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La música en la protesta: un canto de libertad

La música es todo aquello que queda antes del olvido. Es lo intangible que nos define; es la esencia de nuestra memoria: la huella del paso del hombre en el cosmos. La música es resistencia. Revolución.s lenguaje y a la vez, la historia que elegimos ser y que elegimos cantar.

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A través de la música, se alza un canto en contra de la represión y la violencia.
Archivo

Se dice que como una epifanía, la música que unió pueblos y anunció las guerras que conquistaron los confines del planeta, se escribió para elevar el alma en ella y expiar las plegarias que los hombres padecieron durante siglos. Desde 1936 y en aquel Strange Fruit que Billie Holiday escupía a una audiencia atónita hasta el legendario concierto de Woostock en 1969. Muchas voces han sido censuradas, arrestadas, golpeadas e incluso, silenciadas. Voces que han sido amordazadas por hacer de la música un canto de libertad.

Strange Fruit: cuerpos negros mecidos por la brisa sureña

Escrita por un judío llamado Abel Meeropol, «Strange Fruit» no fue la primera canción protesta, pero sí fue la primera que trasladó un mensaje político explícito al mundo del espectáculo. Sin embargo, no era cosa propia de las masas sino más bien un tema profundamente desolador y áspero. La música, futura, algo sombría, encarnaba el horror descrito. No calentaba la sangre, la helaba. Fue interpretada por Billie Holiday por primera vez en el Café Society en 1936 y hasta entonces, era el único éxito musical que lidiaba abiertamente con la cuestión racial en Norteamérica. «Strange Fruit» demostró que podía ser arte. La Revista Time la consideró la canción del siglo.

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This land is your land: esta tierra se hizo para ti y para mí

Woody Guthrie era un narrador nato y la historia que mejor contaba era la suya propia. Era un callejero, polizón y tabernario. Un artista del hambre y la propina. El arquetipo de vagabundo que suelta verdades, duro y huesudo. Un andarín de caminos ardientes, el azote de la hipocresía y la opresión yankee .

Inspirado en los versos de Whitman, escribe en un hotel de mala muerte en el invierno de 1940 «This land is your land» . Su melodía no es nada dulce, pero hay algo más importante para los que la escuchan: la voluntad de un pueblo para aguantar y luchar contra la opresión. Es el espíritu norteamericano.

We Shall Overcome: un ejército cantante es un ejército vencedor

En 1955, las leyes segregacionistas imponían su puño de hierro. Restaurantes, hoteles, buses, bares: todo estaba segregado entre clientes blancos y negros. Entre tanto, una canción góspel se convirtió en la proclama de huelguistas negros de una fábrica de tabacos en Carolina del Sur: «We Shall Overcome» . La melodía se remontaba a la Europa del siglo XVIII y, al igual que muchas otras, cruzó el Atlántico y se empapó de la tierra en las plantaciones sureñas convirtiéndose en la quintaesencia de una generación: we , el poder del pueblo; shall , la promesa de un mundo mejor; overcome , el desafío de la resistencia.

¡Asesinaron a Kennedy!: ¿los tiempos están cambiando?

En el otoño de 1963, Bob Dylan escribió la canción más concienzuda de su amplia obra musical: «The Times They Are A-Changin’». Era un llamado a que políticos, y padres atendieran a la voz de la nueva generación o se apartaran del camino. Una advertencia que entroncaba con su lirismo ancestral y bíblico. Poco después de finalizada la grabación del álbum, el presidente Kennedy fue asesinado en Dallas. «¿Quieres un cambio? –parecía preguntar el magnicidio–. Ahí lo tienes». Para Dylan, las cosas estaban sucediendo a un ritmo tan acelerado que no podían desentrañarse con certezas y santurronerías.

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«Il est cinq heures, Paris s'éveille»: la crónica del mayo francés

Durante las revueltas de París, este tema se convirtió en el himno francés de Mayo del 68. Fueron muchas las gargantas que salieron a las calles mientras coreaban "¡París despierta, París despierta!” El tema, grabado ese mismo año, fue escrito por Jacques Lanzmann, y está inspirado en una canción popular francesa del año 1802, llamada Tableau de Paris à cinq heures du matin del escritor Marc-Antoine-Madeleine Désaugiers.

Mississippi Goddam: Todo lo que quiero es igualdad para mi gente

«Mississipi Goddam» nunca se grabó en estudio, de modo que la versión más conocida, grabada en marzo de 1964, permite escuchar la canción y apreciar la reacción del público –mayoritariamente blanco– mientras Nina Simone teclea un vigoroso acompañamiento en el piano que se desenvuelve entre el desenfado y la histeria que la invade. Entre boicots de escuelas, segregación y siglos de racismo mentiroso, Sus versos devienen amenazantes mientras evocan malos augurios, gatos negros y perros de presa pisándole los talones mientras socarronamente bromea con un público de risas apagadas; su ira es impactante. Exuda una tensión sanguínea y metálica como la electricidad.

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Woodstock: el amanecer de la era de Acuario

El festival de Woodstock, el cénit de la era de Acuario, se celebraría a las afueras de la población de Bethel, en nueva York. Los organizadores prometieron a las autoridades locales que no asistirían más de 50,000 personas aunque esperaban unas 200,000; al final, se presentaron casi medio millón; la mayoría sin entrada. Un concierto que hizo historia.

Grândola Vila Morena: la libertad para Portugal

Este tema, compuesto por el cantautor José Afonso, fue escogida por el Movimiento de las Fuerzas Armadas para ser la segunda señal de la Revolución de los Claveles de Portugal. La canción, bastante solemne, hace referencia a la fraternidad entre las personas de la villa de Grândola, y había sido prohibida por el régimen al ser tildada como música del comunismo. En la madrugada del 25 de abril de 1974 la canción fue retransmitida en la Rádio Renascença, como señal para la confirmación del inicio de la revolución. Minutos más tarde, esta canción se convirtió en un símbolo de la democracia en Portugal.

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Apesar de você: ¡Brasil libre!

Compuesta por Chico Buarque en 1970 y llamada en un principio “señor presidente”, es de esas obras que presentan una asombrosa claridad literaria, digna de su autor por supuesto. Esta soberbia inspiración que le vino una tarde, se convirtió en el himno de la resistencia y además, su canción insigne tanto por una impecable estética, un discurso resistente y un doble sentido con el que logró pasar desapercibida frente al asedio militar que sufría Brasil.

La melodiosa voz de Buarque convirtió este tema en la arenga favorita entonada en las calles hasta que su verdadero sentido fue expuesto y censurado. Sus discos fueron retirados del mercado. Sin embargo, a pesar de que el régimen militar le prohibiera rotundamente a Buarque cantar su canción, sucedió lo que casi siempre cuando una canción ya es del pueblo: el autor pasa a un segundo plano. Cuando él subía al escenario, lo hacía en silencio, un silencio que era cómplice con su público quien se encargaba de entonarla.

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¡El pueblo unido, jamás será vencido!: de Chile para el mundo

El título de esta canción está inspirado en una frase de Jorge Eliécer Gaitán pronunciada en un discurso en la década de 1940, y después fue popularizada por manifestantes de la Unidad Popular durante el gobierno del presidente chileno Salvador Allende a comienzos de la década de 1970.

Luego, se transformó en una inspiración musicalizada por Sergio Ortega Alvarado y la banda Quilapayún. Luego de los sucesos acaecidos en ese país, es conocida por ser una de las canciones de protesta más famosas de la historia.

Give peace a change: ¡Queremos la paz!

Durante la encamada que llevó a cabo con Yoko, un reportero le preguntó a John que qué intentaba hacer. Y John le contestó espontáneamente, todo lo que estamos diciendo es: dale una oportunidad a la paz, pero así como lo dijo, le gustó la frase y la preparó musicalmente para la canción. Mientras estaba en cama, la cantó varias veces, hasta que finalmente, el 1 de junio de 1969, alquiló una grabadora de 8 pistas en unos almacenes locales de música, volvió a la habitación del hotel y la grabó.

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