La compañía aterrizó en París la víspera de la invasión rusa de Ucrania. El teatro parisino de Châtelet, donde iban a dar una serie de galas, se ha convertido ahora en su albergue, tras aceptar la oferta del ayuntamiento de París de quedarse el tiempo que sea necesario.
Intentan hacer de tripas corazón, pero los ojos enrojecidos y los momentos de silencio traslucen la emoción del momento. Solamente una treintena de bailarines se trasladó a París para presentar una versión para niños de "Cascanueces". El resto se quedó en Kiev. "Intentarán venir también", murmura Ekaterina Kozlova, directora adjunta de la compañía, que ella misma fundó en 2012 con su marido Ivan Kozlov.
"Agotado emocionalmente"
Para recaudar fondos para la Cruz Roja en beneficio de Ucrania, la compañía protagonizó una gala especial, con fragmentos de coreografías y un curso de danza, junto a los bailarines de la Ópera de París.
Los aplausos fueron nutridos, en especial cuando los bailarines, vestidos con camisetas con los colores de Ucrania, interpretaron una coreografía folclórica, "Hombres de Kiev". O cuando cantaron el himno nacional, ante la imagen de la bandera proyectada en escena.
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Entre bambalinas, el ambiente es de tristeza. "Es muy duro. Varias veces al día alguien se echa a llorar porque ha recibido una mala noticia, o porque no sabe nada de su familia. (...) Tenemos una joven mamá que dejó a su hija en Ucrania", explica a la AFP Ekaterina Kozlova. "Todo el mundo está estresado, agotado emocionalmente", añade.
La compañía había empezado el año con ímpetu, con una nueva gira tras los largos meses de la pandemia."Llegamos el 23 de febrero y estábamos muy contentos, adoramos venir a París. Preveíamos una gira de apenas unas semanas, y luego regresar a casa", explica Kozlova.
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Justo al día siguiente se despertaron con una avalancha de mensajes y llamadas perdidas de sus familiares y amigos. "Desde entonces, estamos todos conmocionados".
"Continuar con las giras"
"No conseguimos olvidarlo, incluso sobre el escenario, estamos preocupados por nuestras familias" indica Vladyslav Dobshynskyi, de 23 años. La danza, dice, ayuda a "distraerlo", pero su mirada transmite ansiedad.
"Llamamos a nuestras familias día y noche", confiesa Olga Posternak, de 34 años, que interpretó un pas de deux del Lago de los Cisnes junto al bailarín principal de la Ópera de París, Paul Marque. Su marido y su hermano están por el momento "a resguardo en algún lugar cerca de Leopolis (oeste)", explica. ¿El futuro? "no puedo responder a esa pregunta". A su lado Mikhailo Shcherbakov, de 33 años, no quiere oír hablar de la palabra "exilio". "Es lo peor que me podría suceder", musita.
"Lo que les digo a los bailarines es que tienen una oportunidad única para hacerse oír. Nuestro trabajo es irradiar luz y amor encima del escenario" afirma Ekaterina Kozlova. El Kiev City Ballet tiene la intención de seguir de gira "por toda Europa y por el mundo", asegura su fundadora.
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Una posibilidad que no tienen otras compañías ucranianas, como el prestigioso Ballet de la Ópera nacional de Kiev (170 bailarines), que ha suspendido totalmente sus funciones.
La compañía de Ekaterina Kozlova, es mucho más modesta. Se declara "ufana" ante las muestras de solidaridad en Francia. Han recibido ayuda de particulares, ofertas de alojamiento, hasta zapatillas y leotardos. Y además están juntos. "En Ucrania decimos que allá donde tienes familia, estás en tu casa. Y esta compañía es como una gran familia", indica.