En la iconografía popular, la figura de la bruja suele estar representada como una mujer extremadamente fea, montando en una escoba junto a un caldero humeante o danzando en el aire en compañía del diablo . Esta visión estereotipada encuentra sus raíces en las obras de algunos artistas holandeses del siglo XVI, y más específicamente en las creaciones del pintor flamenco Pieter Bruegel el Viejo (1526/30-1569).
Pieter Bruegel el Viejo, también conocido como "El campesino Bruegel", es el miembro más destacado de la familia Brueghel. Nacido en la actual Bélgica, su obra es conocida por representar la vida campesina y las costumbres populares de la época. Sus pinturas, como "La Torre de Babel" y "Los cazadores en la nieve", son famosas por su atención al detalle y su capacidad para transmitir la vida cotidiana en Flandes.
Santiago en la cueva del brujo, fue creada en 1564 y coincide con la persecución de brujas en Europa.
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Durante la Edad Media, las persecuciones de brujas fueron raras. No obstante, la brujería comenzó a tomar protagonismo en el contexto del Renacimiento, y alcanzó su punto más alto durante el período de transición del feudalismo al capitalismo.
Baldung Grien (c. 1484-1545) fue un artista que trabajó en varios géneros, incluyendo retratos, paisajes, temas religiosos y obras con temáticas macabras y fantásticas. Su estilo artístico se caracteriza por su atención al detalle y su capacidad para crear imágenes detalladas y realistas.
David Teniers el Joven (1610-1690) el Joven se destacó por su habilidad para capturar la vida cotidiana de la época y su atención al detalle.
Según Rossell Hope Rollins, la caza de brujas se autofinanciaba y llegó a ser una actividad comercial importante, en la que trabajaban muchas personas que se disputaban los ahorros de los reos. Las propiedades eran repartidas entre clérigos, guardianes, escribranos, verdugos del tribunal y entre quienes cortaban la leña para la hoguera.
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