"Este coro está integrado fundamentalmente por hijos e hijas de firmantes de la paz y de víctimas del conflicto colombiano", explicó a Efe uno de los padres de las niñas, Carlos Villarraga, quien describió la experiencia como "enriquecedora, enternecedora, pero sobre todo de esperanza"."Es la esperanza de que las nuevas generaciones jamás tengan que volver a transitar por los caminos de la guerra", aseguró este hombre, padre de Nancy Villarraga, que es "fruto del acuerdo de paz", ya que nació tras la firma del Acuerdo de Paz de La Habana en 2016.Se trata de un coro integrado por medio centenar de niños y niñas, formados en el Centro Filarmónico de La Paz, y que se presentó el 24 de noviembre de 2021 en la Plaza Bolívar con motivo del quinto aniversario del acuerdo de paz, pero que hoy ha visto su lanzamiento oficial en la sede de "Fragmentos", un monumento hecho por la artista Doris Salcedo con el metal de los fusiles que dejaron las FARC tras su desmovilización.El lanzamiento fue "muy simbólico", pues se hace en este edificio, cuyo piso está "construido con las armas fundidas de lo que antes fue la guerra", explicó el director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, David García, y que hoy tiene a "hijos de quienes hicieron la guerra, cantándole a la paz".En este coro infantil, apoyado por la ONU y la Fundación FORD, hay una decena de hijos de excombatientes, que se presentaron este jueves y que, a pesar de que no cantaron, son un "símbolo de futuro" y una muestra de este "laboratorio de paz desde la música"."Esto puede ser un laboratorio de paz, donde se encuentran niños que son hijos de los firmantes de la paz, con otros procesos de la Filarmónica de diferentes localidades y de diferentes barrios", dijo García.Conscientes del "baby boom" que se produjo tras la firma de la paz, desde la Filarmónica hicieron un llamado a los firmantes del acuerdo que estaban en Bogotá para que inscribieran a esos niños que ahora tienen entre 4 y 6 años y que pensaron que "podrían vincularse y debían tener la oportunidad de hacer música con otros niños"."Tener un coro de hijos de mujeres y hombres excombatientes en este escenario (...) manda un mensaje muy poderoso", aseguró durante la presentación el representante especial del Secretario General de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu.Es también un recordatorio, explicó el representante, de "la importancia de la educación, de la cultura, de las artes para romper ciclos de violencia".Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK.
Hay más puestos vacíos de los que uno espera. Rostros familiares unos cuántos, de esos que uno ve, lee o escucha a diario en todo el país. El auditorio da paso a un hombre que concibe la paz como un trabajo al que le ha apostado desde hace varias décadas. Todos escuchan en silencio: “Somos un cuerpo como país y como nación y no nos importa, lo cual es absolutamente incomprensible. (…) Somos un cuerpo y este cuerpo está enfermo y no nos importa. Esto no puede seguir así. Y no puede seguir en los niveles de dolor y de sufrimiento en que estamos”, dice Francisco de Roux con la voz agrietada. El sacerdote también explica las pulsiones de una guerra con relatos locales donde el dolor es el protagonista y se toma el tiempo necesario para recordar que la verdad no es una política que beneficie a solo un sector y quizá nos recuerda algo mucho más importante entre líneas: no hay nada más político que apostarle a la paz en un país en guerra.También me hace pensar que no emociona lo que no es genuino, porque los sentimientos están conectados con ese acuerdo humano tácito de escuchar al otro mientras relata aquello que hierve dentro de sí, esa pulsión de la sinceridad que construye puentes inquebrantables entre las personas. De Roux, es genuino. La Comisión de la Verdad, en su cabeza, fue conformada en el 2017 como un sistema integral de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición (SIVJRNR), con un total de once comisionados elegidos bajo un comité especial de escogencia en el que participaron representantes de entidades nacionales e internacionales. Tras varios años de trabajo en territorio para entender y procurar explicar el conflicto este 28 de junio se presentará su informe final.Este informe fue el motivo de la conversación que reunió a directores de medios, periodistas y demás interesados en la forma de abordar este hito en la historia del país y el mundo. El informe constará de varios capítulos que abordaran los distintos ejes temáticos propuestos por la misma Comisión para explicar el conflicto: Narrativa histórica, Violaciones a los DDHH y al DIH, Mujeres y población LGBTQ+, Étnico, Niños, niñas y adolescentes, Impactos, afrontamientos y resistencias, Exilio, Testimonial, Territorial y Recomendaciones para la no repetición. Todo esto a partir de más de 20.000 testimonios recogidos de todos los actores inmersos en más de 50 años de conflicto en todo el territorio nacional.Entre narrativasSi hay un momento coyuntural (término que se ha popularizado tanto en los últimos meses en academias y medios nacionales) es este. Cuando uno se enfrenta a la “verdad” no como un absoluto, sino como una serie de matices que van llenando los espacios de un lienzo similar a la memoria, suele caer en la tentación de minimizarla y hacerla intrascendente por la ausencia de comprensión de ese “todo” que no es más que la suma de fragmentos. Un símil de ello fue lo que ocurrió entre los paneles que transcurrieron todo el día donde salieron a flote ciertos problemas de aquellos que conocen a fondo el negocio de los medios de comunicación.Después de la introducción de De Roux, Thierry Cruvelier, invitado internacional, resaltó la importancia del modelo de la Comisión y lo comparó frente a otros modelos similares en conflictos del mundo. Enfatizó en el papel de los medios para transmitir los relatos de la victimas (la televisación de las audiencias) y la falta de relevancia que puede haber con el paso del tiempo al informe y las recomendaciones que en nuestro caso en particular no son vinculantes, es decir, que el Estado no tendrá la obligación de ponerlas en práctica sí así lo dispone. En los paneles posteriores surgió con más fuerza el tema de la relevancia asociado esta vez a la extensión final del informe haciendo alusión al poco tiempo que habría entre la lectura y compresión del mismo para su transmisión en distintos formatos y canales a las audiencias. A ello se le sumó la queja común de un interés en politizar las posibles recomendaciones junto a la elección de la fecha de publicación como errada por la misma coyuntura electoral. Quizá la ingenuidad haga parte de la esperanza y aunque en el aire quedó una promesa de hacer lo posible para transmitir el mensaje del informe, el ambiente parece indicar (y espero equivocarme) lo contrario. Las narrativas en el mundo no son producto de la generación espontánea, y la conclusión al menos tácita es que no se está dispuesto del todo a crearlas a partir de un clima favorable para el informe. Aún no logro comprender la equivalencia de la importancia de la verdad y su posible recibimiento en términos de interacciones en redes y tráfico. La reconstrucción de la memoria no se trata de una métrica y tampoco debería ser un negocio. Aun no comprendo la extensión de un documento cómo problemático para salas de redacción o poner en duda la interpretación del conflicto con miles de testimonios como base por su enfoque. Tampoco, por supuesto, se trata de digerir entero y canonizar un documento que aún se desconoce. Sin embargo, esa duda frente a lo que intenta comprender aquello que se rompió hace rato es síntoma inequívoco de un cuerpo que no solo está enfermo físicamente.El país de las últimas cosasEs, por el contrario, tal cual lo describía Paul Auster con Anna Blume, ese personaje embarcado en un lugar donde todo se desdibujó tanto que la esperanza de que algo cambie es escaza:Ese apartar la mirada es un refugio. La introspección colectiva es un paso gigante para el cambio y el informe quizá sea también un espejo que nos afronta desde un reflejo que carga con años de violencia y dolor. De allí esa reacción desde aquellos que generan, transmiten y comparten la información. No obstante, ojalá, estemos no a la altura, si no conscientes de las circunstancias de lo que implica enfrentarnos a la verdad y su importancia en ese cuerpo llamado Colombia. Lo que debe saber del Informe final de la Comisión de la VerdadRecuerde que puede conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Regresa el ciclo de cine "Que Haiga Paz: verdad, resistencia y reconciliación", una búsqueda en la memoria y la identidad audiovisual del país. Este ciclo se realizará bajo la alianza de Idartes y la Comisión de la verdad. Gracias a esta muestra de cine, el público recorrerá los senderos de la resistencia, la memoria y la reconciliación que confrontan el posconflicto armado colombiano y el de otros países.A través de relatos cinematográficos se hablará de las heridas profundas de la guerra; y de cómo a partir de ellas, se van tejiendo iniciativas colectivas de resistencia, dignidad, resiliencia y solidaridad para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia, la justicia, la reparación y la no repetición de un capítulo que Colombia necesita cerrar.“El séptimo arte nos permite vernos y reconocernos, evidenciar lo que nos ha pasado y trazar nuevos imaginarios y caminos hacia la reconciliación. Que Haiga Paz, en su tercera versión, nos revela como país en todas las complejidades de lo que ha significado el conflicto armado en Colombia y, sobre todo, en muchos de los factores de persistencia tales como la exclusión, el racismo, la inequidad, el patriarcado, entre otros. Así también, ha visibilizado las formas de resistencia de muchas comunidades afectadas. El cine ha nombrado el conflicto de diversas maneras, refleja a quienes lo han padecido e interpela a quienes nunca han logrado, por una u otra razón, comprender que esta guerra nos implicó a todos y marcó nuestras vidas.En el último año del mandato de la Comisión de la Verdad y como preparación a la entrega del Informe Final, queremos que el ciclo de cine Que Haiga Paz aporte a la conciencia y a la movilización ciudadana, por un mejor país que construyamos todos. Hay futuro si hay verdad”, señala Lucía González, comisionada de la Comisión de la Verdad.Esta muestra fue curada especialmente por Andrés Eduardo Pedraza Tabares, quien plantea la pregunta: ¿Qué queda después de la guerra? Y reflexiona si quizá queda un abrazo destrozado, la mirada en blanco, del duelo inconcluso, del miedo, del silencio y el vacío: El anhelo de un pueblo que, en medio de las ruinas, insiste en ponerse en pie y reconstruir. La dignidad que abre trochas a través de la impunidad para buscar la reconciliación.El ciclo exhibirá más de 35 obras audiovisuales, que estarán divididas por cinco trochas de resistencia para encontrar la verdad y la reconciliación. Estos senderos llevarán a un viaje por territorios agrestes, que se bifurcan, convergen y que se adentran en lo profundo de un pueblo que busca la paz.Las cinco trochas denominadas: Identidades en resistencia; Arraigos, afectos y rupturas; Movilización y solidaridad; Hechos y responsabilidades; Otras miradas y perspectivas; permitirán al espectador elegir diferentes posibilidades de recorridos y experiencias. Además de los ejes temáticos principales: resistencia, verdad, reconciliación, Que Haiga Paz, proyecta senderos alternativos, una suerte de rutas alternas que conectan diferentes obras en subtemas como relaciones familiares, migración campo a la ciudad, juventud, género y diversidad sexual, entre otros.“Para el Idartes es motivo de orgullo el trabajo que se ha realizado con la Comisión de la Verdad. Esta alianza nos ha permitido trabajar en equipo y continuar con el fortalecimiento del tejido social, la construcción de la memoria y la reparación simbólica, además de aportar a la reflexión sobre el conflicto por medio de las artes audiovisuales”, afirma Ricardo Cantor Bossa, gerente de Artes Audiovisuales del Idartes.Esta selección de películas estará acompañada por una serie de conversatorios presenciales que se enmarcan en cada una de las trochas. El 12 de mayo a las 7:00 p.m., se dará la apertura oficial del ciclo desde la Sala Capital de la Cinemateca de Bogotá, con la proyección de Los patrones de la guerra. Enseguida, habrá una conversación entre María Jimena Duzán, periodista y líder de opinión, el mayor (r) Soto Bracamonte, excomandante del Gaula Casanare, Jorge Iván Laverde (El Iguano), excomandante AUC, acompañados en la moderación por María Camila Moreno, directora del Centro Internacional para la Justicia Transicional - ICTJ.Además, en simultánea al ciclo en la Cinemateca de Bogotá, se suma el Museo de Arte Moderno de Medellín y la cinemateca del Museo La Tertulia de Cali, con una programación propia a partir de la propuesta curatorial y durante la misma franja de tiempo.¿Qué películas se podrán ver en este ciclo?Tantas Almas (Dir. Nicolás Rincón) 2019 José, un viejo pescador, regresa a su casa después de una larga noche de trabajo. A su llegada descubre que los paramilitares mataron a sus dos hijos varones, Dionisio y Rafael, y arrojaron sus cuerpos al río. En medio de un profundo dolor José decide partir en su búsqueda. Quiere, como sea, enterrar los suyos como lo merecen e impedir que se queden errando como tanta alma en pena. Es la historia de este viaje en solitario. Sobre su canoa, José descubrirá la magia de un país hecho pedazos.Bajo el silencio y la tierra (Sous Le Silence Et La Terre) Dir. Gisela Restrepo TriviñoBajo el silencio y la tierra sigue el viaje de la realizadora hacia la fosa común en donde fue enterrada su tía. Desde Francia, país de exilio de sus padres, hasta Colombia, tratará de reconstruir el rompecabezas de una historia familiar marcada por el conflicto armado.Arraigo. Dir. Maria Fernanda Pinilla Segura (Cortometraje)El movimiento insurgente en Colombia ha caminado durante los últimos sesenta años. Este caminar hace que la casa sea lo que se carga al hombro donde se vaya. Ahora, con el proceso de paz, el movimiento se detiene y el concepto de casa puede tener un lugar, una tierra, un arraigo para esta y las próximas generaciones.Matar a Jesús, Dir. Laura MoraPaula, una joven estudiante de 22 años, presencia el asesinato de su padre, un popular profesor de ciencias políticas de una universidad pública de la ciudad de Medellín. Desde la distancia, ella logra ver al asesino. Devastada por el dolor tras los hechos, Paula y su familia tendrán que enfrentar la indolencia oficial, el caso pronto quedará archivado.A la llegada de la navidad, tan sólo un par de meses después del asesinato, Paula de manera accidental se cruzará con Jesús, el joven asesino de su padre. Paula decide acercarse a este hombre, inicialmente motivada por un instinto casi primitivo, y eventualmente ser capaz de cruzar la línea moral y ética de matar a un hombre. El encuentro entre víctima y victimario, llevará a Paula a definir los límites de su propia humanidad. A pesar de sus obvias diferencias, Paula encontrará similitudes con el joven asesino, se verá reflejada en él y comprenderá que éste, al igual que ella es una víctima más de una sociedad violenta y corrupta. En sus manos yace ahora la decisión de romper o perpetuar el círculo vicioso de la violencia. Inspirado en hechos reales en la vida de la directora y guionista Laura Mora.Oscuro animal. Dir. Felipe GuerreroEsta es la historia de un viaje desde la selva a la ciudad de tres mujeres que deben escapar del acoso de la guerra rural colombiana. Cada una por su cuenta emprenderá un viaje en búsqueda de sosiego. Una vez llegadas a Bogotá tomarán respiro para enfrentar el nuevo curso de sus extraviadas vidas.Los Patrones de la Guerra: Vivir sin guerra es posible, de María Jimena DuzánEste largo recorrido descubriendo los factores que prolongaron y degradaron la guerra en Colombia, termina en un rincón del país donde podemos ver una puerta al futuro: la Amazonia. Desde el paraíso perdido de los departamentos de Vaupés, Guainía y Guaviare, donde tiene lugar el territorio indígena continuo más largo del mundo, despedimos #LosPatronesDeLaGuerra para no repetirlos.
La Paz sigue siendo una promesa congelada en Colombia. Tras cinco años de la firma del Acuerdo de Paz, perduran los vacíos en la implementación de lo que se pactó en medio de las conversaciones entre los líderes de las FARC —hoy partido COMUNES— y los designados por el Gobierno del presidente de ese momento, Juan Manuel Santos. A pesar de las inconsistencias, el arte ha sido siempre un espacio de articulación y construcción simbólica de nuevos relatos sobre el país, y particularmente, sobre nosotros mismos.Parte de esa labor ha consistido en imaginar la participación de los reinsertados y sus familias en distintos espacios de la vida civil. Con su regreso de la selva, la posibilidad de una vida se abrió ante ellos, la maternidad, la paternidad, el emprendimiento y muchas otras perspectivas de la vida que habían quedado ocultas con los combates, aparecieron de repente. Las artes han estado allí. La música y la literatura han sido escenarios para que los excombatientes cuenten sus historias de vida y las transformaciones que la paz les ha ofrecido. Sin embargo, la mayoría de altavoces han estado concentrados en los adultos y sus voces, pero gracias a la Orquesta Filarmónica de Bogotá, los más pequeños, los niños que nacieron durante el proceso y firma del acuerdo de paz, han encontrado un nuevo espacio para cantar a la vida y a la paz. El coro Hijos de la Paz, ha sido el punto de encuentro para ellos, no solamente con sus iguales, sino con sus voces, la música y la danza. Hablamos con Sandra Patricia Rodríguez, directora del ensamble, sobre la iniciativa y el papel de la música en escenarios de posconflicto. En medio de la conmemoración de los 5 años de la firma, la Alcaldía de Bogotá convocó un concierto en la Plaza de Bolívar, el pasado 24 de noviembre. Sobre la 1:00p.m. de la tarde, llegaron al escenario los 48 niños y niñas que conforman el coro. El repertorio estuvo conformado por tres canciones: "Palomita de la Paz", del compositor Jairo Andrés Sáchica, "Te llevo Aquí de Charito Acuña" y "Toy Contento", del compositor Luis María ¨Billo¨ Frometa; una selección guiada por mensajes de esperanza que recuerda la necesidad de unidad.Sobre la creación del grupo, la maestra Rodríguez cuenta, "nos reunimos con el director de la orquesta para hablar acerca de cómo era el proyecto, cuál era el propósito y luego me entregaron la lista de los niños que iban a participar. Lo más importante, en este momento era poder conocerlos y realizar un diagnóstico acerca de todos los aspectos musicales, de disciplina, de seguimiento, de instrucciones, y musicalmente está temas como afinación, ritmo e imitación, movimiento corporal; y después empezamos hacer prácticas para ver el nivel de desarrollo.Dentro del ensayo se tomó la decisión de que los niños de 7 años en adelante estarían en otro grupo. Este coro se une con una selección de la filarmónica infantil que iba trabajar con los Hijos de la paz. Desde el principio para todos fue claro que este era un grupo nuevo en el que íbamos a trabajar, montar un repertorio y hacer un concierto, y teníamos que prepararnos para esto. El coro se consolidó, el grupo de iniciación de nuestra orquesta se encargó de los más pequeños, y junto a Mario Lo Russo y Jesús Ortíz, trabajamos con el grupo de los niños más grandes que oscilan entre los 7 a 16 años".La música clásica ha sido percibida, durante mucho tiempo y por buena parte de la sociedad, con distancia y cierto ruido. Sin embargo, la iniciativa de la Filarmónica se propone acercar a la gente a estos sonidos, compartiendo con ellos las nociones y mensajes que subyacen en esas melodías. Frente a la percepción se recelo, Rodríguez asegura que "La distancia ante la música clásica tiene que ver con formación, con falta de cultura en este aspecto musical, por esa razón nos vemos tan alejados. La verdad considero, de acuerdo a mi experiencia, que la música la acerca el director del coro, porque es quien entiende, ama, vive y vibra con la música clásica, así puede acercarla a los niños de manera muy fácil, porque lo niños se enamoran de lo que se enamora el profesor".Tenemos en nuestra mano, como directores, el poder de enamorar a los niños de tantas cosas tan importantes que no solamente es la música clásica, sino esta disciplina que nos lleva a ser mejores seres humanos, darles ejemplo, mostrarles que el coro musical es un ambiente de paz, de alegría, de unidad, de diversión, de mucho estudio y rigor, pero una no pelea con la otra, sino que todo hace parte y es necesario para poder avanzar". Históricamente, la música ha sido un medio de denuncia y también un elemento de memoria sobre los hechos políticos y sociales de distintos momentos en el mundo. Los grandes compositores de música clásica no están exentos de este principio e hicieron de sus sonatas, fugas e interludios, mensajes de protesta contra las guerras y decisiones políticas de distintos reyes. Esa necesidad de comunicar subsiste a pesar de las formas, no pelea con géneros o ritmos, sino que se adapta a ellas o las transforma. Justamente ahí radica su fuerza de cohesión.Las expresiones artísticas son también una medida del pulso social. Ante un país que parece experto en oponerse a la paz —desde las instituciones, fuerzas políticas y buena parte de la ciudadanía— las artes son el espacio para mostrar el otro extremo de la cuerda, pensar desde la colectividad y enaltecer los escenarios de posconflicto que se escapan de las narrativas oficiales. Para la directora Rodríguez, hay una necesidad perenne de reparar en la contradicción y contrarrestar su efecto con hechos: "Hay actitudes de nosotros como seres humanos, como colombianos, que de pronto uno no explica por qué somos así, por qu´é sí decimos que queremos la paz tenemos reacciones tan opuestas, tan negativas, tan dañinas con otro seres humanos. Definitivamente creo que el coro, así como lo he afirmado en otras ocasiones, es hacer paz. Hablo directamente desde mi arte, le música y la música coral, obviamente través del arte podemos hacer paz, podemos desde el coro incorporar otras artes como la pintura, la creación de la literatura, podemos incluir el teatro, la danza, la fotografía misma, la puesta en escena creando objetos, espacios, el coro tiene una posibilidad enorme de incluir las demás artes, pero creo que definitivamente el hecho de encontrarnos y entender que nosotros somos el instrumento y que de mí disposición, de mi actitud, de mi mirada, de mi abrazo, de cómo le habló mi compañero, desde aquí estoy construyendo paz.En el coro no pueden haber actitudes odiosas porque lo único que traen es malestar. Eso no se puede aceptar y si yo como maestro soy radical en esos comportamientos, voy limpiando a los niños de esos actitudes que son las que, cuando vamos creciendo, se vuelven normales en nuestro medio. Cuando seamos ejercicios corporales, coreografías en las que se incluye el otro, estamos haciendo paz; cuando cantamos contextos que invitan a cuidarla naturaleza, amar al otro, "somos hermanos" cantábamos nosotros en el concierto, esa energía implica una fuerza, significa que somos uno.A través de lo que hacemos y de lo que decimos, de nuestra expresión de nuestra cara, hacemos paz y no podemos dejar que las condiciones nos limiten, tenemos que seguir ofreciendo a los demás de mejor y definitivamente, el coro cumple con esto. Esperamos tener vida para poder seguir haciéndolo por siempre, porque de verdad del coro transmite y logra cohesionar muchos elementos que no podemos dejar que se mueran".
La vida después de la guerra, en Colombia, parece ser un escenario que no termina de construirse aún y es difícil imaginarlo por completo, si reconocemos el incumplimiento de los acuerdos por parte del Gobierno Nacional y la situación de peligro y amenaza que viven los excombatientes. Sin embargo, los proyectos que apuestan por la paz siguen siendo resilientes, siguen poniendo el cuerpo, las máquinas, las vidas y los deseos de paz primero.Manifiesta es uno de ellos. Ángela Hernández y Sara Arias, han creado una marca de ropa hecha por excombatientes en proceso de reincorporación, que nace bajo la premisa de defender la industria nacional y promover la paz, para nunca más volver a la guerra. Hablamos con Sara Arias sobre el proceso de mantener Manifiesta, los escenarios a los que han logrado acceder y la importancia de adquirir compromisos tangibles por la paz.Desde hace dos años, Manifiesta junto a la corporación Tejiendo Paz, han apoyado los procesos de reincorporación y paz con cada prenda que producen. Empezaron con Kimonos y ahora, en su catálogo hay vestidos, capas, chaquetas y un montón de nuevas piezas más que estrenan en diciembre de este año. Esta unión hizo posible el crecimiento del equipo y el cumplimiento del slogan “hecho en Colombia”, que nació en el marco de un contexto de liberalización de la economía, de apertura a los tratados de libre comercio y con una industria textil debilitada a raíz de estos acuerdos comerciales.Esta es unas claves del emprendimiento, como asegura Arias, “Manifiesta es una apuesta por rescatar la industria textil colombiana y mostrar que, más que una prenda de vestir, hay detrás un proceso político y ético de consumo responsable”. Bajo esta convicción, fue posible tender un puente directo con el proceso de paz que vino del llamado que tuvo esta situación para Ángela y para Sara, quienes han construido un equipo a pulso, con apoyos y voluntarios que se suman de a poco. En el proceso han tenido que jugársela desde todos los frentes, tal como cuenta Arias, su labor es “apoyar en todo lo posible: desde la compra de insumos, la comercialización, pasando por el proceso productivo y la venta, incluso presentar el proyecto para buscar más apoyos”. Las ventas, por ejemplo, suceden únicamente a través de Whatsapp, “las vendedoras somos nosotras también, ninguna somos administradoras ni nada parecido, este ha sido un aprendizaje para todo el equipo de intentar llevar en crecimiento este proceso productivo”.A grandes rasgos, la paz es la razón de ser de Manifiesta. Sin embargo, en este proyecto convergen mundos que no tienden a ser asociados desde un primer momento, como la moda y la política. Además, son una opción para transformar la vida de cientos de personas que abandonaron la guerra con el deseo de no empuñar armas nunca más, ni de tener como hogar el cielo abierto de la selva, ese es el impulso más certero para mantener vivo el proyecto y seguir buscando hilar la paz, una prenda a la vez.Siempre bajo la necesidad de actuar, “Manifiesta apuesta en dos sentidos: por un lado, generando oportunidades de trabajo decentes, puestos de trabajo dignos para estas personas que decidieron dejar las armas y cambiarlas por máquinas de coser, y también, apunta a enviar un mensaje a la sociedad civil polarizada que votó NO en el plebiscito y nos dio la espalda a los jóvenes del país”, asegura Arias. Ese octubre del 2016 para ellas, desde ese día entendieron que la paz es la sucesión de acciones que buscan transformación y reconciliación, por eso, “nosotras con nuestras maletas decidimos ir a los espacios de reincorporación a decirles a ellos – a los excombatientes – que no están solos y hay gente dispuesta a apoyarlos”. Es así como Manifiesta levanta la voz a dos canales: contando que es posible una producción textil respetuosa con los derechos laborales de los trabajadores, y además, reconociendo el valor simbólico que hay detrás de cada prenda de vestir que, en este caso, es un mensaje contundente del cumplimiento con lo pactado que hacen los excombatientes.Como la mayoría de debates que tienen lugar en este país, nos es difícil tener perspectiva dependiendo del punto desde el que lo analizamos y con regularidad, desde la ciudad o la comodidad que da un perfil en Twitter, las opiniones, creencias y posiciones políticasdesdibujan el esfuerzo que han hecho los excombatientes por adaptarse a una vida que no solamente no conocían, sino además, una en la que reciben todo tipo de rechazo. Antes de conocerse, Sara y Ángela buscaron caminos para acercarse a ellos, “Ángela, por un lado, va un voluntariado de paz – ya teniendo manifiesta – y busca dar un curso de marketing digital para mostrarles esto de las redes sociales, de cómo es posible vender a través de ellas, teniendo en cuenta que ellos iban a verse inmersos en la reincorporación digital y eso iba a ser parte de su proceso“.Ambas se encuentran cuando Manifiesta se une con Tejiendo Paz. Mientras la alianza tomaba forma en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Icononzo, Cundinamarca, Sara y Ángela trabajaban en un proyecto de víctimas en Bogotá en el que ganaron unas máquinas de coser y como no tenían un espacio para guardarlas, buscaron ayuda. “Sabíamos que Tejiendo Paz tenía un lugar en el Restrepo y les pedimos que nos dejaran tener ahí las máquinas para poder seguir trabajando con las víctimas del conflicto. La respuesta fue muy positiva, pero mientras llegaba nuestro premio, decidimos empezar a trabajar con las personas de la cooperativa que estaban en Bogotá”.Como todo en este proyecto, empezaron con lo mínimo y el equipo lo han ido conformando con cada persona que se cruzan: “Arrancamos con cuatro personas dos hombres y dos mujeres – eso fue en septiembre del 2018 – y para nuestra sorpresa en marzo, cuando retomamos tareas para el 2019, nos dimos cuenta que ya no eran 4, sino 9, y las dos mujeres con las que habíamos iniciado, estaban embarazadas. Eso ampliaba la necesidad de responder efectivamente, de generar un ingreso digno para estas personas que se estaban reincorporando a la vida civil”.Durante dos años han estado dispuestas a desaprenderlo todo y a medirse prendas, sentarse en puestos y apostar todo por este proyecto que además de éxitos, les ha dado una familia inmensa. Cuenta Arias que “el proceso ha sido muy familiar, con Ángela nos sorprendíamos siempre que nos decían ‘¿Ustedes no sienten miedo de ir allá, de que ellos no hayan dejado las armas?’ y nosotras siempre decíamos que en el ETCR nos sentíamos mucho más seguras que aquí en Bogotá”.En este camino han sabido reconocerse como emprendedoras que más allá de pensar en una empresa sostenible, pretenden la transformación de un discurso que criminaliza y condena a los excombatientes en proceso de reincorporación, dejando de lado los mitos y entregándose siempre a la posibilidad de aprender de otros, de pensar en cambiar algo para ellos, luego de compartir su entorno. Aunque todos estos esfuerzos cuentan, para algunos, el proceso de paz – tan necesario para hablar de posconflicto – aún sigue siendo un paso en falso, una mentira y ese estigma es un imaginario peligroso que minimiza la vida de los reinsertados y los pone en riesgo.Desde Manifiesta reconocen el peligro de estos discursos y por eso, apuestan por cambiar la forma en la que la sociedad civil sigue viendo a los excombatientes, quienes al dejar las filas armadas encontraron una sociedad fragmentada y dispuesta al juicio, una en la que parecía más fácil seguir condenando los hechos del pasado que abonar y sumar esfuerzos por un mejor panorama futuro. Recordemos que antes de la firma del acuerdo de paz, el 63% de los posibles votantes afirmaba que no querrían que sus hijos trabajaran con un hijo de una persona en reincorporación.Arias afirma que este ha sido un proceso de sorpresas en el que cada vez hay mayor disposición por parte de los ciudadanos, “un proyecto productivo como Manifiesta, que ha crecido a un ritmo que no nos imaginábamos, es posible gracias las personas que piensan que es importante dar una segunda oportunidad. Para nosotros ha sido también una sorpresa muy grata, pero también enfrentarnos a un contexto social y político en donde no ha sido posible una reincorporación completa, demostrar cumplimiento del acuerdo por parte de las FARC ha sido en su totalidad, mientras que por parte del Gobierno aún muchas incógnitas: la falta de construcción de los ETCR, no se sabe si van a continuar muchos proyectos productivos que no tienen financiación y nos preguntan “¿cuál es el principal riesgo en su emprendimiento?” Algunos dicen que es no llegar al punto de equilibrio o no alcanzar la meta de ventas, y la verdad, nuestro principal riesgo es quedarnos sin mano de obra porque están matando los excombatientes. Es muy doloroso ver cómo estas personas le están apostando al cumplimiento y el Gobierno no está respondiendo con lo que se comprometió”.A inicios de Noviembre se realizó la Peregrinación por la paz y por la vida, una iniciativa que convocó a cientos de excombatientes en todo el país, desde el 21 hasta el 25 de noviembre, quienes dejaron los ETCR para marchar desde sus hogares, hasta Bogotá. Ese domingo, la Plaza de Bolívar se llenó de banderas blancas y cientos de pancartas que exigían la protección de la vida de los firmantes de la paz. Hasta esa fecha 234 excombatientes habían sido asesinados y durante la peregrinación, la fatídica cifra ascendió a 236. Justo una semana antes, la Minga indígena – la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic), de la mano del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) y la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), a quienes se unieron comunidades afro y campesinos – recorrió Bogotá, luego de que el Presidente Duque faltara a su encuentro en el Cauca y a pesar de su esfuerzo por venir hasta la capital, no hubo respuesta por parte del Gobierno Nacional, ningún miembro oficial se reunió con la delegación indígena. Lea también: “¡Guardia, fuerza! el grito de batalla e himno de la Guardia Indígena“.El asesinato de excombatientes y líderes sociales se ha convertido en eso, una cifra que aumenta con el paso de los días, en complicidad de la inoperancia del Gobierno Nacional. Esa falta de compromiso deja un sinsabor en las comunidades de excombatientes, pero su intención de paz no decae, según Arias, “algo de lo que se ha hablado mucho este año, es sobre la capacidad de reinventarse que, en efecto, ellos tienen. Por fortuna, Icononzo es un espacio que por su cercanía a Bogotá no se ha visto golpeado por estas dinámicas de violencia, pero si se siente el dolor. Sabemos que es un contexto complicado, pero la solidaridad y el compañerismo siguen siendo un rasgo muy importante en esta comunidad, por eso decidimos frenar la producción y juntarnos a la Peregrinación.Para ellos, este proceso de incumplimiento del acuerdo o de simulación del cumplimiento, si bien es visto con indignación, siempre nos hacen saber que les queda la esperanza de continuar construyendo con lo que hay. Ellos dicen ‘aquí llegamos sin nada, ahora que tenemos algo podemos usarlo en función de seguir creciendo’, y así fue como proyectos como Cerveza La Roja ha logrado abrir su planta de producción. Si bien estos incumplimientos no cambian, vemos cómo estos proyectos le siguen apostando a pesar de todo, siguen con la autogestión, el apoyo de quienes consumen, siguen metiéndole aún más fuerza a lo que se acordó y al proceso productivo que les va ayudar en su reincorporación”.En el marco de la movilización de excombatientes, y a diferencia de la ausencia de intención de diálogo con la Minga Indígena, hubo concertación de algunos puntos con el Gobierno Nacional. Afirma Arias que “después de la peregrinación hubo una intervención con el alto consejero para el posconflicto, Mauricio Archila, el presidente de los delegados por parte de los ETCR, quienes llegaron a ciertos acuerdos, como el avance de las medidas para detener la estigmatización de excombatientes, acelerar las acciones para la reincorporación política y económica, adelantar una reunión entre la vocería de la Peregrinación, la Ministra del Interior, el Viceministro y el director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), ya que en el marco del Acuerdo de paz, hay medidas de protección y seguridad que tienen un soporte institucional en una sección de la Unidad Nacional de Protección”.Es decir, acordar lo ya acordado. En palabras de Arias, “esto lo que demuestra es que sí hay una brecha muy grande entre lo que se firma y se dice que en Bogotá, y lo que sigue pasando en los territorios, porque se llega a la peregrinación por el asesinato de uno de los firmantes del acuerdo, el número 234, y durante la movilización matan a otros dos. A la fecha, en menos de dos semanas, tenemos 242 excombatientes asesinados y también sucedió una masacre en el Cauca, justo después de la marcha de la Minga. De nuevo, una cosa es lo que el Gobierno afirma, firma y se compromete en Bogotá, otra cosa es la implementación y la ejecución de las políticas y los compromisos”.En el marco de la Peregrinación por la paz y por la vida se realizaron diferentes actividades para dar a conocer los emprendimientos que apoyan los procesos de reincorporación. Manifiesta hizo su aporte con una PAZarela, una muestra que ya había tenido lugar en la Universidad de los Andes y en el 2019, en el Congreso de la República, “justo cuando el partido Centro Democrático estaba citando, en este espacio legislativo, a un debate de revisión para ver si FARC estaba cumpliendo con el acuerdo”. A manera de respuesta y acto simbólico, las chicas de Manifiesta modelaron allí y volvieron a hacerlo en la Plaza de Bolívar, junto a otros proyectos productivos como las botas de Tierra Grata, con los morrales en Anorí, entre otros, dando vida a la feria “Estamos cumpliendo”.Cada vez más, la paz sigue ganando terrenos de visibilidad que aumentan la credibilidad y valor de este tipo de iniciativas, para Manifiesta se abrió una puerta inmensa de la mano de la Corporación Señorita Bogotá, quienes las invitaron a integrar parte de sus diseños tanto en el vestuario oficial del concurso, como en el acto de coronación y el desfile en traje de baño. Cuenta Arias que para este espectáculo, las participantes “van a tener como salidas de baño nuestros kimonos, que fueron nuestro primer diseño y que poco a poco, hemos ido innovando tanto en materiales, como en estampados. Estamos respondiendo con calidad, con diseños en tendencia, con un reconocimiento por parte de la sociedad civil aún en situación de pandemia en la que hay contracción económica, estamos respondiendo con todo el esfuerzo para poder continuar con esta iniciativa productiva que busca tener ingresos dignos para excombatientes”.La desconexión entre las políticas gubernamentales, las mesas de diálogo, las comisiones encargadas y lo que realmente sucede en los territorios, sigue aumentando con los días y se profundiza en los sectores de mayor vulnerabilidad de la población. Aunque no podemos dejar de exigirle al Gobierno que cumpla con su responsabilidad y con la implementación diligente de lo pactado en el Acuerdo de Paz, vale la pena preguntarnos cuál puede ser nuestro aporte desde diferentes prácticas de consumo porque es importante entender que el compromiso con la paz es tangible y sucede en la calle, en las marchas y en la apuesta por estos emprendimientos que dan cuenta de la importancia de resocialización.
Tras cumplirse cinco años desde la firma de los Acuerdos de Paz entre el entonces Gobierno Santos y la guerrilla de las Farc, el próximo 24 de noviembre se realizará una ceremonia para conmemorar el aniversario. Entre los eventos, se presentará la obra "Salida al sol, camino a la paz", inspirada en los eventos del conflicto armado, en textos poéticos y en música colombiana.La obra teatral, dirigida Patricia Ariza, está basada en textos de ella y de los poetas William Ospina, Piedad Bonnet y Carlos Satizábal. Con este evento la Comisión de la Verdad, la Jurisdicción Especial para la Paz, la Unidad de Personas dadas por Desaparecidas y el Instituto Distrital de las Artes también conmemoran tres años del Sistema de Verdad, Justicia y Reparación y diez años del Idartes. Según los organizadores, se trata de una obra fractal y polifónica en la cual se utilizan diversos lenguajes: el teatro, la poesía, la danza, la música, el Bullerengue, el canto lírico y el rap, para narrar escenas que dan cuenta del conflicto social y armado, de sus causas y consecuencias. La musicalización de la obra estuvo a cargo de Nicolás Uribe y la producción es de la Corporación Colombiana de Teatro. El grupo cuenta con 19 personas en escena; actores, actrices, bailarinas, una cantante de ópera, una cantaora de Bullerengue y una rapera.La obra, que se estrenó en Bogotá el pasado domingo 21 de noviembre en el Teatro Ensueño de Ciudad Bolívar, tendrá otra función en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán este miércoles 24 de noviembre. Además, habrá dos funciones más en el Teatro La Candelaria los días 29 y 30 de noviembre.
La jornada iniciará en la Plaza de Bolívar, este 24 de noviembre, con la Interpretación del Coro Hijos de la Paz, el cual está conformado por 48 niños y niñas, entre los 2 y los 16 años de edad, entre los cuales se encuentran hijos de los firmantes de paz que nacieron tras la firma del acuerdo. Durante los últimos meses, estos niños y niñas han participado de varias sesiones de formación musical lideradas por la Orquesta Filarmónica de Bogotá. “Hemos trabajado intensamente en la formación de este coro, en consecuencia con el entusiasmo que nos despierta la paz. Queremos celebrar el quinto aniversario con música y reiterando el mensaje de que un mejor país sí es posible”, asegura David García, director general de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. El Coro de Hijos de la Paz interpretará las canciones ‘Palomita de la Paz’, compuesta por Jairo Andrés Sáchica, artista formador del proyecto, y otros temas como ‘Te llevo Aquí’ de Charito Acuña y ‘Toy Contento’ de Luis María ¨Billo¨ Frometa, en versión de María Cristina Rivera. El coro está bajo la dirección de la Maestra Sandra Patricia Rodríguez. En la presentación del Coro, que tiene el apoyo de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, también estará presente el Secretario General de dicha Organización, António Gutiérrez. Seguido de este acto, los niños interpretarán del 4to movimiento de la 9ª Sinfonía de Beethoven, con su “Oda a la Alegría”, bajo la dirección del maestro Joachim Gustafsson, solistas nacionales e internacionales, el coro filarmónico juvenil y los músicos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que se unirán a esta importante fecha y a su celebración en la ciudad. Sus ensayos los realizan desde hace tres meses, cada sábado a las 10:00 a. m., con su maestra, la directora del Coro Filarmónico Infantil, Sandra Patricia Rodríguez. “El Coro de la Paz es un proyecto que nació con los Hijos de la Paz, que son niños que de alguna manera no han tenido una formación ni contacto con la música, pero con quienes justamente la Orquesta Filarmónica de Bogotá, acaba de hacer una alianza para ofrecerles un espacio y que juntos podamos construir este proyecto que se llama el Coro Filarmónico Hijos de la Paz y que podamos cantarle al público y contarle, a través de la vivencia musical, lo que significa estar en paz. Hacer un coro es estar en paz“, dijo la maestra, Sandra Patricia Rodríguez.
Después de derrotar la coca en miles de hectáreas campesinas del Magdalena Medio con el programa de Desarrollo y Paz. De reafirmar la comisión de víctimas en La Habana, dirigir a la comunidad Jesuita en Colombia, ser investigador del Cinep, acompañar a las comunidades afectadas por el conflicto armado y dialogar con distintos actores de la guerra, Francisco de Roux está frente a otro gran reto: dirigir la Comisión de la verdad en el posacuerdo.¿Qué lo motivó a buscar procesos de paz y reconciliación en Colombia?Es una historia que inicia en los tiempos de Belisario Betancur. Cuando Belisario recién empezó su gobierno se propuso iniciar un proceso de paz en Colombia, creó una serie de Comisiones de la Verdad, yo me vinculé a ese proceso y terminé yendo hasta Remolinos del Caguan. Comencé entonces a comprender la gravedad, la dificultad, la importancia del proceso de paz en Colombia. Ese proceso como se recuerda dio origen a la Unión Patriótica, creó muchísimas ilusiones, tuvo un momento dolorosísimo en la toma del Palacio de Justicia por el M19. Belisario practicamente abandonó el esfuerzo que estaba haciendo y luego vino algo durísimo que fue la masacre de la Unión Patriótica durante diez años consecutivos. Pero realmente es allá donde yo comienzo a vincularme y a sentir que, llega un momento en que la paz se le vuelve a uno la obligación moral más seria en Colombia. Se vuelve tan importante que uno deja de lado cualquier otra motivación, intereses académicos, y aunque el trabajo en comunidad nunca lo abandoné, sí me abarcó esta necesidad de que los colombianos viviéramos en paz y dejáramos de matarnos. Incluso es muy interesante encontrar esto en el evangelio, Dios nos pide que dejemos el culto para ir a reconciliarnos con el hermano porque para la celebración religiosa lo primero es conseguir que los hermanos no se maten.Textualmente el evangelio dice si vas a llevar un sacrificio y al hacerlo te das cuenta que tienes un conflicto con tu hermano, suspende el sacrificio, suspende la acción religiosa y ve primero a buscar la reconciliación entre los hermanos. No tiene sentido un acto de alabanza a Dios si los hermanos se están matando.¿Qué pudimos aprender los colombianos de ese primer proceso iniciado por Belisario Betancur?Hay una cosa grande que aprender de ese proceso y es que pretender un proceso de paz solamente con las personas que lo quieren y sin incorporar a los militares es imposible. Belisario era consciente de eso y sin embargo avanzó sin incorporar completamente a las fuerzas armadas, tampoco era fácil. Por eso en el proceso de la Habana los militares tienen un papel muy importante.¿Cuál es el reto frente a la construcción de paz para el Estado colombiano en el actual gobierno?No perder la ruta de lo que hemos ganado, nada nos puede hacer repetir la barbarie de la que viene Colombia con sus 8675 víctimas en el registro oficial de victimas del país y con todos estos números terribles; 82.000 desaparecidos más de 2.000 masacres, más de 30.000 secuestros, más de 18.000 ejecuciones extrajuidicales, falsos positivos que pasan de los 1.000 más de 25.000 personas destruidas por las minas antipersonales. Esta locura es imposible continuarla.Hablemos un poco del papel preponderante que tuvieron las iglesias cristianas en la subida de la derecha latinoamericana e incluso en el triunfo del No en el plebiscito. ¿Cómo analizar esta situación?Es interesante la pregunta, porque por una parte encontramos la participación de sectores de la iglesia a favor de la paz, personas que han luchado por la paz desde la fe, personas que murieron por esta causa. Yo creo que unas 4000 personas murieron por oponerse a la guerra, personas que trabajaban por la paz y fueron asesinadas. Murieron soñando con que un día la paz en Colombia sería posible, muchos de ellos tenían una inspiración religiosa.Por otra parte, estas formas que motivaron confesiones cristianas y también católicos muestra cómo la religión puede ser muy fácilmente manipulada para conseguir intereses políticos. Desde el punto de vista de la religión, lideres espirituales dijeron: votar por el sí es votar para destruir la familia, es votar por la ideología de género, es votar por el matrimonio homosexual, todo eso es mentira. Se tragaron el cuento que les dijeron los políticos y por supuesto ante esas afirmaciones era muy fácil que lideres espirituales les dijeran a las comunidades que no hicieran eso porque era una ofensa a Dios.Algo que es muy interesante, es que lo mismo ocurrió en Estados Unidos, el mensaje de Trump fue: votar por Hillary Clinton es votar por el aborto. Hillary había hablado de lo que ellos llaman el Free Choice, la elección libre de la mujer. Ahora pensemos cuánto le puede importar a Trump cómo elijan las mujeres, especialmente después de cómo las ha tratado. Sin embargo ese mensaje hizo que el 75% de las confesiones cristianas protestantes o evangélicas de Estados Unidos votaran por Trump. Lo mismo hizo Hitler, en Alemania el mensaje fue: vote contra el comunismo, vote Nacional Socialismo. Los católicos y los luteranos montaron a Hitler y con eso montaron 600 millones de muertes en Europa. Lo que quiero decir es que un pensamiento religioso que no comprenda la enorme obligación de discernir las cosas y no dejarse manipular es muy peligroso. Aceptar las cosas solo porque las dice un líder político va en contra de la responsabilidad enorme de buscar qué es lo que el espíritu quiere de nosotros.¿Cuál es el papel de la iglesia para no permitir que se suban personajes como Bolsonaro o Hitler al poder?Yo estoy convencido de que los liderazgos espirituales en primer lugar no deben participar en política, utilizar el mensaje religioso para definir por quién se ha de votar es una gran equivocación. La iglesia católica por ejemplo lo aprendió durante la violencia, cuando optó por el partido conservador en medio de la guerra entre liberales y conservadores tristemente contribuyó a cosas muy graves. Allí aprendió la iglesia católica que los obispos de Colombia no pueden definir por quién votar. Pero eso no quiere decir que los lideres espirituales deban mantenerse callados, lo que deben hacer es discernir muy bien el momento y preguntarse muy a fondo desde el punto de vista ético qué es lo mejor para el ser humano. Pensando en el bien de todos. Tienen la obligación de decirlo, pero, cuidado aquí: no para hacer campaña, no para decir que quien vote distinto es menos católico o tiene pecado. Ahora bien, también es clave que sepan que no solamente deben decirlo sino decir las razones por las cuales lo dicen.Una de las banderas con las que la derecha ganó las elecciones, y usted lo acaba de mencionar, fue la amenaza de la “ideología de género” y la negativa a que las mujeres tengan autonomía en sus cuerpos. Desde esa perspectiva cuál debería ser el papel de una persona que representa a la iglesia pero que también tiene una apuesta por la defensa de los derechos humanos, como es su caso.Si alguna tarea hay desde los liderazgos espirituales profundos es el respeto a la dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su sexo, de su raza, de su orientación sexual, de su cultura, para todos absoluto respeto e invitar a las personas hacia ese respeto de la dignidad de los otros.Está dirigiendo ahora la Comisión de la verdad, ¿qué retos se presentan para la Comisión en medio de esta coyuntura política con el gobierno de turno?El sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición es una prolongación del proceso de paz. En la Habana se logró lo que se llama el peace making, hacer las paces y parar la guerra. Después viene la segunda parte que es el peace building, construir la paz. Nosotros somos parte del proceso de construir la paz y esa es nuestra obligación. Por eso para nosotros es muy importante que esto no se vuelva a repetir. Ha sido muy duro lo que sucedió hace tres semanas cuando el ELN hace esta barbarie del golpe a los jóvenes estudiantes de la policía en Bogotá, eso nos llenó de dolor por los muchachos y sus familias. Pero no debemos olvidar también el dolor por los campesinos y por tantas victimas en Colombia. Luego nos saltó una gran preocupación y es que el país vuelva a polarizarse y creer que la única solución es la guerra. La pregunta que uno debe hacerse en ese contexto es si estamos dispuestos a esperar tres mil victimas más para sentarnos a negociar.Hay una ventaja que tiene la Comisión y es somos una institución de Estado, nosotros no somos una ONG de derechos humanos, no somos un centro de investigaciones privado, somos además la más independiente de todas las instituciones de Estado, no dependemos de presidencia de la república como por ejemplo el Centro Nacional de Memoria Histórica que sí depende del presidente. No dependemos del Congreso, ni la Rama Judicial. Somos autónomos, pero además responsables de esclarecer qué fue lo que pasó en el conflicto para que eso no vuelva a pasar. Invitar al reconocimiento de las víctimas y señalar responsabilidades, construyendo la convivencia y reconciliación en los territorios, en eso estamos.No dependemos del Congreso, ni la Rama Judicial. Somos autónomos, pero además responsables de esclarecer qué fue lo que pasó en el conflicto para que eso no vuelva a pasar.Hablando un poco de los detractores del proceso de paz y de las personas que afirman que la paz no sucedió ¿Cómo podemos abandonar esta condición de país mágico-mítico en donde creemos que firmando un papel las cosas suceden?Justamente por eso, para salirnos de papeles, nosotros vamos directamente a las victimas, al sufrimiento humano en Colombia. No hay familia en Colombia que de alguna forma no haya sido golpeada por el conflicto. Empresarios que fueron extorsionados o con familias secuestradas, periodistas que fueron asesinados, académicos que también murieron. Asesinatos masivos, masacres, los falsos positivos, por todas partes está el dolor. Nosotros tenemos que liberarnos del discurso, porque como el dolor produjo tanto sentimiento de indignación y de rabia, eso se montó en discursos políticos excluyentes, esos que dicen: ustedes o nosotros. Eso se montó después en símbolos que se pasan en cadenas de Whatsapp, en la televisión, para manipular los sentimiento de la gente, lo único que nos libera de eso es ver el dolor humano, dejarnos de tonterías porque el dolor humano está por todas partes. Es igual el dolor de una madre de un guerrillero que el dolor de una madre de un soldado muerto, es igual el dolor de la esposa de un desaparecido que el dolor de un secuestrado que no llega. Hay una cosa que es muy interesante para explicar lo que quiero decir, a mí me gustó mucho la forma en la que el papa actuó en Colombia porque es muy iluminadora. Él se dio cuenta que nosotros estábamos enfrentados entre nosotros por estos discursos políticos y se puso por encima de eso, siempre llamando a la paz. De los cuatro días que estuvo aquí dedicó uno entero solamente a verse con las víctimas y otra cosa a propósito de las normas, cuando habló en Medellín a los obispos les dijo: no pretendan que a través de normas o leyes que le den a la gente, ustedes van a poder sacar a Colombia de donde está. Pongan sus manos en el cuerpo ensangrentado de su pueblo, de la gente adolorida. La comisión se para ahí, en esa realidad.Otros conflictos en el mundo como el de Sudáfrica o la antigua Yugoslavia hicieron sus procesos de posconflicto una vez finalizada la guerra. Pero aquí en Colombia estamos llevando adelante el proceso mientras defensores de derechos humanos y lideres sociales están siendo asesinados a la par. ¿Cómo están trabajando eso desde La Comisión?Es una paradoja, se suponía que nosotros hacíamos la lectura del conflicto desde 1958 hasta finales de 2016, cuando se firma la paz. Teníamos que recomendar para que, ese conflicto que se acabó no se vuelva a repetir. Pero resulta que el conflicto está repitiéndose y no podemos dejar de fijarnos en esa repetición y es algo que nos tiene muy golpeados, porque al salir a buscar a las víctimas como lo estamos haciendo, encontramos personas re-victimizadas, llenas de temor, lideres que están siendo asesinados y a la gente que en el proceso de paz quedó con la ilusión de que ahora sí les iban a entregar las tierras que les habían arrebatado durante la guerra, no se las entregan. Nosotros estamos viviendo todo eso, una de las cosas que estamos haciendo es un trabajo en llave con la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y nosotros para tratar de clarificar por qué las cosas continúan, qué es lo que hace que volvamos a meternos en esta locura.¿Cuál es la responsabilidad que tienen todos los colombianos alrededor de la construcción de paz?Yo diría que en la Habana hubo una reconciliación entre los que estuvieron en la Habana, tanto guerrilleros como representantes del Estado. Ellos cambiaron todos, pero no la sociedad colombiana. La sociedad colombiana quedó irreconciliada. Yo creo que hubo un error porque la gente no estuvo lo suficientemente comunicada y parte de construir la paz es que la sociedad se meta en esto. Cuando los premios nobel vinieron a Colombia en el 2017, repetidas veces nos dijeron: olvídense, esto no hay que dejarlo en manos de los gobiernos, esto no hay que dejarlo en manos de las burocracias. Si esto no se lo apropia la sociedad el proceso se cae. Es el pueblo el que tiene que agarrar la paz en sus manos, y garantizar que esto ocurra. Tienen que movilizarlo los jóvenes, los periodistas y los educadores. Si la sociedad no asume en sus manos y decide si vamos a vivir sin batallas, si la sociedad no lo hace, no es posible.¿Qué libros considera podrían dar guía para la construcción de paz en Colombia?Hay algo que me parece la gran obra de Colombia y son los cerca de 80 tomos del Centro Nacional de Memoria Histórica, donde hay textos valiosísimos, la mayor parte de ellos son relatos de las víctimas muy bien trabajados, algunos de ellos con una gran calidad literaria. Me gusta mucho la literatura de Chimamanda Ngozi Adichie, La Comisión tomó el texto de ella sobre El peligro de la historia única e hizo un libro con un prólogo para regalarlo. Es un texto muy iluminador para lo que nosotros estamos buscando. Finalmente, los textos de Patricia Lara que considero muy importantes para ayudarnos.
El Instituto Caro y Cuervo y el Centro de Memoria Paz y Reconciliación presentan el volumen digital Naturaleza Común, resultado de un laboratorio creativo donde se convocó a firmantes de paz del partido Comunes para que escribieran relatos de no ficción sobre su experiencia con la naturaleza durante los años del conflicto armado colombiano. En la HJCK conversamos con Juan Álvarez, escritor y docente del ICC que además fue el coordinador de este laboratorio con acceso libre para el público. Además, contamos con las voces de Doris Suárez Guzmán, Karen Pineda e Isabela Sanroque, tres de las protagonistas coautoras de estos relatos.Juan, ¿de dónde surge la necesidad de retratar este puñado de memorias?Considero que gran parte de lo que se pretendió reunir en este proyecto fueron esas historias excepcionales que yo sabía que existían al interior de lo que fue el conflicto armado en Colombia y que debían ser contadas. Una de ellas, por ejemplo, es la experiencia de los excombatientes con la naturaleza, puesto que yo sabía que el tiempo de combate de los guerrilleros era un tiempo menor al que transcurre mientras que ellos están viviendo al interior de la selva, escondiéndose y comunicándose con las distintas comunidades indígenas y campesinas que habitan allí.Todo esto me hizo tener la sospecha de que esta historia existía. Para poder encontrarla, nos acercamos al Centro de Memoria, Paz y Reconciliación para que nos sirviera como contacto con el fin de conversar con el partido FARC. Una vez logrado, a ellos les interesó mucho esta convocatoria de diálogo y la construcción de memoria, no desde la dicotomía entre víctima y victimario, sino desde los lugares posibles donde podemos encontrarnos. A su vez, vieron que aquí había una posibilidad para pensar la reconciliación y los concesos a futuro. Esos dos elementos lograron que estos relatos existan como una historia real.Sin embargo, es válido rescatar en ellos las paradójicas consecuencias y beneficios dentro del conflicto armado que a veces pasan por alto; uno de ellos es el desacelerado deterioro de los ecosistemas y del medio ambiente debido a la presencia de grupos insurgentes y demás actores muy importantes que desafortunadamente, hoy no hacen parte del compás del Estado.¿Quiénes integraron el equipo de trabajo que hicieron posible este laboratorio?Yo trabajé con cuatro asistentes de investigación, estudiantes de Maestría en Escritura Creativa del Instituto Caro y Cuervo: Andrés Castaño y Christian Rincón en el frente editorial y Lisa Colorado y Sergio Román en el frente gráfico, pudieron sacar adelante este trabajo editorial digital. Ellos se acercaron a 20 excombatientes en principio. Sin embargo, pese a algunas vicisitudes de los participantes en el proceso y algunos problemas para permanecer, los textos que terminaron publicándose en este primer volumen fueron los de once de ellos.¿Cuál fue ese camino que ustedes tomaron para llegar a los que alguna vez fueron protagonistas de la guerra y que estos se decidieran a contar sus relatos?El intermediario clave fue el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación que hizo el acercamiento al Partido FARC y a la Asociación Nuevo Agrupamiento; a través de ellos, se les contó la iniciativa y se les invitó a los que están allí en procesos de reincorporación a ser parte, y poco a poco fueron apareciendo personas interesadas en relatarlas y así conformamos el equipo.La mayoría de estos relatos que usted coordinó están integrados por mujeres... ¿Por qué?Es una cuestión del azar. La idea inicial de conformar este grupo era organizarlo de manera balanceada en materia de género. Sin embargo, lo que ocurrió fue que aparecieron muchas más mujeres interesadas que se incorporaron definitivamente al proyecto. Esa es la razón por las que resultaron siendo nueve de ellas las protagonistas de este laboratorio.Hablemos de esos relatos de "Naturaleza Común", pero quiero que sean justamente sus protagonistas las nos lo cuenten. Doris, hablemos de su historia. Hablemos de Rollito, el protagonista de su relato y que usted retrata de manera tan vívida. ¿Por qué decidió, entre todas las anécdotas suyas en la selva, retratar a este "iletrado sabio" como usted lo llama?En los talleres de lectura, empezamos a leer algunos textos que nos sirvieran de referencia para comenzar a escribir nuestros relatos, y fue allí donde empecé a hacer memoria y se me vinieron a la cabeza los recuerdos de "Rollito". Luego, cuando hicimos los ejercicios con los camaradas, yo le conté al profe Juan sobre él, le dije que aunque él era analfabeta, a la vez podía leer otras cosas. A partir de ese momento, me fui encausando en ese recuerdo. Aunque en el Frente al cual yo pertenecía, la mayoría de compañeros murieron, solamente uno de ellas fue receptivo a ayudarme. Entonces, yo no soy la única autora de esta historia sino que a la vez, todos somos hijos de una misma memoria colectiva, y este relato es fruto de ello.Analfabestia, burro, torpe, bruto, ignorante. Si usted pertenece a la generación de la guayaba sabe que estos calificativos, que horrorizarían a un pedagogo moderno, eran usados contra las personas a quienes el asunto de leer y escribir no se les daba. Años después descubrí que la única forma de leer no es con los signos gráficos que aprendemos en la escuela. Existen muchas maneras de leer. Existen personas que, lejos de ser brutas, han desarrollado otro tipo de habilidades que la mayoría de los letrados no tenemos.Aunque firmamos el Acuerdo de Paz con el Estado colombiano en 2016 para sentar las bases de una verdadera democracia y darle una salida civilizada al conflicto, mis camaradas siguen muriendo asesinados. Y hemos decidido no volver a la guerra y tratar de conquistar las transformaciones que soñamos por la vía política. Ahora que dejamos las armas, da otro tipo de miedo. Pero da más miedo volver a la guerra."Los secretos para llegar al monte" es el título que decidió darle al relato y que anticipa con toda maestría su paso por la espesura de la selva. ¿Después de todo, fue una "decisión correcta", como lo afirma?Sí, claro. Cuando yo decidí ingresar a la organización fue una decisión de vida que asumí desde ese momento hasta hoy, que seguimos trabajando desde otro camino pero que el objetivo ha sido el mismo: trabajar para la gente. Durante el curso yo le manifesté al profesor y a mis compañeros que me sentía un poco desubicada pese a la experiencia que yo había tenido. Aunque yo no fui guerrillera, mi experiencia fue de miliciana desde Bogotá. En ese orden, la naturaleza la viví de manera diferente y casi que tardía, pero cuando llegó fue una experiencia muy bonita. Todo fue tal cual como lo imaginé. A pesar de que la guerra fue cruda, viví esa parte romántica de la selva.La noche anterior me costó conciliar el sueño. En mi mente saltaban todo tipo de dudas acerca de aquella persona que se encontraría conmigo. Estaba ansiosa, pero por fin llegó la hora y me dirigí hacia el lugar de nuestra cita: la plazoleta de Unilago. Me senté en un banco y empecé a observar a mi alrededor. Me preguntaba quién llegaría o cómo podría reconocerlo/la. Sobre las once de la mañana se me acercó un sujeto alto, de gafas extrañas y buzo a rayas.Lo primero que observé es que se veía bastante extravagante. Me saludó por mi nombre así que de inmediato comprendí que era él la persona que estaba esperando. A medida que hablábamos yo me sentía más segura de haber tomado la decisión correcta: pertenecer a la Red Urbana Antonio Nariño, lo cual planeé como camino para llegar a hacer trabajo desde el monte, un sueño que tenía desde que puse mi voluntad en esto.Isabela, usted decide tomar como protagonista de su relato a la fauna que habita en la selva. ¿Por qué elegir ser la voz de ellos para narrar toda esa experiencia?Realmente desde que comencé el curso tenía esa idea. A mí me gusta mucho escribir y tenía muy presente hacer una historia para expresar la experiencia con los animales, porque la selva era nuestra casa, nuestro refugio y allí vivíamos con los camaradas, que eran como nuestra familia. Y siento que parte de ese escenario y de la vida guerrillera es la fauna. Incluso, nosotros nos despertábamos en la mañana y veíamos a los micos balanceándose sobre los árboles o a las aves volar sobre el cielo. Eso ya hacía parte de esas cosas que no se cuentan como experiencias del conflicto. Entonces yo tomé la decisión de contarlo. Nuestra relación con los animales era fascinante. De allí aprendimos a interactuar con ellos, incluso con animales salvajes en nuestras caletas. Ese era un escenario que para muchos, solo es posible encontrarlos en un zoológico.Caminando sigilosos, con el fusil en guardia, los guerrilleros atravesaron atentos treinta kilómetros hasta que llegaron al punto que les habían ordenado. Era una zona conocida como ‘Termales’ porque entre las cuevas formadas por las piedras fluían torrentes de agua caliente. Exhaustos, y con las botas empantanadas de sudor, se organizaron para bañarse por turnos con la guardia necesaria. Entre risas, fueron saliendo de las piscinas naturales y se dispusieron a construir sus caletas sencillas—camas hechas con materiales del monte—. En ese momento, el compañero Omar se percató de la presencia de una puma que los observaba desde la tranquilidad de las piedras.Los guerrilleros corrieron a esconderse detrás de los árboles igual que en la guerra se busca una trinchera. Sin embargo, la hembra, de casi un metro y medio de largo, color marrón claro, se detuvo frente a ellos con total confianza, los observó altiva y despampanante y siguió su camino. La tropa se juntó con los corazones acelerados para hablar de lo impactante del animal. Todos habían temido un ataque predador y salvaje. La tranquilidad férrea de aquella puma hembra los sorprendió y les quedó en la memoria para siempre.En la ciudad hay una visión muy distorsionada del monte. Y es apenas obvio que entre el afán y el bullicio en el se mueve, esa visión sea casi ajena y fragmentada. ¿Qué fue eso que ustedes vivieron en el monte y que nadie más vivió?Nosotros hemos visto muchas cosas que poco tienen en cuenta. Me parece importante señalar que alrededor de todas estas experiencias, una de mis motivaciones era la lectura. Justamente el libro "De noches y fusiles" de Alfredo Molano fue uno de los más importantes para mí. No soy una persona que haya podido viajar mucho, pero la experiencia de recorrer el Yarí en una chiva durante seis hora fue algo que fue bonito. Por eso me parece importante que ejercicios como estos que se desarrollan alrededor de la naturaleza, construyen lazos de reconciliación. Además dan fe de que las personas excombatientes también somos seres que observan, que preservan y que cuidan, y a la vez, se rompe ese imaginario que desfigura la humanidad nuestra.Para ustedes, ¿cuál es la importancia tiene poder relatar estas memorias?Es muy importante la visibilización que el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación está dando a nuestro proceso de convivencia con la naturaleza y de explorar nuestra humanidad. Es algo completamente distinto a los que ya se ha desarrollado. A pesar de que llevamos cuatro años de este proceso de implementación, en el país hay todavía medios que nos siguen estigmatizando y nos siguen demonizando, destacando la cara horrorosa de la guerra y nuestro protagonismo, desconociendo la cotidianidad nuestra. Ojalá estos relatos pudieran llevarse a escuelas, colegios y universidades para que las personas conozcan estas otras realidades. Aunque nosotros tuvimos un lado oscuro, también tuvimos momentos luminosos al interior de la organización. Por eso es importante saber cuál es la historia que van a saber y conocer las futuras generaciones.Juan, si alguien está interesado en conocer los demás relatos que hacen parte de este laboratorio que usted coordinó, ¿en dónde los podrían encontrar?Cualquier persona puede encontrarlos en las páginas web de las dos instituciones con las que trabajamos: en las páginas del Instituto Caro y Cuervo y del Centro de Memoria, o a través de este link pueden descargarlo de forma totalmente gratuita para conocer los demás relatos.
En Colombia, la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC - hoy partido FARC - se convirtió en el escenario para pensar en la posibilidad de una vida digna en la que la violencia no tuviera cabida. Además, una oportunidad para transformar nuestro relato como país y adentrarnos en la construcción de un periodo retador y desconocido: el posconflicto. Sin embargo, la implementación de los acuerdos ha sido deficiente y desde la desprotección, los excombatientes y líderes sociales han perdido la vida por el incumplimiento de lo concertado, tras seis años de negociación.Las vidas perdidas se han convertido en un marcador que aumenta con los días y todos observan, con el aumento como certeza, cómo el silencio de las instituciones encargadas los sigue condenando. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) las cifras detallan que en el 2020 han sido asesinados 166 líderes y/o defensores, además de 36 firmantes de las Farc, para un total de 152 crímenes a corte del 15 de julio.¿Cómo denunciar estos asesinatos? ¿Quiénes deben hacerlo y quienes más están encargados de responder? Estas y muchas otras preguntas han motivado “¿Quiénes son?”, una acción ciudadana de protesta, promovida desde Espacio Odeón, que busca acciones y respuestas frente al asesinato de líderes sociales y excombatientes. Hablamos con Alejandra Sarria, representante del proyecto.“¿Quiénes son?” deviene de un gran cuestionamiento: ¿fracasó el acuerdo de paz? Además de preguntarse por el acuerdo, hace lo propio con la idea de la paz y su naturaleza como derecho constitucional. A la vez, ha sido concebida como una acción concreta, colectiva y ciudadana que no solamente se queda en el terreno de lo simbólico, aunque lo habita, sino que es efectiva en la medida que usa uno de los mecanismos de derecho a la información que tiene la ciudadanía.En un primer momento, puede ser confuso entender de qué va “¿Quiénes son?”. En la página de inicio se encuentra alojada una carta de Marco Tulio Anzola, abogado de Rafael Uribe Uribe - polírico y líder del partido Liberal, asesinado en 1914 -, quien escribió un libro sobre el asesinato de su cliente y demuestra quiénes están detrás, cuál es la estructura del crimen. Ambos proyectos están hermanados por un mismo interés, conocer la verdad y que esta se haga pública, motivada por la exigencia de una denuncia a través de un sistema burocrático para hacerlo. Al respecto, Alejandra Sarria, de Espacio Odeón nos cuenta: "Lo que hace evidente el fracaso de los acuerdos de paz es el continuo asesinato de líderes sociales y excombatientes. Hay un problema importante, que se revela a través del texto de introducción y es que este ha sido un asunto sistemático a lo largo de la historia del país. Así como a Rafael Uribe Uribe lo asesinaron dos personas que como actores materiales terminaron en la cárcel, las personas que estaban detrás, los actores intelectuales o las estructuras que lo mandaron a matar, por más que todo el mundo sabía quiénes eran en ese momento jamás hubo una justicia o, por lo menos, una revelación de esa verdad histórica. Finalmente, lo que notamos es que sigue pasando, han pasado más de cien años y estos asesinatos, de cierta manera, muchos sabemos cuáles son las estructuras de poder que están detrás de querer anular esta reclamación de tierras, protección del medio ambiente, reclamación de víctimas, etcétera, de todas maneras sigue siendo un secreto a voces donde no se llega a saber ni a revelar esas estructuras, mucho menos a saber qué necesitamos hacer para desmontarlas. Ese es el trasfondo del asunto y la razón por la que la pregunta (¿Quiénes son?) está orientada, no tanto "díganme quién lo mató", sino qué están haciendo para desmantelar las organizaciones que están detrás de eso".De lo simbólico a lo práctico: la burocracia como un mecanismo de búsqueda de respuestasLas instituciones están construidas desde la verticalidad de la jerarquía que cobra forma a partir de un conjunto de trámites administrativos interminables: inscribir, radicar, declarar y esperar respuesta, hace parte de un camino pedregoso que pocas veces lleva a los ciudadanos, sean víctimas o veedores, a lugar de una respuesta. La poca credibilidad en estas formas, no solo disminuye la cantidad de denuncias, sino genera aún mayor distancia entre los derechos ciudadanos y el cumplimiento de los mismos por parte de los agentes competentes.La movilización pública es una salida y un derecho. Las calles como escenario de denuncia y performatividad de las exigencias aumenta el sentir de lo colectivo, sin embargo, desde la virtualidad y el aislamiento, la restricción del espacio supone la búsqueda de canales efectivos. En este punto, los elementos que conforman la estructura burocrática, pueden convertirse en un medio para la ciudadanía."Dentro de este contexto del encierro, teníamos discusiones sobre lo importante que fue el paro nacional, esta idea de por fin sentir un despertar colectivo y nosotros como ciudadanos habíamos perdido el miedo a la protesta que venía desde el genocidio de la UP y muchas cosas que nos generan miedo a oponernos a este sistema. De repente eso se volvió imposible no solamente por la pandemia, sino que se diluyó, pero quedó la pregunta de ¿qué se puede hacer?, como ciudadanos ¿qué otras formas de protesta podemos ejercer? ¿De qué otra manera podemos exigir y ahí estuvo el asunto de la burocracia. Siempre nos quejamos de la burocracia, de cómo operan estos sistemas y lo difícil que resulta navegarlos, pero también la burocracia tiene estamentos como los derechos de petición, las tutelas y otra cantidad de figuras a través de las cuales, los ciudadanos pueden reclamar. De ahí salió la idea, si uno hace masivamente derechos de petición, de alguna manera está generando una nueva forma de protesta para exigir una respuesta por los asesinatos de líderes sociales y excombatientes".El derecho de petición es una herramienta constitucional diseñada para que los ciudadanos puedan exigir información y respuestas a las autoridades administrativas, frente a situaciones de interés general o particular. A esta petición, las instituciones están obligadas a responder de manera efectiva en un plazo máximo de diez días. La naturaleza del formato responde al objetivo de la iniciativa, pues al hacerse una exigencia masiva antes las instituciones correspondientes, las respuestas deben no pueden ser genéricas y exigir claridad es una forma de hacer presión. Además, el derecho de petición es individual y a título personal, quienes participan asumen una posición ante lo que denuncian.Con los desplazamientos en los últimos días de excombatientes en Ituango, parece que se repiten las historias de terror que siempre hemos escuchado como asesinatos, persecuciones, exterminio. Como ciudadana y curadora cuál es tu noción frente a este tipo de acciones que superan la barrera del hashtag, o las camisetas pintadas, sino es una exigencia a quienes se supone deberían protegernos. ¿Cómo siente usted que se construyen acciones ciudadanas desde la virtualidad?Justamente el hecho de operar en una realidad. Por ejemplo, esto que se hizo luego de la noticia de la violación de la niña Embera, las fotos de la cara por mitad, son muestras de apoyo simbólico que no están mal, pero se quedan muy cerradas en el símbolo, en quién lo ve en mis redes o través de un hashtag y realmente, eso cómo llega a tener un efecto o un impacto directo a la institución a la que se está protestando, ni siquiera queda claro contra quién se está protestando.Esa fue una de las preguntas que más nos hicimos y la razón por la que nos asesoramos con organizaciones como Somos Defensores para entender muy bien lo que estábamos haciendo, ellos fueron los que nos dijeron, los derechos de petición tienen que ir dirigidos a la Unidad Especial de Investigación de la Fiscalía porque fue la que se creó específicamente para eso. Entender muy bien a quién le estamos haciendo la exigencia y por qué, es una diferencia importante.La otra es esa, la exigencia tiene un impacto operativo porque ya estos días han llegado cientos de derechos a esta unidad, que debe estar además muy sorprendida, y tienen que responder. En 10 días todos los que firmen tienen que empezar a recibir respuesta a esos derechos de petición. Ahí hay una efectividad que llega directamente a la institución, sabemos que eso no va a hacer que mañana dejen de matar líderes, pero sí va a hacer evidente que hay una ciudadanía que sabe que esa institución tiene una obligación y un mandato constitucional que están exigiendo. Eso es clave porque aquí tendemos a olvidar que las instituciones trabajan para nosotros y que exigirles que cumplan con nuestro derecho de la paz es algo que tenemos que hacer. De eso se trata, de levantar esta voz ciudadana clara y contundente, que sabe bien qué es lo que está pidiendo y a quién, que deje claro que estamos haciendo veeduría, estamos atentos a que se cumpla lo que se supone debe cumplir. Y entre más sean, más escala puede tener.Es importante eso, que nos salgamos de la cosa tan fácil y nos comprometamos a un nivel más personal. Aquí hay una cosa bonita, y quizás haya gente que no lo haga porque le incomoda, tienes que poner tu nombre y tu cédula, no es solo poner un cuadrado negro en instagram. Implica un compromiso distinto y eso me parece importante".Para participar de esta acción ciudadana, den click aquí.
El genio musical de Ludwig van Beethoven no estaba en sus genes. Este fue el resultado de un análisis de ADN, según anunció el Instituto Max Planck de Estética Empírica (MPIEA) de Fráncfort."La constatación de que uno de los músicos más famosos (1770-1827) de la historia de la humanidad tenía una predisposición genética bastante baja en cuanto a su capacidad de sincronización temporal ilustra los límites de las predicciones", subrayó el instituto. "Calculamos la llamada puntuación poligénica, un indicador de la predisposición genética a un determinado rasgo o comportamiento", explicó la primera autora, Laura Wesseldijk, del MPIEA.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Beethoven, discreta "puntuación poligénica" En el caso de Beethoven, se calculó la sincronización temporal, relacionada anteriormente con la habilidad musical en general. Así, se analizaron secuencias genéticas obtenidas de mechones de pelo del compositor de Bonn. Según los resultados, Beethoven, probablemente uno de los músicos más famosos de la historia, mostraba una discreta "puntuación poligénica" para la musicalidad.Un equipo de investigadores de los dos Institutos Max Planck de Estética Empírica de Fráncfort y de Psicolingüística (MPI-PL) de Nimega (Países Bajos) había analizado el ADN de Beethoven en relación con la predisposición musical. Los resultados se publicaron en la revista Current Biology. El resultado no sorprendió a los científicos, teniendo en cuenta los límites actuales del valor informativo de las "puntuaciones poligénicas"."Antes de realizar cualquier análisis, preinscribimos el estudio e hicimos hincapié en que no teníamos ninguna expectativa previa sobre la puntuación que obtendría Beethoven", explicó Wesseldijk. "En lugar de eso, nuestro objetivo era utilizarlo como ejemplo de los retos de hacer predicciones genéticas para un individuo que vivió hace más de 200 años", agregó.Dudar de las malas lecturas de las pruebas genéticas"Por supuesto, sería erróneo deducir de la baja puntuación poligénica de Beethoven que sus habilidades musicales no eran excepcionales", subrayó el coautor Simon Fisher, del MPI-PL.La discrepancia encontrada entre la predicción basada en el ADN y el genio musical de Beethoven es una valiosa lección. "Demuestra que hay que ser escéptico cuando, por ejemplo, alguien afirma que una prueba genética puede determinar con fiabilidad si un niño estará especialmente dotado musicalmente o en otra área", aseguró.Aunque el uso de datos de ADN para predecir las capacidades o el comportamiento de un individuo sigue siendo inexacto, la investigación de las influencias genéticas en grandes muestras podría aportar datos sobre cómo y por qué difieren las capacidades musicales y el comportamiento musical.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La violencia criminal y el narcotráfico que golpean a México desde hace décadas no solo causa estragos en las víctimas directas. Investigadores internacionales han señalado que la masacre y desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa generó un trauma colectivo. ¿Qué le pasa a la psique de un país sometido a estos niveles de presión?Según el Índice de Paz México 2023, publicado por el Instituto para la Economía y la Paz, los homicidios anuales asociados a la delincuencia organizada pasaron de de 8.000 en 2015 a 23.500 en 2022. Un alza de casi en 300 %. Si bien consigna que las tasas de secuestro, trata de personas y delitos graves han disminuido en los últimos años, la de delincuencia organizada aumentó un 64,2 % en ocho años. De acuerdo con Insight Crime, el año pasado se registraron 23,3 homicidios por cada cien mil habitantes."El gran número de víctimas deja cada vez más trauma a nivel personal, pero también de la sociedad", dice Markus Gottsbacher, del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), en Canadá."A la sociedad mexicana se le ha causado un trauma psicosocial. Son impactos y daños que pasan desde una vivencia personal a una colectiva y social. Se van reproduciendo y teniendo un efecto no solamente en un tiempo determinado, sino transgeneracionalmente", indica Clemencia Correa, directora de la organización de acompañamiento psicosocial Aluna, en México."No son traumas individuales ni tampoco un conjunto de traumas. Es un trauma que se extiende totalmente en diferentes dimensiones de la sociedad y hace que el tejido social se vaya rompiendo poco a poco", añade Correa.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Violencia como parte de la identidad y las rutinas"El caso de los desparecidos de Ayotzinapa es una herida abierta, un duelo inconcluso que va a continuar mientras no se sepa la verdad. Se ha visto que los impactos del trauma perduran por mucho tiempo, son a largo plazo", señala el psicólogo Alfredo Guerrero, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM."En la psique colectiva hay un retraimiento, hay miedo, en casos extremos hay hasta terror", observa el especialista. Por su parte, Gottsbacher observa que "es difícil hablar de la psique de todo un país, sobre todo en uno tan heterogéneo. Hay muchas personas que viven en sus burbujas de una seguridad privilegiada, mientras otras enfrentan más directamente las violencias".La psiquiatra Dení Álvarez reconoce "un cambio en la identidad, o sea, en la forma en que los propios mexicanos califican o definen su identidad como país. Empezamos a integrar en el imaginario social la violencia como parte de nuestro cotidiano".La inseguridad hace que las personas cambien sus hábitos, salgan menos o dejen de frecuentar ciertos lugares. "La violencia toca los espacios de convivencia social. Uno de los primeros efectos es el deterioro de la vida comunitaria", dice la especialista del seminario de estudios sobre la globalidad de la UNAM.El peligro de la normalización"Todos los días se reportan hechos de violencia, desaparecidos, asesinatos, y también hay colusión de actores del Estado con el crimen organizado. Estamos viendo una banalización y normalización de la violencia", subraya Gottsbacher. Esto se manifiesta en falta de empatía social con las víctimas y también hay cierta amnesia colectiva, una negación del problema."Son cifras tan grandes que se da una despersonalización. Al principio, estos crímenes horribles causaron mucho escándalo, pero ya no. Se cuelan la desconfianza, la rabia, la deslegitimización y estigmatización de las víctimas, lo que tiene impacto en la cohesión social", agrega el experto de IDRC.La normalización, si bien es necesaria para que las comunidades no queden paralizadas en el miedo o el aislamiento, tiene connotaciones peligrosas, advierte Álvarez: "No se activan mecanismos para resolver de manera organizada el problema de violencia y facilita que se replique en otros espacios sociales. Niños expuestos a ciertas atrocidades eventualmente pueden considerar normal o aceptable la comisión de ciertos actos de violencia"."El proceso de naturalización es como un mecanismo de defensa, ante décadas de violencia que implicaron traumas, temor, desesperanza, apatía y desconfianza", acota Guerrero. En su opinión, el pueblo mexicano tiene una alta capacidad de resiliencia y estima que la mejoría en algunos índices de criminalidad informados por el Gobierno estaría generando una disminución del miedo y un aumento de la confianza a nivel de la sociedad. Es un tema que actualmente investiga.No obstante, reconoce con respecto al caso Ayotzinapa que, "si no hay verdad, no se encuentra a los desparecidos y se mantiene la sensación de impunidad, es difícil sanar la herida abierta de la sociedad".Ruptura del tejido socialVivir en un continuo de violencia impide que la sociedad procese sus duelos. "El trauma psicosocial lleva a unos impactos muy profundos, incertidumbre y a una dinámica de las relaciones, que también están afectadas", señala Correa, la directora de la organización de acompañamiento psicosocial Aluna."Con los fenómenos de violencia se da una pérdida de la confianza moral, que es sobre todo la pérdida de la confianza en los desconocidos, las personas que no son miembros de nuestro círculo más cercano", afirma la psiquiatra Dení Álvarez.La coeditora del libro "Salud mental y violencia colectiva. Una herida abierta en la sociedad" indica que los grupos tienden a aislarse y disminuye la convivencia con aquellos que no se consideran familiares o conocidos, y mientras menos se convive en sociedad hay menor capacidad de organización comunitaria y esto, a su vez, dificulta impulsar el desarrollo local. Las redes de apoyo también son necesarias para que las víctimas puedan superar los eventos traumáticos.*Victoria Dannemann🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La muestra de De Amaral, que se podrá visitar hasta el próximo 16 de marzo, ha sido el proyecto elegido por la Fundación Cartier para el arte contemporáneo para despedirse de su emblemático edificio de cristal en el barrio de Montparnasse, creado por el arquitecto francés Jean Nouvel en los años noventa, antes de mudarse en 2025 al céntrico distrito del Palacio Real.A través de 80 obras, la gran mayoría de las cuales nunca habían abandonado las fronteras de Colombia, la retrospectiva sobre De Amaral no solo pone de relieve a una artista muy poco conocida en Francia, sino que también reivindica el lugar del arte textil en los grandes museos.Es una disciplina que históricamente fue ignorada o considerada como menor, relegada al plano de la artesanía, y que tras un impulso en los años sesenta y setenta se vio opacada por el gusto posmodernista de privilegiar un arte más minimalista, que esconde la mano de su autor, al contrario de lo que ocurre con el arte textil.Pero en la última década "ha cambiado muchísimo el punto de vista de las instituciones culturales" sobre estas prácticas, afirmó la comisaria de la muestra, Marie Perennès, en una presentación a la prensa."También es un arte hecho principalmente por mujeres, porque fue una práctica doméstica primero", añadió esta experta, quien además de concebir el proyecto junto a la arquitecta francolibanesa Lina Ghotmeh para darle una auténtica dimensión espacial a la exposición, durante los últimos años viajó a Bogotá en persona para preparar el proyecto con la propia De Amaral.La artista, de 92 años, no pudo viajar a París para inaugurarla, pero sí estuvieron presentes este jueves en la Fundación Cartier sus hijos Diego y Valentina.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Entre crines de caballo y pan de oroEn las manos de De Amaral, los tejidos de lino, lana, crines de caballo o incluso el plástico y el pan de oro, adquieren características escultóricas impregnadas de motivos y colores andinos, de influencias del arte precolombino y de la naturaleza colombiana.Nacida en Bogotá en 1932 de padres antioqueños, Olga de Amaral (cuyo nombre completo es Olga Ceballos de Amaral) estudió arquitectura en Cundinamarca antes de formarse en Estados Unidos en la academia Cranbrook, muy próxima a las enseñanzas de la Bauhaus alemana.En esa etapa, en el taller de la diseñadora finlandesa-estadounidense Marianne Strengell, descubre el arte textil o 'Fiber art'.En él se especializa a partir de los años sesenta y setenta junto artistas como Sheila Hicks o Magdalena Abakanowicz, con materiales y técnicas que beben tanto de los principios modernistas como de la tradición popular.Los tejidos procedentes de las culturas precolombinas son de hecho una gran inspiración para el 'Fiber art', pero la gran diferencia en De Amaral, según resaltó Perennès, es que esa influencia formaba ya parte de su propia identidad y geografía.Así se puede ver en esta retrospectiva en obras como 'Estelas', que hace referencia a las grandes piedras funerarias descubiertas en los yacimientos arqueológicos precolombinos, o en 'Nudos', que rinde tributo a una especie de libros de contabilidad que los incas elaboraban con tejidos.Por su parte, las tiras ocres de 'Lianas' remiten directamente al mundo natural de la vegetación, mientras que los hilos flotantes de la serie 'Brumas' evocan también el paisaje colombiano.Ese último conjunto de obras fue precisamente la semilla de esta retrospectiva, ya que la Fundación Cartier las exhibió por primera vez en 2018 dentro de la muestra "Geometrías del Sur, de México a Tierra del Fuego".'Brumas' "fue un éxito total", detalló Perennès, hasta tal punto que la Fundación de la emblemática marca de joyería francesa decidió adquirir esas obras para sumarlas a su colección de arte contemporáneo y así germinó la idea de, algún día, elaborar una exposición que permitiera al publico parisino sumergirse en el universo textil de De Amaral.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Conocida principalmente por La vegetariana, por el que se llevo el International Booker Prize en 2017 -diez años después de su publicación en Corea- Han Kang es un claro ejemplo de la mezcla de estilos que ha impulsado la internacionalización de la cultura coreana en todas sus manifestaciones.La escritora, que es la primera surcoreana en conseguir el Nobel, es la heredera de una literatura llena de huellas del dolor producido por las desgarres sufridos a lo largo del siglo XX y a la vez deudora de una tradición milenaria.Una tradición representada por nombres como los de Ko Un -que escribió poemas de protesta contra la dominación japonesa (1910-1945), la guerra de Corea o la dictadura militar entre 1961 y 1993-, Kim Chi-Ha -con una obra muy comprometida políticamente- o Hwang Sok-Yong, para quien el realismo era una obligación.Pero tras esa generación que sentó las bases de la literatura contemporánea coreana, surgieron otros escritores cono Kim Cho-yeop, centrada en las historias fantásticas, Cho Nam-joo, cuya Kim Ji-young, nacida en 1982 abrió en 2016 el debate sobre las desigualdades de género o Han, que deslumbró con La vegetariana con un moderno e inquietante estilo.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.El K-Pop, el inicio del boom cultural surcoreanoUn estilo literario que casa a la perfección con la imagen que se tiene mundialmente de Corea del Sur como un país que va por delante del resto en muchos ámbitos, incluida la cultura.La primera señal de que la importancia de la cultura surcoreana excedía sus fronteras llegó con el fenómeno del k-pop -abreviatura de música pop coreana-, un producto muy estudiado a medio camino entre la música y la estética, que es justamente su característica más reconocible.Canciones sencillas y pegadizas con una fuerte apuesta visual mediante espectaculares coreografías que han generado estrellas como el grupo BTS, Blackpink o Twice, algunos de los nombres de un movimiento que surgió a principios de los noventa por la fusión de la música popular coreana con las influencias de la industria estadounidense, que conquistó rápidamente a la Generación z.Aunque el aparentemente perfecto mundo del k-pop también tiene un lado oscuro, con el suicidio de artistas como Moonbin (del grupo Astro), Jonghyun (Shynee) o Goo Hara (Kara) por la altísima presión que sufren.El cine surcoreano, no solo 'Parásitos'Un fenómeno diferente es el del cine, donde el éxito de Parásitos, que se llevó cuatro Óscar en 2020 tras haber comenzado su carrera internacional con la Palma de Oro de Cannes, refrendó una cinematografía muy conocida en ambientes cinéfilos pero menos por el gran público.La llamada 'nueva ola de cine coreano' se inició en la década de los 90 tras la llegada de la democracia a Corea del Sur y empezó a alcanzar notoriedad a partir del 2000 con la complicidad del gobierno y de los festivales internacionales para dar a conocer el talento artístico.Park Chan-wook (Old Boy o Decision to Leave), Kim Ki-duk (Hierro 3 o Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera), Kim Ji-woon (Cobweb, Lee Chang-dong (Burning) o Hong Sang-soo (Night and Day) son algunos de los realizadores cuya presencia en los festivales internacionales -y habitualmente en los palmarés- ha sido habitual desde hace dos décadas.Diversos estilísticamente, estos autores tienen algunos elementos en común. Todos están muy conectados con lo que pasa en su país, así como con su historia, y son muy críticos, además de retratar con sus películas a la sociedad coreana.Además suelen apostar por guiones arriesgados y por mezclar géneros, como hace Parásitos, que empieza como un drama social y deriva en auténtico terror sin renunciar a un humor de lo más irreverente.'Squid Game', la revolución llega a la teleAlgo similar a lo que ocurre con El juego del calamar, que es capaz de darle una siniestra vuelta de tuerca al universo de los juegos infantiles.Una serie que en 2021 se convirtió en un éxito tan gigantesco como inesperado en Netflix, teniendo en cuenta que está rodado íntegramente en coreano y sin estrellas internacionales.El fenómeno fue tal que hasta las zapatillas que usan los protagonistas dispararon sus ventas en más de un 7.000 %.No era la primera serie de éxito salida de Corea, antes habían llegado Kingdom (2019), My name (2021) o Sweet Home (2020), pero ninguna llegó a las cotas de El juego del calamar, que sigue siendo la ficción televisiva más vista de la historia de Netflix (incluidas las de habla inglesa).Muchos ejemplos de una cultura de la que no hay que olvidar que su primer fenómeno planetario fue el Gangnam Style.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"La obra reflexiona sobre esa pasta espesa que se genera entre el éxito y el fracaso", afirmó Banderas este jueves en la presentación del musical, que se estrenará la próxima semana en el Teatro Soho de su ciudad natal, Málaga (sur).Se trata de una historia "que tiene muchas facetas" y que "representa a América" por la "sensación de que siempre hay que triunfar, por encima de lo que sea, algo que a asocia con el mundo norteamericano".Una treintena de actores y una orquesta de veintiséis músicos interpretan en directo las piezas y estan en el escenario durante dos horas y cuarenta minutos, aunque Banderas quiere reducir algo la duración durante la última semana de ensayos, porque "la obra necesita adquirir agilidad".Respecto al texto original que se estrenó por primera vez en Broadway en 1959, en este montaje han sido "fieles a la música sobre todo".💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí."Siempre hay que hacer una adaptación de personajes y de lugares, para entender situaciones muy norteamericanas, pero no hemos sido infieles al objetivo fundamental de la obra", explicó el actor y director, que cree que han conseguido "mantener la verdad del espectáculo".Con 'Gypsy', Banderas siente que el Teatro Soho, sala de su propiedad, continúa su "apuesta por la excelencia, pero eso no garantiza el éxito, y debe ser así, porque si fuera fácil lo haría mucha más gente".El actor español calificó como "un placer" poder "meterle mano a este monstruo, una obra muy complicada, con unos cambios muy rápidos", y añadió que "lo que ocurre detrás del escenario merecería ser rodado para ver la complejidad, y que requiere una disciplina increíble".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.