Reconocidos por su "coraje y resiliencia" con el principal galardón de los Premios Internacionales de la Ópera (International Opera Awards), representantes del Teatro de Ópera y Ballet Solomiya Krushelnitska , de forma simplificada Ópera de Leópoli s, y el Teatro Académico Nacional de Opera y Ballet de Odesa , recogieron ayer emocionados su premio, con el público del Teatro Real de Madrid en pie.
Una de estas representantes es Oksana Taranenko, directora de escena de la Ópera de Odesa , que afirma que cuando se les autorizó a reabrir el teatro el pasado mayo habían tenido que resolver "unas cuantas cosas prácticas", como conseguir un refugio antiaéreo al que acuden cuando hay posibles bombardeos. "A veces hay alarmas cuando hay un espectáculo. Si hay que refugiarse largo tiempo se para del todo la representación y, si es corto, se retoma" , relata Taranenko.
Solo pueden vender unos 300 asientos, el número de personas que caben en dicho refugio junto al personal del teatro y los artistas, y deben acabar una hora antes del toque de queda, para que los espectadores, que cada representación llenan el teatro, puedan volver a sus casas.
La especial afición por las artes escénicas en Ucrania provocó que, cuando comenzó la invasión rusa, uno de los gestores de la Ópera de Leópolis, Ostap Hromysh, empezara a recibir mensajes de ciudadanos preguntando cuándo podrían volver al teatro. "Empecé a recibir llamadas de gente que me decía, 'perdón, quizá mi pregunta es un poco extraña, pero ¿puedo comprar tickets para el teatro?' Entendí que la gente necesita escenarios abiertos, arte en directo, música en directo, ballet, a mí me dejó impresionado ", confiesa.
Publicidad
Esperanza en tiempos oscuros
"El teatro de Odesa es como la Torre Eiffel en París, adorado por muchas personas", añade Taranenko. " Cuando empezó la invasión se cubrió el teatro con barricadas, una situación muy triste y que rompía el corazón, pero desde que en mayo nos permitieron reabrir la ópera, cuando conseguimos todas las cosas prácticas, siempre tenemos el teatro lleno, siempre. Porque en los tiempos oscuros la gente siempre necesita esperanza, y el arte da esa esperanza", reflexiona.
Para conseguir este reto logístico, "ya no trabajamos de 8 a 18, sino 24 horas al día y 7 días a la semana", afirma por su parte Hromysh, "porque hay personas, soldados, que no pueden hacer nada, están muertos. Si nosotros estamos vivos, y podemos hacer algo por el teatro, lo tenemos que hacer", asegura emocionado.
Subraya que, a pesar de la dureza de las condiciones, "intentamos encontrar algo de brillo, momentos de brillantez ", y agradece el apoyo moral y material de sus colegas extranjeros, por ejemplo para recibir generadores eléctricos, "porque tenemos un gran problema con la electricidad en nuestra ciudad", afirma. Por ello, dice que recibir el galardón -que ganó el Teatro Real en su anterior edición- "no es solo un premio, es algo más".
En cuanto al repertorio que representan, las óperas "han creado y están creando un nuevo repertorio clásico moderno ucraniano, porque la mayoría de las óperas ucranianas estaban escritas en tiempos soviéticos y no queremos representarlas ahora" , asegura Taranenko. "Así que es una nueva era en la música ucraniana y arte clásico ucraniano, de modo que las óperas somos una especie de fuente de vida dentro del teatro y estamos felices de simplemente hacer nuestro trabajo", subraya. Junto a Taranenko y Hromysh, recogieron el premio Vyacheslav Chemukho-Volich (Ópera de Odesa) y Vasyl Vovkun (Ópera de Leópolis).
Escuche lo mejor de la música clásica por la señal en vivo de la HJCK.