Los montañeses utilizaban el "Labbadeh" , del árabe "labd" (fieltro de lana) -cuya forma recuerda la de un gorro frigio-, para afrontar los rigores del invierno.
Hecho de lana de oveja, es impermeable y de colores blanco, gris, marrón y negro. El "Labbadeh" fue heredado de los "fenicios, que utilizaban una versión más alargada" y menos redondeada, afirma Yusef Akiki, de 60 años, en Hrajel, su pueblo, donde suele nevar.
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"Los ancianos del pueblo confeccionaban sus propios "Labbadeh", añade este hombre vestido con los pantalones tradicionales.
Para fabricarlo, Yusef Akiki sigue un proceso muy preciso. Seca al sol la lana de oveja y la modela manualmente, con agua y jabón de Alepo, hasta que se convierte en fieltro de lana.
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Esta mezcla acuosa "facilita el encogimiento de la lana para hacerla maleable, como pasta", explica este sexagenario, cuyas manos se han vuelto ásperas debido ella.
Puede fabricar "a los sumo tres 'Labbadeh' en un día", explica. El sombrero ha caído en desuso, sus clientes son ahora turistas o libaneses nostálgicos de su infancia, que lo adquieren para exponerlo en sus hogares.
"El Estado debería garantizarnos mercados y lugares donde exponer", afirma el artesano. Yusef Akiki es también agricultor, ya que no puede contar con su artesanía para vivir , sobre todo desde que su país atraviesa una grave crisis económica.
Para no ver desaparecer el "Labbadeh", decidió crear modelos más modernos y también intenta transmitir sus conocimientos a sus sobrinos. Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.