
"Aunque lamentable, este anuncio era previsible y la Unesco se ha preparado para ello", señaló Azoulay en un comunicado tras la decisión estadounidense, que fue anunciada por una portavoz del Departamento de Estado y que entrará en vigor en 2026.
En concreto, la agencia de la ONU con sede en París detalló que la contribución estadounidense representa el 22 % de su presupuesto regular pero solo el 8 % de su presupuesto total, que se nutre, además de las contribuciones obligatorias de los miembros, de aportaciones voluntarias de países, entidades sociales y donantes.
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Estas últimas se han duplicado desde 2018, con lo que la agencia se encuentra "protegida" y "no está considerando ningún despido", indicó la directora general, ya que la situación es menos dramática que para otras entidades de la ONU más dependientes de Washington.
De hecho, la ausencia de contribuciones de Estados Unidos no había impedido realizar grandes proyectos como la reconstrucción del casco viejo de Mosul (Irak), que se inició en 2018.
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En cuanto a los argumentos estadounidenses para justificar esta medida, el Departamento de Estado indicó que continuar en ella "no redunda en el interés nacional", ya que la Unesco impulsa "causas sociales y culturales divisivas".
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Citó en concreto la "globalista" e "ideológica" de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU y también reiteró su oposición al estatuto de Palestina, que fue admitida como miembro en 2011.
Su entrada motivó primero que el Ejecutivo estadounidense, liderado entonces por Barack Obama, congelase sus aportaciones a la Unesco y, posteriormente, Trump consumó la ruptura total en 2017 (aunque solo entraría en vigor al año siguiente) en protesta por supuestas tendencias antiisraelíes de la organización y aduciendo también necesidad de reformas.
En 2023, cuando Estados Unidos regresó como miembro de pleno derecho por iniciativa del presidente Joe Biden, lo hizo con un plan para ir saldando progresivamente los pagos adeudados del periodo 2011-2018, que alcanzaban un valor de 619 millones de dólares.
Una decisión política "personal"
Las razones del abandono, por tanto, "son las mismas que hace siete años", señaló hoy Azoulay en su comunicado, a pesar de que desde entonces la situación en el seno de la organización "ha cambiado profundamente".
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Sobre todo porque actualmente las decisiones se toman por consenso -incluidos Israel y Palestina- para evitar fricciones y acusaciones de politización.
Por lo tanto, según precisaron fuentes de la organización, se trata en realidad de una "decisión política bastante personal" sobre la que la agencia no se hacía falsas esperanzas, especialmente teniendo en cuenta que el retorno de 2023 había sido una iniciativa personal del presidente Biden.
La situación actual de la organización tampoco ha sido objeto de una revisión a fondo, según esas mismas fuentes, que no atribuyen a ningún elemento en particular el momento elegido para hacer el anuncio.
La Unesco hizo especial énfasis, además, en que la postura del Gobierno de Donald Trump contradice valores clave como la lucha contra el antisemitismo y la educación sobre el Holocausto, dos áreas que son parte del mandato de la Unesco.
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Su labor en esas materias, recordó este martes la directora general, es aplaudida por las principales organizaciones internacionales y estadounidenses de lucha contra el antisemitismo y de preservación de la memoria como el Congreso Mundial Judío y su sección norteamericana o el Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, en Washington.
"La Unesco continuará cumpliendo estas misiones, a pesar de los recursos inevitablemente reducidos", prometió Azoulay, además de recordar que la misión de la agencia es acoger a todas las naciones y que Estados Unidos "es y siempre será bienvenido".
Tuvo también una mención para los sitios candidatos a ser inscritos en las listas de Patrimonio Mundial y otros reconocimientos, ya que "podrían ser los primeros en sufrir las consecuencias" de esta decisión "contraria a los principios del multilateralismo".
Esta es la tercera vez que Estados Unidos se sale de la Unesco, organización de la que fue uno de sus miembros fundadores en 1945 y uno de los primeros signatarios de su constitución, que entró en vigor el 4 de noviembre.
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La primera retirada, a la que se suman las dos de Trump, tuvo lugar tuvo lugar en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, en protesta contra lo que el mandatario consideró una mala administración económica y excesiva "politización" -en el contexto de la Guerra Fría-, cuando aportaba la cuarta parte de su presupuesto.
Solo retornó en octubre de 2003, durante la jefatura de Estado de George W. Bush.
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