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Mitos y verdades de Santa Lucía en 'La Monja II'

A propósito del estreno de la nueva película de "La Monja" queremos contarles acerca de la historia de Santa Lucía y lo que es verdad de la trama del filme.

La monja 2
Fotograma de "La Monja II", la novena entrega del mundo de "El Conjuro".
Warner.

La Monja II ha sido un éxito desde su estreno el pasado 9 de septiembre, esta película hace parte del mundo cinematográfico de El Conjuro y su descripción dice que es la historia más tenebrosa de este universo. La Monja II se sitúa en Francia en los años 50 y sigue la historia de la hermana Irene quien tiene visiones acerca de los males que hace Valak, la monja del demonio.

La película ronda en torno también a la historia de Santa Lucía, la patrona de la visión. Según La Monja II "la familia de Santa Lucía le robó los ojos y se dispersó porque no moriría si le prenden fuego. El bibliotecario sugiere que el demonio está matando a los descendientes de Santa Lucía porque quiere una antigua reliquia, los ojos, que se supo por última vez que estaban almacenados en un monasterio, que se revela como un internado en la actualidad".

Hay similitudes entre la historia de la película y la leyenda de Santa Lucía, aquí le dejamos las distintas versiones que hay del mito de la patrona de la visión.

Cuenta la leyenda de Santa Lucía que la madre enferma de Lucía la ofreció en matrimonio a un joven pagano y ella, para librarse de esa unión persuadió a su madre a que rezara en la tumba de Águeda de Catania y así podría sanarse. Su mamá fue curada. Lucía, entonces, pidió liberarse del compromiso y su madre aceptó pero, no el joven que la denunció al Procónsul Pascasio debido a que era cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano.

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El martirio de Lucía no está atestiguado por fuentes contemporáneas o inmediatamente posteriores a la persecución de Diocleciano, sino por relatos hagiográficos. El más antiguo de estos relatos es un martyrion griego, y su redacción latina correspondiente es al menos un siglo más tardía.

Cuando Lucía fue arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascasio le ordenó que hiciera sacrificios a los dioses. Entonces Lucía dijo: "Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes".

Irritado Pascasio, ordenó a sus soldados a que la llevaran a un prostíbulo para que la violaran y luego se dirigió a Lucía diciéndole: "Te llevaré a un lugar de perdición así se alejará el Espíritu Santo". Los soldados la tomaron para llevársela, la ataron con cuerdas en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían moverla: la muchacha permanecía rígida como una roca.

Al enterarse de lo sucedido, Pascasio ordenó someterla a suplicio con aceite hirviendo, pero no logró hacerla desistir. Condenada a ser martirizada, antes de morir profetizó su canonización y su patronazgo como protectora de Siracusa, junto con la caída de Diocleciano y Maximiano.

El relato griego —que data del siglo V— y el relato latino —datado del siglo VI al VII— son idénticos en lo fundamental, aunque difieren en algunos detalles finales: según el martiryon griego Lucía fue decapitada, en tanto que según la passio latina, fue martirizada por uno o varios golpes de espada.

Hay tantas historias sobre los ojos de Santa Lucía. Sabemos que es la patrona de la vista. La relación entre Lucía y los ojos, que hace de esta santa la protectora de la vista, se explicita en la iconografía de la Edad Media y deriva quizá de la cercanía etimológica del nombre griego «Lucía» con el término latino lux (luz).

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Existe la leyenda de que fue la belleza de los ojos de Lucía la que no permitía descansar a uno de sus pretendientes, por lo que ella se los arrancó y se los envió. Lleno de remordimiento e impresionado por el valor de Lucía, el pretendiente se convirtió al cristianismo. Una leyenda medieval decía que, cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo.

Otra versión afirma que el procónsul Pascasio ordenó a sus soldados que le arrancaran los ojos a Lucía, pero luego de que lo hicieron, Dios le concedió unos nuevos ojos aún más hermosos que los que tenía antes.

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