La vida de Jagna es la nueva producción de los creadores de Loving Vincent, la película animada arthouse que se convirtió en un éxito global con 42 millones de USD recaudados en todo el mundo. En esta ocasión, la técnica animada basada en cuadros pintados al óleo vuelve a sorprender por su belleza y originalidad.
Una de sus animadoras, la mexicana Mayra Hernández, contó su experiencia haciendo parte del equipo de la película y mencionó los retos para hacer un largometraje de este tipo.
Pregunta: ¿Cómo llega a convertirse en una de las artistas que hace posible que veamos La vida de Janga?
Empezó en el 2015 cuando los directores abrieron una convocatoria a nivel internacional para participar en Loving Vincent, me interesó el proyecto y mandé mi portafolio, afortunadamente me llamaron, pasé las pruebas y empecé a formar parte de esta película.
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Iniciando la pandemia me mandaron un correo electrónico invitándome a regresar y a participar en esta nueva película que llevaba siendo planeada varios años y que se transformó en lo que ahora podemos ver en la pantalla.
¿Cómo es el proceso de animación en una película como esta?
Tanto en Loving Vincent como en La vida de Jagna, los directores grabaron la película con actores y pantallas verdes. La fragmentaron en pedazos, como shots, y luego esas tomas nos las daban a nosotros los pintores para transformar la pantalla verde en rocas, por ejemplo. En el caso del Loving Vincent era darle el estilo impresionista, para mí fue más sencilla porque La vida de Jagna tiene más detalles y por ende exige más tiempo.
Fue por escenas particulares, por ejemplo, la toma del inicio se divide varias partes y cada una era asignada a un pintor. Me tocaban animaciones de seis segundos, que es poco tiempo, pero en cuanto a pintura sí es mucho trabajo.
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¿Cómo se realizó la organización de los pintores para lograr la uniformidad de La vida de Jagna?
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Todo fue por medio de supervisores, o sea, arriba de nosotros estaban las personas que revisaban el parecido de los colores y el estilo de la película. Si en algún momento nos equivocábamos, nos reuníamos y se solucionaban las dudas.
Hablemos sobre su experiencia y el trabajo que realizó en esta película.
Yo estudié animación tradicional, entonces no tenía esta experiencia de la pintura, así que también fue un aprendizaje para mí. Tengo la fortuna de que se me da y con lo que sabía en animación pude hacer la mezcla y fue justo lo que querían aquí.
La vida de Jagna es una película que funciona como una radiografía de la historia de una mujer en un entorno hostil y un contexto patriarcal, ¿cómo fue, como mujer, cargar con esta historia?
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De hecho, casi la mayoría del estudio es conformado por mujeres, creo que un 90% del equipo de trabajo éramos mujeres. En algún momento vimos la película, creo que por diciembre del 2021 o 2022 y recuerdo que me dolió mucho lo que sucedía cerca al final, uno pone bastante de sí misma en el proceso de creación en un filme como este.
¿Cuál fue el mayor reto técnico de llevar a cabo las pinturas que conforman La vida de Jagna?
Fue complicado, pero la directora nos dio mucha libertad en cuanto a poner de nosotros mismos en lo que estábamos haciendo porque es parte de nuestra creatividad. A veces cuando no le gustaba del todo se conversaba, pero en general se daba mucha libertad para que tú pudieras expresarte con la escena.
En mi caso, como no soy pintora a veces sentía que no podía armonizar los colores, no daba la potencia que quería por medio de la pintura, con respecto a los actores también era complicado a la hora de animar las expresiones y lo que transmitían para que se sintiera real en la película.
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¿La película se realizó el digital solamente o también se pintó a mano?
Todo el proceso fue manual, nos daban los óleos y los materiales para hacer los cuadros a mano, luego se procedía a animar y eso también es maravilloso, poder lograr una película que es pintada a mano es un reto por eso se decidió que sería la última realizada en este estilo, es costosa y lleva mucho trabajo, por eso es importante que la gente la vea.
¿Qué fue lo mejor, para usted, del proceso de realizar La vida de Jagna?
Es toda la experiencia, o sea, me vine acá a Polonia y no esperaba quedarme tanto tiempo, conocí la cultura polaca, sobre sus tradiciones y la música. También se me hizo muy enriquecedor tanto conocer a mis compañeros polacos como sentarme a pintar diez horas al día.
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