Sonia Martinez ha estado detrás de algunas de las canciones más conocidas en el país. La honestidad del bolero le dio paso a su escritura y con el tiempo, buena parte de los ritmos andinos se fueron sumando a su repertorio, sin embargo, su catálogo es amplio y ecléctico, conteniendo piezas de swing, rap, poesía cantada, canciones al estilo llanero colombo-venezolano, canciones infantiles, villancicos, rancheras y habitando escenarios como teatros y otros de stand up comedy.
En sus canciones, Martínez contó las historias del proceso de urbanismo en Medellín y su paso de la ruralidad al centro cosmopolita. Dedicó líneas a describir y analizar la transformación de la mujer, el cambio del lenguaje; narra la visión de los niños del ayer y del hoy y demuestra cómo las montañas siguen abrigando la ciudad lo mismo que hace noventa años.
De acuerdo con el artículo Sembradora de canciones, sembradora de vida, hay "tres aspectos fundamentales se pueden subrayar en esta compositora. Su profundo conocimiento del bolero permite que logre reapropiarlo e integrarlo a muchas de sus canciones; igualmente, su voz de contralto cálida y abrazadora, las temáticas sentimentales y picarescas, así como el sonido de su guitarra son un reflejo de la relación con la trova y el feeling cubano". El segundo aspecto a destacar es el humor, que da cuenta de su chispa e ingenio. Sonia saca toda su ironía, sarcasmo y humor cuando aborda el tema de los hombres. “Su música dice las verdades contadas a su manera y en su propio lenguaje, que encuentran resonancia y complicidad en el público”.
El tercer aspecto es el performance. Debemos recordar que Gilberto Martínez, su hermano, fue dramaturgo y director de teatro. Sonia musicalizó muchas de sus obras, con canciones que enriquecían y apoyaban las escenas de una manera significativa. La relación con Gilberto y con el teatro potenció en ella su capacidad histriónica y de comunicación con el público. Es así como, en composiciones para teatro, la fuerza de la escena define, en gran medida, aspectos tales como el género, la forma y la instrumentación. Cabe destacar que la compositora es hábil guitarrista; logrando así, una unión indisoluble entre música, texto e interpretación.
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Los reconocimientos a su obra fueron amplio, ganó dos veces el premio del festival Mono Núñez en la categoría Composición Inédita por la obra "Cocli Cocli" y el pasillo Contradicciones. También participó en finales de otros concursos fuera del departamento y finalista en varias ocasiones de Antioquia le canta a Colombia.
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