La decimoctava reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial se celebra hasta el próximo sábado en la ciudad de Kasane, en el norte del país surafricano.En el foro, los 24 Estados miembros del Comité -que representan a los 181 Estados partes en la Convención de la Unesco- examinarán las 55 candidaturas.Se trata de 45 solicitudes de inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, seis solicitudes para la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia y cuatros propuestas de inclusión en el Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia.El Comité también se pronunciará sobre dos solicitudes de ayuda financiera internacional presentadas por Paraguay y Zimbabue.Entre los aspirantes a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad destacan las prácticas y significados asociados a la preparación y consumo del ceviche, expresión de la cocina tradicional de Perú.También figura la trashumancia (desplazamiento estacional de rebaños), que propone España junto a Albania, Andorra, Austria, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo y Rumanía.Sobresalen igualmente la Fiesta de San Bartolomé y San Ignacio de Loyola (también llamada Fiesta de Ch'utillos), que es un encuentro de culturas en Potosí (Bolivia); y el bolero como identidad, emoción y poesía hechas canción, que proponen Cuba y México.Otros candidatos son los conocimientos, artesanía y técnicas de la producción artesanal de vidrio, que proponen España, Alemania, Chequia, Finlandia, Francia y Hungría; así como la partería, que impulsa Colombia con Alemania, Chipre, Eslovenia, Kirguistán, Luxemburgo, Nigeria y Togo.Entre las candidaturas a la Lista de Salvaguardia Urgente se encuentran las técnicas ancestrales y tradicionales para la elaboración del "Poncho Para'í de 60 listas" de la ciudad de Piribebuy, en Paraguay.En cuanto al Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia, cabe mencionar el programa de prácticas de conservación del patrimonio cultural inmaterial para el festival cultural y ecológico de la tortuga marina de Armila en Panamá.También aspira a entrar en ese registro el programa para la salvaguardia de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua (núcleos de iniciación y transmisión de saberes y consejos comunales) en Venezuela.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Argentina --convertida en museo-- entró este martes en la lista, a la que optarán el miércoles los memoriales del genocidio de tutsis en Ruanda y los sitios funerarios de la Primera Guerra Mundial.En una agencia de la ONU con vocación universalista, esta tarea puede ser complicada, máxime cuando la memoria puede teñirse de nacionalismo y convertirse en un objeto de enfrentamiento político cuando afecta a eventos sangrientos o a varios países.En 2015, la inclusión de los sitios de la revolución industrial de la era Meiji en Japón (1868-1912) fue celebrada en el país del Sol Naciente, pero enfadó a China y Corea del Sur, ya que muchos de sus ciudadanos fueron sometidos a trabajos forzados allí. Tras estas polémicas, la Unesco decretó una moratoria sobre la inscripción de nuevos dossieres vinculados a la memoria, que ahora levantó.Las tres nuevas candidaturas "llevan las cicatrices de la Historia", establecen el "vínculo entre el pasado y el presente" y construyen "la consciencia universal de la Humanidad", dijo la semana pasada la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay."Memoria colectiva"Los expertos de la ONU se habían mostrado favorables a la inscripción de la ESMA, donde entre 1976 y 1983, durante la última dictadura militar, se torturó y se hizo desaparecer a más de 5.000 personas, según la candidatura argentina."La memoria colectiva es lo que hace que los pueblos no repitan sus historias y que permitan a partir del recuerdo poder avanzar hacia un futuro mejor", subrayó este martes el presidente argentino, Alberto Fernández.Según Buenos Aires, el ahora museo de la ESMA es "un testimonio material y físico de las violaciones de derechos humanos y sirve de condena, prueba y testimonio de los actos de terrorismo cometidos".La Unesco debe debatir el miércoles sobre las otras dos candidaturas memoriales. Ruanda presenta la más simbólica por la magnitud de la tragedia que representa: más de un millón de tutsis fueron masacrados durante cien días de abril a julio de 1994.Uno de los sitios es Nyamata, donde una iglesia católica sirvió de "matadero, en el que se masacraron en un día a más de 45.000 personas que habían buscado refugio", según Kigali.Pero también Murambi, donde el entonces ejército ruandés reagrupó a entre 45.000 y 50.000 tutsis "con el pretexto de garantizar su seguridad", antes de matarlos. Otros dos sitios memoriales, Bisesero y Gisozi, completan la candidatura.La inscripción de estos sitios "es importante desde un punto de vista educativo", para que el genocidio de los tutsis se estudie y se enseñe a las generaciones futuras, dijo a AFP el ministro de Cultura ruandés, Jean Damascène Bizimana. Bizimana aboga por que "este drama sirva para promover la paz", especialmente ante el auge del "negacionismo"."Respeto"El miércoles, unos 140 sitios funerarios de la Primera Guerra Mundial situados en Francia y Bélgica también deberían hacer su entrada en la lista del Patrimonio Mundial. "El respeto de los muertos es un valor compartido universalmente", estima Patricia Mirallès, secretaria de Estado francesa de Antiguos Combatientes.Según el ministerio de Cultura francés, personas de 130 nacionalidades murieron durante este conflicto, que provocó unos 10 millones de muertos y 20 millones de amputados.Durante esta guerra, se decidió además "por primera vez enterrar a los muertos individualmente, cuando se podían identificar", agregó esta fuente.Los principales sitios memoriales ya inscritos en el Patrimonio Mundial son el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau y el memorial de paz japonés de Hiroshima.Las tres próximas inscripciones son "un mensaje universal, el de paz", apunta un buen conocedor de la Unesco, en un contexto en que Ucrania denuncia un "genocidio" en curso por parte de Rusia.Pero las luchas sobre la memoria siguen presentes. Entre 1915 y 1916, hasta 1,5 millones de armenios fueron asesinados en el imperio Otomano, según los historiadores y unos treinta países. Ankara rechaza formalmente hablar de "genocidio armenio".No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Los dos textos fueron adoptados en apenas unos minutos y fueron discutidos conjuntamente pese a ser dos patrimonios diferentes, al ser "un asunto delicado", según dijo el país anfitrión, Arabia Saudí.La delegación de Rusia, miembro del comité de la Unesco, intervino y quiso distanciarse del informe aprobado, sobre todo por el lenguaje utilizado que "no se alinea con las guías de la convención" de la Unesco, y apoyó la decisión de inscribir los dos sitios en el listado de patrimonio en peligro.Por otro lado, la delegación ucraniana señaló que los dos patrimonios no están en las condiciones óptimas para "garantizar los valores universales de la propiedad" debido a los bombardeos rusos contra los sitios."Espero que algún día cada niño del país conozca los sitios culturales, pero la realidad es que ahora cada niño sabe los nombres de cada aeropuerto militar ruso, de cada misil y de cuánto tiempo tarda en alcanzar nuestras ciudades", dijo la delegación ucraniana en su intervención antes de cerrar el examen de los dos sitios.Amenaza de destrucción por la ofensiva rusaLa Unesco señaló que la inscripción de estos dos sitios se deben a "la amenaza de destrucción vinculada a la ofensiva rusa y el comité consideró que "ya no se reúnen las condiciones óptimas para garantizar plenamente la protección del Valor Universal Excepcional del bien y que está amenazado por un peligro potencial debido a la guerra".Frente al riesgo de ataque directo, estos sitios son también vulnerables a las ondas expansivas producidas por los bombardeos de las dos ciudades, recordó el comité, quien también tomó nota de las "numerosas medidas adoptadas por las autoridades ucranianas para proteger sus bienes culturales".Asimismo, aseveró que inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro es un recordatorio a los 195 Estados Partes en la Convención de que es su responsabilidad "garantizar y contribuir a la protección de estos sitios". Esta inclusión también les da derecho a recibir asistencia financiera y técnica adicional para aplicar nuevas medidas de emergencia en el sitio.Más de dos décadas como patrimonio mundial Ambos bienes forman parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, en el caso de Santa Sofía desde 1990 y en el del centro de Leópolis desde 1998. El pasado 7 de septiembre, la Unesco acordó otorgar una "protección reforzada provisional" a una veintena de bienes culturales ucranianos, entre ellos estos dos.La Catedral de Santa Sofía de Kiev, situada en el casco antiguo de la capital de Ucrania, es considerada desde 2007 una de la Siete Maravillas de Ucrania y está rodeada de edificios monásticos de estilo barroco ucraniano de los siglos XVII y XVIII que a menudo acogen exposiciones y otros actos culturales.Fue construida a principios del siglo XI y recibió el nombre de Santa Sofía (sagrada sabiduría) se cree que a imagen de la catedral de la antigua Constantinopla, en la actualidad Estambul.De estilo bizantino y construida con grandes piedras naturales en granito y cuarcita rosa, Santa Sofía está presidida por el campanario de color azul suave que da entrada al complejo, coronado por trece cúpulas doradas. El interior del templo aloja 260 metros cuadrados de mosaicos y tres mil de frescos del siglo XI.Desde febrero de 2022 la catedral de Santa Sofía es testigo de la invasión rusa de Ucrania y poco después, Kiev pidió a Rusia, ante la Santa Sede, que no destruyera la catedral. Por otro lado, el conjunto histórico de Leópolis se extiende por la parte medieval de la ciudad y el área protegida abarca aproximadamente 3.000 hectáreas.Su centro alberga varias catedrales medievales y otros edificios con elementos góticos, renacentistas, barrocos y de la Secesión, preservados durante las guerras mundiales, y entre sus edificios más visitados destacan la catedral de San Jorge, el Teatro de la Ópera y Ballet o el cementerio de Lychakiv.El pasado julio, el centro histórico de Leópolis fue objetivo de un ataque ruso, el primero que se producía en una zona protegida por la Convención del Patrimonio Mundial desde el estallido de la guerra en febrero de 2022.De esta manera, Ucrania suma tres bienes en el listado en peligro de la Unesco, después de que el pasado enero se incluyera el centro histórico de Odesa por la guerra.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"El desarrollo continuado [de Venecia], los impactos del cambio climático y el turismo de masas amenazan con causar cambios irreversibles en el valor universal excepcional del bien", advierte la agencia de la ONU, que "recomienda (...) su inscripción en la lista del patrimonio mundial en peligro".Para entrar en vigor, la recomendación deberá ser votada por los Estados miembros del organismo en una reunión del Comité del Patrimonio Mundial que tendrá lugar del 10 al 15 de septiembre en Riad, en Arabia Saudita.La Unesco advierte que "la subida del nivel del mar" y otros "fenómenos meteorológicos extremos" vinculados al calentamiento global "amenazan" la "integridad" del sitio.También se refiere a un proyecto de construcción de "inmuebles" a las afueras del centro y alerta de que podrían ser "susceptibles de tener un significativo impacto visual negativo".La Unesco denuncia que estos problemas son "antiguos, pero urgentes" y que su resolución se ve bloqueada por "la ausencia de una visión estratégica común global" y la "baja eficiencia y coordinación" de las autoridades locales y nacionales italianas.La agencia de Naciones Unidas espera que la inclusión de Venecia en la lista de patrimonio en peligro logre "un compromiso más grande y una mayor movilización de los actores locales, nacionales e internacionales".Venecia, fundada en el siglo V, comprende 118 islotes y se convirtió en una gran potencia marítima en el siglo X.La ciudad, una de las más visitas del mundo con más de decenas de miles de turistas diarios, es patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1987.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
¿Cuál es la situación?Las regiones que atraen más vacacionistas son también las más afectadas por el cambio climático. En Grecia, miles de turistas fueron evacuados estos días de las islas de Rodas y Corfú, devastadas por incendios favorecidos por la canícula.El aeropuerto internacional de Rodas se convirtió en un campamento improvisado, invadido por veraneantes sin rumbo, como Daniel-Cladin Schmidt, un turista alemán."Estamos agotados y traumatizados", dice. "Creo que no se comprende mucho lo que ha pasado", añade. Otros países de las riberas mediterráneas también están afectados.En España, las temperaturas a veces superaron en 15 °C las temperaturas promedio de la temporada. Italia también se vio impactada por olas de calor y la temperatura llegó a casi 48 °C en la isla de Cerdeña. El lunes Túnez experimentaba 49 °C.Y el turismo representa una parte muy importante de la economía de la región. Especialmente en Grecia y en España, donde significa cerca de un cuarto del Producto Interno Bruto (PIB).¿Evitarán los turistas los países más cálidos? Las fuertes temperaturas estivales podrían desanimar a los visitantes, alertan profesionales del sector.Para el jefe de Voyageurs du monde (Viajeros del mundo) Jean-François Rial, "el calentamiento climático hará las destinaciones cada vez menos frecuentables. Todo el Mediterráneo está involucrado, pues es el principal destino de los viajeros europeos".En España "ya estamos viendo turistas que se están cuestionando" el hecho de bajar hacia "la costa mediterránea", afirma Joantxo Llantada, profesor en MBA Turismo en la IE Business School."Los efectos del calentamiento global que pensábamos que iba a llegar para el 2050 realmente los estamos viendo ahora mismo", añadió.Según reciente nota de Moody's, las canículas podrían reducir la atractividad del sur de Europa, o "al menos reducir la demanda en verano, con consecuencias económicas negativas".El sol sigue atrayendoHamit Kuk, presidente de la asociación de agencias de viaje turcas, señala que "no es un problema si hace calor en Antalya, pues los turistas europeos buscan el sol".La presidenta de la federación tunecina de hotelería, Dora Miled, señala a la AFP que "no hay impacto del calor en el turismo. Didier Arino, dirigente del gabinete de consejería Protourisme, en Francia, indica que "para sus vacaciones la gente no sueña con destinos frescos, desean buen tiempo".En Grecia no es seguro que los incendios disuadan a los turistas. Kostas Chryssohoidis, viceprefecto del archipiélago del Dodecaneso, señala que del domingo al lunes llegaron "24.000 turistas a la isla de Rodas" y solo hubo algunas cancelaciones.¿Se beneficiarán otros países?Cuando es imposible visitar una ciudad afectada por la canícula, los turistas pueden irse a otra parte. Desde hace diez años, subraya Jean-François Rial, "los destinos del norte de Europa" han aumentado y podrían beneficiarse Inglaterra e Irlanda.Algunos visitantes españoles e italianos están buscando destinos frescos, dice Pierre Coenegrachts, de la agencia regional de turismo de Valonia, en Bélgica.¿Nos dirigimos hacia otro turismo?Los profesionales del sector están de acuerdo en que el turismo cambiará y anticipan que el Mediterráneo podría atraer más visitantes en otras temporadas distintas al verano, pues muchos de los vacacionistas son jubilados.Hamit Kuk dice que "aunque los problemas climáticos mundiales siguen aumentando, habrá que replantearse nuestras temporadas (...). Tal vez habrá que incluir a noviembre en la temporada de verano y abril en la de invierno".Para Jean-François Rial, "eso sería bueno para bajar el exagerado turismo" que hay en una temporada, "perdiendo clientes en verano, pero aumentándolos en los otros nueve meses del año".Juan Muñoz, jefe de promoción de turismo en la región de Valencia, en España, indica que el sector "está empezando a tomar una serie de medidas" para "adaptarse" y "puede que pierdan visitantes" en verano, pero tendrán "una temporada turística más amplia". Le invitamos a conectarse con nuestra señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Esperado y merecido", así lo ve la directora y representante de la oficina regional para la Cultura en América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Anne Lemaistre, quien explica en entrevista que ese programa "hace la abogacía de la conservación del patrimonio audiovisual que también es la memoria colectiva del mundo".La presencia de esta colección cubana en el registro internacional Memoria del Mundo es para Lemaistre el reconocimiento a la "gran originalidad creativa que hay en estos carteles, la belleza gráfica y la eficacia comunicativa de estos documentos".Recuerda que desde 1992 -cuando fue creado esta categoría del registro que abarca audiovisuales y manuscritos- han sido inscritas 430 obras patrimoniales para el mundo.De Cuba también han sido incluidos los escritos del Fondo José Martí, prócer de la patria; los negativos del noticiero del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y manuscritos originales del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, entre ellos su diario de campaña en Bolivia.Lemaistre destaca el talento "inmenso" y "muy especial" de los diseñadores cubanos, quienes "con pocos medios, pero con la técnica de la serigrafía, consiguieron encapsular -con algunos colores y un diseño muy afirmado- la esencia de una película" con "gran impacto visual"."Creo que estos carteles dan una gran visibilidad a Cuba, es una imagen de Cuba entre otras y una herramienta de educación visual para toda una generación cubana", señaló.Patrimonio visibleEn esa misma línea, Sara Vega, especialista en gráfica de la Cinemateca de Cuba y encargada de las casi 3.000 piezas que componen la colección, se congratula por haber contribuido a que "esto se haya digitalizado, conservado y que haya tenido este resultado a nivel internacional".Además de proteger y estudiar el cartel cubano de cine, Vega explicó que su labor fundamental es exponer la colección a la vista del público porque "el patrimonio que no se visibiliza es como si no existiera".Y en particular, concede gran importancia a poner estas piezas al alcance de "los más jóvenes, de un público emergente, de los diseñadores y los estudiantes que necesitan estas referencias para seguir adelante" en las artes visuales de la isla.Su declaración como Patrimonio de la Humanidad, es "súper importante" porque reconoce el meritorio trabajo de muchos diseñadores que intervinieron en la promoción tanto del cine cubano y extranjero como de sus festivales, retrospectivas y muestras.El primer cartelVega rememora la historia de los carteles cubanos de cine tras la creación del Icaic en 1959 -con el triunfo de la revolución-, cuando se decidió que las películas a exhibir en Cuba -tanto nacionales como extranjeras- se acompañarían de un cartel.La película cubana "Historias de la revolución", dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, estrenada en 1960, fue el primer largometraje de ficción realizado por el Icaic y el que estrenó el cartel creado por el diseñador Eduardo Muñoz Bachs.Entonces se cambió la técnica de impresión de offset por la serigrafía y el formato del cartel cinematográfico sería estándar. Los diseñadores, que venían de la publicidad o de las artes plásticas, se volcaron a crear con símbolos y metáforas, interpretando el tema de la película."Es decir, el cine salió a la calle y metió al público en las salas a partir de las acciones de estos diseñadores con sus carteles", apunta la especialista.Entre muchos de sus creadores, cita a los cubanos Rafael Morante, René Azcuy, Alfredo Rostgaard, Antonio Pérez (Ñiko), los pintores Servando Cabrera y Raúl Martínez, así como al chileno Roberto Matta y el español Antonio Saura, entre otros.Ellos se apropiaron con la gráfica de la esencia de filmes como "Besos Robados", "Lucía", "Memorias del Subdesarrollo", "Fresa y chocolate", "La última cena", "La bella del Alhambra" y "Sacco y Vanzetti" para acompañar su promoción en la isla.Reproducciones de esta colección de carteles cinematográficos tapizan desde hace años las paredes y el techo del vestíbulo de la sede el Icaic en La Habana, un espacio que Vega ve como una galería de exposición permanente.El conjunto de carteles cinematográficos y las actas capitulares del Ayuntamiento de La Habana (1550-1898) subieron al escalón internacional del programa Memoria del Mundo el pasado 18 de mayo, durante la reunión del Consejo Ejecutivo de la Unesco.Las actas capitulares, pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana, están reunidas en 273 libros, entre ellos 200 originales, entre los que se encuentran borradores, resoluciones y acuerdos tomados por el cabildo de la capital cubana del siglo XVI hasta el XVIII. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Las ayudas estarán dirigidas por su Fondo Internacional para la Diversidad Cultural (FIDC) y beneficiarán a cinco proyectos más que en 2021, explicó en un comunicado la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).En Argentina, será para la "amplificación de las voces de cineastas indígenas" con el dispositivo Origen dirigido por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).En Chile, para la creación de redes y asociaciones entre agentes culturales de Ciudad Sur, dirigido por la Asociación de Municipios Ciudad Sur.En Colombia, para investigar el potencial del cómic, una idea que promueve la ONG Corporación Entreviñetas.Los otros proyectos que recibirán fondos del FIDC -un instrumento de la Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la Unesco- están en Barbados, Botsuana, Costa de Marfil, Egipto, Ghana, Nigeria, Pakistán y Túnez. Les invitamos a conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Desplazados por décadas de guerra e intrusiones comerciales y culturales, los siekopai se encuentran actualmente dispersos en aldeas a ambos lados de la frontera entre Ecuador y Perú, lejos de su forma de vida de cazadores-recolectores y su territorio ancestral, que luchan por recuperar.Hoy se ganan la vida haciendo trabajos ocasionales en pueblos rurales rodeados de campos petroleros, plantaciones de palma aceitera y carreteras muy transitadas. Sus hijos visten jeans, camisetas y zapatillas deportivas, escuchan reguetón y andan en motos chinas. Y, cuando no están en la escuela, en lugar de aprender a pescar, a cazar y a usar hierbas medicinales, pasan horas con sus celulares como adolescentes en cualquier otra parte del mundo.Al borde de la extinción cultural, los líderes del pueblo siekopai dicen que es una cuestión de supervivencia reclamar su tierra ancestral, a la que llaman Pe'keya en lengua paicoca y aún en buena medida intacta en una parte remota de la Amazonía."Nuestro gran sueño es reconstruir nuestro territorio, volver a unir a nuestra nación, a nuestras familias, en estos ríos donde viven los espíritus y las criaturas de las que me habló mi abuelo", dijo a la AFP uno de los líderes comunitarios de los siekopai en Ecuador, Justino Piaguaje, durante un reciente y raro encuentro en Pe'keya.Los siekopai son uno de los 14 grupos indígenas reconocidos en Ecuador, un país donde el 7% de la población se identifica como tal. En total, suman solamente unos 1.200, repartidos entre Ecuador y Perú.Durante el conflicto limítrofe entre ambos países, que tuvo choques armados en 1941, 1981 y 1995, intensos combates expulsaron a los siekopai de Pe'keya, que según ellos se extendía por unos tres millones de hectáreas a lo largo del río Lagartococha, que forma parte de la frontera entre Ecuador y Perú.Del lado ecuatoriano, la mayoría de los desplazados terminaron a unos 160 kilómetros al oeste de su tierra natal, en el asentamiento rural de San Pablo de Kantesiya, un pueblo ribereño que subsiste principalmente gracias al aceite de palma y al petróleo."Desde la guerra, nunca hemos podido realmente regresar a nuestro territorio. Hermanos y familias fueron separados (...) y nos cortaron nuestras raíces nutritivas", sostuvo Piaguaje."Todo viene de aquí"En enero, unos 200 siekopai de San Pablo y otros lugares se congregaron en la aldea de Mañoko, en el lado peruano de Pe'keya, donde un puñado de estos indígenas habitan en casas de madera sobre pilotes cerca de las tumbas sagradas de sus venerados chamanes.Lleva unas 12 horas en un bote a motor llegar desde San Pablo hasta Mañoko, a orillas del río Lagartococha, "el río de los caimanes", en paicoca. A lo largo del viaje, en un calor sofocante, peces y reptiles mecen las oscuras aguas, invadidas por una multitud de pájaros de colores, entre los gritos de los monos aulladores posados en las copas de árboles gigantes cuyas raíces se aferran a las orillas fangosas.Al llegar a Mañoko, un pequeño caserío en medio de un océano de verde, se nota el bullicio de los grandes eventos. Los siekopai desembarcan y levantan tiendas de campaña entre las pocas casas. Luego, cuenco en mano, hacen fila frente a la cocina comunitaria donde sobre un fuego de leña se prepara arroz, lentejas y pescado recién sacado del río. Niños descalzos interrumpen alegremente entre gallinas y charcos. Las mujeres lavan ropa en el río y se peinan sentadas en canoas en la orilla.Durante los días siguientes, los siekopai se reúnen en la rudimentaria cancha de fútbol o en la única aula de la escuela ataviados para la ocasión con coloridas túnicas tradicionales y tocados de plumas, con collares de perlas, semillas y dientes de animales.Con pinturas a base de plantas, hombres y mujeres han decorado sus rostros con motivos inspirados en animales de la selva: serpientes, panteras y arañas. Todos hablan paicoca, pero también se escucha español."Este regreso a Pe'keya es para encontrarnos con nosotros mismos. Para los siekopai, todo viene de aquí", resumió el líder de la comunidad siekopai en Ecuador, Elías Piyahuaje, quien lleva un apellido común en la zona, que tiene una variedad de grafías."Las nuevas generaciones no conocen este lugar, su historia, su energía especial. Este encuentro pretende estrechar los lazos entre viejos y jóvenes", agregó Piyahuaje, con una brillante banda de plumas rojas y amarillas ceñida en la frente.Entre los que hicieron el recorrido había adolescentes, como Milena Piaguaje, de 18 años, quien dijo que viajó para "aprender sobre hierbas medicinales y escuchar las historias de los mayores". Orgullosa de ser siekopai pero cansada de la "discriminación en la escuela", dijo a la AFP que le gustaría volver a la patria ancestral con su familia. "Estoy feliz aquí, rodeada de mi familia y mi comunidad. Esas son mis raíces...", aseguró.Los jóvenes siekopai "viven en una realidad compleja: con un pie en el mundo occidental moderno y el otro pie en su territorio", comentó Sophie Pinchetti, de Amazon Frontlines, una ONG que apoya a los pueblos de la Amazonía y colaboró con el reencuentro de Mañoko.El partido de fútbol cotidiano, los niños hipnotizados por los dibujos animados en las pantallas de las tabletas o incluso un ruidoso culto evangélico nocturno, marcado por los "¡Aleluya!" en el micrófono, recuerda este dilema persistente.Violación de derechosCon el acuerdo de paz de 1998 entre Perú y Ecuador, los siekopai recuperaron la esperanza de regresar finalmente a su tierra. En 2017, presentaron una demanda al ministerio de Medio Ambiente de Ecuador para obtener el título de propiedad de una porción de 42.000 hectáreas de Pe'keya.Desde entonces, "hemos tenido discusiones con cuatro ministros sucesivos, sin ningún resultado", dijo Justino Piaguaje. Por eso en septiembre de 2021 decidimos emprender acciones legales para que el Estado reconozca nuestro territorio".La demanda, aún sin resolverse, busca títulos de propiedad, una disculpa del Estado ecuatoriano por las "violaciones de derechos" de los siekopai y garantías para un retorno seguro a la tierra.Sin embargo, existe una complicación importante: Pe'keya se encuentra en el centro de una vasta área protegida en Ecuador, la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno (RPFC), creada en 1979 y que abarca cerca de 600.000 hectáreas en el noreste de la región amazónica del país.La reserva es parte de un ecosistema acuático complejo, con cientos de ríos, esteros y lagunas, catalogado en 2017 como humedal de importancia internacional bajo la Convención de Ramsar, un tratado ambiental mundial establecido por la Unesco.Alberga más de 200 especies de reptiles y anfibios, 600 especies de aves y 167 de mamíferos. Muchas son especies amenazadas, como el delfín del río Amazonas, la nutria gigante, el manatí y el arapaima, uno de los peces de agua dulce más grandes del mundo.En 2007, grupos indígenas firmaron un acuerdo con el gobierno de Ecuador que otorgó a los siekopai los derechos de uso, pero no de propiedad, de 8.000 hectáreas de la reserva en un área que se superpone con Pe'keya. A los miembros de las etnias kichwa, shuar, cofan zabalo y siona se les otorgaron derechos sobre otras tierras cercanas.Obsevadores dicen que el gobierno y las compañías petroleras y mineras avivaron las rivalidades entre los grupos para frustrar sus reclamos y mantener el acceso a tierras que contienen recursos naturales como el petróleo, que aún se puede encontrar en la Amazonía."El Estado no quiere protegernos. Solo quiere explotar la riqueza de nuestros territorios", denunció Justino Piaguaje. El gobierno de Ecuador no respondió a las solicitudes de comentarios de AFP sobre el tema."No podemos abandonar la lucha"El encuentro en Mañoko ofreció una mirada al pasado y a una cultura en peligro. "Somos gente de los ríos (...), gente de la sabiduría de las plantas y de las lagunas", dijo Justino Piaguaje, quien como muchos siekopai sueña con volver a la vida anterior de pesca, caza y agricultura ambulante.En Mañoko, los ancianos organizaron talleres informales para explicar las técnicas tradicionales de pesca utilizando huevos de hormiga, frutas y semillas a la generación más joven.Los jóvenes también aprendieron sobre la caza de caimanes, de noche y con arpón, una tarea peligrosa ya que estos reptiles de un metro de largo atacan a las embarcaciones pequeñas. Los monos, colorados, aulladores o lanudos también son una fuente preferida de carne, pero ya no se los caza con cerbatanas y dardos envenenados como en los viejos tiempos, sino con escopetas.Los siekopai se enorgullecen de tener conocimiento de "más de mil" plantas, incluida el "yagé", utilizada en los ritos chamánicos que crean un puente hacia el mundo de los espíritus."El yagé es vital para nosotros. Si perdemos el yagé, perdemos nuestra espiritualidad. Caeremos en la ignorancia, perderemos la sabiduría de los ancianos. Ya no escucharemos a los animales y a los espíritus de la selva y a los ríos", afirmó Justino Piaguaje, cuyo abuelo, hoy de 109 años, lo tomaba.Lo mismo ocurre con el tabaco, la otra gran planta que "protege a los pescadores de los peligros del agua, de las boas, de los cocodrilos. (...) Este conocimiento, esta sabiduría de las plantas sólo se puede aprender aquí, en nuestro territorio", apuntó. Para retener este conocimiento, los siekopai insisten que deben regresar a su territorio."No podemos abandonar la lucha (...) o los siekopai desaparecerán como algunos animales de la selva han desaparecido de la noche a la mañana", agregó Elías Piyahuaje. Les invitamos a conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La inscripción en ese listado, anunciada por la Unesco durante una reunión en Rabat, supone un espaldarazo a los artesanos, y un llamado a los gobiernos respectivos a cuidar y mantener viva esa herencia ancestral.Durante más de 155 años, ocho generaciones de maestros acumularon conocimiento sobre la preparación del ron ligero en Cuba, para pasarlo de manera oral y en la práctica cotidiana a sus aprendices. Este ron ligero, con un grado alcohólico del 40%, se obtiene de la miel de caña o melaza y es añejado en barricas de madera antes de su consumo.La generación que guarda este conocimiento está integrada actualmente por tres primeros maestros, siete maestros y cuatro aspirantes. Este selecto grupo es depositario, guardián y transmisor del conocimiento originado con el boom agroindustrial del azúcar en el siglo XIX."Para nosotros más que un orgullo es el verdadero reconocimiento de la tradición ronera cubana", dijo telefónicamente a AFP el maestro Asbel Morales, de 54 años, al conocer la noticia. El dominio masculino que ha prevalecido durante décadas en este mundo cambió con la presencia ahora de dos mujeres maestras y otras tres aspirantes.Cuba ha desarrollado una escuela de maestros del ron concentrada en el "Movimiento de Maestros del Ron Cubano", que participó en la elaboración del expediente presentado a la Unesco. La isla cuenta con otros patrimonios inmateriales de la humanidad como la Tumba Francesa (2008), la Rumba Cubana (2016), el Punto Cubano (2017) y Las Parrandas (2018).La herencia cultural colombiana y chilenaLa Unesco inscribió también otras tres tradiciones ancestrales latinoamericanas, así como una española.Uno es el conocimiento ancestral de los indígenas colombianos que habitan el sistema montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta, un vasto territorio que va desde el nivel del mar hasta los 5.770 metros en el norte de Colombia. Esa región está habitada por los pueblos autóctonos Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo.La cerámica negra que se fábrica en los poblados chilenos de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, cuya materia prima está en peligro de desaparecer por la explotación forestal, también fue reconocida por el organismo de la ONU. Este miércoles se anunció también la inclusión de la celebración de la Semana Santa en Guatemala, que se remonta al siglo XVI, y del toque manual de campanas en España.La "baguette", víctima de su propio éxitoDe corteza crujiente y miga esponjosa, la "baguette" es un producto relativamente reciente: apareció a principios del siglo XX en París. Actualmente es el pan más consumido en toda Francia.Cada año se venden unas 6.000 millones de "baguettes", lo que significa que unos 12 millones de consumidores la piden en las panaderías cada día. Cada barra pesa unos 250 gramos aproximadamente.Más que el producto en sí mismo, la Unesco premia con esta distinción el "savoir-faire", la manera particular de elaborar, amasar y hornear esta barra de pan que ha sufrido, como tantos otros éxitos culinarios franceses, de los abusos de la industrialización.Esta inscripción "celebra también toda una cultura: un ritual diario, un elemento que estructura las comidas, un sinónimo de intercambio y de convivencia", reaccionó la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay. "Es un reconocimiento para la comunidad de los panaderos y pasteleros", explicó Dominique Anract, presidente de la Confederación francesa que agrupa a esos "artesanos" de la harina y la levadura.El galardón supone un reconocimiento a las panaderías tradicionales, que han ido cerrando en Francia, particularmente en el campo.En 1970 había unas 55.000 panaderías artesanales (una por cada 790 habitantes) en comparación con las 35.000 en la actualidad (una por cada 2.000 habitantes), según datos del ministerio de Cultura. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El comité del Patrimonio Cultural Inmaterial examina en Marruecos desde el lunes y hasta al 4 de diciembre las 56 candidaturas a sus listas, que ya incluyen el "pasillo" ecuatoriano, el tango, los mariachis mexicanos o la parranda de San Juan de Venezuela. El patrimonio cultural inmaterial, o "patrimonio vivo", es una herencia "de nuestros antepasados y transmitida a nuestros descendientes", señala la Unesco. Esta comprende tradiciones orales, rituales, prácticas sociales, etc.En un vasto territorio que va desde el nivel del mar hasta los 5.770 metros en el norte de Colombia, los pueblos originarios Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo atesoran saberes esenciales para "cuidar la vida de la madre naturaleza, la humanidad y el Planeta", de acuerdo a la postulación valorada por la organización."Nuestro pensamiento es universal porque abarca cuanto existe, es decir, lo visible y lo invisible, los grandes misterios que encierra la naturaleza y que, hasta ahora, el hombre no sabe, pues todo lo lleva a la química y a las ciencias", explica el indígena Norberto Torres en el libro 'Orden del Todo' que recoge las investigaciones del antropólogo Reinaldo Barbosa sobre estos pueblos. "Todas las cosas tienen su espíritu, inclusive las plantas, las piedras, todo esto conforma un pensamiento que va al universo, unido todo como un respiro", explica Torres, también conocido como Mamo Zeukukuy.El nombre "Mamo", lo distingue como una de las autoridades que transmiten el pensamiento ancestral de generación en generación en esta majestuosa cadena montañosa en forma de pirámide, ubicada a 42 kilómetros del mar Caribe y declarada reserva de la biósfera por la Unesco en 1979. "Esta tradición la hemos seguido en forma práctica y oral desde hace 3.600 años aproximadamente, desde cuando tuvimos asiento en esta Sierra Sagrada considerada como corazón del mundo", agrega el Mamo Arwa Vikw.La zona, llamada en lengua indígena Goanawindwa-Shwndwa, está registrada en los Guinness World Records como el sistema montañoso costero más alto del mundo. Koguis, Arhuacos, Wiwas y Kankuamos recorren sus escarpadas laderas luciendo sus tradicionales blancos y con mochilas tejidas terciadas sobre los hombros.Ante expansión del turismo en la Sierra Nevada, la "sabiduría ancestral" de los originarios "juega un papel fundamental para garantizar la protección del ecosistema (...) y evitar la pérdida de su identidad cultural", anota el ministerio de Cultura.Una hija de la región llegó a las más altas esferas de la diplomacia y es hoy la primera indígena en representar a Colombia ante la ONU. Leonor Zalabata, del pueblo Arhuaco, es también la voz internacional de casi 90 comunidades originarias que significan el 4,4% de los 50 millones de habitantes de Colombia.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Las películas románticas de navidad son clásicos que podemos ver una y otra vez en estas fechas del año, simplemente para pasar un buen rato y creer por un momento en el milagro de la navidad. Aquí le dejamos algunas imperdibles. Love Actually (2003) Esta película británica cuenta varias historias de amor entrelazadas durante la temporada navideña en Londres. Es conocida por su elenco estelar y su enfoque cálido y humorístico.The Holiday (2006) Dos mujeres intercambian casas durante las vacaciones y terminan encontrando el amor en lugares inesperados. Protagonizada por Cameron Diaz y Kate Winslet, esta comedia romántica tiene el encanto de dos historias de amor en diferentes continentes.Serendipity (2001) La historia de una pareja que se encuentra y se enamora en una noche mágica en Nueva York, solo para separarse y dejar su destino al azar. La película juega con la idea del destino y las segundas oportunidades.The Family Stone (2005) Una comedia dramática que sigue a una mujer que visita a la familia de su prometido durante las vacaciones, solo para descubrir que no encaja exactamente como se esperaba. Aunque no es una comedia romántica tradicional, tiene una historia de amor entrañable en su núcleo.Elf (2003) Mientras que esta película es más conocida por su enfoque cómico y festivo, también incluye una linda historia de amor entre Buddy, el elfo interpretado por Will Ferrell, y Jovie, interpretada por Zooey Deschanel. Es una opción divertida y conmovedora para la temporada navideña.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Huasipungo" de Jorge Icaza es un hito literario latinoamericano, publicado en 1934, que revela la brutalidad de la opresión social en la hacienda ecuatoriana. Esta novela, impregnada de realismo y crítica social, es una denuncia feroz de las injusticias sufridas por los indígenas frente al poderoso sistema terrateniente.La trama se desenvuelve en torno a la vida de los habitantes indígenas de la hacienda, sus luchas por la supervivencia y su sometimiento a condiciones inhumanas impuestas por los terratenientes. Icaza presenta personajes complejos que representan la lucha por la dignidad y la resistencia ante la explotación despiadada.Con un estilo narrativo vívido y desgarrador, Icaza exhibe la crueldad de la discriminación social y económica, ilustrando las consecuencias devastadoras del sistema feudal en Ecuador. La obra resalta la degradación humana, la violencia y la desigualdad, dejando una poderosa impresión sobre el lector."Huasipungo" trasciende como un documento literario indispensable que visibiliza las realidades marginadas y perpetuadas en la historia latinoamericana. Su relevancia perdura en la actualidad, al ofrecer una crónica penetrante y atemporal de la lucha por la justicia social y los derechos humanos.No olvide conectarse tarde con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Leyenda Viva, el alma de un pueblo", es una película que desentraña la esencia del vallenato a través de diálogos auténticos con historiadores y músicos de la región. Revela cómo este género musical se moldeó, su origen y su proyección futura, siendo un legado arraigado en la memoria colectiva de Colombia, y que hoy conquista escenarios alrededor del mundo.Figuras como Nafer Durán, Rosendo Romero, Marciano Martínez e Ivo Díaz, junto a los historiadores Tomás Darío Gutiérrez, Julio Oñate y Jose Alberto ‘Beto’ Murgas, entre otros maestros, participan en este diálogo en el que se destaca que no es necesario ser un experto para disfrutar y aprender.‘Leyenda Viva’ se asemeja a una cátedra histórica y magistral, accesible para cualquier persona, independientemente de ser un apasionado del género musical. Relata anécdotas, como el origen de la tonada 'Amor, amor' durante la Guerra de los Mil Días, cuando soldados criollos aprendieron la canción entonada por los españoles durante la reconquista (1815 – 1816). También narra el primer encuentro del folclore vallenato en la película mexicana de 1945, 'Pasiones tormentosas', donde la actriz María Antonieta Pons baila al compás de la famosa canción ‘El caimán’ junto a Kike Mendive.Esta película es una producción de Memu(á) Films, dedicada a documentales de memoria, y Lanterna Pictures, con la colaboración de Codiscos Films, la nueva división de la disquera, respaldada por Grupo Éxito, Colombiana, Old Parr y Cine Colombia, quienes también se encargaron de su distribución en Colombia. Además, cuenta con el apoyo de Sony Music, Hohner, Spirit Music y Discos Fuentes, aliados clave responsables de los derechos musicales de la película."No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La escritora bogotana María Ospina Pizano es la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023 por su libro Solo un poco aquí, una novela que es animales y movimiento.Ospina Pizano se convierte en la segunda colombiana en obtener este prestigioso galardón luego de que Laura Restrepo lo obtuviera en el año 1997 con su libro: Dulce compañía. El premio Sor Juana Inés de la Cruz reconoce la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe.Aquí dejamos el discurso que dio al recibir el premio, texto en el que recuerda a Sor Juana Inés de la Cruz y hace una alusión al bosque como manto protector de la vida.Por «un territorio igual de hospitalario al bosque»Respetadas Licenciada Marisol Schulz Manaut, Directora General de la Feria Internacional del Guadalajara, Maestra Carmen Beatriz López Portillo, Rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, y respetados miembros del jurado, Doctoras Sara Poot Herrera y Diana Sánchez y Doctor Daniel Centeno. Estimadas personas de la audiencia que están hoy acompañándonos:Muchas gracias por su presencia. Para mí es un honor enorme estar en la maravillosa FIL de Guadalajara por primera vez y con motivo de esta ocasión tan especial. Quiero empezar celebrando los treinta años que cumple este premio apoyando a las mujeres que escriben y reconociendo el deseo, el deber, la urgencia de contar, de indagar, de filosofar que Sor Juana Inés de la Cruz encarnó hace varios siglos, y que hoy sigue siendo urgente defender. Un premio que durante tres décadas ha defendido la literatura como lugar desde el que se trenzan las preguntas más complejas y se desafía a aquellos que están convencidos de la simpleza y la obviedad del mundo.Cuando recibí la llamada con la noticia de que lo había recibido, yo iba caminando por una calle antigua del centro de Madrid, un barrio que aún conserva edificios de ese extraño y accidentado y fascinante y barroquísimo fin del siglo XVII, que fue precisamente la época que le tocó vivir a Sor Juana. Un barrio donde seguramente algunas personas alcanzaron a leerla mientras ella aún vivía, cuando su fama y sus escritos ya llegaban desde el otro lado del Atlántico. A pocas cuadras de allí, muy cerca del Palacio Real de Madrid, que fue construido con los expolios de América y donde aún se elogia sin vergüenza la conquista y se silencian sus violencias, hay una estatua de Sor Juana que siempre me ha conmovido. Es quizás el único monumento que existe en honor a ella en España. Y me emociona que esa estatua de ella esté allí, mirando con rigor al horizonte, con pluma y papel en mano, en medio de tanta estatua de patriarca constructor de imperios, de tanta mujer reducida a alegoría o a figura mitológica, de tanto hombre a caballo deseoso de mandar y de ocupar. Cuando recibí la noticia de este premio, que además era el día en que cumplía yo los años aproximados que tuvo Sor Juana cuando murió, sin saber bien qué hacer con la alegría, peregriné unas cuadras hasta la estatua para darle las gracias, como buscando urgentemente un ritual y un cuerpo. Me costó treparme al pedestal, pero mi hijo de diez años lo escaló con entusiasmo y pudo dejar a nombre mío una flor en la mano de piedra. Una pareja de irlandeses nos miró, perpleja. Oí que se preguntaban por la estatua. Y como me cuesta renunciar a mi vocación docente, me metí en su conversación sin haber sido invitada y les conté sobre ella.Cómo no hacerle aquí un homenaje a la brillante poeta, dramaturga y filósofa, que ha sido mi maestra por muchas décadas y que también ha sido la de mis estudiantes que la leen en mis clases de la universidad, más de tres siglos después de que la obligaran a dejar de escribir. Cómo no agradecerle por siempre recordarnos, entre muchas cosas, que, aunque haya tantos mecanismos erigidos para subordinar y excluir a las mujeres de la cultura y la política, de la vida social y de la conversación pública, existe una red milenaria de pensadoras e intelectuales que siempre han usado la palabra y la acción para revelar la complejidad del mundo. Quisiera entonces hoy empezar dándole gracias por las enseñanzas, por la vitalidad de sus ideas, por su profunda erudición y osadía, por su empeño, desde los márgenes, en aquello que ella misma llama “poner bellezas y riquezas al entendimiento”. Por el compromiso de pensar sosegadamente y de defender el rigor de las ideas. Por ese ejemplo.En la famosa carta conocida como la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” que Sor Juana envió en 1691 a su confesor, el obispo de Puebla, la escritora hace una defensa brillante de su vigorosa labor intelectual en un momento en que los hombres de la iglesia comenzaban a recriminarle por escribir sobre teología, ciencia, filosofía y estética, por tejer versos y obras teatrales, por reflexionar sobre la misoginia misma que buscaba silenciarla. En esa carta maravillosa Sor Juana reclama los derechos de la mujer a ser educada y a educar, defiende la posibilidad de disentir de los hombres que ostentan el poder y se inserta en una extensa genealogía de mujeres que han participado en la vida pública e intelectual del mundo a través de la política, la filosofía, la poesía, la educación, la teología y el arte, desde la antigüedad hasta sus días.Pero para mí, quizás, lo más original, lo más transgresor de esa carta, es la forma en que Sor Juana insiste en que, aunque quieran silenciar a las mujeres, aunque quieran representarlas como irracionales o viciosas o débiles de entendimiento, aunque intenten prohibirles escribir, excluirlas de las universidades o relegarlas al hogar o al rezo, nunca será posible privar a nadie de lo que ella llama “el deseo de saber”. Consciente de que la iglesia está a punto de decretar su silencio, Sor Juana explica que, aun sin libros en mano y sin acceso a la pluma, la reflexión profunda y paciente —que para ella está íntimamente ligada al ejercicio del deseo— nunca frenará su rumbo, pues esta excede el territorio de la letra y los espacios donde se ejerce el poder. Sor Juana le anuncia así a su confesor que ella siempre va a filosofar, con o sin su venerada biblioteca, con o sin su pluma, pues todo lo que ella encuentra en su caminar cotidiano es materia fértil, territorio deslumbrante en el que surgen las preguntas e ideas más profundas sobre el mundo. En vísperas de la censura fatal, Sor Juana anuncia, desafiante, que “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración, aun en las cosas más menudas y materiales”. Insinúa que mientras esté viva, en la cocina o en el patio del convento o donde sea, siempre estará filosofando.Al cuestionar la idea de que el ámbito intelectual institucionalizado es el único espacio para el pensamiento, al poner en duda esa dimensión que por tanto tiempo (y aún hoy) muchos han querido delimitar como un lugar de alianzas e interlocución masculina, Sor Juana sugiere que las restricciones que emergen de las jerarquías tradicionales del patriarcado, aunque contundentes y dañinas, siempre serán insuficientes. Nunca se podrá doblegar el deseo y la posibilidad de reflexión que emerge de la experiencia vital y cotidiana del cuerpo, de nuestros recorridos por los caminos. Esta bulle y crece y se propaga, como las raíces de los árboles, a pesar de la misoginia, con o sin acceso a los espacios del poder donde se tiende a censurar, como todavía vemos hoy en tantos lugares, el pensamiento hondo y la palabra insólita.Mi abuela, mi madre y muchos perros y perras me enseñaron desde la infancia aquello que Sor Juana luego hiló de forma tan hermosa en su carta, cuando la leí de adulta. En los bosques de las montañas donde crecí, en el altiplano cundiboyacense de la cordillera oriental de los Andes colombianos, en la región de Simijaca, Cundinamarca, donde está mi corazón, bosques que todavía frecuento en el peregrinaje de la migrante que soy, “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración”, para usar las palabras de Sor Juana. Ha sido en ese territorio de árboles, maizales y parcelas campesinas donde he convivido con perros y he aprendido a escuchar aves e insectos, enredaderas y musgos, líquenes y follaje, y las historias de la gente que allí cultiva, hila y pastorea. Ha sido en esos caminos donde lentamente se fue gestando esta novela.Narrar las mudanzas a las que sometemos o que hacen voluntariamente los animales más que humanos, habría sido imposible sin los años de deambular por las sendas rurales y los atajos de muchos de esos montes, sin la errancia que me dio haber nacido en una familia de mujeres caminantas, exploradoras de caminos muy antiguos, que me enseñaron que desde esas cuestas andinas y en presencia de otros seres, era urgente otear el mundo. Ese trasegar por bosque y pantano, antecede y es el sustrato de las ideas, como diría Henry David Thoreau, como de otra forma también lo expresó Arguedas y como también me enseñó mi abuela. María Negroni dice que escuchar otros ruidos es el motor implícito de la escritura. Para mí esos otros ruidos, son voces de otros seres más que humanos, de follajes y lluvias y vientos, y también son más que ruidos. Son otros olores y sonidos y movimientos de un mundo habitado por muchas especies. Este libro es un intento, aunque sé que limitado, imperfecto y lleno de paradojas, de bajarle el volumen a las voces humanas y a sus fantasías de dominio sobre el mundo, para que resuenen otras en el espacio siempre insuficiente, pero también siempre amplio, de la página escrita. En la pausa del camino, he buscado en la ficción un territorio igual de hospitalario al bosque, desde el cual preguntar cómo es la vida soberana de seres más que humanos que nos miran desde otras alturas y desde otras ontologías de espacio y tiempo. Para abordar ese misterio y reconocer nuestras limitaciones para comprenderlo.En mi vaivén de dos décadas entre Colombia y Estados Unidos, que es a donde terminé migrando, el acto de deambular por bosques y habitar el mundo rural a pie me ha dado una de las pocas certezas que tengo: que al estar situados en comunidades más que humanas nuestras vidas, y también nuestras errancias y nuestros errores, nuestras búsquedas de morada, siempre se cruzan con las de otros seres. Como bien lo expresa Dona Haraway, una de nuestras obligaciones como gente que comparte el mundo con seres más que humanos es tener curiosidad sobre lo que estos hacen, sienten, piensan, sobre cómo miran y en qué momento se cruzan nuestras miradas con las suyas. De hecho, creo que en cualquier consideración sobre lo que constituye un hogar humano, o su brevedad, en cualquier reflexión sobre los modos en que trazamos los caminos, está presente la pregunta ética y política de a qué otros animales desplazamos y a cuáles dejamos quedarse, de cuáles resisten y de cómo lo atestiguan, es decir la pregunta de quién es el huésped y quién es el anfitrión y cómo se complica esa distinción. Las tradiciones indígenas de las Américas llevan siglos insistiendo en que el devenir humano tiene que dar cuenta de otros seres vivos, que esto es digno de nuestra reflexión, de nuestra consideración, para usar de nuevo las palabras de Sor Juana. ¿Cómo tenemos en cuenta o los ignoramos? ¿Qué les debemos? ¿Cómo reconocemos su dignidad de testigos? ¿Cómo atestiguamos su vida, su sufrimiento, su resistencia, su soberanía? ¿Cómo se topan sus miradas con las nuestras? ¿Cómo abordamos las formas en que su existencia, más amenazada hoy que nunca por culpa nuestra, nos marca y nos conmueve? ¿Cómo encontrar su mirada y reconocerlos como actores y acompañantes puede ampliar las formas de la política? Honrando el legado de tantos pensadores y pensadoras que por siglos se han ocupado de estas preguntas, mi novela es un intento por pensar en todo esto, lejos de una tradición que insiste en la superioridad del orden humano y su racionalidad, cuando lo humano es precisamente una red de dependencias entre especies.He querido en este libro cuestionar la fantasía antropocéntrica de que otros seres vivos son irrelevantes o inferiores o deben estar siempre al servicio de las lógicas humanas, como la lógica de la propiedad privada, de la ganancia y del estado nación con sus fronteras. Como bien lo han notado las pensadoras ecofeministas, los discursos que presuponen la superioridad humana sobre lo que se ha sabido llamar la “naturaleza,” están íntimamente ligados a las nociones patriarcales de la jerarquía de género que fueron precisamente las que silenciaron a Sor Juana. He querido descentrar lo humano poniendo en el centro de la ficción a unas perras abandonadas, a una tángara escarlata que migra del noreste de Estados Unidos a los bosques altoandinos de Colombia, a un puercoespín pequeño de uno de esos bosques cuya especie se encuentra en vías de extinción, a un escarabajo recién salido de los fondos de esa tierra, animales más que humanos cuyas vidas inevitablemente se cruzan con las nuestras, pero que, desde su alteridad, se rehúsan a ser simplemente humanizados. En el proceso de indagar sobre el movimiento y el sufrimiento de estos seres, sobre lo que podría constituir para ellos un hogar, he querido preguntar sobre las maneras en que estos hacen reclamos a los humanos y sus tecnologías, y viceversa, aunque, como nos recuerda Haraway, esos reclamos nunca sean simétricos.Porque todas las especies están situadas históricamente, tenemos una responsabilidad de comprender la historia como más que humana. Hablar del trabajo, del afecto, del juego, de la vida comunitaria, de la política, de la guerra, de las relaciones de género, de la creación de fronteras políticas, requiere de una mirada que dé cuenta de que las sociedades y redes que tejemos están determinadas por los cruces entre especies. ¿Cómo se puede, si no, entender la historia de un país como Colombia, donde se talan bosques para llenarlos de vacas, donde se fumigan químicos letales para producir y erradicar las drogas ilícitas, donde se dragan ríos y se destrozan vidas para sacar oro y metales, donde hay gente valiente que a diario cuestiona y resiste todo esto, cómo abordamos esa historia sin al menos preguntarnos por la forma en que perciben, sienten, sufren y resisten esto los seres más que humanos que también la habitan? ¿Cómo son testigos ellos de los conflictos que causamos, como, por ejemplo, de un enfrentamiento armado que los exila, de una bomba que explota en el lugar a donde han parado a descansar (como les pasa, por ejemplo, a los millones de aves migratorias que cruzan Israel y Palestina en estos meses), o de una protesta pública que les nubla el cuerpo con gases lacrimógenos? ¿Cómo viven el estallido de los cohetes que Elon Musk alegremente hace explotar sobre sus bosques? Estas consideraciones, que para muchos pueden ser banales o minúsculas, tienen para mí una gran urgencia. Están en el centro de la historia, no son sus márgenes. Creo que la literatura, desde un lenguaje diferente al de las ciencias, debe estar allí para abordarlas.No podría terminar hoy sin hacer un breve homenaje a un pájaro que detonó la escritura de este libro hace ya más de una década. Un ave migratoria deslumbrante, cuya especie mora temporalmente en los bosques en los que crecí en Colombia y en los que ahora vivo en Estados Unidos, que de milagro encontré una mañana de 2008 en el balcón del apartamento de Bogotá al que yo había llegado a vivir temporalmente. Un ave pequeñita de cuerpo escarlata y alas negras que pasa parte del año en los Andes y la otra en el noreste de Estados Unidos, lugar del cual yo también hacía poco había llegado. Esa visita tan extraña de un pájaro que parecía paralizado en un día de abril en el que debía seguir su vuelo hacia el hemisferio norte con otros millones más, despertó en mí una enorme curiosidad. Una fascinación por la migración de los pájaros y sus viajes continentales y una obsesión por cómo atestiguan el mundo desde otras dimensiones espaciales y sensoriales, por cómo burlan nuestras fronteras y nuestros deseos egoístas de delimitar el mundo. Una curiosidad para la que creo que ya me había preparado mi vida de caminante de bosques.¿Cómo le habría ido a esa ave valiente que finalmente recuperó el vuelo y escapó de mi balcón? Ojalá que haya llegado a su bosque del norte, pero nunca lo sabré. ¿Qué rutas continentales habrá tomado y por cuántos otoños y primaveras habrá ido de norte a sur y de sur a norte? ¿Habrá durado su vida una década entera, que es lo que podría vivir un ave de su especie, o mucho menos? ¿Cuáles aguas que bebió estaban limpias y cuáles envenenadas? ¿Qué bosque encontró robusto y defendido y cuál diezmado? ¿Viven algunos de sus hijos y descansan en este momento del invierno septentrional en algún bosque andino? Tenemos que seguir hablando de los pájaros, de los territorios que ellos y tantos otros seres claman heroicamente y a pesar nuestro como morada. De los bosques y la vida que sostienen, que son la comunidad y el camino, la memoria del mundo y su conciencia. De la gente que los recorre y los defiende. De la soberanía de unos seres que son tan marginales en los espacios del poder, pero que sostienen la esperanza y la posibilidad del futuro.Quiero terminar agradeciendo a todos los perros y perras, y a todas las personas que me ha acompañado y acogido en estos años de escritura. A Salomé Cohen, mi brillante y generosa editora, a las editoriales que han publicado mis libros, a la universidad de Wesleyan donde enseño y a mis estudiantes, que son mis maestros, a la FIL de Guadalajara y a la Universidad del Claustro de Sor Juana, a Laura Niembro y al resto del equipo que ha hecho posible que yo esté hoy aquí. Un especial agradecimiento, también, al jurado que me honra enormemente, al elegir este libro entre muchas obras de escritoras valientes, que creen, como lo hizo Sor Juana, en el acto de conmover y de irritar para contar los enredos del mundo y sus misterios, para revelar, sosegadamente, los otros ruidos. Muchísimas gracias.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El galardón, dotado con 20.000 euros (cerca de 22.000 dólares), está considerado el reconocimiento público más alto a un compositor o compositora viva de la comunidad iberoamericana, según informó este lunes la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de España en un comunicado.Tania León (1943, La Habana), ganadora de un Premio Pulitzer de Música en 2021 y del Premio Kennedy Center Honors en 2022, fue galardonada por "su experiencia artística que se proyecta como paradigma de comprensión y diálogo intercultural", según indicó el jurado.Junto a ello, el jurado reconoció "los exilios externo e interno que, como cubana en los Estados Unidos, han marcado su producción compositiva de alto reconocimiento internacional, así como a su posición como ser humano ante las coordenadas vitales por las que ha discurrido su trayectoria”."Siempre he sido fiel a mi filosofía. Me crié en una familia que tenían orígenes muy diferentes, crecí en una especie de pequeñita Naciones Unidas", explicó la ganadora quien aseguró tener "esa semilla mental de que el mundo debería ser igual para todos y no enfatizar tanto en las diferencias".Con más de 40 obras de cámara, orquestales, vocales y multitud de óperas, su forma de crear ha conseguido elevar la música latina en Nueva York: "Europa es la semilla de la composición, y en Estados Unidos se conocía muy poco la carrera de composición latinoamericana", precisó la artista.Su música se caracteriza por un estilo moderno de carácter cosmopolita, a la vez complejo y expresivo, basado en la incorporación de prácticas rítmicas derivadas de la diáspora latinoamericana, fusionadas con técnicas europeas en el Caribe, recordó la SGAE.Además, su obra siempre se ha marcado por su gran compromiso político. A través de la música se ha enfrentado al rechazo y a la misoginia, explicó la organización."Siempre he sido de perseguir mis propuestas y cuando me decían que no, no me dejaba amedrentar: Les daba la espalda y continuaba mi camino", dijo ella al respecto.León se fue de Cuba a los 24 años para emigrar a Estados Unidos. Afincada en Nueva York desde 1967, no pretendía dedicarse a la composición sino que su sueño era ser concertista y se formó como pianista, pero acompañó al coreógrafo Arthur Mitchell en el proyecto del Dance Theater of Harlem” y comenzó así "una de las carreras más brillantes y prolíficas de la composición en Latinoamérica", destacó la SGAE.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.