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Marisa Paredes: "La extrema derecha quiere eliminar la cultura"

Invitada especial en la XV edición del Festival de cine Lumière, la actriz española Marisa Paredes ha aprovechado su paso por Lyon para echar una mirada atrás a su larga carrera sin olvidar la situación política española y el convulso panorama mundial por las guerras en Ucrania y Oriente Próximo.

Marisa Paredes
La actriz española Marisa Paredes en la alfombra roja de la presentación de la película "The Killer" en el Festival de Cine de Venecia. Septiembre 3, 2023.
TIZIANA FABI/AFP

La intérprete habló con EFE en el hotel donde se aloja y la conversación tocó también su infancia, marcada por las películas de Chaplin y sobre todo por el efecto que le causó "Lo que el viento se llevó".

“Recuerdo que el personaje de Scarlett O’Hara decía: 'Juro ante Dios que nunca pasaré hambre, ni yo ni los míos'. Y yo la sentí muy cercana, tal vez porque en mi casa tampoco sobraba la comida”, recordó la actriz, que tuvo que dejar los estudios y ponerse a trabajar de aprendiz de modista a los 12 años para "aportar algo a casa".

"Eso me hizo tener un sentimiento de clase muy profundo. Nunca olvido de dónde vengo. Me hizo sentir muy fuerte. Vivir y nacer en una dictadura tan potente me hizo querer ser libre por encima de todo", confiesa la actriz a sus 77 años.

Tras confirmarse como una intérprete de renombre en el teatro, a Marisa Paredes se le "resistió" la gran pantalla hasta que aparecieron en su vida a principios de los años 80 Pedro Almodóvar y Agustí Villaronga, con quienes rodó "Entre tinieblas" (1983) y "Tras el cristal" (1987), respectivamente.

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"Mi carrera está muy ligada a momentos concretos de la historia desde el punto de vista social y político. Almodóvar no se hubiera producido, no hubiera sido, sin democracia en nuestro país. Surgió entonces una posibilidad enorme de apertura, de libertad", relata.

Fue a raíz de "Tacones lejanos" (1991), a las órdenes el director manchego nuevamente pero ocho años después de su primera colaboración, que su carrera despegó a nivel internacional y empezó a recibir llamadas para trabajar con directores como Daniel Schmid, Roberto Begnini o Philipe Lioret.

Marisa Paredes explica su conexión con Almodóvar, que llegó a un "punto mágico" con la "Flor de mi secreto" (1995), como "una historia de amor, de encuentro" en la que hubo una "corriente especial de trabajo".

Después de trabajar en más de 70 películas sigue pensando en nuevos proyectos. Le gustaría hacer cine negro o encarnar a una abogada "defendiendo derechos" y sigue enamorada del séptimo arte.

"El cine es la posibilidad de emocionar, de enseñar, de pensar, de divertir, de llorar. El cine es el gran lenguaje universal", afirma con aire grave antes de abordar los temas que más le inquietan en este momento: la situación política en España y los conflictos bélicos en el mundo.

La cultura corre "peligro" en España


Marisa Paredes considera que la cultura corre "un peligro evidente" en España porque "la extrema derecha dice que si llegan al poder lo primero que van a eliminar es el Ministerio de Cultura. Lo dicen claramente (...) Porque la cultura es un peligro para la gente que quiere quitar la libertad, o que va contra la libertad y los derechos".

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"Echo de menos el compromiso de los intelectuales", prosigue Paredes. "Hay como una especie de apatía. Siento que en la dictadura la gente se batía, salía a la calle arriesgando en la calle muchísimo. En la democracia es como que todo se ha conseguido, y creemos que está ahí y que nadie la va a tocar. Y eso no es cierto", se lamenta.

La actriz se rebela también contra los conflictos bélicos. Durante su etapa como presidenta de la Academia Española de Cine entre 2000 y 2003 participó activamente en las manifestaciones contra la guerra en Irak.

"Ojalá pudiéramos haber dicho ahora no a la guerra en Ucrania y en Gaza. Eso es terrible porque además eso no es guerra. Eso es una invasión brutal. Les asusta la palabra genocidio pero es un genocidio, cuando uno va a aplastar a millones de personas, a cientos de miles de personas inocentes sin posibilidad de defenderse", afirma.

Marisa Paredes considera que es "importante" que la gente con proyección pública, respetada y admirada "denuncie las cosas", porque, de lo contrario, "de qué sirve que tengas una cierta prerrogativa con la gente"

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"Yo no quiero que nadie piense como yo, que piensen como ellos, pero que piensen", declaró la actriz, que reconoce que lleva "el compromiso en el alma".

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