas noches.

De madrugada, mis pensamientos puros
volaban como telegramas;
y en las ventanas encendidas toda la noche
el retrato de la muerte
hizo esfuerzos desesperados para huir.

Presa del Tapacurá

Cierto río, el Tapacurá,
por el Poco pasaba danzando.
No era allí un río parado,
para chopos y elegías bueno.

Por su lecho pedregoso
cantando iba su contento,
aunque en paro estuviera toda
la vega, Tabocas-Cruz-Poco.

Hoy, dicen que una gran presa
se le bebió hasta el susurro.
Y de sopor en un lago
hasta el nervio le durmió.

Duerme-dicen- en el ancho espacio
que acumuló su riachuelo,
el que, hilo de agua precario,
se volvió orondo y preciso
para que se estabilice, al fin,
la vida anfibia en Recife,
ambigua siempre entre riadas
y decrecientes sequías.

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¿Será que hoy el Tapacurá,
como lago latifundio que es,
falso vacío de alma llana,
puede, como caña mucha,
dar el alma que lo mira
lo que da el cañaveral?

¿En su mentido desierto
aún le late el pensamiento?

Paisaje del Capibaribe-I

La ciudad es atravesada por el río
como una calle
es atravesada por un perro;
una fruta
por una espada.

El río a veces parecía
la mansa lengua de un perro,
a veces el vientre triste de un perro,
a veces el otro río
de acuoso paño sucio
de los ojos de un perro.

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Aquel río
era como un perro sin plumas.
Nada sabía de la lluvia azul,
de la fuente de color de rosa,
del agua de la copa de agua,
del agua del cántaro,
de los peces de agua
de la brisa en el agua.

Sabía de los cangrejos
de lodo y herrumbre.
Sabía del barro
como de una mucosa.
Debía saber de los pulpos.
Sabía seguramente
de la mujer febril que habita en las ostras.

Aquel río
nunca se abre a los peces,
al brillo,
a la inquietud de navaja
que hay en los peces.

Nunca se abre en peces.
Ábrese en flores
pobres y negras
como negros.
Ábrese en una flora
sucia y más mendiga
que los mendigos negros.
Ábrese en mangles
de hojas duras y rizos
como un negro.

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Liso como el vientre
de una cachorra preñada,
el río crece
sin reventar nunca.

Tiene el río
un parto invertebrado y fluente
como el de una cachorra.

Y nunca lo vi hervir
(como hierve el pan que fermenta).
En silencio,
el río carga con su fecundidad pobre,
grávido de tierra negra.

En silencio se da:
en capas de tierra negra,
en botas o guantes de tierra negra
para el pie o la mano
que moja.

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El poema

A tinta y a lápiz
Se escriben todos
los versos del mundo.

¿Qué monstruos están
Nadando en el pozo
Negro y fecundo?

¿Qué otros se deslizan
Soltando el carbón
de sus huesos?

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¿Cómo el ser vivo
Que es cada verso
Un organismo

Con sangre y hálito
Puede brotar
De gérmenes muertos?

El papel no siempre
Es blanco como
La primera mañana.

Es muchas veces
El triste y pobre
Papel de estraza.

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Es otras veces
De carta aérea
Con aire de nube.

Pero es en el papel
En su aséptico blanco
Donde el poema rompe.

¿Cómo un ser vivo
Puede brotar
De un suelo mineral?

No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.

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