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Músico de la semana: Wolfgang Amadeus Mozart

Conozca todo sobre el niño prodigio de la música clásica, quien falleció hace 228 años.

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Mozart es uno de los compositores más prolíficos de la historia.
Cortesía

Wolfgang Amadeus Mozart, gran compositor y pianista austriaco, nació el 27 de enero de 1756. Nacido en una familia con un gran músico como padre, desde temprana edad mostró grandes facultades para la música. A los 5 años ya tenía un gran dominio del piano y el violín, y ya había compuesto pequeñas obras que tocaba con su familia en galas europeas. Su padre, Leopold Mozart, hizo que su hijo dedicara su vida enteramente a la música, dado que veía gran potencial en él. Se convirtió entonces en su tutor y profesor, y formó al pequeño prodigio tanto musical como moralmente.

Su nombre de nacimiento era Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, aunque muchos le conocían como Wolfgang Amadeus. Theophilus, como dato curioso, tiene origen griego y está compuesta por los términos «θεος» (theos) y «φιλος» (philos), que significan Dios y amigo respectivamente, por lo que su interpretación es “amigo de Dios”, igual que Amadeus. La familia, con el fin de presentar a Mozart al mundo, emprendió grandes giras ofreciendo recitales ante importantes personajes del siglo XVIII, como el emperador Maximiliano José II, la emperatriz María Teresa, el rey de Francia Luis XV, y el rey de Inglaterra Jorge III. Todo esto ocurrió en sus años de infancia, cuando apenas tenía entre seis y siete años.

En 1767, cuando Mozart tenía once años, viajó a Viena acompañado de su padre para desarrollar sus habilidades como compositor. Allí, tuvo una intensiva actividad cumpliendo con el propósito del viaje. En ese año, escribió una ópera encargada por José II: La Finta sémplice. Los músicos de la época, asustados por el asombroso talento del niño, decían que su padre era quien verdaderamente componía sus piezas.

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Mozart ganó la plaza de maestro de concierto en Salzburgo, su ciudad de nacimiento, en 1769. Sin embargo, no recibía sueldo por ser menor de edad. Ese año recibió financiación para un viaje a Italia donde continuó con sus estudios musicales. En ese país, padre e hijo escucharon el Miserere de Gregorio Allegri, la cual era una obra de carácter secreto y que únicamente podía tocarse en la Capilla Sixtina. El joven Mozart, recordando lo que había escuchado, escribió rápidamente una versión de la obra muy aproximada a la real. El papa Clemente XIV se vio profundamente impresionado por el talento del joven músico y lo nombró caballero de la Orden de la Espuela de Oro. Sin embargo, a Mozart nunca le interesó este título.

Ya para 1770, con sólo 14 años (cuando la edad mínima exigida por el reglamento era de 20), fue admitido en la Academia Filarmónica de Bolonia, donde completó el examen de admisión en solo media hora, mientras que al resto de aspirantes les costó tres.

Luego de realizar un segundo viaje a Italia con su familia, al regresar a su ciudad natal, Salzburgo ya hacía parte de un principado eclesiástico regido por un príncipe-arzobispo. Para el joven Mozart, quien era maestro de conciertos en esa ciudad, esto significó una ardua lucha, dado que el arzobispo muchas veces no lo valoraba y lo hacía trabajar más de lo necesario.

Con respecto al amor, al joven compositor no le fue tan bien como en la música. Se enamoró de Aloysa Weber, hija mayor de esta familia. Sin embargo, cuando le propuso matrimonio en 1778, tras la muerte de su madre, fue rechazado.

Encontró consuelo en la hija menor de la familia Weber, Constanze, quien nunca fue aceptada por la familia del joven. Pese a todo, se casaron en Viena el 4 de agosto de 1782 sin el consentimiento de los padres de Mozart. De este matrimonio sobrevivieron dos de los seis hijos que tuvieron: Karl Thomas y Franz Xavier Wolfgang.

El último año que estaría lleno de éxitos para Mozart sería 1785, a sus 29 años. Antes, se había introducido en la francmasonería, donde encontró una ideología de vida. Para 1785, tuvo gran vida social y dedicó a Joseph Haydn algunos cuartetos de cuerda. Este, fascinado por las composiciones, le manifestó a Leopold que su hijo Wolfgang era el más grande compositor que hubiera conocido. En 1786 estrenó la ópera Le nozze di Figaro (Las bodas de Fígaro) con gran éxito y en 1787, en Praga, Don Giovanni.

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Sintiendo su final a la vuelta de la esquina, presentó en Viena uno de sus últimos conciertos en 1791. Unos días antes, un extraño se presentó en su casa y le encargó a Mozart la composición de un réquiem. El extraño, quien no quiso identificarse, le dio un adelanto y dijo que regresaría en un mes. Más tarde supo que aquel hombre era el conde Franz Walsseg. El réquiem fue encargado para los funerales de su esposa y el viudo deseaba que Mozart lo compusiera.

Obsesionado con la idea de la muerte tras la despedida de su padre, el músico terminó por creer que esta obra sería la de su propio funeral. Esta, una de sus grandes composiciones, no pudo ser terminada, puesto que murió en plena escritura. Sus aprendices, por petición de su esposa, la terminaron.

Así, este gran músico murió de una fiebre reumática el 5 de diciembre de 1791, dejando en total más de 600 obras, entre ellas 68 sinfonías compuestas ente los 8 y los 19 años, 18 sonetos para piano solo, 27 conciertos para piano, 8 sonatas para dos pianos, 36 sonatas para violín, 23 cuartetos y 6 quintetos de cuerdas. Sus obras más conocidas fueron la Sinfonía #40 en sol menor, Las bodas de Fígaro, La flauta mágica y la misa de Réquiem.