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¿Cómo llegan los fandoms de K-pop a sabotear tendencias de política en twitter?

Les contamos cómo operan sus comunidades y cuáles son sus intenciones.

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South Korean K-Pop group Brave Girls performs during the 2021 World K-Pop Concert at the KINTEX convention center in Goyang, west of Seoul, on November 14, 2021. (Photo by Anthony WALLACE / AFP)
ANTHONY WALLACE/AFP

La inconformidad puede traducirse en muchas acciones y en la última semana, en Colombia hemos visto cómo va tomando forma. Calles atestadas de gente, transmisiones en vivo y música en la calle han sido algunas de las herramientas para hacer frente al escenario de violencia que atraviesan diferentes ciudades del país y que no conoceríamos del todo sin las redes sociales. Sin embargo, en este como en cualquier otro escenario público, es necesario protestar y desmentir los mensajes mentirosos y mezquinos que procuran más violencia.

En días pasados, diferentes fandoms de K-pop del país unieron fuerzas para restar alcance de algunas tendencias (#YoApoyoAlEsmad #YoApoyoALaFuerzaPublica#MilitarizarLasCallesYa #UribeTieneLaRazon). ¿Cómo lo lograron? ¿Por qué lo hicieron? Hablamos con Paula López, parte de AROHA, fandom de la agrupación de K-pop ASTOR, sobre el trabajo en red de los fandoms de K-pop y su participación política.

K-POP y sus formas de consumo digital

El k-pop es un género de música surcoreana que abarca diferentes sonidos. Dentro de sus particulares están las construcciones estéticas de las agrupaciones (BTS, SHINEE, EXO) que, en su mayoría de canciones, relatan historias de superación y amor propio. Las fanáticas de estas agrupaciones crean comunidades de apoyo, los llamados fandoms, quienes se convierten en piezas indispensables, teniendo en cuenta cómo funciona la industria del entretenimiento en Corea donde la participación de los fans es directamente proporcional al posicionamiento de los artistas.

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Se tienen en cuenta números de compras de álbumes, streamings de las canciones en las plataformas de video, chats de música que determinan la permanencia de un grupo y la inversión de dinero que se haría en sus proyectos, a partir de la ubicación en los rankings. Las fans del K-pop están entrenadas en lograr subir números de sus artistas y esa forma de funcionar se internacionalizó con BTS. Las metas son claras y medibles, establecen alcances para lograr en conteos como Bilboard.

Los planes de trabajo en redes sociales: organizados y medibles

Paula López es enfática en uno de los beneficios más grandes de la redes: conectar. Según ella “las redes no son solo nuestro medio de difusión masivo, las utilizamos para conectarnos entre nosotras, para estar pendientes de las actividades que hayan entre los fans”. Más allá de responder a las necesidades de un solo grupo, funcionan para estar enteradas de lo que sucede más allá de sus países y poder participar.

Al estar inmersas en los diferentes lenguajes digitales, han aprendido a articular el trabajo, optimizar herramientas y leer tendencias. Cuenta Paula que la distribución de las tareas depende del tamaño del fandom, “En Colombia funciona así, se construyen ciertas metas y se hace difusión a través de grupos de whatsapp, de instagram para que llegue a todas y así vamos planeando objetivos semanales en cuanto al grupo musical. Si hay unos premios o unas votaciones, la idea es que todos sepamos qué hay, de cuánto es la meta y cuánto tiempo tenemos para alcanzarla”.

Fandoms de K-pop y política

Esta semana, la constancia de publicación y el trabajo organizado de fandoms de K-pop en Colombia, se llevaron todas las miradas, likes y retuits, al lograr convertir en spam diferentes tendencias en contra de las movilizaciones que se llevan a cabo en el país por el Paro Nacional.

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Según Paula, es difícil establecer un momento en el que lo fandoms hayan acordado temas sobre los cuáles pronunciarse o eventos políticos para hacerlo. En sus palabras: “En general las k-popers somos muy saboteadoras de todo lo que no nos parece. Lo hemos hecho con ciertas personas que hablaban mal de personajes de la industria y la idea era empezar a bajar esos contenidos, aunque suene un poco agresivo porque lo es. Todo empezó así, baneando cuentas y posicionando fancams en comentarios que no nos gustaban. Podría ser un youtuber que hubiese hablado mal de cierto grupo en específico y lo que hacíamos era comentar y comentar para que eso cayera de alguna manera, y sucedía”.

Sin embargo, diferentes situaciones sociales y políticas han tenido injerencia de las comunidades de K-popers, esto se debe al nivel de conciencia que tienen sobre sus entornos y al poder digital que representan. “De alguna manera, nosotras como fandom nos empezamos a dar cuenta que teníamos un poder y ese se va utilizando a medida que la gente lo necesite, pero sobretodo si nosotras creemos en la causa”.

La fuerza de réplica y de trabajo colaborativo se sintió esta vez, cuando lograron banear cinco tendencias en un día, todas criminalizando las protestas que sucedían en el país. Incluso, miembros de fandoms de otros países participaron en la acción digital. Según Paula, esto responde a un principio de solidaridad entre las comunidades.

“Así es como nos vamos inmiscuyendo en la política y en todo lo que no nos parece. Es importante aclarar que las K-popers somos mujeres grandes, adultas. Cuando yo empecé en el 2019, también pensaba que era ridículo y se trataba de niñas de 12 años y cuando me entro a la comunidad, me doy cuenta que es gente grande, pensante, ya madura y con opiniones. Ahí es cuando te das cuenta por qué el movimiento político es tan importante, porque es gente consciente de lo que está sucediendo a nivel nacional y mundial”.

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Las comunidades K-popers, sin partir de un objetivo político específico, han sabido guiar las conversaciones digitales hacia los puntos importantes: en el marco del #BlackLivesMatter lo hicieron baneando comentarios de supremacistas blancos y ahora, en medio de una de las situaciones más violentas en mucho tiempo en Colombia, lo hacen de nuevo, marcando como spam comentarios que criminalizan la protesta. No ponen nada particular al servicio de la sociedad, la ecuación es más bien sencilla: objeción de conciencia más sus habilidades digitales, esa es la fórmula de su activismo digital.