En una sala oscura donde solo se ven jaulas enumeradas, se asoman unos tacones rojos y unas piernas largas. El miedo inunda el palomar y cada una se retrae en su celda, con angustia de quien puede llegar, ¿serán los abusadores? ¿será la libertad? o por fin ¿llegará la muerte?
Juguetes rotos es un retrato de la memoria trans después de la Guerra Civil española, entre 1960 y 1970, Carolina Román escribió la historia basándose en los archivos y los relatos de sobrevivientes que encontró en medio de la investigación para su obra.
“Lo que quería contar era la historia de este colectivo en una época en que no era nada fácil. En la época franquista española existió la Ley de Vagos y Maleantes que consistía en que podías ir a la cárcel por tener comportamiento antisocial y allá te torturaban, te violaban y hasta te asesinaban sin ningún tipo de cuidado. El colectivo trans entraba en esta ley, así que decidí investigar los archivos policiales de esa época en la Cárcel Modelo de Barcelona y me di cuenta de que había muchísimos casos de suicidio que eran en realidad asesinato. Así que decidí contar la historia de una manera más benevolente, entre la amistad y la libertad de dos transexuales que sobreviven a esa crueldad ”, comenta la directora acerca del proceso investigativo para la obra.
Esta es la primera representación en teatro que se ha hecho sobre este tema en España y por lo mismo es sumamente importante para dar visibilidad desde una historia sencilla y conmovedora, asimismo se debe escarbar en aquella memoria que se ha ocultado y que es, también, una memoria de nación. La directora comenta que es un archivo que hay que abrir, leerlo, informarse, conocer la historia, “es necesario saber dónde estamos para saber por donde seguir”, comenta.
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Las representaciones de teatro acotan también a la reivindicación de los derechos, Juguetes rotos es una apuesta por mostrar una realidad cruel por medio de dos historias distintas trazadas por el mismo deseo de sentirse mujer y unidas por la hermandad. La directora también menciona que como artista se ve en el deber de contar su época y dejar constancia para quienes sigan.
“Personalmente creo que los derechos han sido ganados a base de mucho sufrimiento, de muertes, los derechos están salpicados con sangre y necesitamos que las generaciones siguientes reivindiquen esos derechos porque no son eternos. Ahora mismo hay muchos países en donde ser homosexual trae consigo una pena de muerte, cárcel, multa y no se nos puede olvidar esto está aquí y está pasando ahora”, dice Román.
La memoria oficial y los reportes no alcanzan a contar la realidad y menos en términos de los derechos LGBTIQ+, así que Román escarbó en los testimonios y habló con algunos sobrevivientes para después sentarse a ficcionar y escribir la historia de Juguetes rotos porque piensa que el cuento debe ser fácil de entender para todo el mundo y poder conectar con el público .
Esta obra se ubica en medio de una cantidad incontable de jaulas alrededor de los personajes queriendo reflejar la cárcel, pero también lo reprimida que está la libertad y lo encerrada que está la idea de ser nosotros mismos. “He estado en contacto con la Fundación 26 de diciembre que vela por los derechos de las personas trans de la tercera edad y muchos de ellos no quisieron entrevistarse conmigo porque están casados y tienen hijos, entonces esa jaula sigue dentro de ellos, muchos no se han atrevido a ser”, menciona la directora.
Otro tema fundamental en la historia es la forma en que nos vemos y la manera que nos proyectamos al mundo, para Román todo empieza por la disforia y el no sentirse cómodo con el cuerpo “todo lo que compone el rechazo a sentirse mujer y tener un cuerpo de hombre o viceversa tiene ese trasfondo, no es como te vean sino como tú quieres ser visto”.
La historia de Juguetes rotos es también un llamado a la hermandad y la amistad entre estas dos mujeres que se juegan la vida en dos contextos totalmente diferentes , pero que se identifican igual y siguen el sueño de sentirse mujeres y defender su identidad.
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Ahora bien, la obra de Carolina Román ha recorrido el mundo, viajó a Londres estrenando por primera vez la historia en inglés y protagonizado por personas trans, también fue a México y repetirá temporada en España. Llega a Colombia con un retrato bellísimo de juntanza y amor de hermanas que espera iluminar el Teatro Mayor de Bogotá los próximos 16 y 17 de junio a las 8:00 p.m.
Las plumas de desprenden dentro de la jaula, el ave chilla por la reja hasta que libera sus alas y sus patas, se eleva en canto de esperanza ya que por fin puede extenderse a la grandeza, silva al unísono entre la pared de rejas y descansa tranquila a la luz de la luna.
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