"¡La cultura no se vende!" fue la consigna principal de un 'cacerolazo' que se vio parcialmente frustrado por una fuerte tromba de agua que cayó sobre la capital argentina, pero que no impidió que se concentrasen varios centenares de personas de distintos ámbitos de la cultura.
Un cordón de agentes de la Policía de la Ciudad rodeó a los manifestantes durante el acto, impidiendo su acceso a las calles y obligándoles a llevar a cabo su protesta en las aceras, el único lugar permitido para las movilizaciones según el nuevo protocolo de seguridad impulsado por el Gobierno.
Los manifestantes acompañaron sus proclamas con una 'performance' en la que algunos aparecieron disfrazados como personajes de la comedia del arte e interpretaron una canción satírica crítica con el presidente.
"La primera consigna (de esta convocatoria) es la de encender la lucha para que no se apague la cultura", dijo a EFE Ingrid Urrutia, delegada general del sindicato Asociación Trabajadores del Estado (ATE) en el Instituto Nacional de Cine y Artes Escénicas (INCAA).
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Urrutia fue muy crítica con los apartados de la 'ley ómnibus' que se refieren a la cultura que, de aprobarse, supondrían el cierre de instituciones culturales como el Instituto Nacional del Teatro o el Fondo Nacional de las Artes, y cortarían la financiación de otros como el Instituto Nacional de la Música, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares o el propio INCAA.
Los trabajadores del organismo encargado del fomento y la regulación de la actividad cinematográfica en Argentina consideran que las propuestas de Milei son un "ataque" a la producción de películas, series y cualquier material audiovisual en el país suramericano, especialmente para los circuitos alternativos e independientes.
Los gremios del cine también tienen previsto adherirse al paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) para el próximo 24 de enero.
Pero las reformas previstas por la 'ley ómnibus' no solo afectarán a la financiación de organismos como el INCAA, sino que perjudicarán a centros de formación como la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc).
Según Ignacio Montoya, presidente del centro de estudiantes de la escuela, el plan de choque del Ejecutivo podría llevar a la desaparición a espacios como la Enerc.
"Las plataformas como Netflix o HBO van a poder seguir trabajando, pero lo que se va a perder es el fomento a toda la producción nacional que no solo contrata a muchísimos trabajadores, sino que refleja nuestra identidad cultural como país. Eso está en peligro", aseguró Montoya a EFE.
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En el 'cacerolazo' de este miércoles estuvieron presentes profesionales de sectores como el teatro o el sector del libro, que también aguardan con incertidumbre la aprobación de la 'ley ómnibus' por parte de los legisladores argentinos.
De momento, Milei se enfrenta a la oposición en tres frentes: el político, en el que no tiene asegurados los apoyos suficientes para sacar adelante el paquete de normas; el judicial, donde ya cuenta con más de una decena de denuncias y recursos de amparo; y el social, con una huelga general convocada para el próximo 24 de enero.
La cultura es solo uno de los sectores que se ha posicionado contra las medidas desreguladoras de Milei, que afectan a casi todos los sectores económicos, sociales y políticos del país.
En las últimas semanas también se han movilizado los gremios de docentes, farmacéuticos, trabajadores bancarios o pesqueros.
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