Esos dos sellos se suman a los que forman parte de los estand colectivos de diversos países como Argentina, México y Chile. Alboroto es un sello que procura dirigirse a públicos de diversas edades desde libros infantiles hasta libros para jóvenes o adultos jóvenes, siempre con ilustraciones.
Según su representante en Europa, Valentina Colombo, sus temas fundamentales son la historia, el recuerdo y la identidad. La editorial surgió antes de la pandemia y durante la misma estuvo desarrollando diversos proyectos editoriales concebidos antes.
Pese a ser una editorial joven, y a venir por primer vez a Fráncfort, Alboroto ya ha recibido reconocimientos internacionales. La editorial recibió el Premio de la Feria de Boloña, especializada en literatura infantil y juvenil, al mejor trabajo editorial en Centroamérica y Suramérica.
Cataplum es una editorial dedicada ante todo a literatura infantil y juvenil que procura recuperar textos, a veces poemas y canciones, con ilustraciones.
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El primer libro de Cataplum fue "Adiós" en torno a un poema de Candelario Obeso y con ilustraciones de Juan Camilo Mayorga. Obeso, un poeta afrocolombiano, habla de la nostalgia de un emigrante con lo que el libro apunta a uno de los temas claves de la editorial que el tema de la migración. Un libro más reciente de Cataplum, "Antonia va al río", está incluso dedicado a "todos aquellos que han tenido que dejar a la fuerza su hogar".
Sin embargo la coordinadora comercial de la editorial Alejandra Méndez, que representa la editorial en la Feria, dijo a EFE que aunque sin duda se trata de un tema importante el sello, dirigido por Maria Fernanda Paz-Castillo, no quiere ser encasillado.
"No queremos ser encasilladas. Lo que queremos es hacer libros que se noten que fueron hechos en alguna parte y no cierto tipo de ilustraciones que podrían venir de cualquier sitio", dijo a EFE.
Según ella se trata de hacer libros que no se limiten a su solo tema sino que "muestren las tristezas y las felicidades del mundo" y recuerda algo relacionado con "Antonia va al río" y que cuando se deja un lugar "se gana y se pierde algo".
Las editoras de Cataplum se definen como colombo-venezolanas. Méndez lleva cinco años viviendo en Colombia, Paz-Castillo veinte años. La editorial tiene su sede en Bogotá pero los libros tienen también distribución en Venezuela. "Pensamos mucho también en los niños en Venezuela", dijo Méndez.
La presencia en Fráncfort, y todas las actividades paralelas como talleres y seminarios con otros editores de diversas partes del mundo, le permiten a los invitados tener una visión más global del sector y sus problemas. Además, se les abren las puertas de contactos que pueden serles importantes desde el punto de vista de compra y venta de derechos. "Si hemos sido invitados es porque algo estamos haciendo bien. La Feria siempre examina muy bien a quien invita", Alejandra Méndez.
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Otra editorial latinoamericana más veterana, Ediciones Loynaz de Cuba, también forma parte del programa de invitados. La editorial se creo inicialmente con el propósito de publicar en Cuba la obra de Dulce María Loynaz -Premio Cervantes- y de sus hermanos. Entre tanto se ha integrado en el sistema editorial cubano y se dedica ante todo a la edición de autores cubanos.
Entre los títulos que ha traído a Fráncfort su editor Osmany Echevarría ha destacado un libro de entrevistas y crónicas de Pedro Juan Gutiérrez titulado "Escritores peligrosos y otros temas". "Pedro Juan Gutiérrez es un escritor muy conocido en España pero este libro muestra otra faceta suya, la faceta de periodista" dijo Echevarría a EFE. Entre los "escritores peligrosos" a los que le dedica reportajes están Günter Grass, Mario Benedetti, Eduardo Galeno y Juan Gelman.
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