Con “El mil amores”, un corrido de la autoría de Cuco Sánchez inicia esta nota especial en homenaje a Pedro Infante Cruz, nacido un 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán en el seno del hogar de don Delfino Infante García y doña Refugio Cruz Aranda, en el estado de Sinaloa. Su vida, rauda, tormentosa, estuvo eclipsada entre el éxito, la fama y la tragedia. Siempre le cantó al amor, a la vida, a las mujeres, a las desventuras, a las historias de su pueblo, a las noches sin luna y a las aves, sus consentidas, como en este, uno de sus primeros grandes éxitos internacionales: “La Calandria”.
En vida, Infante grabó 430 canciones: 2 para el sello RCA Víctor, 330 para el sello Peerles y aproximadamente 98 temas para las películas en las que participó. Además, su memoria ha sido homenajeada en al menos cinco temas. En este amplio repertorio de su cancionero, grabó más de 164 rancheras, 102 boleros, 48 huapangos y corridos, vacilones, serenatas y valses, además de grabar a más de 170 compositores, entre los que se encuentra José Alfredo Jiménez, del que escucharemos dos temas con los que continuamos en este gran especial en homenaje a Pedro Infante.
Pedro Infante siempre será recordado como uno de los mayores galanes que el cine mexicano pudo tener. Siempre varonil, casanova, multifacético y carismático, era usual que las mujeres lo buscarán por su magnetismo y habilidad actoral, sin embargo, en una ocasión quedó tan flechado, que se valió de la amistad que tenía con José Alfredo Jiménez para componerle una canción a Irma Dorantes, uno de sus mayores amores. Fue así como nacería este eterno himno de los enamorados: Despacito.
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El impacto de Pedro Infante sobre la mexicanidad ha sido tan profundo que muchos consideran que él mismo moldeó la idiosincrasia del mexicano actual por excelencia. Su paso por el cine y su estilo de vida indudablemente dejaron huella entre las generaciones que crecieron escuchando su música y en los compositores que ofrendaron varias de sus letras para inmortalizarse en su voz. Tal es el caso del maestro Rubén Fuentes, al que Infante le grabó varios temas, entre ellos, el inmortal “Cien años”.
En la historia del cancionero mexicano, se podría decir que una de las grandes revoluciones musicales en su estilo fue el nacimiento del bolero ranchero. Y sería el mismo Pedro Infante quien lo instaurara. La fecha: 23 de abril de 1949. El músico Juan Buitrón dirige el mariachi que acompañaría a la leyenda mexicana con la interpretación del que hasta hoy sigue considerándose el primer bolero ranchero de la historia. De la autoría de Agustín Lara: “Amorcito Corazón”.
“Amorcito Corazón” es un tema de la película “Nosotros los pobres y ustedes los ricos”, de 1949, interpretada por Pedro Infante. Tema que como les decía en el segmento anterior, es el primer bolero acompañado de un conjunto mariachi, lo que más tarde sería llamado el bolero ranchero. Con el sello Peerles, Pedro le ofreció a México y al mundo grandes boleros rancheros de la inspiración del maestro Manuel Esperón, quien le escribía por encargo al cantante, entre ellas “Amorcito de mi vida” y el inolvidable “No volveré”.
“ No volveré”, otro de esos boleros rancheros que quedaron inmortalizados en la voz de Pedro Infante. Composición del maestro Manuel Esperón, quizás uno de los más prolíficos maestros de la época de oro del cine mexicano. Y hablando de grandes maestros, déjenme presentarles a otra de esos grandes compositores del firmamento sonoro de México en la voz de Pedro Infante: Agustín Lara. Suya es la inspiración “Amor de mis amores”.
El 13 de julio de 1950 representa un hito dentro de la música popular: Pedro Infante graba la que hasta nuestros días, es considerada la canción más vendida en la historia fonográfica de México: “Las mañanitas”. Con el rotundo éxito en todas las estaciones de radio, “Las mañanitas” rápidamente se convirtieron en una tradición por varios países del habla hispana. Era 1950 y Pedro dominaba el escenario musical y artístico. Sus grabaciones eran un éxito continuo. Semanalmente lanzaba una nueva canción y completó casi 56 temas que se convirtieron en grandes éxitos, entre los que se cuentan “La negra noche”, “por un amor”, “el rebelde”, y el favorito del público, “El gavilán pollero”.
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“Senderito de amor” y “El Gavilán Pollero” son dos grandes temas del chihuahuense Ventura Romero que alcanzaron el éxito internacional en la voz de Pedro Infante, al mismo tiempo en que a la estrella de la canción le ofrecen trabajar en Hollywood, junto a grandes estrellas como Marlon Brando, John Wayne y Kirk Douglas. Por estos años, incorpora a su repertorio composiciones internacionales, entre ellas, una inspiración colombiano Álvaro Dalmar que aunque primero alcanzó la fama en la voz de Nelson Pinedo junto a la Sonora Matancera, Pedro Infante lo llevó a la ranchera. Bésame morenita.
Es 1955 y “Cucurrucucú Paloma” hace parte de la banda sonora de una de las últimas producciones cinematográficas que hace Pedro Infante para el cine mexicano, la comedia Escuela de Vagabundos. Este huapango escrito por Tomás Méndez que alude al mal de amores es el último gran éxito de Pedro, antes de que encontrara la muerte fatídicamente haciendo una de las cosas que más le apasionaba hacer: volar por los aires. Antes de este último viaje, ya había tenido otros dos accidentes aéreos, el primero en Guasave, Sinaloa, donde intentó despegar de una pista improvisada y el accidente le dejó una pequeña cicatriz a la altura de la barbilla. Al cabo de unos años sucedió el segundo, cerca de Zitácuaro, Michoacán, por la que tuvo que implantársele una placa de platino en parte del cráneo. En este último viaje, partió del Aeropuerto de Mérida, y la nave que sobrevolaba perdió el control a los 200 metros de altura, chocando contra algunos predios y causando una gran explosión de la que fue víctima Pedro, apagándose su voz… Para siempre.
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