
Comenzaremos nuestro recorrido por la vida y obra de Mario Castelnuovo-Tedesco hablando de una de sus composiciones más conocidas: el Concierto para guitarra N° 1 en Re mayor, Op.99, de 1939, año en el que, por razones religiosas (era judío), tuvo que abandonar su ciudad natal, Florencia y refugiarse en los Estados Unidos.
El Concierto Op 99 de Mario Castelnuovo-Tedesco es reconocido por Andrés Segovia, a quien fue dedicada esta obra, como "uno de los conciertos más completos de guitarra y orquesta por sus exigencias técnicas y su calidad musical". También porque es una de las obras obligadas para el repertorio guitarrístico y porque fue uno de los primeros conciertos para guitarra y orquesta escritos en el siglo XX.
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Para el aficionado habitual a la música no es frecuente ver en los diccionarios de música, y escuchar en el repertorio de las salas de concierto el nombre y las composiciones de Mario Castelnuovo Tedesco.
Pero este músico desempeñó un papel preponderante en la música del siglo Veinte. Castelnuovo-Tedesco, nació en Florencia, Italia y murió en los Ángeles, Estados Unidos.
Sus ancestros fueron españoles quienes emigraron a Italia en el Siglo XV a causa de la inquisición y se establecieron en Italia. En su infancia estudió el piano con su madre y a los 13 años ingresó en el Conservatorio Cherubini de Florencia, donde estudió composición con Ildebrando Pizzetti quien le consideró su alumno preferido. Su talento se reveló rápidamente con obras como Coplas , de 1915 y melodías según textos de Shakespeare en los cuales utiliza el lenguaje original del dramaturgo inglés.
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A sus ancestros españoles Mario Castelnuovo-Tedesco rindió homenaje en su Fantasía para guitarra y piano Op 145 compuesta en 1950. Esta es la única obra en la que Castelnuovo-Tedesco combina guitarra y piano.
Desde sus primeras obras la reputación internacional de Mario Castelnuovo-Tedesco se extendió rápidamente y fueron estrenadas por destacados concertistas. Alfredo Casella, pianista y compositor, también italiano, que estimó la música de Castelnuovo-Tedesco incluyó muchas de sus composiciones en el programa de sus conciertos.
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Pronto Castelnuovo Tedesco fue considerado como uno de los compositores italianos más importantes de su época junto a Malipiero, Respighi, Casella y Pizzetti. En 1925, su ópera La Mandragola se estrenó en Venecia con gran éxito y en 1931 su ballet Bacchus en Toscane se presentó en la Scala de Milán.
Hacia la década de los treinta se presentó en la vida de Castelnuovo-Tedesco, un episodio doloroso. Debido a la situación de los judíos en Italia, tuvo que exiliarse en los Estados Unidos en 1939. En este país cimentó aún más su carrera y sus obras fueron regularmente interpretadas por figuras como Toscanini, Heifetz, Piatigorsky y Segovia.
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Castelnuovo-Tedesco fue un compositor extraordinariamente fecundo que pervive sobre todo por sus partituras para guitarra, las más difundidas de su abultada producción; entre las que figuran sus preludios y fugas de Las guitarras bien temperadas, para dos guitarras; los 24 caprichos de Goya para guitarra sola, inspirados en los grabados homónimos del gran pintor aragonés, y especialmente sus páginas concertantes: Concierto para guitarra No. 1, Op. 99, Concierto para guitarra No. 2, Op. 160 y, sobre todo, el Concierto para dos guitarras, Op. 201 .
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En 1961, Andrés Segovia le presentó a Mario Castelnuovo-Tedesco, a los guitarristas Ida Presti y Alexandre Lagoya, quienes formaban un dúo de guitarras. Inspirado en ellos el compositor escribió los Veinticuatro Preludios y Fugas que constituyen Las Guitarras bien temperadas Op.199 (título alusivo obviamente a la obra de Bach ).
Esta obra constituye un catálogo de lo diferentes estilos, técnicas y formas de composición para la guitarra. Evolucionan de piezas relativamente fáciles a piezas cuya ejecución requiere una brillante técnica. Sin duda estos Preludios de Castelnuovo-Tedesco son una de las mayores contribuciones al repertorio para guitarra.
La colaboración de Mario Castelnuovo Tedesco con otro brillante músico del Siglo XX, como lo fue el violinista Jasha Heifetz comenzó en 1930 cuando el compositor escribe a solicitud del intérprete la pieza L’alouette para violín y piano. Y al año siguiente Heifetz interpreta el Primer concierto para violín de Castelnuovo-Tedesco con la Filarmónica de Nueva York.
En el curso de ese mismo año compone su segundo concierto que dedica al violinista. A esta obra, impregnada de temas hebreos, el compositor la tituló Los Profetas . Si bien los tres movimientos tienen nombre de profetas del Antiguo Testamento: Isaías, Jeremías y Elías, el compositor precisa en un corto análisis de su concierto que este no tiene un programa específico. Simplemente busca representar una evocación de momentos del pasado glorioso que sugiere la elocuencia ardiente de los profetas antiguos en medio de las voces de las personas que les rodeaban.
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Podrá escuchar obras maravillosas de Mario Castelnuovo-Tedesco en la nueva edición de El Músico de la semana el lunes 7 de abril a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.