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Olena Zelenska, la primera dama de Ucrania que ganó protagonismo y llegó a la portada de Vogue

La mujer de Zelensky, Olena Zelenska, contó a la revista el desafío que implicó pasar al primer plano ante la invasión rusa; hoy representa la cara humanitaria del conflicto ante el mundo.

Olena Zelenska
Olena Zelenska, primera dama de Ucrania, hablando a los miembros del congreso en el Capitolio de Washington. Julio 20, 2022.
POOL/Getty Images via AFP

“Estoy pidiendo algo que nunca habría querido pedir: pido armas, no armas que se vayan a utilizar para librar una guerra en tierra ajena, sino para proteger el propio hogar y el derecho a despertarse vivo en ese hogar”.

Estas palabras llegaron a los oídos de los legisladores estadounidenses esta semana, pronunciadas por la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, quien ha pasado al centro de la escena política desde la invasión rusa, haciendo oír su voz para representar a su pueblo. En una entrevista exclusiva con Vogue, la esposa del flamante presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, aseguró que se esfuerza por hacer “lo mejor posible” para su país y reafirmó el mensaje de sus compatriotas: “No tenemos ninguna duda de que venceremos”.

Zelenska, de 44 años, solía mostrarse como una persona poco dispuesta a ocupar posiciones públicas. Es que su figura reservada colisiona con el papel de primera dama. Desconocida para el público en el momento de la elección de su marido en 2019, la arquitecta aseguró en entrevistas que su esposo olvidó decirle cuando decidió presentarse a la presidencia. Se enteró, como todos los demás, por las redes sociales, y le resultaba difícil apoyarlo en los eventos oficiales al comienzo de su mandato.

La guerra y la familia

Cuando se fue a dormir el 23 de febrero, la víspera de la invasión, Olena Kiachko, su apellido de soltera, nunca imaginó que no volvería a dormir al lado de su marido durante varios meses. Las primeras semanas de guerra las pasó escondida, moviéndose de refugio en refugio junto a sus dos hijos, Oleksandra (18) y Kyrylo (9), mientras las tropas del Kremlin amenazaban con invadir Kiev y su esposo aparecía en las pantallas de Ucrania y del mundo, implorando ayuda a Occidente. “Me gusta estar entre bastidores: se me daba bien”, dijo en conversación con Vogue en el complejo de la oficina presidencial. “Pasar al primer plano me resultó bastante difícil”.

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Pero en esos días de horror, “Zelenska se mantuvo ocupada, y cuerda, cumpliendo con sus deberes oficiales como primera dama, realizando entrevistas por escrito, tratando de reformular algunas de sus iniciativas para adaptarlas a tiempos de guerra”, detalló Vogue, mientras se esforzaba por no abandonar su rol de madre y apoyar a su hijo con las clases virtuales y los problemas de conexión.

Fue el 8 de mayo, en el Día de la Madre, cuando reapareció frente a las cámaras junto a la primera dama estadounidense, Jill Biden, en una visita a una escuela pública que funcionaba como refugio para ucranianos desplazados en el oeste del país. Su aparición no solo demostró al mundo que Zelenska no había huido del país, sino que la transformó en un actor central en la guerra al revelarse “como un faro para su ciudadanía”, indicó la revista.
Desde entonces, la ucraniana cumple tanto con su agenda de contactos con las esposas de los dirigentes como con sus discursos y entrevistas.

Ante el Congreso estadounidense la semana pasada, Zelenska, “la primera que ha hablado de la experiencia humana de la guerra”, según dijo la ex editora de Vogue Ucrania, Tetyana Solovey, conmovió a los legisladores con imágenes de Liza Dmitrieva, una niña que había conocido y que murió en un ataque ruso en Vinnytsia, en el centro de Ucrania.

“Su presencia en los medios de comunicación ayuda a dar entidad a Ucrania en el sentido de un país que tiene derecho a ser escuchado, a hablar, a ser considerado relevante”, agregó Solovey, citada por la revista.

Para Aliona Guetmantshuk, directora del New Europe Center -un grupo de reflexión en Kiev-, el toque personal de Zelenska contribuye a “reforzar el mensaje” sobre la situación crítica en la que se encuentra su país. “Habla de las necesidades humanitarias, que es un tema habitual para una primera dama, pero también muestra que, en el caso de Ucrania, más ayuda militar es sinónimo de más vidas salvadas”.

Zelenska, escritora de comedias, ya se dedicaba a la defensa de los más vulnerables desde antes de la guerra. Tras la invasión rusa puso en marcha un plan de profesionales de la salud mental para ayudar a los ucranianos a superar los traumas de la guerra. “En general, la iniciativa pretende mejorar la salud mental en el país”, indicó en la entrevista. Además, entre sus objetivos está mostrarle al mundo las atrocidades que comete las fuerzas de Rusia, sobre todo en los niños, por quienes se inunda de tristeza al pensar en los que han fallecido en manos de los misiles.

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“Estos han sido los meses más horribles de mi vida, y de la vida de todos los ucranianos”, lanzó en su lengua natal la primera dama.

“Para las mujeres y los niños, que mi mujer esté aquí es un ejemplo. Creo que ella desempeña un papel muy poderoso para Ucrania, para nuestras familias y para nuestras mujeres”, sinceró a Vogue Zelensky al ser consultado por el rol de su mujer en la guerra.

La historia de amor


La pareja se conoció cuando tenían 17 años y su amistad se convirtió en romance cuando empezaron sus carreras en la industria del entretenimiento. Aunque Zelensky estudió abogacía, viró su rumbo para dedicarse a la comedia satírica, al igual que ella. Juntos fundaron Kvartal 95, una de las mayores productoras de hablar rusa y ucraniana del mundo. Allí Zelenska trabajó como guionista durante años, incluso en programas en los que su esposo fue protagonista, y fue en varias oportunidades la única mujer en el sector, ya que “hace falta valor para emprender este camino”, reflexionó.

Se casaron en 2003, antes de mudarse a Kiev, donde dio a luz a sus dos hijos, a quienes el presidente ucraniano no ve desde que tuvieron que separarse por los bombardeos rusos por cuestiones de seguridad. “Lo está pasando mucho peor en este sentido. Sufre mucho. Y mis hijos también, porque no pueden verse”, lamentó Zelenska, quien confesó que no “habría podido sobrevivir estos meses si hubiéramos estado separados”.

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A pesar de que la guerra en Ucrania ya lleva 5 meses en los que Rusia avanza con su brutal ofensiva, en especial en la región del Donbass, Zelenska, quien menciona que se siente aislada y añora su vida anterior, no pierde baja los brazos y se mantiene firme: “Llevábamos una vida feliz y nunca pensamos que nos iba a pasar esto. Pero mantenemos la esperanza”.

“Anhelamos la victoria. No tenemos ninguna duda de que venceremos. Y esto es lo que nos hace seguir adelante”, aseguró.

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