La inconformidad puede traducirse en muchas acciones y en la última semana, en Colombia hemos visto cómo va tomando forma. Calles atestadas de gente, transmisiones en vivo y música en la calle han sido algunas de las herramientas para hacer frente al escenario de violencia que atraviesan diferentes ciudades del país y que no conoceríamos del todo sin las redes sociales. Sin embargo, en este como en cualquier otro escenario público, es necesario protestar y desmentir los mensajes mentirosos y mezquinos que procuran más violencia. En días pasados, diferentes fandoms de K-pop del país unieron fuerzas para restar alcance de algunas tendencias (#YoApoyoAlEsmad #YoApoyoALaFuerzaPublica#MilitarizarLasCallesYa #UribeTieneLaRazon). ¿Cómo lo lograron? ¿Por qué lo hicieron? Hablamos con Paula López, parte de AROHA, fandom de la agrupación de K-pop ASTOR, sobre el trabajo en red de los fandoms de K-pop y su participación política.K-POP y sus formas de consumo digitalEl k-pop es un género de música surcoreana que abarca diferentes sonidos. Dentro de sus particulares están las construcciones estéticas de las agrupaciones (BTS, SHINEE, EXO) que, en su mayoría de canciones, relatan historias de superación y amor propio. Las fanáticas de estas agrupaciones crean comunidades de apoyo, los llamados fandoms, quienes se convierten en piezas indispensables, teniendo en cuenta cómo funciona la industria del entretenimiento en Corea donde la participación de los fans es directamente proporcional al posicionamiento de los artistas.Se tienen en cuenta números de compras de álbumes, streamings de las canciones en las plataformas de video, chats de música que determinan la permanencia de un grupo y la inversión de dinero que se haría en sus proyectos, a partir de la ubicación en los rankings. Las fans del K-pop están entrenadas en lograr subir números de sus artistas y esa forma de funcionar se internacionalizó con BTS. Las metas son claras y medibles, establecen alcances para lograr en conteos como Bilboard.Los planes de trabajo en redes sociales: organizados y mediblesPaula López es enfática en uno de los beneficios más grandes de la redes: conectar. Según ella “las redes no son solo nuestro medio de difusión masivo, las utilizamos para conectarnos entre nosotras, para estar pendientes de las actividades que hayan entre los fans”. Más allá de responder a las necesidades de un solo grupo, funcionan para estar enteradas de lo que sucede más allá de sus países y poder participar.Al estar inmersas en los diferentes lenguajes digitales, han aprendido a articular el trabajo, optimizar herramientas y leer tendencias. Cuenta Paula que la distribución de las tareas depende del tamaño del fandom, “En Colombia funciona así, se construyen ciertas metas y se hace difusión a través de grupos de whatsapp, de instagram para que llegue a todas y así vamos planeando objetivos semanales en cuanto al grupo musical. Si hay unos premios o unas votaciones, la idea es que todos sepamos qué hay, de cuánto es la meta y cuánto tiempo tenemos para alcanzarla”.Fandoms de K-pop y políticaEsta semana, la constancia de publicación y el trabajo organizado de fandoms de K-pop en Colombia, se llevaron todas las miradas, likes y retuits, al lograr convertir en spam diferentes tendencias en contra de las movilizaciones que se llevan a cabo en el país por el Paro Nacional.Según Paula, es difícil establecer un momento en el que lo fandoms hayan acordado temas sobre los cuáles pronunciarse o eventos políticos para hacerlo. En sus palabras: “En general las k-popers somos muy saboteadoras de todo lo que no nos parece. Lo hemos hecho con ciertas personas que hablaban mal de personajes de la industria y la idea era empezar a bajar esos contenidos, aunque suene un poco agresivo porque lo es. Todo empezó así, baneando cuentas y posicionando fancams en comentarios que no nos gustaban. Podría ser un youtuber que hubiese hablado mal de cierto grupo en específico y lo que hacíamos era comentar y comentar para que eso cayera de alguna manera, y sucedía”.Sin embargo, diferentes situaciones sociales y políticas han tenido injerencia de las comunidades de K-popers, esto se debe al nivel de conciencia que tienen sobre sus entornos y al poder digital que representan. “De alguna manera, nosotras como fandom nos empezamos a dar cuenta que teníamos un poder y ese se va utilizando a medida que la gente lo necesite, pero sobretodo si nosotras creemos en la causa”.La fuerza de réplica y de trabajo colaborativo se sintió esta vez, cuando lograron banear cinco tendencias en un día, todas criminalizando las protestas que sucedían en el país. Incluso, miembros de fandoms de otros países participaron en la acción digital. Según Paula, esto responde a un principio de solidaridad entre las comunidades.“Así es como nos vamos inmiscuyendo en la política y en todo lo que no nos parece. Es importante aclarar que las K-popers somos mujeres grandes, adultas. Cuando yo empecé en el 2019, también pensaba que era ridículo y se trataba de niñas de 12 años y cuando me entro a la comunidad, me doy cuenta que es gente grande, pensante, ya madura y con opiniones. Ahí es cuando te das cuenta por qué el movimiento político es tan importante, porque es gente consciente de lo que está sucediendo a nivel nacional y mundial”.Las comunidades K-popers, sin partir de un objetivo político específico, han sabido guiar las conversaciones digitales hacia los puntos importantes: en el marco del #BlackLivesMatter lo hicieron baneando comentarios de supremacistas blancos y ahora, en medio de una de las situaciones más violentas en mucho tiempo en Colombia, lo hacen de nuevo, marcando como spam comentarios que criminalizan la protesta. No ponen nada particular al servicio de la sociedad, la ecuación es más bien sencilla: objeción de conciencia más sus habilidades digitales, esa es la fórmula de su activismo digital.
La reciente ola de protestas en el país contra la reforma tributaria, la brutalidad policial y las medidas ineficientes del actual gobierno frente a la emergencia social, ha incluido una serie de ataques a monumentos en distintas regiones de Colombia que los que manifestantes vinculan con la esclavitud y el colonialismo. Es un fenómeno que se ha presentado inicialmente con las estatuas de conquistadores españoles y demás figuras históricas. Sin embargo, en la medida en que esto ocurre, inevitablemente surgen preguntas sobre cuál es el límite entre lo aceptable e inaceptable frente a estas manifestaciones, pues si bien, no podemos volver al pasado para cambiar ese relato y hacer de este algo más aceptable y que se ajuste a nuestro presente, tampoco puede borrarse la historia, pues esta como la de todos los demás, está llena de tragedias y de buenos finales.Conversamos con Felipe Arias Escobar, historiador y periodista musical. Para él, actualmente en el país deben ponerse muchas cosas en perspectiva histórica. “Somos una sociedad que desde la forma en como entiende el patrimonio y su conservación, tiene una visión muy legítima y compresible de que Este, en todo su conjunto y amplitud, debe ser preservado sin miramientos. Y esto es absolutamente legítimo”, afirma. Sin embargo, Arias reconoce que tampoco podemos desconocer que nuestra sociedad, dentro de sus urgencias y de sus practicas políticas, puede eventualmente marchar a un ritmo muy diferente a esa visión de lo patrimonial, y que esa marcha no es ni buena ni mala, sino histórica y tiene que ver con solicitudes que hacen distintos sectores que buscan representaciones del pasado mucho más amplias, incluyentes y conectadas con las realidades del siglo XXI.Para él, las entidades culturales del Estado están advertidas desde hace mucho tiempo sobre la necesidad de dar otros significados a la historia y de construir otra clase de contenidos y herramientas que complementen esas visiones tradicionales del pasado por diferentes razones. “Es importante que reconozcamos que con estos actos no se está borrando la historia, porque en sí las acciones son la historia misma y desde el punto de vista del reconocimiento como motor de la memoria y del pasado, la acción está por encima del objeto inerte como una representación estática de ese acontecimiento”.Arias Escobar dice que esta serie de manifestaciones son una invitación a que las y los historiadores le expliquen a la gente, a la luz de experiencias de la construcción de memoria, que procesos históricos como la conquista, la colonia, la independencia o más recientemente el fenómeno del conflicto armado, "no suceden en blanco y negro".Además reconoce que no solo los detractores sino también los simpatizantes quedaron atrapados en esas simplificaciones históricas. “La idea es la amplitud del pasado y del relato histórico y de su reconocimiento de la misma manera en que nos hemos esforzado en reconocer un presente diverso de nuestra realidad. Si hoy somos diversos, es porque nuestra historia y nuestra construcción de memoria debe serlo. No se trata de derribar una representación unilateral del pasado para poner otra igual. A veces las estatuas no caen por acciones políticas, sino por su deterioro y su falta de conservación”, agregó.El historiador nos reveló que en 2004 y mucho antes de que empezara toda esta serie de protestas en el país, en el Parque de la Independencia en Bogotá, el busto de Julio Arboleda, un esclavista y traficante de esclavos africanos del siglo XIX, cayó roto al suelo luego de que un árbol le viniera encima. Sin embargo, aunque el monumento fue llevado a la estación de Policía de Germania, allí fue robada su cabeza y desde entonces, se desconoce su paradero. “Esto también nos habla de una decadencia de ese discurso histórico oficial que debe ser sustituida y eficiente de entender un pasado acorde con la manera como aspiramos a representarnos a nosotros mismos en el siglo XXI”.También advierte que como sociedad es importante entender que la historia, cualquiera que sea, es un relato y cada sociedad, cada grupo y comunidad, construye formas comprensibles, legítimas y acordes con su experiencia presente para entender su propio pasado. Es decir, la historia misma es histórica en el sentido de que las prioridades que se establecen en su narración, cambian en el tiempo. No obstante, agrega que es un grave problema, porque como sociedad, solemos tener una visión mucho más monolítica de la historia y de pensar que simplemente es una fuente de verdad absoluta e inmutable.Pese a estos planteamiento, Arias Escobar observa con preocupación la ligereza con la que se estaba proponiendo compartir a través de las redes sociales las figuras y esculturas en el espacio público en homenaje a los indígenas. "Aunque hay algunas como “La Gaitana” de Arenas Betancourt en Neiva, hay otros que tienen una carga de estereotipos de sesgos y estereotipos occidentales de como se representan a los indígenas. Encontramos un montón de representaciones de caciques muiscas con plumas en la cabeza y un taparrabo, porque en ese imaginario, ser indígena implica ser eso. Esos reduccionismos del pasado a partir de ficciones occidentales, no dejan de ser coqueteos muy peligrosos con el racismo", agregó.La reinterpretación histórica de los símbolosEl historiador asegura que la reinterpretación histórica de los monumentos es un ejercicio permanente que debemos hacer. "El patrimonio cultural tiene un valor en tanto la sociedad de un presente se está apropiando y está dialogando con él. Hace mucho más, en ese sentido, quien la derriba y la ataca que quien sigue de largo y le da valor tan pronto la ve destruida en el suelo". Además, reconoce con algo de asombro que en este país sabíamos tan poco de ellos, que desconocíamos lo fácil que era tirarlos al piso.Para él, Colombia había tardado en volver a ese capítulo de la guerra de las imágenes. "Hemos tardamos en volver a la destrucción de las iconografías de líderes políticos y la destrucción de íconos indígenas que hizo la conquista española en el siglo XVI, al borrado de escudos y la quema de retratos públicos que se hizo durante la guerra de la independencia", opina. "Hay evidencias y vandalización de monumentos y esculturas en el espacio publico que se hicieron durante el periodo de La Violencia, con turbas de conservadores que atacaban a bustos liberales y polémicas alrededor de nombres de expresidentes o líderes políticos regionales que se les pone a plazas y avenidas. Hemos olvidado gran parte de esas discusiones, pero son disputas permanentes".A propósito del derribamiento de la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada ubicada en la Plazoleta del Rosario en Bogotá a manos del pueblo Misak, el historiador explica que aunque es una plaza que se construyó a finales de los años sesenta, el movimiento estudiantil de esa época quiso que ese espacio fuera bautizado como Plaza Camilo Torres, petición que el establecimiento ignoró y en respuesta, ordenó que se llamara Plaza Guillermo León Valencia. "Nadie la llamó así, quedó como un vestigio de esos lugares de disputa de la memoria en el espacio público. Aunque la espectacularidad de las vías de hecho nos resulta nuevas, esto es algo que pasa siempre en nuestra sociedad".Así mismo, recuerda que hay un caso emblemático en el que el acto de derribamiento de un monumento permitió una resignificación. "A principios de los setenta, en la Universidad Nacional se derrumbó la escultura de Francisco de Paula Santander que estaba ubicada en la plaza principal de la ciudad universitaria. Al ser derribada, los agentes recuperaron esa escultura, que además es de Luis Pinto Maldonado, una copia de la que está en su tumba en el Cementerio Central. Hoy en día, esa escultura sigue siendo parte del acervo cultural y del patrimonio artístico de esa universidad y está exhibida en el Claustro de San Agustín con los huecos que le provocó la caída. Incluso, Gonzalo Arango llevó esta historia a la música en la canción “Llegaron los peluqueros”, interpretada por los Yetis", recuerda.Arias Escobar asegura que desde su uso más tradicional, el monumento es un artefacto que nos invita como ciudadanos al enaltecimiento, no necesariamente del pasado, pero sí de una parte de él. ¿Cómo monumentalizar la diversidad y la amplitud de orígenes, de criterios y de relatos del pasado? En el caso del pasado, está condenado a ser una visión muy delimitada y unilateral del pasado. "Que esto nos sirva como una invitación a dialogar, a ampliar y a complementar esas múltiples unilateralidades en nuestro presente y en la forma en que hemos representado nuestro pasado". Sin embargo, concluye que es ahora cuando surge la necesidad que desde medios culturales y desde los medios masivos y las posibilidades que ofrece el debate político, se reflexione acerca de cómo la historia debe ser un ejercicio permanentemente invocado en la manera en como discutimos el presente.
En un mundo donde lo trivial y lo efímero acostumbra a volverse viral casi todos los días, apareció la batuta de Susana Gómez Castaño y lo cambió todo. Rodeada de al menos 400 músicos, cada uno con sus partituras e instrumentos, y decenas de celulares con cámaras que desde el público disparaban flashes, esta directora de orquesta con apenas 26 años, sacudió las fibras de todo un país que aunque herido, la abrazó en admiración y elogios.¿Cómo se fraguó esta iniciativa?La idea fue de Juan Ernesto Arias, un trompetista amigo mío y un excelente artista. Él notó que los músicos, aunque estábamos haciendo videos en nuestras redes sociales y saliendo a marchar en apoyo a la protesta, no estábamos manifestándonos lo suficiente desde nuestro arte. Entonces él propuso que nos reuniéramos y que conformáramos una orquesta. A la iniciativa se unió Ana María Zapata, una brillante clarinetista que además ha sido muy buena representando a los estudiantes desde la facultad en la Universidad de Antioquia, y me uní yo como directora. Entonces el plan lo acordamos un día antes, hablamos con varios compositores que nos enviaron los arreglos para las piezas desde la mañana, y empezamos a convocar a los músicos por WhatsApp y por Telegram. Esa misma noche, enviamos las partituras a cada uno para que las descargaran. Al otro día nos encontramos desde muy temprano, eso sí, sin ensayar: fuimos directamente a tocar. Por fortuna todo salió bien.Susana, el poder la música sin duda es inefable. Una vez viene a nosotros y nos toca el alma, nunca muere. ¿Qué significó esta experiencia?El año pasado me vi obligada a seguir las protestas desde las redes sociales porque estaba haciendo un intercambio en Bélgica y me daba mucha impotencia no poder marchar ni poder participar, pero pude volver finalmente en noviembre y esta vez, lo hice con un amor profundo por mi país, queriendo que Colombia avanzara y poder ayudar a mis compañeros.Entonces yo siento que cuando me invitaron a dirigir, algo mágico pasó. Entre los tres empezamos a organizar este concierto y no esperábamos que se fuera a viralizar de esta manera. Jamás creí que me fuera a pasar esto. Estaba muy emocionada porque cuando dirigía a las personas, no solamente a los músicos sino al público que también estaba en el parque, yo no me sentía Susana, sino como un medio para que las personas pudieran expresarse a través de la música, una música que llega al alma. Que la transforma.Yo siento que a través de nosotros, las personas pueden tener una herramienta para que se puedan encontrar en la música y en las letras. En las artes, a final de cuentas. Me siento muy contenta de que ahora esté ganando un poco de reconocimiento, porque quiero hacer muchas cosas por los músicos. En este sector, que se ha visto muy afectado incluso desde antes de la pandemia, hay un déficit muy grande a nivel artístico en el que muchos de los artistas que conozco y que además son muy tesos, se han visto obligados a trabajar en call centers o incluso, tienen que renunciar a sus carreras para dedicarse a ser domiciliarios.Lo que vivimos los colombianos hace unos días ciertamente no era un concierto más. ¿Cuál fue su reacción a la respuesta del público? ¿Cómo tomó los mensajes que le enviaron a través de las redes sociales?A pesar de que han pasado solo dos días, yo siento que ha pasado una semana. Todo esto ha sido una locura completa. Me ha escrito bastante gente de muchos lugares diferentes, y me han empezado a seguir demasiadas personas en mis redes sociales. Prácticamente, todo esto es muy nuevo para mí. Generalmente usaba Twitter para leer noticias, pero ahora siento que tengo una voz en ese lugar y estoy feliz por lograr un reconocimiento por lo que soy, por ser directora de orquesta, y no por hacer otro tipo de contenidos que, aunque están bien, no son lo mío. Entonces yo también puedo aprovechar estos espacios para enseñarle muchas cosas a la gente e invitarlos al teatro, a conciertos y otros espacios artísticos. Yo sé que es una responsabilidad muy grande, pero creo que tendré que aprender a manejarlo.Hablemos del repertorio del concierto. ¿Qué piezas incluyeron?En el repertorio del concierto incluimos una versión deconstruida del Himno Nacional con arreglos de David Gaviria, un compositor de la UdeA, que combinó la melodía del Himno Nacional con la Marcha Imperial de Star Wars. El himno, que naturalmente tiene tonalidad mayor, esta vez lo hizo en tonalidad menor e incluyéndole algunos cromatismos.Además, en el concierto que duró casi 40 minutos, incluimos la canción partisana “Bella Ciao”, “Colombia Tierra Querida” de Lucho Bermúdez, una versión de “El pueblo unido, jamás será vencido”, un himno de protesta de toda Latinoamérica, y luego un minuto de silencio por todas las víctimas que han dejado esta jornada de manifestaciones y protestas.¿Cómo llega Susana a la dirección de orquesta?Desde muy pequeña he estado ligada a la música. De niña, yo tocaba el violín, cantaba y actuaba los fines de semana. Incluso, antes de dedicarme a la dirección orquestal, empecé estudiando canto lírico, pero aunque me fascinaba, también tengo mi lado nerd. Me gustaba mucho el mundo de las ciencias, tanto que estudié matemática pura casi un año. Por esos años también estuve en un Congreso en Minneapolis gracias a un grupo de investigación de la Universidad con el que hicimos una ponencia. Pero luego de tres años y medio de dedicarme al canto lírico, tomé la decisión de estudiar dirección orquestal y me enamoré completamente de mi carrera. Sin embargo, estoy segura que si no hubiera sido artista, hubiera sido científica.Siempre hemos escuchado Abbados, Karajanes, Bernesteins, y demás. Y pareciera que la música clásica ha relegado a la mujer en los anaqueles del olvido. ¿Por qué sorprende y hasta parece exótico que sea una mujer la que dirija esta orquesta al aire libre y se convierta en protagonista?Es verdad que la mujer ha sido relegada, pero no solamente en el arte sino en todos los ámbitos. En la música específicamente, siempre se ha visto a la mujer mucho más desde el ámbito coral que desde lo orquestal. Pero ese es un tema que ha estado cambiando y que ha tomado mucha fuerza los últimos años a través del movimiento feminista en la música.Sin embargo, yo siempre he pensado que es cuestión de mérito poder pertenecer a algún lugar, ya seas hombre o mujer, porque simplemente en eso se traduce la equidad. Pero teniendo en cuenta que hay un montón de estigmas, a mí sí me gustaría que se le hiciera un reconocimiento a las mujeres en la música, porque aquí hay muchas más mujeres directoras orquestales y directoras de banda. Por ejemplo, entre mis maestras de la Universidad de Antioquia destaco a Silvia Retrepo, a Ana María Granados, una caleña muy talentosa, a Ana Milena Bustamante que es buenísima en lo que hace, entre otras.¿Qué es lo que más rabia le da de lo que está sucediendo en el país?A mí me da mucha rabia muchas cosas que veo en este país, entre ellas las problemáticas sociales. Quizás una de las cosas que más me dan rabia es la desigualdad; pero no solo es eso en sí, sino la evidente desconexión entre quienes tienen más poder y dinero, y las que no. Y esa brecha cada vez es más amplia. Escuchar frases de gente que dice “el que es pobre es pobre porque quiere”, a mí me parece terrible, porque por ejemplo, si tú no pasas una universidad pública, tienes dos opciones: o vas a una universidad privada o no estudias. Pero si pagas una universidad privada, implica endeudarse lo suficiente para que luego salgas quizás no encuentres trabajo, pero si lo encuentras, no te alcanza ni para vivir. Esa es una problemática social en la que como sociedad estamos sumidos cada vez más.En un gobierno que parece estar cada día más de espaldas a la cultura, recortándole poco a poco sus presupuestos, ¿qué expectativas tiene?Hay que apostarle mucho a la formación de públicos. Yo sé lo que genera el arte y la música en mí y en mis compañeros. Uno todo el tiempo está confirmando las razones por las cuales se estudió lo que decidió. Y me parece rico poder compartir esto con otras personas, invitarlos y sensibilizar a los públicos. Una persona sensible es una persona consciente que piensa en el otro, que se interesa por saber lo que está sucediendo y eso se deriva en votar mejor, en ser más tolerantes, en buscar el diálogo y en escuchar a los demás. Y yo sé que la música y las artes en general cambia las vidas de las personas. Me encantaría poder ayudar a formar masivamente a los públicos de la mano con tantas entidades que se han deteriorado con los años, quisiera que vuelvan a tomar todo ese poder que tienen para transformar vidas de jóvenes y de niños para que tengan un mejor futuro y sean buenos ciudadanos.¿Cómo es la experiencia de transformar desde el arte en Colombia?Yo he tocado en orquestas y he cantado mucho en coros; también he sido profesora de música particular, en academias y en colegios y uno siempre ve cómo la gente se emociona y a veces con lágrimas en lo ojos te dan las gracias. En la parte rural no he tenido mucha incidencia, porque yo nací aquí en Medellín, pero sé que en los pueblos hay festivales y todo, y la formación de públicos viene desde las bandas, y es importante no perder esas tradiciones tan lindas que tenemos y esa música tan increíble que tenemos. Solo sé que si hay gente que sabe llegar con palabras, nosotros sabemos llegar con notas musicales.En su cuenta de Twitter, observé una foto que llamó toda mi atención en la que aparecían varios instrumentos musicales junto a su batuta con la consigna “levantando las armas”. ¿Se considera una activista del arte?Es algo que no había pensado realmente. A mí siempre me han conmovido mucho las luchas sociales. Yo sé que soy una persona privilegiada por haber estudiado lo que yo quería y dedicarme a la música, de tener acceso a la educación, de no tener que aguantar hambre -que es la triste realidad de muchas personas en el país- y sin embargo, le agradezco en el alma a mis papás haberme iniciado en la música desde pequeña porque me volví un ser super consciente y me duele de verdad lo que pasa, y me dan ganas de llorar al ver todas las injusticias y todo lo que pasa. Sin embargo, si eso es ser un activista musical , considero que lo soy. Solo sé que estoy de parte de la lucha y estoy convencida de que si debo entregar todo lo que haya de mí para construir un mejor país, ahí voy a estar.¿Está dispuesta a ser militante de estos nuevos tiempos?El tiempo irá acomodando las cosas. Hay muchas personas que luchan y que son líderes y a veces no tienen tanto reconocimiento. Hay muchas formas de ser líder y crear consciencia en el medio en el que nos rodeamos. Entonces, si ahora tengo esta oportunidad, quiero poder hacer lo que más quiera por Colombia y por la reivindicación de los derechos y de esas desigualdades. No quiero instaurarme porque yo siento que a mí me pusieron ahí, yo solo quería dirigir la orquesta. Pero ahora que tengo voz, quiero ser la voz de otras personas y hacer lo que más pueda por mi país, por la cultura y por las artes. Es lo que deseo.¿A quiénes admira?Por encima de mi admiración a personajes ilustres, siempre he admirado a mis padres. Ellos son mis referentes ahora. Son las personas que más admiro en este mundo. Les debo esta vida y la otra. Son personas maravillosas y estoy muy agradecida con ellos siempre, por todos los sacrificios que hacen día a día, por todo lo que ellos se han esforzado por mí.Vivimos en una sociedad que oye mucho pero escucha poco. En estos momentos tan acuciantes, ¿qué le dirías a los mandatarios de este país?Nadie sabe más lo que necesita el pueblo que el mismo pueblo y si tantas personas están saliendo a protestar es por algo. Yo no sé qué tiene que pasar para que caigan en cuenta que están afectando a esas personas, y que son vidas, otras vidas, y la vida es sagrada. Les pediría que escucharan, que dialogaran y que realmente supieran lo que necesita el pueblo, velar por esas vidas de esas otras personas que están viviendo en el mismo territorio.Después de tremendo concierto, ¿Qué viene ahora para Susana? ¿Qué otras pequeñas revoluciones se están fraguando ahora?La verdad es que tenía algunos planes que se han ido transformando a raíz de estos tres días y estoy yéndome con la marea. Algunos de mis ideales y mis propósitos no han cambiado, por el contrario se han potenciado muchísimo gracias lo que ha sucedido.Yo estoy trabajando con un filántropo que tiene una organización que se llama Música de Abriles, y se organizan conciertos para recoger fondos y entregárselos a otros músicos. Entonces, hace un tiempo me había aliado con él para colaborarle con todos los temas musicales porque también creo en su causa. Y ahora que tengo quiero seguir haciéndolo. Y claramente quiero dirigir orquestas, que la gente vaya, que para cuando los teatros abran, ojalá estén a reventar de espectadores. Por ahora, seguiré apoyando la protesta.
Se dice que como una epifanía, la música que unió pueblos y anunció las guerras que conquistaron los confines del planeta, se escribió para elevar el alma en ella y expiar las plegarias que los hombres padecieron durante siglos. Desde 1936 y en aquel Strange Fruit que Billie Holiday escupía a una audiencia atónita hasta el legendario concierto de Woostock en 1969. Muchas voces han sido censuradas, arrestadas, golpeadas e incluso, silenciadas. Voces que han sido amordazadas por hacer de la música un canto de libertad.Strange Fruit: cuerpos negros mecidos por la brisa sureñaEscrita por un judío llamado Abel Meeropol, «Strange Fruit» no fue la primera canción protesta, pero sí fue la primera que trasladó un mensaje político explícito al mundo del espectáculo. Sin embargo, no era cosa propia de las masas sino más bien un tema profundamente desolador y áspero. La música, futura, algo sombría, encarnaba el horror descrito. No calentaba la sangre, la helaba. Fue interpretada por Billie Holiday por primera vez en el Café Society en 1936 y hasta entonces, era el único éxito musical que lidiaba abiertamente con la cuestión racial en Norteamérica. «Strange Fruit» demostró que podía ser arte. La Revista Time la consideró la canción del siglo.This land is your land: esta tierra se hizo para ti y para míWoody Guthrie era un narrador nato y la historia que mejor contaba era la suya propia. Era un callejero, polizón y tabernario. Un artista del hambre y la propina. El arquetipo de vagabundo que suelta verdades, duro y huesudo. Un andarín de caminos ardientes, el azote de la hipocresía y la opresión yankee. Inspirado en los versos de Whitman, escribe en un hotel de mala muerte en el invierno de 1940 «This land is your land». Su melodía no es nada dulce, pero hay algo más importante para los que la escuchan: la voluntad de un pueblo para aguantar y luchar contra la opresión. Es el espíritu norteamericano.We Shall Overcome: un ejército cantante es un ejército vencedorEn 1955, las leyes segregacionistas imponían su puño de hierro. Restaurantes, hoteles, buses, bares: todo estaba segregado entre clientes blancos y negros. Entre tanto, una canción góspel se convirtió en la proclama de huelguistas negros de una fábrica de tabacos en Carolina del Sur: «We Shall Overcome». La melodía se remontaba a la Europa del siglo XVIII y, al igual que muchas otras, cruzó el Atlántico y se empapó de la tierra en las plantaciones sureñas convirtiéndose en la quintaesencia de una generación: we, el poder del pueblo; shall, la promesa de un mundo mejor; overcome, el desafío de la resistencia.¡Asesinaron a Kennedy!: ¿los tiempos están cambiando?En el otoño de 1963, Bob Dylan escribió la canción más concienzuda de su amplia obra musical: «The Times They Are A-Changin’». Era un llamado a que políticos, y padres atendieran a la voz de la nueva generación o se apartaran del camino. Una advertencia que entroncaba con su lirismo ancestral y bíblico. Poco después de finalizada la grabación del álbum, el presidente Kennedy fue asesinado en Dallas. «¿Quieres un cambio? –parecía preguntar el magnicidio–. Ahí lo tienes». Para Dylan, las cosas estaban sucediendo a un ritmo tan acelerado que no podían desentrañarse con certezas y santurronerías.«Il est cinq heures, Paris s'éveille»: la crónica del mayo francésDurante las revueltas de París, este tema se convirtió en el himno francés de Mayo del 68. Fueron muchas las gargantas que salieron a las calles mientras coreaban "¡París despierta, París despierta!” El tema, grabado ese mismo año, fue escrito por Jacques Lanzmann, y está inspirado en una canción popular francesa del año 1802, llamada Tableau de Paris à cinq heures du matin del escritor Marc-Antoine-Madeleine Désaugiers.Mississippi Goddam: Todo lo que quiero es igualdad para mi gente«Mississipi Goddam» nunca se grabó en estudio, de modo que la versión más conocida, grabada en marzo de 1964, permite escuchar la canción y apreciar la reacción del público –mayoritariamente blanco– mientras Nina Simone teclea un vigoroso acompañamiento en el piano que se desenvuelve entre el desenfado y la histeria que la invade. Entre boicots de escuelas, segregación y siglos de racismo mentiroso, Sus versos devienen amenazantes mientras evocan malos augurios, gatos negros y perros de presa pisándole los talones mientras socarronamente bromea con un público de risas apagadas; su ira es impactante. Exuda una tensión sanguínea y metálica como la electricidad.Woodstock: el amanecer de la era de AcuarioEl festival de Woodstock, el cénit de la era de Acuario, se celebraría a las afueras de la población de Bethel, en nueva York. Los organizadores prometieron a las autoridades locales que no asistirían más de 50,000 personas aunque esperaban unas 200,000; al final, se presentaron casi medio millón; la mayoría sin entrada. Un concierto que hizo historia.Grândola Vila Morena: la libertad para PortugalEste tema, compuesto por el cantautor José Afonso, fue escogida por el Movimiento de las Fuerzas Armadas para ser la segunda señal de la Revolución de los Claveles de Portugal. La canción, bastante solemne, hace referencia a la fraternidad entre las personas de la villa de Grândola, y había sido prohibida por el régimen al ser tildada como música del comunismo. En la madrugada del 25 de abril de 1974 la canción fue retransmitida en la Rádio Renascença, como señal para la confirmación del inicio de la revolución. Minutos más tarde, esta canción se convirtió en un símbolo de la democracia en Portugal.Apesar de você: ¡Brasil libre!Compuesta por Chico Buarque en 1970 y llamada en un principio “señor presidente”, es de esas obras que presentan una asombrosa claridad literaria, digna de su autor por supuesto. Esta soberbia inspiración que le vino una tarde, se convirtió en el himno de la resistencia y además, su canción insigne tanto por una impecable estética, un discurso resistente y un doble sentido con el que logró pasar desapercibida frente al asedio militar que sufría Brasil.La melodiosa voz de Buarque convirtió este tema en la arenga favorita entonada en las calles hasta que su verdadero sentido fue expuesto y censurado. Sus discos fueron retirados del mercado. Sin embargo, a pesar de que el régimen militar le prohibiera rotundamente a Buarque cantar su canción, sucedió lo que casi siempre cuando una canción ya es del pueblo: el autor pasa a un segundo plano. Cuando él subía al escenario, lo hacía en silencio, un silencio que era cómplice con su público quien se encargaba de entonarla.¡El pueblo unido, jamás será vencido!: de Chile para el mundoEl título de esta canción está inspirado en una frase de Jorge Eliécer Gaitán pronunciada en un discurso en la década de 1940, y después fue popularizada por manifestantes de la Unidad Popular durante el gobierno del presidente chileno Salvador Allende a comienzos de la década de 1970. Luego, se transformó en una inspiración musicalizada por Sergio Ortega Alvarado y la banda Quilapayún. Luego de los sucesos acaecidos en ese país, es conocida por ser una de las canciones de protesta más famosas de la historia.Give peace a change: ¡Queremos la paz!Durante la encamada que llevó a cabo con Yoko, un reportero le preguntó a John que qué intentaba hacer. Y John le contestó espontáneamente, todo lo que estamos diciendo es: dale una oportunidad a la paz, pero así como lo dijo, le gustó la frase y la preparó musicalmente para la canción. Mientras estaba en cama, la cantó varias veces, hasta que finalmente, el 1 de junio de 1969, alquiló una grabadora de 8 pistas en unos almacenes locales de música, volvió a la habitación del hotel y la grabó.
Estimado Presidente Iván Duque Márquez, reciba mis saludos cordiales.Soy un cientista social portugués, fundador del Fórum Social Mundial, Profesor Jubilado de la Facultad de Economía y Director Emérito del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, Distinguished Legal Scholar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison. Desde hace muchísimos años he realizado diversas investigaciones sociológicas en Colombia y la región.En este momento, además, soy miembro del Comité Asesor de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, pero no es en esta calidad en la que le escribo. Le escribo en mi calidad de demócrata comprometido con las luchas por la paz y por la democracia en el continente, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones he manifestado mi solidaridad con todos y todas aquellos que luchan en Colombia por la paz y por la democracia. Tomo la libertad de escribir esta Carta Abierta debido a los graves acontecimientos de Colombia.Presidente, ¿cuántas masacres tienen que pasar para empezar a actuar? Hoy, cuando escribo esto, han sido asesinados 198 indígenas desde 2016. De esos 198, 135 han sido en su gobierno. Pero no quiero reducir estas personas a simples números, ellas y ellos, han sido líderes y lideresas en sus comunidades, autoridades tradicionales y espirituales, de una importancia tal que no solo es el asesinato de una persona, es la afectación a toda una comunidad.Debo recordarle, que de los 102 pueblos indígenas que existen en Colombia, 39 se encuentran en riesgo de extinción tanto física como cultural. Si a esas terribles cifras le sumamos los homicidios antes citados, el panorama es aterrador. Luego de la firma del acuerdo de paz de 2016, las zonas que antiguamente fueron de dominio de las FARC-EP hoy están en disputa por parte de distintos grupos armados ilegales, los cuales no solo buscan intereses económicos (narcotráfico, minería ilegal) sino que también traen consigo un horrible y sangriento interés por el control sobre la población civil, afectando el tejido social. Fruto de esta disputa, hemos visto en el último mes noticias sobre masacres en el Cauca, pero que no se limitan solo allí, pues esto es sólo la punta del iceberg de este nuevo panorama de violencias: desconocemos aún cuántas poblaciones indígenas y afrodescendientes se encuentran recluidas y aisladas en sus territorios ancestrales gracias a esta nuevo arremetida del conflicto armado.Múltiples alertas tempranas han sido emitidas por la Defensoría del Pueblo, llamando la atención sobre la situación de riesgo en la que se encuentran los líderes sociales del país. Estos líderes, defensores y defensoras de derechos humanos, han sufrido la violencia sistemática de grupos al margen de la ley, en donde especialmente se ha visto un incremento en los homicidios contra personas racializadas, es decir, indígenas y afrodescendientes. No exagero, señor presidente, al decir que lo que vemos en Colombia es un etnocidio contra una parte específica de la población: aquella que defiende y lucha por su territorio, sus tradiciones y su existencia física y cultural.Estas últimas noticias sobre el Cauca, las cuales nos han sacudido a todos e incluso lo han llevado a usted a dirigirse personalmente a la región, no pueden resolverse proponiendo más guerra y más terror. La militarización del Cauca solo dejará más y más víctimas, ya sea por desplazamiento forzado, ya sea por fuego cruzado. Someter a la población al miedo y la zozobra, le es funcional a estos grupos armados ilegales, pues es esa su principal estrategia para obtener el tan anhelado control territorial.Frente a esta ola de violencia, debido a estos viejos y nuevos actores armados, la mejor opción en pro de las comunidades que allí habitan es escucharlas. Un claro ejemplo de esto es la propuesta que se le ha hecho a usted de iniciar un "Plan Piloto de Erradicación y Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito" de manera inmediata, en el marco del Programa de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito.La situación es tan dramática, que, tan solo en el municipio de Suarez (Cauca), se encuentran en situación de riesgo 11.229 habitantes, el equivalente al 65.9% de la población total de dicho municipio. La mayoría de esta población se ubica en la zona rural, organizada mediante Resguardos Indígenas, Consejos Comunitarios, Asociaciones Campesinas y Juntas de Acción Comunal.Mientras esto pasa en el Cauca, en el área rural de Buenaventura, 12.289 habitantes de distintos territorios colectivos, se encuentran en riesgo de desplazamiento forzado, teniendo en cuenta el incremento en las intimidaciones y amenazas contra la vida, libertad e integridad de las personas, generando restricciones en la movilidad. El conflicto armado en esta parte del país, está generando grandes afectaciones territoriales de diversa índole. De igual manera, el casco urbano se encuentra en riesgo por la presencia de estructuras armadas ilegales, y los enfrentamientos por el control territorial entre los grupos armados: “Banda Local” y “La Empresa”, además de grupos autodenominados como disidentes de las FARC – EP y el Ejército de Liberación Nacional-ELN.Recuerde presidente, que, según la cosmovisión de estas comunidades, sus resguardos y consejos comunitarios deben estar libres de grupos armados legales e ilegales, ya que ambos generan desarmonía y desequilibrio tanto en el territorio como en la comunidad.Con el regreso de los asesinatos selectivos, del etnocidio y de la violencia en los territorios, también ha resurgido una práctica que en la década pasada aterró al país: los mal llamados falsos positivos. Acá, me quiero referir a los casos del excombatiente Dimar Torres y del joven Flower Trompeta. No se puede permitir que estos macabros acontecimientos vuelvan a ocurrir en un país que se juega el todo por la paz, la reconciliación y la no repetición.Le pido a usted, como jefe de Estado y jefe de gobierno, condenar todas las violaciones a las garantías democráticas del Paro Nacional del 21 de noviembre de 2019 llevadas a cabo por el siniestro Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD). El malestar ciudadano no puede ser objeto de estigmatización y represión. Debe rechazarse tajantemente la actitud que asumió la fuerza pública al atacar y provocar las manifestaciones pacíficas de una ciudadanía que desea un verdadero cambio.Finalmente, presidente, Colombia hoy se encuentra en un momento histórico. Tal vez desde 1977, el país no presenciaba una jornada de huelga cívica como la del 21 de noviembre, la cual no solo logró parar el país, sino que también nos demostró el clamor popular de estudiantes, maestros, sindicalistas, indígenas, mujeres y demás participantes del paro. La gente, tanto en los territorios periféricos como en las grandes ciudades, protestan contra su gobierno profundamente impopular y, a raíz de esto, algo debe cambiar. Deben ser escuchados sus justos reclamos y buscar una salida por el bien del país, para así poder construir una Colombia en paz.Atentamente,Boaventura de Sousa Santos