El cantautor brasileño asegura que, en plena democracia, Brasil vive un momento de "intolerancia" y de retrocesos sobre el medio ambiente que exige a los artistas y a la sociedad civil poner "la cara en la calle".
Justamente para eso viajó este miércoles a Brasilia, convocado como líder de un acto contra el avance de la "destrucción" medioambiental a través de un paquete de proyectos de ley auspiciados por Bolsonaro.
En medio de su intensa agenda por la capital, donde se entrevistó con el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, y con jueces de la Corte Suprema, el músico, uno de los máximos exponentes del "tropicalismo", recibió a la AFP en su camarín, antes de salir al escenario para cantar contra la devastación ecológica.
Usted es crítico de la política medioambiental del gobierno desde hace tiempo, ¿por qué decidió salir a la calle ahora?
Estos proyectos de ley (sobre el medio ambiente), algunos pasaron por la Cámara de Diputados y ahora están llegando al Senado. Estábamos buscando una fecha que fuese buena para la reacción. Pudimos reunir a artistas, movimientos sociales y organizaciones civiles que luchan por el medio ambiente.
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¿La principal preocupación es por los indígenas?
Son víctimas de manera clara, especialmente con el proyecto de ley de la minería (que permite la explotación en tierras indígenas). Porque incluso con la explicación de que se necesita potasio por la guerra en Ucrania (que puede afectar las importaciones de fertilizantes rusos), no es justificable. Lo que existe es un plan para deshacer la defensa medioambiental. También otras cosas en Brasil están siendo programáticamente destruidas, inclusive la actividad cultural, pero en el caso del medio ambiente la falta de respeto es a todos.
Antes del balotaje en 2018, usted dijo que si Bolsonaro vencía vendría una ola de "terror y odio". Tras más de tres años de mandato, ¿sucedió tal como lo imaginó?
Lo que está sucediendo en Brasil es horrible. Ya viví bajo dictadura militar, fui preso, me exilié (...) pero hoy, en plena democracia, cosas incluso más groseras son propuestas por el gobierno federal. No solo hay un elogio de los peores aspectos de la dictadura, sino que hay una sensación de violencia política sobre la vida. Los brasileños tienen que reaccionar por su salud mental, espiritual y física.
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En un año de elección presidencial que probablemente enfrentará a Bolsonaro y al expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, ¿Cuáles son sus expectativas?
Hay espacio para el optimismo, sin embargo el miedo es grande. Porque esa cosa (la maquinaria bolsonarista, ndlr) es asombrosa, cuenta con una eficacia enorme en el uso de las redes sociales, de internet. Es un fenómeno internacional, que tiene que ver con Steve Bannon (exasesor de Donald Trump), con organizaciones internacionales. Es un fenómeno muy desarrollado, como si fuese una enfermedad mortal que estuviera afectando a la sociedad.
Pero tengo un optimismo pragmático, porque sin optimismo usted se siente en el derecho de eximirse de responsabilidades. Y yo no quiero eximirme de responsabilidades, ni creo que el pueblo brasileño deba hacerlo.
¿Qué papel deben adoptar los artistas?
Es importante que se manifiesten, porque son los creadores quienes se vuelven conocidos por gran parte de la población. Y también hay una identificación entre el creador artístico y la defensa ecológica. Es bueno que podamos ser amplificadores de una cuestión que vive el pueblo brasileño y necesita ser expresada.
¿Cómo cree que puede impactar el resultado de la elección en octubre y un eventual cambio de gobierno al clima de intolerancia y agresión que describió?
Es posible que Bolsonaro pierda. Pero lo que él representa no desaparece de un momento para otro. Puede ser que no venza, espero que no venza, pero el bolsonarismo no sale de la historia tan fácilmente.
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