"Drácula" (1897)Iniciamos esta lista con Drácula, la obra más famosa de Bram Stoker y la encargada de definir el terror gótico y el arquetipo del vampiro en la cultura popular. La historia sigue a varios personajes, pero principalmente a Jonathan Harker, un joven abogado inglés que viaja a Transilvania para ayudar al misterioso Conde Drácula con una transacción inmobiliaria. Al llegar al castillo, Harker descubre que Drácula es un ser sobrenatural, un vampiro que ha aterrorizado a la región durante siglos. Harker queda atrapado en el castillo, donde es testigo de los poderes y el hambre insaciable del conde por la sangre humana.Aunque esta es apenas la premisa de la historia, esta obra fue un paso hacia la modernidad para la Europa victoriana y, apegado al terror y a lo gótico, también se acercó a temas como la constante lucha entre el bien y el mal, la sexualidad y el sacrificio. Además, claro, de crear a personajes que han sido representados en la pantalla en series y televisión, como Igor y Van Helsing. “La joya de las siete estrellas” (1903)De la bruma de Rumania, pasamos al desértico clima de Egipto con la siguiente novela de Stoker. En esta ocasión, el escritor se adentra en la relación de vivos y muertos. Esta vez, su personaje central es una antigua hechicera Egipcia momificada, Tera, quien ansía regresar a la vida.Para ello, la novela lleva al lector por el camino escabroso de lo sobrenatural, pero también de la aventura al acompañar a su personaje Malcolm Ross, quien se ve envuelto en la travesía de un reconocido arqueólogo coleccionista que tiene entre sus joyas el cuerpo momificado de Tera. La hija del arqueólogo y un misterioso talismán, el mismo que le da el título a esta novela, están aparentemente conectados con Tera y serán clave para revivirla.Esta obra, aunque no hace parte de las obras representativas de Stoker, sí influiría años más tarde en la proliferación de libros, cuentos y películas sobre el terror y la aventura asociados al antiguo Egipto, ritos y maldiciones que popularizaron a las momias como personajes de terror.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí“La dama del sudario” (1909) Después de Drácula, esta es la siguiente novela más reconocida del autor irlandés y al igual que en esa novela con Lucy o Mina o Tera en La joya de las siete estrellas, la figura de la mujer no solo es la encarnación de lo gótico y místico, sino que se convierte en la protagonista de la relación entre vivos y muertos.Sin saber si es un espíritu, una vampira o una mujer encantada, un joven inglés se muda a un castillo misterioso, heredado de su tío en la península balcánica, allí, ve cada noche Teuta, esa misteriosa mujer, rondando su nuevo hogar.Estos encuentros llevan la historia a explorar el amor romántico y el sacrificio, similar a lo acontecido en Drácula, así como el contexto europeo de inicios de siglo.“La guarida del Gusano Blanco” (1911)Publicado un año antes de su muerte, este libro se lee como una versión más costumbrista del terror, fiel a lo gótico y acompañada por leyendas y mitos locales. Además, el escritor a través de seres fantásticos y misteriosos hace una crítica de la monstruosidad que puede habitar en los seres humanos.La trama se desarrolla en una mansión rural de Inglaterra, donde el joven Adam Salton llega desde Australia para conocer a su tío, con quien descubre que ha heredado tierras. Pronto se ve atrapado en una serie de eventos misteriosos y aterradores relacionados con una antigua leyenda de un gusano blanco gigantesco, una criatura demoníaca y ancestral que habita en una guarida subterránea cerca de la mansión.La criatura de esta historia está conectada con Lady Arabella March, una aristócrata enigmática y manipuladora que ejerce una influencia casi hipnótica sobre quienes la rodean y parece resguardar un oscuro secreto.“El invitado de Drácula y otras historias de terror” (1914)Terminamos esta lista con una publicación póstuma que reúne nueve relatos de terror encabezados por el cuento homónimo del libro que se ha llegado a considerar como un capítulo independiente de Drácula. Esta recopilación la completan La casa del juez (1891), La mujer india (1893), Gipsy Prophecy (1885), El regreso de Abel Behenna (1893), El entierro de las ratas, El sueño de las manos rojas (1894), Crooken Sands (1914) y El secreto del oro que crece (1892), muchos de ellos publicados por primera vez en medios ingleses.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Según explicó en un comunicado la casa editora del libro, Penguin Random House Grupo Editorial, es una escritora contemporánea quien narra y publica una biografía sobre la emblemática y controversial Julia de Burgos.Lo que empieza como un simple encargo terminará siendo una manera de entender mejor al personaje y su obra, pero también un mapa para entender la vida de tantas autoras latinoamericanas, incluso la de la propia autora, resalta la nota.Con su libro, la narradora recorre diferentes ciudades, asiste a presentaciones y da conferencias, mientras intenta mantener su familia a flote.Entrelanzando su propia vida junto a la de la narradora y la de Julia, Santos-Febres construye un relato apasionante sobre las vidas difíciles de escritoras afrocaribeñas que se abren paso en los elitistas círculos literarios de su país.Julia de Burgos, además de ser poeta y escritora, fue periodista y maestra durante sus 39 años de vida y en cuyo tiempo tuvo la oportunidad de conocer a otros destacados escritores como el chileno Pablo Neruda y el dominicano Juan Bosch.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíLa autora publicó legendarios poemas como Río Grande de Loíza, Íntima y Ay, ay, ay de la grifa negra, Desde el Puente Martín Peña, Sobre la claridad, Himno de sangre a Trujillo y Adiós en Wellfare Island.Además, escribió tres libros: Poema en 20 surcos, Canción de la verdad sencilla y El mar y tú, que trabajó en Cuba.Santos-Febres, por su parte, ha ganado premios como el Juan Rulfo, de Radio Francia Internacional; el Letras de Oro, de España; el Premio de Novela del Instituto de Literatura Puertorriqueña y el Premio Primavera de Novela.Es creadora del Programa de Escritura Creativa de la Universidad de Puerto Rico, así como fundadora y directora del Festival de la Palabra (2009-2018) y del Programa #Quenoseacabenlaspalabras.En 2016 fundó el Colectivo de Mujeres Escritoras Las Ancestras, que ofrece talleres de escritura creativa en cárceles de mujeres, albergues de niñas y adolescentes, y apoya proyectos de memoria y escritura.En el 2023 se convirtió en investigadora principal del Centro de Investigación de Estudios en Afrodescendencia y Racialización y Archivo Virtual Afro.Ha impartido clases en Harvard, Universidad Complutense, Universidad de Houston Rutgers, Baltimore, Universidad Autónoma de Yucatán, entre otras, y sus obras han sido traducidas al inglés, francés, italiano, portugués, coreano y rumano.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El género de terror en la literatura, tan antiguo como las narrativas orales de mitos y leyendas, ha mutado con el tiempo para reflejar los miedos inherentes de cada época. Desde los primeros experimentos góticos en el siglo XVIII hasta las narrativas contemporáneas de América Latina, el terror literario no solo busca asustar al lector, sino confrontarlo con lo oscuro, lo reprimido y lo inenarrable de la experiencia humana.Los orígenes del terror: del gótico al psicoanálisisEl nacimiento del terror como género literario suele situarse en el siglo XVIII, con obras como El castillo de Otranto de Horace Walpole (1764), reconocida como la primera novela gótica. Esta obra, marcada por elementos sobrenaturales y escenarios tenebrosos, sentó las bases de lo que sería el terror gótico: mansiones antiguas, secretos familiares y fuerzas oscuras. La atmósfera de claustrofobia y decadencia se convirtió en el marco idóneo para explorar el miedo irracional y lo sobrenatural.Con el tiempo, otros autores ampliaron y perfeccionaron el género. Mary Shelley, con Frankenstein (1818), transformó el terror al introducir la figura de un monstruo que no era simplemente una abominación, sino un reflejo del conflicto interno humano, de la soledad, el rechazo y la responsabilidad ética de la ciencia. También en el siglo XIX, Edgar Allan Poe exploró los abismos de la mente humana en relatos cortos como El corazón delator y La caída de la Casa Usher, sentando las bases de un terror psicológico que miraba hacia el interior, hacia las profundidades de la psique humana.Por su parte, Bram Stoker inmortalizó a Drácula en 1897, encarnando en el vampiro la representación de lo reprimido y lo erótico en la sociedad victoriana. Su figura atravesaría las fronteras del género literario para establecerse en el imaginario colectivo como el emblema de la muerte, la seducción y la inmortalidad. Estos autores del siglo XIX forjaron un lenguaje literario del horror que reflejaba las ansiedades de su tiempo, en un contexto marcado por la industrialización, el avance de la ciencia y la represión moral.El terror en el siglo XX: Lovecraft y el horror cósmicoCon el siglo XX llegó una transformación en la concepción del terror. Howard Phillips Lovecraft, quien publicó entre los años 20 y 30, llevó el género hacia un tipo de horror que trascendía lo humano. En su visión, el universo estaba poblado de deidades antiguas y monstruos cósmicos indiferentes a la existencia humana. La insignificancia del ser humano ante el cosmos se convirtió en el núcleo de lo que hoy conocemos como horror cósmico. Su estilo, denso y obsesivo, inspiró a generaciones de autores que veían en sus relatos una respuesta a la crisis de identidad y la pérdida de sentido provocada por las guerras y el desencanto con la modernidad.Nuevas voces en el terror: la irrupción de América LatinaEn el siglo XXI, la literatura de terror ha encontrado nuevas expresiones en América Latina, donde las narrativas exploran los horrores cotidianos de sociedades marcadas por la desigualdad, la violencia y el peso de una historia opresiva. Autoras como Mariana Enriquez, Mónica Ojeda y María Fernanda Ampuero han capturado el interés mundial, llevando el género de terror a un terreno distinto, donde lo sobrenatural se entremezcla con el realismo social y la denuncia.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíMariana Enriquez: (Argentina) es conocida por explorar la violencia y la marginación en su obra, especialmente en su colección de relatos Las cosas que perdimos en el fuego y Nuestra parte de noche. Enriquez aborda temas como la pobreza, el abuso y la desaparición de personas, colocando el horror en un contexto de tensiones sociales y conflictos internos. Sus historias tienen un tono visceral, que se aleja de los clichés del género al retratar el terror de la vida cotidiana y sus heridas abiertas en una Argentina postdictadura.Mónica Ojeda: (Ecuador) representa una voz única en el terror latinoamericano contemporáneo. Su obra Mandíbula explora los temores de la adolescencia y la violencia en la familia a través de un lenguaje cargado de erotismo, simbolismo y psicoanálisis. La autora expone las fronteras del miedo y la atracción, utilizando las dinámicas entre sus personajes para explorar temas como la obsesión, el dolor y las relaciones de poder. Ojeda convierte a sus personajes en catalizadores de lo grotesco y lo subliminal, revelando los miedos inconscientes de la juventud latinoamericana.María Fernanda Ampuero: (Ecuador), en su libro Pelea de gallos, utiliza el género del terror para dar voz a las experiencias de las mujeres en una sociedad patriarcal. Ampuero confronta temas como la violencia doméstica, el abuso sexual y las desigualdades de género con una honestidad descarnada. Su estilo directo y sin concesiones convierte al horror en una herramienta para visibilizar lo que generalmente se esconde. A través de su obra, el terror se convierte en una denuncia de las injusticias y en un reflejo del trauma y la opresión.El contexto social y político del nuevo terror latinoamericanoEn América Latina, el género del terror está íntimamente ligado a los contextos sociales y políticos de la región. La violencia estructural, los traumas colectivos y el legado de dictaduras y conflictos armados impregnan estas narrativas de un realismo crudo que amplía los límites del género. Las nuevas autoras del terror exploran no solo el miedo, sino también el dolor y la injusticia, fusionando el realismo social con el horror y acercando a los lectores a una experiencia que va más allá de lo macabro: es una experiencia de catarsis y reflexión sobre el presente.Este resurgir del terror literario en América Latina responde a una necesidad de confrontar los miedos actuales desde una perspectiva que se aleja del terror escapista. En lugar de presentar fantasmas o criaturas sobrenaturales, estas narrativas exploran las pesadillas de la vida cotidiana, el impacto de la violencia, la desigualdad y la opresión. Así, el terror en la literatura latinoamericana contemporánea se convierte en un espejo de las luchas sociales y en una voz que denuncia lo que persiste en las sombras.Un futuro incierto pero prometedor para el géneroLa literatura de terror sigue evolucionando, y las nuevas voces que emergen en América Latina aportan una riqueza y una complejidad que le dan al género una nueva relevancia. En un mundo marcado por crisis políticas, desigualdad y amenazas ambientales, el terror literario continuará siendo un vehículo para expresar los miedos y ansiedades de nuestra era. La obra de Enriquez, Ojeda y Ampuero abre una puerta a una visión contemporánea del terror, donde el verdadero monstruo no es el que emerge de la oscuridad, sino el que vive en los resquicios de nuestra realidad cotidiana.Este nuevo terror no solo cautiva, sino que desafía. Nos obliga a mirar de frente, a no apartar la vista de aquello que normalmente relegamos a las sombras.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Calixta Editores anuncia el lanzamiento de Los Hispanos, la historia original de los originales. A través de un anecdotario cautivador, la narrativa recorre sesenta años de trayectoria, plasmada con franqueza y humor. Revela episodios insólitos y ofrece una mirada auténtica de los momentos más memorables de la agrupación que definió una era y que sigue resonando en el corazón de millones de seguidores. Su herencia artística no solo ha marcado la cultura colombiana, sino que su música proveyó grandeza y significado a la Navidad, al Añoviejo, y a las tradiciones que, al pie de un pesebre, de velitas, buñuelos, natilla, regalos y momentos inolvidables, nos permiten celebrar la vida.Luego de un arduo trabajo de Jairo Jímenez, fundador de la agrupación, y de Giovanny Rodríguez, autor e investigador, se consolidó la obra que inmortaliza las memorias del emblemático conjunto musical, desde sus humildes inicios, cuando sus integrantes eran apenas unos niños, hasta su ascenso a la fama de la mano de sus legendarios cantantes: Gustavo “El Loko” Quintero y Rodolfo Aicardi.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"Este, nuestro libro, es la historia de los 60 años de la vida musical de la orquesta que ha puesto a bailar en las navidades al pueblo colombiano", comentó Jairo Jiménez sobre este libro que, además de recopilar las canciones más significativas de Los Hispanos, ofrece una narrativa rica en detalles históricos desde la infancia de sus fundadores y anécdotas detrás de cada melodía, acompañada de fotografías inéditas.El evento de lanzamiento se celebrará en Bogotá en el café librería Le Tiende el próximo 21 de noviembre. Los asistentes tendrán la oportunidad de disfrutar de una presentación musical de Los Hispanos, quienes compartirán con el público y con los entusiastas de su historia en un ambiente íntimo y exclusivo. Para quienes quieran adquirir una entrada, lo pueden hacer a través de la página oficial de Calixta Editores, comprando la preventa para Bogotá, que además incluirá el libro firmado, una experiencia VIP con Los Hispanos, un cóctel de bienvenida, foto con la agrupación, afiche y postal conmemorativa de los 60 años.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La ganadora del premio Alfaguara por 'Los Abismos' también habló de la situación política en Latinoamérica, se mostró "desilusionada" con el Gobierno del presidente colombiano Gustavo Petro y comentó avances de nuevos proyectos, como la película inspirada en 'La perra', la obra que la dio a conocer internacionalmente.Coyuntura latinoamericanaPara esta colombiana que ha vivido en un país con más de 60 años de conflicto armado en el que actualmente reina una polarización política similar a la de otras naciones latinoamericanas, la situación en la región "preocupa muchísimo" por la "derechización", pero también por "dictaduras de izquierda terribles como la de Venezuela".Quintana ve una coyuntura más moderada en Chile, con Gabriel Boric, y en Brasil, con el regreso al poder del progresista Luiz Inácio Lula da Silva, luego de "un proceso superpreocupante" en los cuatro años de mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro.Al cuestionarse sobre el resurgir de una derecha "excluyente y violenta", la escritora opinó que existe una sensación de "fracaso de la democracia", pero también piensa que esto puede estar ocurriendo porque muchas personas ven en la extrema derecha una vía hacia la paz, aunque ella no considera que sea una solución.A manera de ejemplo, Quintana comparó a China con los países latinoamericanos y dijo que pese a su autoritarismo, el gigante asiático pasó de rural a desarrollado en 40 años, un cambio que no se ha visto en la región, donde han faltado "buenas democracias" y donde también se ha impartido un "autoritarismo terrible" en ese lapso.Desilusionada con PetroEn el caso específico de Colombia, Quintana afirmó que su país es el más desigual de toda la región, que las clases políticas tradicionales no han logrado mejorarlo y que cuando llegan opciones de gobierno diferentes, tampoco se ve "un cambio verdadero".La escritora se refería a Gustavo Petro, quien asumió la Presidencia en 2022 y de quien dijo que fue el primer líder de "izquierda moderada" en llegar al poder "en 200 años de historia republicana".Aunque celebró "muchísimo" la llegada de Petro, Quintana aseguró que ahora se siente "desilusionada", pues en su Gobierno "se mantienen algunas prácticas corruptas".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíNuevos proyectosEsta mujer, de cuerpo menudo y de voz dulce pero firme, combina su papel de madre y esposa con la escritura en medio de una apretada agenda que la obliga muchas veces a trasladar su sitio de trabajo a los aviones.Así le dio vida a un nuevo libro -del que evitó dar detalles-, cuyo primer borrador terminó un año atrás y ya fue revisado por sus lectores de confianza.El texto, que requirió un trabajo de tres años y que pasó de 283 páginas a 143, ahora se encuentra en proceso de reescritura y, aunque cree posible que salga a la luz en 2025, prefiere no comprometerse con los tiempos para "no incumplir promesas".Lo que sí tiene perspectivas de suceder el próximo año, dijo, es el inicio del rodaje de la película inspirada en 'La Perra', ganadora del premio Biblioteca de Narrativa Colombiana y que ya ha sido traducida a 22 idiomas.El libro cuenta la historia de una empobrecida mujer del litoral Pacífico colombiano y su visceral relación con una perra que adopta, ante su imposibilidad de ser madre.Narrada en un lenguaje crudo y directo, la obra habla de amor, violencia, pobreza y de lo más oscuro del ser humano y sus instintos, una mezcla ideal para llevar a la pantalla grande.La película será dirigida por la chilena Dominga Sotomayor, con guion de su compatriota Inés Bortagaray, en una adaptación de una historia que por ser "tan universal", según Quintana, puede sacarse de su lugar de origen, aunque tiene algunos elementos diferentes.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Es imposible que tales potencias o seres hayan sobrevivido... hayan sobrevivido a una época infinitamente remota donde... la conciencia se manifestaba, quizá, bajo cuerpos y formas que ya hace tiempo se retiraron ante la marea de la ascendiente humanidad... formas de las que sólo la poesía y la leyenda han conservado un fugaz recuerdo con el nombre de dioses, monstruos, seres míticos de toda clase y especie...Algernon BlackwoodEl bajorrelieve de arcillaNo hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas. Algunos teósofos han sospechado la majestuosa grandeza del ciclo cósmico del que nuestro mundo y nuestra raza no son más que fugaces incidentes. Han señalado extrañas supervivencias en términos que nos helarían la sangre si no estuviesen disfrazados por un blando optimismo. Pero no son ellos los que me han dado la fugaz visón de esos dones prohibidos, que me estremecen cuando pienso en ellos, y me enloquecen cuando sueño con ellos. Esa visión, como toda temible visión de la verdad, surgió de una unión casual de elementos diversos; en este caso, el artículo de un viejo periódico y las notas de un profesor ya fallecido. Espero que ningún otro logre llevar a cabo esta unión; yo, por cierto, si vivo, no añadiré voluntariamente un sólo eslabón a tan espantosa cadena. Creo, por otra parte, que el profesor había decidido, también, no revelar lo que sabía, y que si no hubiese muerto repentinamente, hubiera destruido sus notas.Tuve por primera vez conocimiento de este asunto en el invierno de 1926-1927, a la muerte de mi tío abuelo, George Gammel Angell, profesor honorario de lenguas semíticas de la Universidad de Brown, Povidence, Rhode Island. El profesor Angell era una autoridad vastamente conocida en materia de antiguas inscripciones y a él habían recurrido con frecuencia los conservadores de los más importantes museos. Muchos deben por lo tanto recordar su desaparición, acaecida a la edad de noventa y dos años. Las oscuras razones de su muerte aumentaron aún más el interés local. El profesor había muerto mientras volvía del barco de Newport, y, según afirman los testigos, luego de recibir el empellón de un marinero negro. Éste había surgido de uno de los curiosos y sombríos pasajes situados en la falda abrupta de la colina que une los muelles a la casa del muerto, en la Calle Williams. Los médicos, incapaces de descubrir algún desorden orgánico, concluyeron, luego de un perplejo cambio de opiniones, que la muerte debía atribuirse a una oscura lesión del corazón, determinada por el rápido ascenso de una cuesta excesivamente empinada para un hombre de tantos años. En ese entonces no vi ningún motivo para disentir de ese diagnóstico, pero hoy tengo mis dudas… y algo más que dudas.Como heredero y ejecutor de mi tío abuelo, viudo y sin hijos, era de esperar que yo examinara sus papeles con cierta atención. Trasladé con ese propósito todos sus archivos y cajas a mi casa de Boston. El material ordenado por mí será publicado en su mayor parte por la Sociedad Norteamericana de Arqueología; pero había una caja que me pareció sumamente enigmática, y sentí siempre repugnancia a mostrársela a otros. Estaba cerrada, y no encontré la llave hasta que se me ocurrió examinar el llavero que el profesor llevaba siempre consigo. Logré abrirla entonces, pero me encontré con otro obstáculo mayor y aún más impenetrable. ¿Qué significado podían tener ese curioso bajorrelieve de arcilla, y esas notas, fragmentos y recortes de viejos periódicos? ¿Se había convertido mi tío, en sus últimos años, en un devoto de las más superficiales imposturas? Resolví buscar al excéntrico escultor que había alterado la paz mental del anciano.El bajorrelieve era un rectángulo tosco de dos centímetros de espesor y de unos treinta o cuarenta centímetros cuadrados de superficie; indudablemente de origen moderno. Los dibujos, sin embargo, no eran nada modernos, ni por su atmósfera ni por su sugestión; pues aunque las rarezas del cubismo y el futurismo sean numerosas y extravagantes, no suelen reproducir esa críptica regularidad de la escritura prehistórica. Y la mayor parte de los dibujos parecía ser ciertamente alguna especie de escritura. A pesar de mi familiaridad con los papeles y colecciones de mi tío, no logré identificarla, ni sospechar siquiera alguna remota relación.Sobre esos supuestos jeroglíficos había una figura de carácter evidentemente representativo, aunque la ejecución impresionista impedía comprender su naturaleza. Parecía una especie de monstruo, o el símbolo de un monstruo, o una forma que sólo una fantasía enfermiza hubiese podido concebir. Si digo que mi imaginación, algo extravagante, se representó a la vez un pulpo, un dragón y la caricatura de un ser humano, no traicionaré el espíritu del dibujo. Sobre un cuerpo escamoso y grotesco, provisto de alas rudimentarias, se alzaba una cabeza pulposa y coronada de tentáculos; pero era el contorno general lo que la hacía más particularmente horrible. Detrás de la figura se embozaba una arquitectura ciclópea.Las notas que acompañaban a este curioso objeto, además de unos recortes de periódicos, habían sido escritas por el profesor mismo y no tenían pretensiones literarias. El documento en apariencia más importante estaba encabezado por las palabras EL CULTO DE CTHULHU, escritas cuidadosamente en caracteres de imprenta para evitar todo error en la lectura de un nombre tan desconocido. El manuscrito se dividía en dos secciones: la primera tenía el siguiente título: “1925, Sueño y obra onírica de H. A. Wilcox, Calle Thomas 7, Providence, R.I.”, y la segunda: “Informe del inspector John R. Legrasse. Calle Bienville 121, Nueva Orleáns, a la Sociedad Norteamericana de Arqueología, 1928. Notas del mismo y del profesor Webb”. Las otras notas manuscritas eran todas muy breves: relatos de sueños curiosos de diferentes personas, o citas de libros y revistas teosóficos (principalmente La Atántida y la Lemuria perdida de W. Scott-Elliot), y el resto comentarios acerca de la supervivencia de las sociedades y cultos secretos, con referencia a pasajes de tratados mitológicos y antropológicos como la La rama dorada de Frazer, y El culto de las brujas en Europa Occidental de la señorita Murray. Los recortes de periódicos aludían principalmente a casos de alienación mental y a crisis de demencia colectiva en la primavera de 1925.La primera parte del manuscrito principal relataba una historia muy curiosa. Parece que el 1° de marzo de 1925 un joven delgado, moreno, de aspecto neurótico y presa de gran excitación, había visitado al profesor Angell con el singular bajorrelieve de arcilla, entonces todavía fresco y húmedo. En su tarjeta se leía el nombre de Henry Anthony Wilcox, y mi tío había reconocido en él al hijo menor de una excelente familia, con la que estaba ligeramente relacionado. Wilcox, que desde hacía un tiempo estudiaba dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Rhode Island, y que vivía en el hotel Fleur de Lys muy cerca de esta institución, era un joven precoz de genio indudable, pero muy excéntrico. Desde su infancia había llamado la atención por las historias y sueños extraños que se complacía en relatar. Se denominaba a sí mismo “físicamente hipersensitivo”; pero la gente seria de la vieja ciudad comercial lo consideraba simplemente “raro”. No había frecuentado nunca a los de su propia clase y poco a poco había ido retirándose de toda actividad social. Actualmente sólo era conocido por algunos estetas de otras ciudades. La Asociación Artística de Providence, deseosa de preservar su conservadorismo, lo había desahuciado.En aquella visita, decía el manuscrito, el escultor había pedido bruscamente la ayuda de los conocimientos arqueológicos de su huésped para identificar los jeroglíficos. El joven hablaba de un modo pomposo y descuidado que impedía simpatizar con él. Mi tío le respondió con sequedad, pues la evidente edad de la tableta excluía toda posible relación con las ciencias arqueológicas. La réplica del joven Wilcox, que impresionó bastante a mi tío como para que la reprodujera palabra por palabra, tuvo ese énfasis poético que caracterizaba sin duda su conversación habitual.-Es nueva, es cierto -le dijo-, pues la hice anoche mientras soñaba con extrañas ciudades; y los sueños son más viejos que la cavilosa Tiro, la contemplativa Esfinge o Babilonia, guarnecida de jardines.Y comenzó a narrar una historia desordenada que, de pronto, despertó en mi tío un recuerdo. El anciano se mostró febrilmente interesado. La noche anterior había habido un leve temblor de tierra -el más violento de los que habían sacudido Nueva Inglaterra en esos últimos años- que había afectado terriblemente la imaginación de Wilcox. Ya en cama, y por primera vez en su vida, había visto en sueños unas ciudades ciclópeas de enormes bloques de piedra y gigantescos y siniestros monolitos de un horror latente, que exudaban un limo verdoso. Muros y pilares estaban cubiertos de jeroglíficos, y de las profundidades de la tierra, de algún punto indeterminado, venía una voz que no era una voz, sino más bien una sensación confusa que sólo la fantasía podía traducir en esta unión de letras casi imposibles: Cthulhu fhtagn.Esta mezcla de letras fue la llave del recuerdo que excitó y perturbó al profesor Angell. Interrogó al escultor con minuciosidad científica, y estudió con intensidad casi frenética el bajorrelieve que el joven había estado esculpiendo en sueños, vestido sólo con su ropa de dormir, y temblando de frío. Mi tío culpó a su avanzada edad, dijo Wilcox más tarde, el no reconocer con rapidez los jeroglíficos y el dibujo. Muchas de sus preguntas le parecieron un poco fuera de lugar a su visitante, especialmente aquellas que trataban de relacionar a este último con sociedades y cultos extraños; y Wilcox no pudo entender por qué mi tío le prometió repetidamente guardar silencio si admitía ser miembro de una de las tan innumerables sectas paganas o místicas. Cuando el profesor quedó al fin convencido de que Wilcox ignoraba de verdad toda doctrina o cultos secretos, le suplicó que no dejara de informarle acerca de sus sueños. Este pedido dio sus frutos, pues a partir de esa primera entrevista el manuscrito menciona las visitas diarias del joven y la descripción de sorprendentes visiones nocturnas cuyo tema principal era siempre unas construcciones ciclópeas de piedra, húmedas y oscuras, y una voz o inteligencia subterránea que gritaba una y otra vez, en enigmáticos y sensibles impactos, algo indescriptible. Los dos sonidos que se repetían con más frecuencia eran los representados por las palabras Cthulhu y R’lyeh.El 23 de marzo, continuaba el manuscrito, Wilcox faltó a la cita. Una investigación realizada en el hotel reveló que había sido atacado por una fiebre de origen desconocido y que lo habían llevado a la casa de sus padres, en la Calle Waterman. Se había puesto a gritar en medio de la noche, despertando a varios artistas que vivían en el mismo hotel, y desde entonces había pasado alternativamente de la inconsciencia al delirio. Mi tío telefoneó en seguida a la familia, y desde ese momento siguió de cerca el caso, yendo a menudo a la oficina del doctor Tobey, en Thayer Street, médico de cabecera del joven. La mente febril de Wilcox alimentaba, aparentemente, extrañas imágenes; el doctor se estremeció al recordarlas. No sólo incluían una repetición de los sueños anteriores, sino también una criatura gigantesca “de varios kilómetros de altura” que caminaba o se movía pesadamente. Wilcox nunca lo describía en todos sus detalles, pero las pocas e incoherentes palabras que recordaba el doctor Tobey convencieron al profesor de que aquél era el monstruo que el joven había intentado representar. Cuando Wilcox se refería a su obra, añadió el doctor, caía en seguida, invariablemente, en una especie de letargo. Cosa rara, su temperatura no estaba nunca por encima de lo normal; sin embargo, su estado se parecía más al de una fiebre violenta que al de un desorden del cerebro.El 2 de abril a las tres de la tarde, la enfermedad cesó de pronto. Wilcox se sentó en la cama, asombrado de encontrarse en la casa de sus padres, e ignorando totalmente lo que había ocurrido en sus sueños o en la realidad desde el 22 de marzo. Como el médico declarara que estaba curado, a los tres días volvió a su hotel. Pero ya no le fue de ninguna utilidad al profesor Angell. Junto con su enfermedad se habían desvanecido todos aquellos sueños, y luego de oír durante una semana los relatos inútiles e irrelevantes de unas muy comunes visiones, mi tío dejó de anotar los pensamientos nocturnos del artista.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíAquí terminaba la primera parte del manuscrito, pero las abundantes notas invitaban de veras a la reflexión. Sólo el escepticismo inveterado que informaba entonces mi filosofía puede explicar mi persistente desconfianza. Las notas describían lo que habían soñado diversas personas en el mismo período en que el joven Wilcox había tenido sus extrañas revelaciones. Mi tío, parecía, había organizado rápidamente una vasta encuesta entre casi todos aquellos a quienes podía interrogar sin parecer impertinente, pidiendo que le contaran sus sueños y le comunicaran las fechas de todas sus visiones notables. Las reacciones habían sido variadas; pero el profesor recibió más respuestas que las que hubiese obtenido cualquier otro hombre sin la ayuda de un secretario. Aunque no conservó la correspondencia original, las notas formaban un completo y muy significativo resumen. La aristocracia y los hombres de negocios -la tradicional “sal de la tierra” de Nueva Inglaterra- dieron un resultado casi completamente negativo, aunque hubo algunos pocos casos de informes de impresiones nocturnas, siempre entre el 13 de marzo y el 2 de abril, período de delirio de joven escultor. Los hombres de ciencia no fueron tampoco muy afectados, aunque por lo menos cuatro vagas descripciones sugerían la visión fugaz de extraños paisajes, y uno de ellos hablaba del temor a algo anormal.Las respuestas más pertinentes procedían de artistas y poetas, que si hubieran podido comparar sus notas hubieran sido presas del pánico. Ante la falta de las cartas originales, llegué a sospechar que el compilador había estado haciendo preguntas insidiosas o había deformado el texto de la correspondencia para corroborar lo que había resuelto ver. Por eso persistí en la creencia de que Wilcox, conociendo de algún modo los viejos documentos reunidos por mi tío, había estado engañándolo. Estas respuestas de los artistas narraban una perturbadora historia. Entre el 28 de febrero y 2 de abril gran parte de ellos había tenido sueños muy curiosos, alcanzando su máxima intensidad en el tiempo del delirio del escultor. Una cuarta parte hablaba de escenas y sonidos semejantes a los descritos por Wilcox y algunos confesaban su terror ante una criatura gigantesca y sin nombre. Un caso, que las notas describían con énfasis, era particularmente triste. El sujeto, un arquitecto muy conocido, algo inclinado al ocultismo y la teosofía, se volvió completamente loco la noche que llevaron al joven Wilcox a la casa de sus padres, y murió meses después gritando que lo salvaran de algún escapado habitante del infierno. Si mi tío hubiese conservado los nombres de estos casos, en vez de reducirlos a números, yo hubiera podido hacer alguna investigación personal. Pero, como estaban las cosas, sólo pude encontrar a unos pocos. Todos, sin embargo, confirmaron las notas. Me pregunté a menudo si aquellos a quienes había interrogado el profesor Angell se habían sentido tan intrigados como este grupo. Nunca les di explicaciones, y es mejor así.Los recortes de prensa, como ya he dicho, trataban de casos de pánico, manía y excentricidad, siempre en el mismo período. El profesor Angell debió de haber empleado una agenda de recortes, pues el número de estos extractos era prodigioso, y además procedían de todos los rincones del mundo. Uno describía un suicidio nocturno en Londres: un hombre había saltado por una ventana luego de lanzar un grito horrible. En una confusa carta al editor de un periódico sudamericano un fanático anunciaba, apoyándose en sus visiones, un futuro siniestro. Un despacho de California relataba que una colonia teosófica había comenzado a usar vestiduras blancas ante la proximidad de un “glorioso acontecimiento”, que no llegaba nunca, mientras las noticias de la India se referían cautelosamente a una seria agitación de los nativos, producida a fines de marzo. Las orgías vudúes se habían multiplicado en Haití, y en África se había hablado de unos cantos misteriosos. Los oficiales norteamericanos radicados en Filipinas habían tenido ciertas dificultades con algunas tribus, y en la noche de 22 de marzo los policías de Nueva York habían sido molestados por levantinos histéricos. Confusos rumores recorrieron también el oeste de Irlanda, y un pintor llamado Ardois-Bonnot exhibió en 1926, en el salón de primavera de París, un blasfemo Paisaje de Sueño. En los asilos de alienados los desórdenes fueron tan numerosos que sólo un milagro logró impedir que el cuerpo médico advirtiera curiosas semejanzas y sacara apresuradas conclusiones. Una rara colección de recortes, de veras; apenas concibo hoy el crudo racionalismo con que los hice a un lado. Pero quedé convencido de que el joven Wilcox había tenido noticias de unos sucesos anteriores mencionados por el profesor.El informe del inspector LegrasseLos sucesos anteriores por los que mi tío diera tanta importancia al sueño del escultor y al bajorrelieve eran el tema de la segunda mitad del largo manuscrito. Ya una vez, parecía, el profesor Angell había visto los odiosos contornos del monstruo anónimo, había meditado sobre los desconocidos jeroglíficos, y había oído las sílabas que sólo la palabra Cthulhu podía traducir… Todo esto en circunstancias tan sobrecogedoras que no es raro que persiguiese al joven Wilcox con preguntas y ruegos. Esta experiencia anterior había ocurrido diecisiete años antes, en 1908, mientras la Sociedad Norteamericana de Arqueología celebraba su consejo anual, en Saint-Louis. El profesor Angell, por su autoridad y sus méritos, había desempeñado un papel importante en todas las deliberaciones, y a él se acercaron varios profanos que aprovechaban la oportunidad de la convocatoria para hacer preguntas y plantear problemas.El jefe de ese grupo no tardó en convertirse en centro de atracción de todo el congreso. Era un hombre de aspecto muy común, mediana edad, y que había hecho el viaje de Nueva Orleáns a Saint-Louis en busca de cierta información que no había podido obtener en su distrito. Se llamaba John Raymond Legrasse y era inspector de policía. Traía consigo el objeto de su viaje: una estatuita de piedra, repugnante y grotesca, muy antigua aparentemente, cuyo origen no había logrado determinar.No debe creerse que el inspector Legrasse se interesara por la arqueología. Todo lo contrario; su deseo de instruirse tenía como único origen razones puramente profesionales. La estatuita, ídolo, fetiche o lo que fuese, había sido capturada meses antes en los pantanos boscosos del sur de Nueva Orleáns, en el curso de una expedición contra una presunta ceremonia vudú. Tan singulares y odiosos eran los ritos, que la policía comprendió que se hallaba ante un culto totalmente ignorado, e infinitamente más diabólico que los del vudú. Los confusos e increíbles relatos arrancados por la fuerza a los prisioneros nada informaron sobre su posible origen. De ahí el deseo de la policía de consultar a alguna autoridad para identificar así el horrible símbolo, y seguir las huellas del culto hasta sus fuentes.El inspector Legrasse no había esperado que su pedido convocara una impresión semejante. La aparición de la curiosa estatuita bastó para excitar a los hombres de ciencia, y pronto todos rodearon al inspector para contemplar de cerca la diminuta figura cuya rareza y aspecto de genuina y abismal antigüedad abrían perspectivas tan misteriosas y arcaicas. Nadie reconoció la escuela escultórica de la que había nacido la estatua, y sin embargo centenares y hasta miles de años parecían haberse posado en la oscura y verdosa superficie de aquella piedra desconocida.La figura, que los miembros del congreso pasaron de mano en mano para estudiarla con más minuciosidad, medía de unos veinte a veinticinco centímetros de altura y estaba finamente labrada. Representaba un monstruo de contornos vagamente antropoides, pero con una cabeza de pulpo cuyo rostro era una masa de tentáculos, un cuerpo escamoso que sugería cierta elasticidad, cuatro extremidades dotadas de garras enormes, y un par de alas largas y estrechas en la espalda. Esta criatura, que exhalaba una malignidad antinatural, parecía ser de una pesada corpulencia, y estaba sentada en un pedestal o bloque rectangular, cubierto de indescriptibles caracteres. Las puntas de las alas rozaban el borde posterior del bloque, el asiento ocupaba el centro, mientras que las garras largas y curvas de las plegadas extremidades asían el borde anterior y descendían hasta un cuarto de la altura del pedestal. La cabeza de cefalópodo se inclinaba hacia el dorso de las garras enormes que apretaban las elevadas rodillas. El conjunto daba una impresión de vida anormal, más sutilmente terrorífico a causa de la imposibilidad de establecer su origen. Su vasta, pavorosa e incalculable edad era innegable; sin embargo, nada permitía relacionarlo con algún tipo de arte de los comienzos de la civilización.El material de la estatua encerraba otro misterio. No había nada parecido, en la geología o la mineralogía, a aquella pieza jabonosa, verdinegra, de estrías doradas o iridiscentes. Los caracteres de la base eran igualmente desconcertantes, y ninguno de los miembros del congreso, a pesar de que representaban a la mitad de las autoridades mundiales en esta esfera, pudo descubrir el más remoto parentesco lingüístico. Tanto la figura como el material pertenecían a algo increíblemente lejano, totalmente distinto de la humanidad que conocemos: algo sugería, de un modo terrible, antiguos y profanos ciclos en los que nuestro mundo y nuestras concepciones no habían participado.Y, sin embargo, mientras los miembros del congreso sacudían la cabeza y se confesaban incapaces de resolver el misterio, uno de ellos creyó descubrir algo raramente familiar en la efigie y los jeroglíficos, y al fin, no sin reticencia, confesó lo que sabía. Este hombre era el hoy desaparecido William Channing Webb, profesor de antropología en la Universidad de Princeton y explorador de bastante renombre.Cuarenta y ocho años antes el profesor Webb había recorrido Groenlandia e Islandia en busca de ciertas inscripciones rúnicas que hasta ese entonces no había podido descubrir. En la costa occidental de Groenlandia se había encontrado con una tribu degenerada de esquimales, cuya religión, un culto demoníaco curioso, lo había impresionado sobremanera por su faz deliberadamente sanguinaria y repulsiva. Era aquella una fe que los otros esquimales ignoraban casi del todo, y a la que se referían estremeciéndose. Databa, decían, de épocas muy antiguas, anteriores al nacimiento del mundo. Junto a ritos anónimos y sacrificios humanos había invocaciones de origen tradicional dirigidas a un demonio supremo o tornasuk. El profesor Webb había oído esa invocación en boca de un viejo angekok, o brujo sacerdote, y la había transcrito fonéticamente, hasta donde era posible, en caracteres romanos. Pero lo que ahora parecía importante era el fetiche adorado en ese culto, y alrededor del cual bailaban los esquimales cuando la aurora boreal brillaba muy por encima de los acantilados de hielo. Era, declaró el profesor, un tosco bajorrelieve de piedra con una figura horrible y algunos caracteres misteriosos. Creía recordar que se parecía, por lo menos en todos los rasgos esenciales, a la criatura bestial que ahora estaban examinando.Este relato, recibido con asombro y sorpresa por los miembros del congreso, pareció excitar al inspector Legrasse, que abrumó al profesor a preguntas. Habiendo copiado una invocación recitada por uno de los oficiantes del pantano, rogó al profesor Webb que tratase de recordar las sílabas recogidas en Groenlandia. Siguió una comparación exhaustiva de todos los detalles y un instante de sombrío silencio cuando el profesor y el detective convinieron en la virtual identidad de las frases. He aquí, en sustancia (la división de las palabras fue establecida de acuerdo con las pausas tradicionales observadas por los oficiantes), lo que el brujo esquimal y los sacerdotes de Luisiana habían cantado a sus ídolos:Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn.Legrasse había tenido más suerte que el profesor Webb, pues varios prisioneros le habían revelado el sentido de esas palabras. Era algo así:En su casa de R’lyeh el fallecido Cthulhu espera soñando.Y entonces, respondiendo a un ruego general, el inspector relató minuciosamente su experiencia con los fieles del pantano; veo ahora que mi tío dio gran importancia a esa historia. Tenía cierto parecido con las ensoñaciones más extravagantes de los teósofos y los creadores de mitos, y revelaba una asombrosa imaginación de carácter cósmico que nadie hubiese esperado entre parias y vagabundos.El 1° de noviembre de 1907 la policía de Nueva Orleáns había recibido un alarmado mensaje de la región pantanosa del Sur. Los colonos, gente primitiva, pero de buen natural, descendientes en su mayor parte de Laffite, eran presas del pánico a causa de algo desconocido que había invadido la región durante la noche. Se trataba en apariencia de un culto vudú, pero de una especie más terrible que todo lo que ellos conocían. Desde que el malévolo tamtam había comenzado a sonar incesantemente en aquellos bosques oscuros donde nadie osaba aventurarse, habían desaparecido varias mujeres y niños. Se habían oído gritos irracionales, chillidos desgarradores y cantos lúgubres, y unas llamas diabólicas habían bailado en la espesura. Los vecinos, añadía el aterrorizado mensajero, no podían soportarlo.En las primeras horas de la tarde veinte policías partieron en dos carricoches y un automóvil, guiados por el tembloroso colono. Cuando el camino se hizo intransitable abandonaron los vehículos y durante varios kilómetros chapotearon en silencio a través de los espesos bosques de cipreses donde nunca penetraba la luz del día. Raíces tortuosas y nudos malignos de musgo español retardaban la marcha, y de vez en cuando una pila de piedras húmedas o los fragmentos de una pared en ruinas hacían más depresiva aquella atmósfera que los árboles deformados y las colonias de hongos contribuían a crear. Al fin apareció un miserable conjunto de chozas, y los histéricos colonos corrieron a agruparse alrededor de las vacilantes linternas. El apagado golpear de los tamtams se oía débilmente a lo lejos, la brisa traía muy de cuando en cuando un chillido que helaba la sangre. Un resplandor rojizo parecía filtrarse por entre el follaje pálido, más allá de las interminables avenidas de la noche selvática. A pesar de su repugnancia a quedarse nuevamente solos, todos los habitantes del lugar se negaron a avanzar un solo paso hacia la escena del culto maldito, de modo que el inspector Legrasse y sus diecinueve colegas tuvieron que aventurarse sin guías por aquellas negras arcadas de horror donde ninguno de ellos había puesto el pie.La región en que ahora entraba la policía tenía tradicionalmente muy mala fama, y en su mayor parte no había sido explorada por hombres blancos. Algunas leyendas se referían a un lago secreto en que vivía una colosal e informe criatura, algo parecida a un pólipo y de ojos fosforescentes, y, según los colonos, unos demonios de alas de murciélago salían a medianoche de sus cavernas para adorar al monstruo. Afirmaban que éste estaba allí desde antes que La Salle, de los indios, y aun de las bestias y pájaros del bosque. Era una verdadera pesadilla, y verlo significaba la muerte. Pero se aparecía en sueños a los hombres, y eso bastaba para que éstos se mantuviesen alejados. La orgía vudú se desarrollaba en los límites extremos del área aborrecida, pero aun así el emplazamiento era bastante malo, y eso quizá había aterrorizado a los colonos más que los chillidos o incidentes.Sólo la poesía o la locura podían haber reproducido los ruidos que oyeron los hombres de Legrasse mientras atravesaban lentamente el sombrío pantano, acercándose a la luz rojiza y a los apagados tamtams. Hay una cualidad vocal propia de las bestias; y nada más terrible que oír una de ellas cuando el órgano de donde proviene debería emitir otra. Una furia animal y una licencia orgiástica se exacerbaban allí hasta alcanzar alturas demoníacas con gritos y aullidos extáticos que reverberaban en los bosques tenebrosos como ráfagas pestilentes surgidas de los abismos del infierno. De vez en cuando cesaban los gritos y lo que parecía un coro de voces roncas entonaba la odiosa melopea1:Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn.Por fin los hombres llegaron a un sitio donde el bosque era menos denso, y se encontraron de pronto en el lugar mismo de la escena. Cuatro trastabillaron, un quinto perdió el conocimiento, y otros dos lanzaron un grito de horror que, por suerte, fue apagado por el tumulto salvaje de la orgía. Legrasse roció con agua pantanosa el rostro del hombre desvanecido, y luego todos contemplaron el espectáculo fascinados por el horror.En un claro natural del pantano se alzaba una isla verde de tal vez un acre de extensión, desprovista de árboles y bastante seca. Allí saltaba y se retorcía una horda de anormalidades humanas más indescriptibles que cualquiera de las que hubiese podido pintar un Sime o un Angarola. Sin ropas, esta híbrida muchedumbre bramaba, rugía y se contorsionaba alrededor de una hoguera circular. De vez en cuando se abrían las cortinas de fuego y se podía distinguir en el centro un bloque de granito de unos dos metros y medio de alto, en cuya cima, incongruente por su pequeñez, se alzaba la funesta estatuita. En diez cadalsos instalados a intervalos regulares en un ancho círculo que rodeaba la hoguera, con el monolito como centro, colgaban con la cabeza hacia abajo los cuerpos extrañamente mutilados de los desaparecidos colonos. Dentro de este círculo saltaba y rugía el anillo de fieles, moviéndose de izquierda a derecha en una bacanal interminable entre el círculo de cadáveres y el círculo de fuego.Pudo haber sido sólo la imaginación o pudo haber sido un simple eco, pero uno de los hombres, un impresionable español, creyó oír que las invocaciones eran seguidas por unas respuestas antifonales que procedían de un lejano y sombrío lugar, situado en lo más profundo de aquel bosque de leyenda. Este hombre, Joseph D. Gálvez, a quien más tarde encontré e interrogué, era desbordantemente imaginativo. Llegó a decir que había oído el débil golpear de unas grandes alas y que había vislumbrado unos ojos luminosos y una enorme masa blanca detrás de los árboles más lejanos. Pero creo que estaba demasiado influido por las supersticiones locales.La inactividad de los hombres paralizados fue comparativamente de poca duración. El deber venció pronto todas las dudas, y aunque los celebrantes debían de llegar al centenar, la policía, confiada en sus armas de fuego, irrumpió en medio de la horda. Durante cinco minutos el caos y el tumulto fueron indescriptibles. Hubo furiosos golpes, disparos y huidas. Pero finalmente Legrasse pudo contar cuarenta y siete prisioneros, a los que obligó a vestirse rápidamente, y que rodeó de policías. Cinco de los celebrantes habían muerto, y otros dos, muy malheridos, fueron transportados por sus cómplices en improvisadas parihuelas. La imagen del monolito fue sacada con todo cuidado y llevada por Legrasse.Examinados en el cuartel de la policía, luego de un viaje agotador, los prisioneros resultaron ser mestizos de muy baja ralea, y mentalmente débiles. Eran en su mayor parte marineros, y había algunos negros y mulatos, procedentes casi todos de las islas de Cabo Verde, que daban un cierto matiz vudú a aquel culto heterogéneo. Pero no se necesitaron muchas preguntas para comprobar que se trataba de algo más antiguo y profundo que un fetichismo africano. Aunque degradados e ignorantes, los prisioneros se mantuvieron fieles, con sorprendente consistencia, a la idea central de su aborrecible culto.Adoraban, dijeron, a los Grandes Antiguos que eran muy anteriores al hombre y que habían llegado al joven mundo desde el cielo. Esos Antiguos se habían retirado ahora al interior de la tierra y al fondo del mar, pero sus cadáveres se habían comunicado en sueños con el primer hombre, quien inventó un culto que nunca había muerto. Este era ese culto, y los prisioneros dijeron que había existido siempre y que siempre existiría, ocultándose en lejanías desiertas y lugares retirados hasta que el gran sacerdote Cthulhu saliese de su sombría morada en la ciudad submarina de R’lyeh para reinar otra vez sobre la Tierra. Algún día vendría, cuando los astros ocuparan una determinada posición; y el culto secreto estaría allí, esperándolo.Mientras tanto no podían decir nada más. Se trataba de un secreto que ni la tortura podría arrancarles. La humanidad no era lo único consciente en la Tierra, pues había unas formas que emergían de la sombra para visitar a sus escasos fieles. Pero éstas no eran los Grandes Antiguos. Ningún ser humano había visto a los Antiguos. El ídolo de piedra representaba al gran Cthulhu, pero nadie podía decir si los otros eran o no como él. Nadie era capaz de descifrar ahora la antigua escritura; muchas cosas se transmitían oralmente. La invocación ritual no era el secreto. Éste no se comunicaba nunca en voz alta. El canto significaba: “En su casa de R’lyeh el fallecido Cthulhu espera soñando”.Sólo dos de los prisioneros fueron juzgados bastante cuerdos y se les ahorcó; el resto fue enviado a diversas instituciones. Todos negaron haber participado en los crímenes rituales, y afirmaron que los culpables de aquellas muertes eran los Alas-Negras que habían venido hasta ellos desde su refugio inmemorial en el bosque encantado. Pero nada coherente se pudo saber de aquellos aliados misteriosos. Lo que la policía logró obtener salió en su mayor parte de un viejísimo mestizo llamado Castro, quien pretendía haber tocado puertos distantes y hablado con los jefes inmortales del culto en las montañas de China.El viejo Castro recordaba fragmentos de odiosas leyendas que empequeñecían las especulaciones de los teósofos y hacían de nuestro mundo algo reciente y fugaz. En ciclos muy lejanos otros seres habían gobernado la Tierra. Habían vivido en grandes ciudades, y sus vestigios podían encontrarse aún -le habían dicho a Castro los inmortales de China- en unas piedras ciclópeas de algunas islas del Pacífico. Habían muerto muchísimo antes de la aparición del hombre, pero había artes que podrían revivirlos cuando los astros volvieran a ocupar su justa posición en los cielos de la eternidad. Estos seres, indudablemente, procedían de las estrellas y habían traído sus imágenes con ellos.Estos Grandes Antiguos, continuó Castro, no eran de carne y hueso. Tenían forma -¿no lo probaba acaso esta imagen estelar?-, pero esa forma no era material. Cuando las estrellas eran propicias iban de mundo en mundo a través del cielo; pero cuando eran desfavorables, no podían vivir. Pero aunque ya no viviesen, no habían muerto en realidad. Yacían todos en casas de piedra en la gran ciudad de R’lyeh, preservada por los sortilegios del gran Cthulhu para el día que las estrellas y la Tierra pudiesen recibir su gloriosa resurrección. Pero en esa época alguna fuerza exterior debía ayudar a la liberación de sus cuerpos. Los conjuros que impedían que se descompusieran impedían también que se moviesen, y los Antiguos tenían que contentarse con yacer y pensar en la oscuridad mientras transcurrían millones de años. Conocían todo lo que ocurría en el mundo, pues su lenguaje consistía en la transmisión del pensamiento. En ese mismo instante hablaban en sus tumbas. Cuando, luego de un caos infinito, aparecieron los primeros hombres, los Grandes Antiguos hablaron a los más sensibles moldeándoles los sueños.Aquellos primeros hombres, murmuró Castro, establecieron el culto con que se adoraba a los ídolos de los Grandes Antiguos; ídolos traídos de estrellas oscuras en una época infinitamente lejana. Ese culto no moriría hasta que las estrellas volvieran a ser favorables. Los sacerdotes sacarían entonces al gran Cthulhu de su tumba para que reviviese a sus vasallos y volviera a asumir su reinado en la Tierra. Ese tiempo sería fácil de conocer, pues entonces la humanidad se parecería a los Grandes Antiguos: salvaje y libre, más allá del bien y del mal, sin moral y sin ley. Y todos los hombres gritarían y matarían, y gozarían alegremente. Los Antiguos, liberados, enseñarían nuevos modos de gritar y matar y gozar, y el mundo entero ardería en un holocausto de libertad y éxtasis. Mientras tanto, el culto, con apropiados ritos, debía conservar el recuerdo de aquellos días antiguos y presagiar su retorno.En los primeros tiempos algunos hombres escogidos habían hablado en sueños con aquellos seres, pero luego algo había pasado. La gran ciudad de piedra de R’lyeh, con sus monolitos y sepulcros, se había hundido bajo las olas, y las aguas de los abismos, con ese misterio primigenio en que nadie había pensado ni siquiera en penetrar, habían interrumpido esas citas espectrales. Pero los recuerdos no morían, y los altos sacerdotes afirmaban que cuando los astros fuesen favorables la ciudad volvería a la superficie. Entonces los viejos espíritus de la Tierra, mohosos y sombríos, saldrían de sus subterráneos y propagarían los rumores recogidos allá, en olvidados fondos del océano. Pero de ellos el viejo Castro no se atrevía a hablar. Se interrumpió de pronto y ni la persuasión ni las sutilezas pudieron arrancarle otras informaciones. Tampoco quiso mencionar, curiosamente, el tamaño de los Antiguos. En cuanto al culto, afirmó que su centro debía encontrarse en los desiertos intransitados de Arabia, donde Irem, la ciudad de los Pilares, sueña aún intacta y secreta. No tenía relación alguna con la brujería europea y sólo era conocido por sus miembros. Ningún libro aludía a él, aunque los chinos inmortales decían que en el Necronomicón del árabe loco Abdul Alhazred había un sentido oculto que el iniciado podía interpretar de muy diversas maneras, especialmente en el tan discutido dístico:No está muerto quien puede yacer eternamente,y en épocas extrañas hasta la muerte puede morir.Legrasse, profundamente impresionado, y no poco intrigado, había buscado sin éxito las filiaciones históricas del culto. Castro, aparentemente, había dicho la verdad al afirmar que era un secreto. Las autoridades de la Universidad de Tulane no pudieron arrojar luz alguna sobre el culto o la imagen, y ahora recurría a las mayores autoridades y se encontraba nada menos que con el episodio de Groenlandia del profesor Webb.El ferviente interés que despertó el relato de Legrasse, corroborado por la presencia de la estatuita, tuvo algún eco en las cartas que intercambiaron luego los miembros del congreso; pero apenas hay alguna mención en el informe oficial. La prudencia es preocupación primordial de aquellos que se enfrentan a menudo a la charlatanería y la impostura. Legrasse prestó durante un tiempo la estatua al profesor Webb, pero a la muerte de este último le fue devuelta, y está desde entonces en su casa. Allí la he visto no hace mucho tiempo. Es de veras algo estremecedor, e indiscutiblemente parecida a la escultura labrada en sueños por el joven Wilcox.No me asombró que mi tío se hubiese excitado con el relato del joven. ¿Qué pudo pensar al saber, ya enterado de la información recogía por Legrasse, que un joven sensible no sólo había soñado la figura y los jeroglíficos de las imágenes del pantano y de Groenlandia, sino que también había oído en sueños tres de las palabras de la fórmula repetida por los maestros de Luisiana y los diabólicos esquimales? Era natural que el profesor Angell hubiese iniciado instantáneamente una minuciosa investigación, aunque yo en mi fuero interno sospechaba que el joven Wilcox había oído hablar del culto, y había inventado una serie de sueños para acrecentar el misterio ante los ojos de mi tío. El relato de los otros sueños y los recortes coleccionados por el profesor parecían corroborar la historia del joven; pero mi bien fundado racionalismo y la total extravagancia del asunto me llevaron a adoptar las conclusiones que estimé más razonables. De modo que luego de estudiar otra vez el manuscrito y comparar las notas teosóficas y antropológicas con la descripción del culto que había hecho Legrasse, viajé a Providence para ver al escultor e increparle el haberse burlado de tal modo de un sabio anciano.Wilcox vivía aún, solo, en el Fleur de Lys de la Calle Thomas, desagradable imitación victoriana de la arquitectura bretona del siglo XVII. La fachada de estuco del hotel lucía ostentosamente entre las encantadoras casas coloniales y a la sombra del más hermoso campanario georgiano que pudiera verse en Norteamérica. Encontré a Wilcox en sus habitaciones, sumido en su labor, y comprendí en seguida, por las piezas que lo rodeaban, que su genio era profundo y auténtico.Creo que durante un tiempo Wilcox figurará entre los grandes decadentes; pues ha cristalizado en arcilla, y reflejará un día en el mármol, esas pesadillas y fantasías evocadas en prosa por Arthur Machen y que Clark Ashton Smith ha hecho visibles en versos y pinturas.Moreno, frágil y de aspecto un poco descuidado, Wilcox se volvió lánguidamente y sin dejar su silla me preguntó qué deseaba. Cuando le dije quién era, manifestó cierto interés, pues mi tío había excitado su curiosidad al examinar sus raros sueños, aunque sin expresar las razones de ese examen. Sin sacarlo de su ignorancia, traté prudentemente de hacerlo hablar.Poco tiempo me bastó para convencerme de que era absolutamente sincero; hablaba de sus sueños de un modo inequívoco. Esos sueños, y su residuo subconsciente, habían influido profundamente en su arte, y me mostró una estatua mórbida cuyo modelado me estremeció, casi, por la fuerza de su oscura sugestión. No recordaba haber visto el original excepto en el bajorrelieve creado durante un sueño, pero los contornos se habían formado insensiblemente bajo sus manos. Era, sin duda, la forma gigantesca de la que había hablado en su delirio. Comprobé muy pronto que no sabía nada del culto, salvo lo que el constante interrogatorio de mi tío había dejado escapar, y traté otra vez de concebir de qué modo podía haber recibido esas impresiones sobrenaturales.Hablaba de sus sueños de un modo extrañamente poético, haciéndome ver con terrible claridad la ciudad ciclópea de piedra verde y musgosa -cuya geometría, añadió curiosamente, era totalmente errónea-, y oí otra vez con un temor expectante el subterráneo llamado mental: Cthulhu fhtagn, Cthulhu fhtagn.Esas palabras figuraban en la temible invocación que evocaba el sueño-vigilia de Cthulhu en su bóveda de piedra de R’lyeh, y a pesar de mis racionales ideas me sentí profundamente perturbado. Wilcox, era indudable, había oído hablar casualmente del culto, y lo había olvidado en seguida en la masa de las lecturas y concepciones igualmente fantásticas. Más tarde, en virtud de su impresionable carácter, el culto había encontrado un modo de expresión subconsciente en los sueños, el bajorrelieve de arcilla y la estatua que yo estaba ahora contemplando. De modo que la superchería había sido involuntaria. El joven tenía unos modales un poco afectados, y un poco vulgares, que me desagradaban de veras; pero yo ya estaba dispuesto a admitir tanto su genio como su honestidad. Me despedí amablemente, y le deseé todo el éxito que su talento prometía.El asunto del culto continuó fascinándome y a veces imaginaba poder adquirir un gran renombre investigando su origen y relaciones. Visité Nueva Orleáns, hablé con Legrasse y otros de los que habían participado en aquella vieja expedición, examiné la estatuita y hasta interrogué a los prisioneros que todavía vivían. El viejo Castro, por desgracia, había muerto hacía varios años. Lo que escuché entonces de viva voz, aunque no fue más que una confirmación detallada de los escritos de mi tío, acrecentó mi interés, y tuve la seguridad de estar sobre la pista de una religión muy antigua y secreta cuyo descubrimiento me convertiría en un antropólogo famoso. Mi actitud era aún entonces absolutamente materialista, como aún quisiera que lo fuese, y por una inexplicable perversidad mental rechacé la coincidencia de los sueños y los recortes coleccionados por el profesor Angell.Hubo algo, sin embargo, que comencé a sospechar y que ahora creo saber: la muerte de mi tío no fue nada natural. Cayó al suelo en la colina, en una de las estrechas callejuelas que partían de unos muelles donde abundaban los mestizos extranjeros, luego del descuidado empujón de un marinero de tez oscura. Yo no había olvidado que los oficiales de Luisiana se distinguían por la mezcla de sangres y sus intereses marinos, y no me hubiera sorprendido conocer la existencia de agujas venenosas y métodos criminales secretos tan faltos de piedad como aquellas creencias y ritos misteriosos. Legrasse y sus hombres, es cierto, no habían sido molestados; pero en Noruega acaba de morir un marino que veía cosas. ¿No pudieron haber llegado a oídos siniestros las investigaciones realizadas por mi tío luego de encontrarse con el escultor? Creo hoy que el profesor Angell murió porque sabía o quería saber demasiado. Es posible que me espere un fin semejante, pues yo también he aprendido mucho.La locura del marSi el cielo decidiese algún día acordarme un insigne favor, borraría totalmente de mi memoria el descubrimiento que hice, por simple casualidad, al echar una ojeada a una hoja de periódico que recubría un estante. Era un viejo número del Boletín de Sidney del 18 de abril de 1925, con el cual no hubiese podido dar en mi vida cotidiana. Había pasado inadvertido hasta para la agencia de recortes que había estado coleccionando ávidamente durante esa época materiales para mi tío. Había yo casi abandonado mis investigaciones cerca de lo que el profesor llamaba el “culto de Cthulhu” y me encontraba de visita en casa de un docto amigo de Patterson, Nueva Jersey, conservador del museo local y mineralogista de renombre. Examinando un día los ejemplares de reserva, amontonados en desorden en los estantes de una de las salas del fondo del museo, mi mirada se detuvo en la rara ilustración de uno de los periódicos extendido bajo las piedras. Era el Boletín de Sidney que he mencionado. Mi amigo tenía corresponsales en todos los países extranjeros imaginables. La imagen era una fotografía en sepia de una odiosa estatuita de piedra casi igual a la que Legrasse había encontrado en el pantano.Despojé vivamente a la hoja de su precioso contenido, leí el artículo con cuidado y lamenté su brevedad. Lo que sugería, sin embargo, era de suma importancia para mi ya vacilante búsqueda. Arranqué cuidadosamente la noticia con el propósito de ponerme en seguida en acción. He aquí el contenido:Misterioso barco a la deriva rescatado en alta marEl Vigilant arribó remolcando a un yate neozelandés armado. Un muerto y un sobreviviente a bordo. Relatan combates furiosos y muertes en alta mar. Marinero rescatado se niega a dar detalles de la misteriosa experiencia. Ídolo extraño hallado en su poder. Se iniciará una investigación.El carguero Vigilant de la compañía Morrison, procedente de Valparaíso, arribó esta mañana a su puesto de amarre en la Bahía de Darling remolcando al yate Alert de Dunedin N.2 con serias averías, pero dotado aún de un poderoso armamento. El yate fue avistado el 12 de abril a los 34°21′ de latitud sur, y a los 152°17′ longitud oeste, con un muerto y un sobreviviente a bordo.El Vigilant dejó Valparaíso el 25 de marzo, y el 2 de abril fue alejado considerablemente de su curso, en dirección sur, por excepcionales tormentas y enormes olas. El 12 de abril avistó el buque a la deriva. En apariencia había sido abandonado, pero luego descubrió que llevaba un sobreviviente en estado de delirio, y un hombre muerto por lo menos desde hacía una semana.El sobreviviente apretaba entre sus manos una piedra horrible de origen desconocido, de unos treinta centímetros de alto, cuyo origen los profesores de la Universidad de Sidney, la Sociedad Real y el museo de la Calle College no pudieron determinar, y que el hombre afirmaba haber descubierto en la cabina del yate, en un altarcito rudimentario.Este hombre, ya recobrado, relató una historia de piratería y violencia sumamente extraña. Se trata de un noruego llamado Gustaf Johansen, de cierta cultura, segundo oficial en la goleta Emma de Auckland, que partió para el Callao el 20 de febrero, con una tripulación de 20 hombres.El Emma, dijo, fue retrasado y alejado considerablemente de su ruta por la tormenta del 1° de marzo, y el 22 del mismo mes a los 49°51′ de latitud sur y a los 128°54′ de longitud este encontró al Alert conducido por una tripulación de canacos2 y mestizos de aspecto patibulario. El capitán Collins no obedeció la orden de virar, y la tripulación del yate abrió fuego sin aviso con una batería de cañones de bronce particularmente pesada.Los marineros del Emma, dijo el sobreviviente, se resistieron con valentía, y aunque la goleta comenzó a hundirse, pues varios proyectiles habían alcanzado la línea de flotación, lograron acercarse al enemigo y lo abordaron poniéndose a luchar en cubierta. Como los tripulantes del yate combatían de un modo torpe y cruel, tuvieron que matarlos a todos.Tres de los hombres del Emma, incluso el capitán Collins y el primer oficial Gree, murieron; y los ocho restantes, bajo el mando del segundo oficial, Johansen, se pusieron a navegar en la dirección seguida originalmente por el yate, a fin de descubrir por qué motivo se les había ordenado cambiar de rumbo.Al día siguiente desembarcaron en una islita que no figuraba en ningún mapa. Seis de los hombres murieron allí, aunque Johansen se mostró particularmente reticente a este respecto y dijo que habían caído en una grieta entre las rocas.Más tarde, parece, Johansen y sus compañeros volvieron al yate y trataron de hacerlo navegar, pero fueron vencidos por la tormenta del 2 de abril.Desde ese día hasta el 12 de abril, fecha en que fue recogido por el Vigilant, Johansen no recuerda nada, ni siquiera cuándo murió su compañero William Briden. La muerte no se debió aparentemente a otra causa que a privaciones.Cables procedentes de Dunedin informan que el Alert era muy conocido como barco de carga y tenía muy mala reputación. Pertenecía a un curioso grupo de mestizos cuyas frecuentes incursiones nocturnas a los bosques atraían no poca curiosidad. Luego de la tormenta y los temblores de tierra del 1° de marzo se había hecho apresuradamente a la vela.Nuestro corresponsal en Auckland afirma que el Emma y sus tripulantes gozaban de una excelente reputación y que Johansen es un hombre digno de toda confianza.El almirantazgo va a iniciar una investigación sobre este asunto, durante la cual se tratará de convencer a Johansen para que hable más libremente.Esto era todo, además de la diabólica imagen, ¡pero qué pensamientos despertó en mi mente! Estas nuevas y preciosas noticias acerca del culto de Cthulhu probaban que éste tenía fieles seguidores tanto en el mar como en la tierra. ¿Qué motivo había impulsado a la híbrida tripulación a ordenar el regreso del Emma mientras navegaban con su ídolo? ¿Qué isla desconocida era aquella en que habían muerto seis de los tripulantes, acerca de la cual el contramaestre Johansen se mostraba tan reticente? ¿Qué resultado había tenido la investigación del almirantazgo y qué se sabía del odioso culto en Dunedin? Y lo más extraordinario, ¿qué profunda y natural relación de hechos era esta que daba una significación maligna e innegable a los sucesos tan cuidadosamente anotados por mi tío?El 1° de marzo -el 28 de febrero de acuerdo con el huso horario internacional- se habían producido una tormenta y un terremoto. El Alert y su malencarada tripulación habían dejado rápidamente Dunedin como obedeciendo un imperioso llamado, y en el otro extremo de la Tierra poetas y artistas habían comenzado a soñar con una ciclópea ciudad submarina mientras un joven escultor modelaba, en sueños, la forma del terrible Cthulhu. El 23 de marzo la tripulación del Emma desembarcaba en una isla desconocida, perdiendo allí seis hombres; y en esa misma fecha los sueños de algunas personas alcanzaron su mayor intensidad y se oscurecieron con el terror de un monstruo maligno y gigantesco, mientras un arquitecto se volvía loco y un escultor caía presa del delirio. ¿Y qué pensar de esa tormenta del 2 de abril, fecha en que cesaron todos los sueños de la ciudad sumergida, y Wilcox salió indemne de aquella fiebre extraña? ¿Qué pensar igualmente de aquellas alusiones del viejo Castro a los Antiguos venidos de las estrellas y a su reino próximo, y a su culto, y a su gobierno de los sueños? ¿Estaba balanceándome en el borde de un abismo de horrores cósmicos, insoportables para un ser humano? En todo caso no afectaron sino a la mente, pues el 2 de abril puso término de algún modo a la monstruosa amenaza que había sitiado el alma de los hombres.Aquella tarde, luego de haber pasado el día enviando telegramas y haciendo urgentes preparativos, me despedí de mi huésped y tomé un tren para San Francisco. En menos de un mes llegué a Dunedin, donde, sin embargo, descubrí que se sabía muy poco de los extraños miembros del culto que habían vivido en las posadas marineras. El vagabundeo en los muelles era asunto demasiado común, y no valía la pena mencionarlo; pero algo oí a propósito de una expedición terrestre realizada por estos mestizos durante la cual se escuchó el débil golpear de unos tambores y se vio un fuego rojo en las colinas lejanas.En Auckland me enteré de que Johansen había vuelto a Sidney, donde acababa de sometérsele a un inútil interrogatorio, con el pelo totalmente cano, y que luego de vender su casita de la Calle West había regresado con su mujer a su viejo hogar, en Oslo. De su aventura no dijo a sus amigos más de lo que ya sabían los oficiales del almirantazgo, y todo lo que pudieron hacer fue darme su nueva dirección.Volví entonces a Sidney y hablé sin éxito con gente de mar y miembros de la corte. Vi el Alert en Circular Quay, en la bahía de Sidney, pero nada me reveló su casco. La imagen en cuclillas, de cabeza de pulpo, cuerpo de dragón, alas escamosas y pedestal con jeroglíficos, se conservaba en el museo de Hyde Park. La examiné con cuidado y descubrí que estaba exquisitamente labrada, y tenía el mismo profundo misterio, terrible antigüedad y sobrenatural rareza de material que el ejemplar más pequeño de Legrasse. Para los geólogos, me dijo el conservador del museo, la estatua era un enigma monstruoso, y juraban que no había en el mundo una roca parecida. Recordé, estremeciéndome, lo que había dicho el viejo Castro a Legrasse a propósito de los primeros Grandes Antiguos: “Vinieron de las estrellas y trajeron consigo sus imágenes”.Profundamente perturbado resolví visitar al oficial Johansen en Oslo. Llegué a Londres, me reembarqué en seguida para la capital de Noruega, y un día de otoño eché pie a tierra en un limpio desembarcadero, a la sombra del Egeberg.La casa de Johansen, descubrí, estaba situada en la Ciudad Vieja del rey Harold Haardrada, que había conservado el nombre de Oslo durante los siglos en que la ciudad principal adoptara el nombre de Cristianía. Hice el corto viaje en un taxi y golpeé con el corazón tembloroso la puerta de una casa vieja y limpia de frente enyesado. Salió a recibirme una mujer de cara triste, vestida de negro, quien me comunicó en un inglés vacilante que Gustav Johansen no era ya de este mundo.No había sobrevivido mucho a su regreso, pues su aventura marina de 1925 le había destrozado la salud. La mujer no sabía más que el público, pero Johansen había dejado un largo manuscrito, que trataba “asuntos técnicos”, escrito en inglés con la intención manifiesta de que su esposa no lo entendiese. Mientras paseaba por una callejuela, cerca del muelle de Gothenburg, un atado de viejos periódicos, salido de la ventana de un altillo, lo golpeó y lo hizo caer. Dos marineros indios lo ayudaron en seguida a levantarse, pero el hombre murió antes de que llegase la ambulancia. Los médicos, incapaces de precisar la causa del deceso, lo habían atribuido a un malestar del corazón y a un debilitamiento general.Sentí entonces que un oscuro terror, que no me abandonaría hasta que a mí también me fuese acordado el eterno reposo, “accidentalmente” o por otro motivo, me traspasaba los huesos. Habiendo persuadido a la viuda de que mi conocimiento de esos “asuntos técnicos” me autorizaba a poseer el manuscrito, me llevé el documento y comencé a leerlo en el barco que me conducía a Londres.Era un relato simple, desordenado; un diario de mar redactado de memoria en que se intentaba recoger día a día aquel último y terrible viaje. No lo transcribiré literalmente a causa de sus oscuridades y redundancias, pero mi resumen bastará para explicar por qué el rumor de las aguas contra los costados del buque se me hizo tan intolerable que tuve que taponarme los oídos.Johansen, gracias a Dios, no lo sabía todo, aunque vio la ciudad y el monstruo; pero yo ya no podré dormir en paz mientras recuerde el horror que espera emboscado del otro lado de la vida, en el tiempo y el espacio, y aquellas malditas criaturas que vinieron de los astros más antiguos y que sueñan en las profundidades del mar, conocidas y favorecidas por un culto de pesadilla decidido a lanzarlas sobre nuestro planeta cada vez que algún terremoto vuelva a elevar la monstruosa ciudad de piedra al aire y la luz del sol.El viaje de Johansen había comenzado tal como lo declarara él mismo ante el almirantazgo. El Emma había dejado Auckland en lastre el 20 de febrero, y sintió todo el impacto de esa tempestad consecutiva al terremoto que arrancó a los abismos marinos el horror que pobló los sueños de los hombres. Recobrado el gobierno, el buque navegó favorablemente hasta encontrarse con el Alert el 22 de marzo (y sentí la pena del oficial al describir el bombardeo y el hundimiento de su nave). De los mestizos del yate, Johansen hablaba con un horror realmente significativo. Había algo abominable en ellos que hacía que su destrucción pareciese casi un deber, y Johansen se sorprende ante la acusación de crueldad que contra él y sus compañeros hizo la corte. Ya en el yate capturado, Johansen y sus hombres, impulsados por la curiosidad, prosiguen viaje hasta avistar una alta columna de piedra que emerge del océano, y a los 49°9′ de latitud oeste, y 126°43′ de longitud sur, se encuentran ante una costa barrosa, y una albañilería ciclópea cubierta de algas que no puede ser sino la sustancia tangible del terror supremo del universo: la ciudad muerta de R’lyeh, construida hace millones de años, antes de los comienzos de nuestra historia, por las enormes y espantosas criaturas que descendieron desde unos astros desconocidos. Allí yacen el gran Cthulhu y sus compañeros, ocultos en unas bóvedas verdes y húmedas desde donde envían, luego de incalculables ciclos, pensamientos que aterrorizan a los hombres sensibles y reclaman imperiosamente a los fieles del culto que inicien el peregrinaje de la liberación y la restauración. El oficial Johansen ignoraba todo esto, ¡pero Dios sabe bien que había visto bastante!Creo que emergió de las aguas sólo la cima de la ciudadela, coronada por un enorme monolito, donde yace el gran Cthulhu. Cuando imagino el tamaño de todo lo que puede esconder el fondo del océano, siento deseos de morir sin esperar ya más. Johansen y sus hombres se sintieron aterrados ante la majestad cósmica de esta húmeda Babilonia habitada por demonios, y debieron sospechar, instintivamente, que no pertenecía ni a éste ni a ningún otro planeta similar. En todas las líneas de la estremecida descripción de Johansen se advierte el mismo pavor; ante el tamaño indescriptible de los bloques de piedra verde, ante la altura vertiginosa del monolito labrado, ante la asombrosa identidad de esas colosales estatuas y bajorrelieves con la rara imagen encontrada en la sentina del Alert.Sin conocer el futurismo, Johansen describe, al hablar de la ciudad, algo muy parecido a una obra futurista. En vez de referirse a una estructura definida, algún edificio, se reduce a hablar de vastos ángulos y superficies pétreas… superficies demasiado grandes para ser de este mundo, y cubiertas por jeroglíficos e imágenes horribles. Menciono estos ángulos pues me recuerdan los sueños que me relató Wilcox. El joven escultor afirmó que la geometría de la ciudad de sus sueños era anormal, no euclidiana, y que sugería esferas y dimensiones distintas de las nuestras. Ahora un marino ilustrado tenía ante la terrible realidad la misma impresión.Johansen y sus hombres desembarcaron en la playa de esta monstruosa acrópolis y se treparon, resbalando, por los titánicos y musgosos escalones que ningún ser humano hubiera podido edificar. El sol mismo parecía deformado cuando se lo miraba a través de las miasmas polarizadas que emanaban de esta perversión submarina; una amenaza tortuosa acechaba en esos ángulos desconcertantes donde una segunda mirada descubría una concavidad donde se había creído ver la convexidad.Todos los exploradores, aun antes de ver algo definido (salvo las rocas, los musgos y las algas) se sintieron presas de un indefinible terror. Todos habrían escapado si no hubiesen temido la burla de los otros, y sólo de mala gana se decidieron a buscar -vanamente, como comprendieron más tarde- algo que sirviese de recuerdo.Rodríguez, el portugués, fue el primero en llegar a la base del monolito y les gritó a los otros lo que acababa de descubrir. Poco más tarde los hombres contemplaron curiosamente una enorme puerta de piedra labrada con el ya familiar bajorrelieve del pulpo-dragón. Se parecía, dice Johansen, a la enorme puerta de un granero. Todos vieron allí una puerta, ya que estaba encuadrada en un umbral, un dintel y dos montantes, pero nadie pudo decidir si estaba situada horizontalmente, como la puerta de una trampa, o algo inclinada, como la puerta exterior de un altillo. Como lo hubiese dicho Wilcox, la geometría del lugar era errónea. Uno no podía estar seguro de que el mar y el suelo fueran horizontales, de modo que la posición relativa de todo el resto parecía variar fantásticamente.Briden presionó sobre la piedra en diversos sitios sin resultado. Luego Donovan palpó con delicadeza los bordes, apretando separadamente cada punto. Subió con lentitud a lo largo de la grotesca moldura de piedra -puede decirse que subió si se admite que la puerta no era al fin y al cabo horizontal-, y los hombres se preguntaron cómo una puerta podía ser tan enorme. Al fin, muy suavemente, muy lentamente, la parte superior del panel comenzó a inclinarse hacia adentro, y todos vieron que la piedra se balanceaba.Donovan se deslizó o trepó de algún modo a lo largo de uno de los montantes, y los hombres se pusieron a observar el curioso retroceso de la puerta monstruosa. En este fantástico mundo de deformaciones prismáticas, la piedra se desplazaba anormalmente en diagonal, despreciando todas las leyes de la materia y la perspectiva.La abertura mostraba una oscuridad casi material. Estas tinieblas tenían realmente una cualidad positiva, pues ocultaban algunas partes de las paredes interiores que debían ser visibles. Al fin surgió de aquella cárcel milenaria algo así como una humareda que oscureció la luz del sol mientras se elevaba hacia el cielo, empequeñecido y arrogado, con la ayuda de sus alas membranosas. El olor que salía de aquellos abismos recién abiertos era insoportable, y Hawkins, que tenía el oído fino, creyó oír allá abajo un sonido chapoteante e inmundo. Todos escucharon, y todos escuchaban aún cuando el monstruo se hizo visible, babeando y apretando su inmensidad verde y gelatinosa a través de la tenebrosa abertura hasta elevarse pesadamente en el aire corrompido de aquella ciudad de pesadilla.La letra del pobre Johansen es apenas inteligible en esta parte. De los seis hombres que nunca llegaron al barco, cree que dos murieron simplemente de miedo en aquel instante maldito. El monstruo está más allá de toda posible descripción. No hay lenguaje aplicable a ese abismo de horror inmemorial, a esa pavorosa contradicción de todas las leyes de la materia, la fuerza y el orden cósmicos. Una montaña que caminaba. ¡Dios! ¿Puede extrañar que en el otro lado de la Tierra enloqueciese un gran arquitecto, y que en aquel telepático instante la fiebre devorara al pobre Wilcox? El monstruo de los ídolos, el verde y viscoso demonio venido de otros astros, había despertado para reclamar sus derechos. Las estrellas eran otra vez favorables, y lo que un viejo culto no había podido lograr por su voluntad, un puñado de inocentes marineros lo hacía por accidente. Luego de millones y millones de años el gran Cthulhu era libre otra vez.Tres hombres fueron barridos por aquellas patas membranosas antes que nadie tuviese tiempo de volverse. Que descansen en paz, si hay algún descanso en el universo. Eran Donovan, Guerrera y Angstrom. Parker resbaló mientras los otros tres sobrevivientes se precipitaban frenéticamente en un escenario infinito de rocas verdosas. Johansen jura que fue absorbido hacia arriba por un ángulo que no debía estar allí; un ángulo agudo que se había comportado como si fuese obtuso. De modo que sólo Briden y Johansen llegaron al bote, y se dirigieron desesperadamente hasta el Alert mientras la montañosa monstruosidad descendía por los escalones de piedra resbaladiza y se detenía, titubeando, a orillas del agua.Las calderas habían quedado funcionando a pesar de que todos habían bajado a tierra, y bastaron unos pocos segundos de frenéticas corridas entre ruedas y motores para poner en marcha el Alert. Lentamente, entre los horrores distorsionados de esa escena indescriptible, la hélice comenzó a golpear las aguas. Mientras tanto, en la costa mortal, sobre aquellas construcciones que no eran de este mundo, el monstruo gigantesco venido de las estrellas emitía unos gritos inarticulados, como Polifemo al maldecir el veloz navío de Ulises. En seguida, con más audacia que los cíclopes de la leyenda, el gran Cthulhu penetró en las aguas e inició la persecución con golpes que levantaron enormes olas. Briden volvió la vista y enloqueció. Desde entonces rió a intervalos hasta que la muerte lo alcanzó en su cabina mientras Johansen vagaba delirando de un lado a otro.Pero Johansen no había abandonado la partida. Comprendiendo que el monstruo alcanzaría seguramente el Alert antes de que la presión llegase al máximo, resolvió intentar algo desesperado, y, acelerando los motores, subió rápidamente a la cubierta e hizo girar el timón. En la superficie de las aguas hubo un remolino espumoso, y mientras crecía la presión del vapor, el valiente noruego dirigió el navío contra aquella montaña gelatinosa que se alzaba sobre las sucias espumas como la popa de un galeón demoníaco. La horrible cabeza de pulpo, envuelta en tentáculos, llegaba casi hasta la punta del bauprés3; pero Johansen no retrocedió.Hubo un estallido como el de un globo que se desinfla, un líquido inmundo como el que surge de un hendido pez luna, una hediondez que el cronista no se atrevió a describir. Durante un instante una nube verde, acre y enceguecedora, envolvió al buque, y un hervor maligno quedó a popa, donde -Dios del cielo- la esparcida plasticidad de aquella entidad celeste estaba recombinándose y recobrando su forma primitiva, mientras el Alert se alejaba más y más, y ganaba velocidad.Eso fue todo. Desde ese momento Johansen se contentó con meditar sombríamente sobre el ídolo de la cabina y preparar unas pocas comidas para él y su enloquecido compañero, que reía a carcajadas. No trató de dirigir el navío; después de aquel incidente quedaba un gran vacío en su alma. Luego sobrevino la tormenta del 2 de abril, que terminó de nublar su conciencia. Recordaba confusamente infinitos abismos líquidos de espectrales paredes giratorias, vertiginosos desplazamientos por mundos huidizos en la cola de un cometa y saltos convulsivos de las profundidades del mar hasta la luna y luego otra vez hasta el mar, todo envuelto en el coro de carcajadas de las antiguas divinidades y de los verdes demonios del Tártaro, de alas de murciélago.Luego de esas pesadillas vino el rescate, el Vigilant, el tribunal del almirantazgo, las calles de Dunedin y el largo viaje de retorno a la casa natal, junto al Egeberg. Nada podía contar; pasaría por loco. Lo escribiría todo antes de morir, pero su mujer no debería sospechar nada. La muerte sería para él beneficiosa sólo si borraba los recuerdos.Tal era el documento que leí. Lo he guardado en la caja de lata junto con el bajorrelieve de arcilla y los papeles del profesor Angell. Incluiré este relato, esta prueba de mi propia cordura donde se ha unido lo que espero que nunca volverá a unirse. He contemplado todo lo que en el universo puede haber de horroroso, y aun los cielos de la primavera y las flores del verano me parecerán desde ahora impregnados de veneno. Pero no creo que viva mucho. Como desaparecieron mi tío y el pobre Johansen, así desapareceré yo. Conozco demasiado y el culto todavía existe.Cthulhu existe también, supongo, en ese refugio de piedra que le sirve de abrigo desde que el sol era joven. Su ciudad maldita se ha hundido otra vez, pues el Vigilant navegó por aquel lugar después de la tormenta de abril; pero sus ministros en la Tierra bailan aún, y cantan y matan en lugares aislados, alrededor de monolitos de piedra coronados de imágenes. Cthulhu tuvo que haber sido atrapado por los abismos submarinos pues si no el mundo gritaría ahora de horror. ¿Quién conoce el fin? Lo que ha surgido ahora puede hundirse y lo que se ha hundido puede surgir. La abominación espera y sueña en las profundidades del mar, y sobre las vacilantes ciudades de los hombres flota la destrucción. Llegará el día… ¡pero no debo ni puedo pensarlo! Ruego que si no sobrevivo a este manuscrito, mis ejecutores testamentarios cuiden de que la prudencia sea mayor que la audacia e impidan que caiga bajo otros ojos.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En un encuentro con medios españoles, en el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo, donde vive parte del año, Hawkins rememora que su nueva historia, que ubica en la ficticia isla escocesa de Eris, empezó a vislumbrarla hace tiempo, paseando por la costa francesa de Bretaña, cuando se topó con un islote en el que había una única casa, a merced de la marea.Empezó a darle vueltas sobre qué tipo de persona querría vivir en un sitio como aquel, sin contacto directo durante tiempo con el resto de la gente, y tuvo claro, ya ante el ordenador, que tenía que ser una artista, capaz de crear con lo que le ofreciera la naturaleza, incluidos huesos si fuera menester.'La hora azul' (Planeta), aborda en diferentes planos temporales las vivencias de una artista fallecida, Vanessa Chapman, su relación con su marido Julian y con el director de la Fundación Fairburn, Douglas Lennox, o con Grace, una particular doctora, con mucho peso en la obra, a la que conoció tras romperse la muñeca y con la que estableció desde entonces una profunda relación de amistad.Otro personaje que ocupa muchas de las páginas es James Becker, admirador absoluto de los trabajos de Vanessa Chapman, a la que no llegó a conocer personalmente, de origen humilde, y que trabaja como conservador de la Fundación Fairburn.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíRelaciones tóxicasLas relaciones tóxicas, la posición de la mujer en el mundo del arte en los años noventa del siglo pasado, la devoción malsana, la violencia, los celos o la rabia son cuestiones que aparecen en esta novela, como es habitual en Paula Hawkins, con algún que otro muerto, giros y un final abierto que lleva a diferentes interpretaciones, aunque la escritora ya advierte que no presenta "finales felices".Hawkins, nacida y criada en Zimbabue hasta los 17 años, cuando su familia se mudó en 1989 a Londres, es consciente de que es muy difícil volver a conseguir lo mismo que con 'La chica del tren', pero está satisfecha, sin embargo, por cómo ha armado esta novela, en la que vuelve a trazar personajes "complicados y difíciles" y algún que otro que siempre observa.Confiesa que a veces "es satisfactorio escribir según qué asesinatos" y no esconde que, por ejemplo, en 'La chica del tren' tuvo algún momento de catarsis y no se sintió "nada triste" con la muerte de alguno de sus personajes.Por otra parte, no piensa que haya muchos asesinos en potencia, aunque "cuando lees según qué historia en el periódico te sorprendes al ver cómo gente que parece normal puede llegar al extremo de matar y hacer cosas terribles".En cuanto a nuevos proyectos, deja caer que tiene muchas ideas, que suele plasmar por las mañanas, aunque "no todas se acaban convirtiendo en novela".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La XXV edición del anuario del Instituto Cervantes 'El español en el mundo 2024', presentada este miércoles en Madrid por el director de esta institución española, Luis García Montero, constata que el español consolida su influencia en el cine, la música y los videojuegos.Según el anuario, la comunidad de hispanohablantes con dominio nativo de la lengua roza los 500 millones (498.497.757), de los que unos 100 millones (99.080.295) son hablantes de español fuera de países hispánicos, principalmente por su trasfondo migratorio.El anuario constata una subida de los estudiantes de español con 24 millones, que se concentran básicamente en Estados Unidos, Unión Europea y Brasil.El consumo de música en español sube un 3,8 %En 2023, una cuarta parte de las canciones en las listas de éxito de portales como You Tube o Spotify utilizaba el español. Un año en que el consumo de música en inglés cae un 3,8 %, lo mismo que sube en español.La música urbana latina ha generado una suerte de lengua franca y conforma una unidad panlatina de artistas.Según el informe, el español se mantiene como la segunda lengua materna del planeta, detrás del chino mandarín, y se refuerza como una de las opciones principales para usuarios de plataformas como Spotify o Netflix, además de consumidores de videojuegos.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEl español es la segunda lengua con mayor producción cinematográfica y también de series de ficción, detrás del inglés. En el caso del cine, el tercero sería el hindú y en series, el coreano.Si un videojuego está desarrollado en español de forma total, sus ventas aumentan casi el triple en países hispanohablantes.Un 7 % de los libros que se editan en el mundo están en español, lo que convierte a esta lengua en la sexta con mayor producción editorial.El peso de la lengua española en la traducción muestra un alto valor y se encuentra en el sexto lugar mundial de idioma traducido a otro en literatura, pero España es el tercer país que más traduce.Sin embargo, entre los cincuenta autores más traducidos a escala mundial tan solo aparece un escritor hispanohablante: Gabriel García Márquez, en el puesto 49 con 1.382 traducciones (Agatha Christie ocupa el primer lugar, con 7.236).El español y las lenguas indígenasEn los países hispanohablantes, la proporción de hablantes con dominio nativo de español es del 93,63 % de la población.Solo Paraguay, Guatemala, Bolivia y Guinea Ecuatorial tienen una proporción de nativos en español inferior al 85 %.No obstante, Ecuador, Venezuela y Guatemala son los países hispanohablantes con los registros más bajos en dominio del español entre su población indígena, con más de un 20 % de personas que no lo hablan.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Una vez, la escritora Hwang Bo-reum dijo en una entrevista que, si bien ella creía que la lectura puede ser un medio para recuperarse "a veces, es más fácil sanarse sin hacer nada". El hacer nada es una cuestión compleja, sobre todo en esta época que nos reclama movimiento y expansión. Todos los días estamos invocando al espíritu de la productividad, y puede ser porque, en ciertos momentos, estar quietos es mucho más atemorizante que el sonido que producen nuestros pasos o nuestros aplausos. Y, sin embargo, ese reposo, pese a lo lejano o monstruoso que se nos haya pintado, parece un lugar al que, en secreto, aspiramos.El escritor colombiano Efrén Girado escribió en su libro Sumario de plantas oficiosas (Luna libros) que los seres humanos hemos decidido ignorar con ahinco nuestra profunda relación con el mundo de las plantas, especialmente con el estado de ve-getar. Estar quieto dándole tiempo a la vida. Pienso en eso, en las plantas trepadoras silenciosas que, sin ningún grito de batalla, han colonizado no solo rejas oxidadas, sino países enteros, como es el caso del ojo de poeta (Thunbergia alata), que es considerada una especie invasora y tiene en peligro algunos bosques de Antioquia. Entonces, la aparente inacción del mundo vegetal termina siendo un invento que responde más a nuestro sentido del mundo que a los hechos. Puede ser que Hwang Bo-reum se refiriera a eso cuando dijo que, para sanarnos, es más fácil hacer nada. Tal vez, lo que buscamos —y necesitamos— es el estado en el que la vida tiene un lugar para crecer en silencio. Ese lugar es la lectura —o puede serlo—.Leer es una conversación en grupo. Nunca se lee solo, aunque la habitación esté absolutamente vacía. La voz al interior de nuestras cabezas, si leemos en silencio, o el grito, si recitamos, responde a un yo que no siempre somos nosotros mismos. En ocasiones, quien habla con nuestra voz es un hombre que habita un faro y está consumido por el recuerdo de una guerra que lo atravesó de todas las formas o es una mujer que corre por todo Londres preparando una fiesta a inicios del siglo XX. Nadie sabe quién terminará siendo cuando abre un libro y lo comienza a leer. Allí ocurre la vegetación: nuestro cuerpo es el escenario donde la historia vive, no el libro. En nuestro hígado, pasan las batallas y, en nuestros corazones, es donde perfora el amor.Cuando leemos con otras personas el mismo libro, esas voces terminan en multitudes, y allí la lectura adquiere un sentido diferente y quizá uno de los más valiosos: el de la creación de un Lenguaje intimo y, al mismo tiempo, común. 💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíSupongo que, por eso, Bienvenido a la librería Hyunam-dong (Espasa), de Bo-reum, ha sido el fenómeno literario que le ha dado la vuelta al mundo. En la sencillez de su historia, radica su épica. Una mujer que decide abrir una librería independiente en su barrio, al que llegan personas tristes y personas solas. ¿Qué pasa allí?, ¿cómo nacen los lugares que se convierten en nidos?, ¿con un buen café?, ¿con buena música? No. Son esos que hemos construido con la paciencia de los pájaros que, rama a rama, fundan un hogar para el nacimiento.Luego de trabajar durante siete años como ingeniera de software en LG Electronics, Hwang Bo-reum se hizo la pregunta fundacional: ¿debería seguir viviendo así? Luego, escribió. Durante los siguientes diez años, escribió y leyó. Tuvo miedo y tuvo éxito.Sus palabras siguen estando buscando seguridad y eso la convierte en una escritora cautelosa que, para escribir una historia sobre libros, una historia de una librería, en lo que más se concentró fue en la curaduría de esos libros imaginados en el mundo de la ficción. Puso sus ojos en los estantes de la librería de Yeongju y apoyó sobre los lomos inventados sus dedos, olió las páginas utópicas y pensó en que esa sería una librería de verdad, que tal vez esa era la luz propicia para que todos leyeran un libro que no existe —o que sí, porque todos los libros fueron soñados— y se convirtieran en plantas, aves o dragones.En esta sección de Literatura al margen de la HJCK y Tinta, queremos proponerles esa librería, esa biblioteca, esa mesa de café en la que estemos leyendo todas las mismas palabras, pero estamos convertidos en tan distintos hombres y mujeres que parecemos habitar un planeta distinto, no mejor ni peor, pero con un idioma que, si bien fue creado por nosotros, es dominado y transformado. Espero que vegetemos en las palabras de la literatura y le abramos espacio a la vida trepadora.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El jurado reunido este martes en Madrid destacó también la "voz poderosa y singular" de este creador nacido en Galicia (norte de España) y "la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega"."Pocos autores del panorama literario español, partiendo de un compromiso firme con su lengua, han conseguido alcanzar tal reconocimiento a nivel mundial", agrega el fallo del premio que otorga el Ministerio de Cultura español.Además, el jurado señaló que su obra "acompaña su activismo con una pluma que, sin adoctrinamiento, agita conciencias, induce a la reflexión y estimula el pensamiento hacia la defensa de la pluralidad lingüística y cultural y hacia la igualdad de género".El autor, que acaba de publicar 'Detrás del cielo' (Anagrama), su primera novela en una década, suma a sus múltiples reconocimientos este premio dotado con 50.000 euros y que distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas.Narrador, poeta, ensayista y ocasional dramaturgo, Rivas es miembro de la Real Academia Gallega y escribe asiduamente medios de comunicación como la revista gallega ‘Luzes’ o los diarios españoles El País o La Voz de Galicia.Como narrador destacan sus libros de relatos ‘Un millón de vacas’ (1989), Premio de la Crítica Española, ‘En salvaje compañía’ (1993), Premio de la Crítica de Galicia o ‘¿Qué me quieres, amor?’ (1995), Premio Torrente Ballester y Premio Nacional de Narrativa.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Uno de los relatos de este último, 'La lengua de las mariposas', fue llevado al cine por José Luis Cuerda y también tuvo adaptación al cine, en este caso por Antón Reixa, ‘El lápiz del carpintero’ (1998), Premio de la Crítica Española.‘Los libros arden mal’ (2006) recibió el Premio de la Crítica Española y Premio de la Crítica de Galicia y su última novela hasta ahora era ‘El último día de Terranova’ (2015).En el ámbito de la poesía ha escrito obras como ‘Balada en las playas del Oeste’ (1985), ‘Mohicania’ (1986), ‘Ningún cisne’ (1989), Premio Leliadoura, ‘Costa da Morte blues’ (1995), ‘El pueblo de la noche’ (1996) o ‘La desaparición de la nieve’ (2009), este último editado simultáneamente en todas las lenguas cooficiales.Gran parte de esta producción se recoge en el volumen ‘De lo conocido a lo desconocido. Obra poética (1980-2003)’, de 2003. El último poemario aparecido es ‘La boca de la tierra’ (2015).El Premio Nacional de las Letras Españolas reconoció en su pasada edición a Cristina Fernández Cubas, uniéndose a una amplia lista de galardonados, entre quienes se encuentran Luis Landero, Rosa Montero, José María Merino Sánchez, Luis Mateo Díez, Francisca Aguirre y Bernardo Atxaga, entre otros.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"La primera temporada hablaba del jugador 456 y su supervivencia, mientras que en la segunda se centra en su recuerdos durante el juego y sus experiencias, así como en una especie de regreso para parar este juego absurdo", aclaró Hwang en una conferencia de prensa.La segunda temporada de esta famosa serie surcoreana de Netflix estará disponible en la plataforma desde el próximo 26 de diciembre y la tercera y última se estrenará en 2025.Se trata de una serie distópica protagonizada por concursantes con problemas de dinero que aceptan una extraña invitación para competir en juegos infantiles. Dentro les esperan un tentador premio y desafíos letales.El protagonista en la segunda temporada se tiñe el pelo de rojo en señal de "coraje" y de que "ya no es normal después de esa experiencia", aseguró el actor que lo interpreta, Lee Jung-jae, en el 'Lucca Comics & Games', el festival más relevante de Europa dedicado al cómic, la animación, los juegos de mesa y de rol.El director señaló que para esta idea se inspiró en el protagonista de uno de sus comics favoritos, 'Slam Dunk', y reveló que dos canciones italianas formarán parte de la segunda temporada de la serie, ya en el primer episodio sonará una composición de Giacomo Puccini, de cuyo fallecimiento se celebra el centenario este año.Además, a lo largo de la serie se escuchará 'Con te partiró" ('Time to say goodbye'), un tema que popularizó en medio mundo el cantante italiano Andrea Boccelli en 1995.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíLos espectadores verán "escenarios familiares, pero nuevos y frescos, como el dormitorio o las escaleras de colores, pero con otros juegos", adelantó el director de la serie.'EL juego del calamar' es una crítica a "la sociedad capitalista que promueve un sistema competitivo", señaló Hwang, cuyo objetivo es "mostrar un reflejo de nuestra sociedad y hacer reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y cómo poder cambiarlo".Aunque afirmó ser consciente de una paradoja: "Es una crítica al capitalismo creada dentro de él"."En la sociedad de hoy en día, debemos esforzarnos mucho para crear un mundo mejor, para ello lo más importante es respetarnos unos a otros y ayudarnos mutuamente, también a los más débiles. Espero que tras la segunda temporada el público reflexione sobre ello", señaló Jung-jae.Según el actor Wi Ha-joon, que interpreta a uno de los protagonistas de la segunda temporada, "no trata solo de cómo sobreviven los personajes, también explora qué significa ser un ser humano, la naturaleza del mismo y ahonda sobre la mentalidad de estas personas que habían tocado fondo y sobre términos como el egoísmo la avaricia y la dignidad humana".'El Juego del calamar' ocupa el primer puesto histórico entre las series de Netflix, independientemente del idioma, tanto en visionados (265,2 millones, medidos por el total de visionados dividido por el tiempo de emisión) como en tiempo total de visionado (2.200 millones de horas) durante sus primeras 13 semanas de estreno."A veces me pregunto si estoy soñando, es una experiencia irreal", confesó el director de la serie, que asegura que no se esperaba su enorme éxito mundial.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Según ha informado la organización del certamen en un comunicado, el protagonista, entre otras de la serie de películas de Piratas del Caribe, llegará a la capital andaluza tras su paso por los festivales de San Sebastián para presentar el largometraje en el que aborda la vida del artista bohemio Amedeo Modigliani, conocido como Modi por sus amigos.Está previsto que llegue acompañado de la protagonista femenina de la película, la francesa Antonia Desplat, que da vida en la cinta a la escritora, poeta y crítica literaria inglesa Beatrice Hastings.Sin concretar aún la fecha exacta, se espera que esté en Sevilla en el primer fin de semana del festival, los días 9 y 10 de noviembre.El protagonista de películas icónicas como Eduardo Manostijeras (Tim Burton, 1990) y Miedo y asco en Las Vegas (Terry Gilliam, 1998) se encuentra promocionando una película escrita por Jerzy Kromolowski y Mary Kromolowski, en la que Riccardo Scamarcio da vida a Modi.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEl filme se desarrolla durante un torbellino de 72 horas en las que Modi vive una caótica serie de acontecimientos en las calles del París desgarrado por la guerra en 1916.En estos días, el actor y director ha sido también noticia por el anuncio por parte de Lionsgate de la cuarta colaboración de Johnny Depp con Penélope Cruz.Tras compartir escenas en Blow (Ted Demme, 2001), Piratas del Caribe: En mareas misteriosas (Rob Marshall, 2011) y Asesinato en el Orient Express (Kenneth Branagh, 2017), la pareja artística protagonizará el ‘thriller’ Day drinker, dirigido por Marc Webb y ambientado en un crucero.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este trabajo es el decimocuarto álbum de estudio del grupo que alcanzó su esplendor en las décadas de 1980 y 1990 con éxitos como "Boys don't cry", "Close to me" y "Friday I'm in love"."Songs of a lost world" se lanza en vinilo, CD, casete y en plataformas digitales.El líder del grupo, Robert Smith, mantiene a sus 65 su estilo único, con el pelo alborotado y rímel alrededor de los ojos.Las primeras críticas han sido muy positivas, como la del diario The Guardian, que consideró que "Songs of a lost world" es el mejor álbum del grupo desde "Disintegration" en 1989."El grupo está en su apogeo artístico: melancólico y conmovedor, con un sonido de percusión que coincide con el impacto emocional de la letra", escribe el diario.En "Songs of a lost world", Robert Smith canta sobre la melancolía, habla de la muerte y del duelo posterior.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"Lamentablemente, la muerte está cada día más presente. Cuando eres más joven, la romantizas. Luego empieza a sucederle a tus familiares y amigos y es una historia diferente", dijo Robert Smith a BBC antes del lanzamiento del álbum."Dura unos 50 minutos y terminas en un lugar diferente de donde empezaste. Espero que la gente responda", añadió Smith, en otra entrevista publicada en la página de YouTube de la banda.The Cure no había lanzado un disco desde 2008, con '4.3 Dream'."Decir que era largamente esperado no alcanza a hacer justicia al nuevo álbum de The Cure. Songs of a Lost World es un álbum que se ha prometido, rumoreado, ofrecido, provocado, anhelado, e imaginado. Los fans de la banda han pasado 16 años encendiendo velas y rezando por este trabajo", afirma la prestigiosa revista musical 'RollingStone'.El grupo, formado en 1976 en Crawley, en el sur de Inglaterra, que ha vendido más de 30 millones de álbumes en todo el mundo, sigue llenando salas y estadios.En julio de 2018, The Cure celebró sus cuarenta años de carrera con un concierto en Hyde Park, en Londres, ante 65.000 personas.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Son decenas de seres mitológicos que reviven en las fiestas patronales o en festivales y que representan el terror en varios países centroamericanos, donde Halloween se vive más en las propagandas de productos en los medios y redes sociales que en las calles.Una "noche de terror" cada octubre en Masaya, NicaraguaEl último viernes de cada octubre la ciudad nicaragüense de Masaya vive una "noche de terror" con el tradicional carnaval de "Los Agüizotes", un evento que data de mediados del siglo XX en el que desfilan personajes como "La Llorona", la mujer que busca a sus hijos perdidos, o un sacerdote sin cabeza.El carnaval de "Los Agüizotes" presenta a sus protagonistas haciendo muecas y sonidos para asustar a los cientos de espectadores que ven pasar una procesión animada además por música de bandas filarmónicas e iluminada por la tenue luz de velas y candiles artesanales que completan el ambiente.El desfile incluye elementos característicos de las leyendas nicaragüenses, como carretas arrastradas por bueyes esqueléticos y hombres sin cabeza, y también se pueden ver otros personajes del folclore local como "El Cadejo", "La Cegua", "La Carreta Náhuatl" y "La Mocuana".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"La Mocuana" era una princesa aborigen que representa la traición a la confianza y a la hospitalidad indígena nicaragüense por parte de los conquistadores españoles.Cuenta la leyenda que la princesa, contradiciendo la decisión de su padre, reveló los tesoros ocultos a su amante español, y después éste, como ya lo necesitaba, la encerró en la cueva de un cerro y le tapó su salida.La actitud de su amante le provocó la pérdida del juicio y se convirtió en la bruja de La Mocuana. Desde entonces se aparece en los caminos e invita a los caminantes a seguirla hasta la cueva. Dicen los que la han encontrado que no se le ve la cara, sólo su esbelta figura y su hermosa y larga cabellera negra.En Nicaragua también está la leyenda de origen chorotega de "La Mona Bruja", sobre brujas que a medianoche, mediante oraciones malignas, invocaban una transformación en su cuerpo creciéndoles las manos y pies, también se les desprendía la piel y les crecía pelaje en todo el cuerpo pareciéndose mucho a un mono.Una vez convertidas, salían y se trasladaban entre los árboles sacudiéndolos junto con alaridos para causar miedo a las personas trasnochadoras, dejando sin habla a quien lograra verlas."El Cadejo", un espanto que se pasea por Centroamérica"El Cadejo" no solo desfila en Masaya, también espanta en Costa Rica, en Guatemala y en El Salvador, donde es un nombre que abunda en carteles y comercios.La leyenda salvadoreña dice que existen dos cadejos: el blanco y el negro. El primero representa la bondad y a quien se lo encuentre lo cuida.El negro, por el contrario, atacará a quien lo perturbe, pues simboliza al espíritu del mal que persigue a sus víctimas, los hipnotiza con sus enormes ojos color rojo escarlata y cuando los atrapa les roba el alma.En Costa Rica también está la leyenda de "La Carreta sin Bueyes", que narra la historia de un labrador que robó la madera destinada para construir un templo católico y construyó con ella una carreta, a la que enganchó un par de bueyes. Sin embargo, sufrió un accidente y murió.Se dice que desde entonces, la carreta se escucha pasar o se aparece cerca de las casas de personas avaras o codiciosas.Mujeres hermosas que seducen y enanos siniestrosEn Costa Rica, "La Segua" es una mujer hermosa que fue maldecida tras desobedecer a sus padres que le impedían asistir a una fiesta. Ella se le aparece en las noches a los hombres mujeriegos y fiesteros que no se pueden resistir a sus encantos, pero de pronto muestra su verdadero rostro similar al de un caballo.En tierras tica y también Panamá espanta "La Tulevieja", un fantasma femenino que usa un sombrero tule, con forma de plátano, con los senos hinchados y erectos que se transforma en un monstruo que vaga por caminos y despoblados.En Honduras vive "La Siguanaba", una muerta vestida de novia, pero seductora, que se le aparece en ríos y quebradas a hombres borrachos para mostrarse luego como es: un ser horrible con rostro, lo que vuelve locos a sus víctimas que huyen despavoridos."La Llorona" es una mujer que va de barrio en barrio reclamando a sus hijos, presuntamente fallecidos, en Guatemala, donde también habita el "Sombrerón", un ser de baja estatura que persigue mujeres de ojos grandes.Y en Honduras 'El Duende' es un hombre de pequeña estatura que se refugia en cuevas, en áreas montañosas, desde donde sale en busca de muchachas bonitas o niños, a quienes se les aparece en ríos para robárselos y llevarlos a su escondite bajo engaños. A sus víctimas los engaña con regalos y puede dejarlas abandonadas en lugares remotos.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Su valor estimado es de 400 millones de euros (unos 433 millones de dólares) y es una joya entre las antigüedades egipcias.El busto de la reina Nefertiti, de 3.370 años de antigüedad, está en Berlín desde 1922, y ahora crece la presión para que regrese a casa.Zahi Hawass, renombrado egiptólogo y exministro de Antigüedades de Egipto, comenzó a ejercer presión para que se repatriara a Nefertiti antes de las protestas que derrocaron a Hosni Mubarak, en 2011.En septiembre pasado, Hawass lanzó una petición para urgir a Alemania a restituir el famoso busto de la reina Nefertiti, que actualmente se encuentra en el Nuevo Museo de Berlín."Este busto, notable e inigualable en la historia por su mérito histórico y estético, se encuentra ahora en Alemania, pero es hora de que regrese a Egipto", se lee en la petición. Un equipo arqueológico alemán descubrió el busto de piedra caliza pintado en 1912 y lo envió a Europa un año después.Nefertiti se ha convertido en una importante atracción turística y en parte del panorama cultural esencial de la capital alemana durante su largo exilio.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí¿Es Nefertiti un símbolo de la colonización?El busto, cuya realización se cree que data de 1345 d.C., también ha sido apodado el "embajador” de la cultura egipcia en la capital alemana.Sin embargo, esa narrativa es criticada por la arqueóloga Monica Hanna: "Un embajador implica un intercambio diplomático", responde Hanna a la pregunta sobre si Egipto ha recibido a cambio algo importante, como "la corona de (el monarca prusiano) Federico el Grande o un cuadro de Alberto Durero". "No creo que lo hayamos hecho”, dice Hanna.La arqueóloga llamó públicamente a la "descolonización de la arqueología egipcia”. Argumenta que la iniciativa para repatriar a Nefertiti genera resistencia, porque "se convertiría en un precedente que pavimentaría el camino hacia la devolución de una cantidad de diferentes objetos tomados durante la época colonialista”.La petición de Hawass también llama a que se restituyan la Piedra Rosetta y el Zodíaco de Dendera, antigüedades egipcias que conservan Reino Unido y Francia, respectivamente.La Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, que supervisa las colecciones de los museos de Berlín, ha reconocido la presencia de arte colonial robado en sus colecciones, como los Bronces de Benín, algunos de los cuales fueron devueltos a Nigeria desde Alemania en 2022.El museo en Berlín dice que no hay motivo para la restituciónPero dicha fundación piensa que el busto de Nefertiti fue obtenido de Egipto de manera legal, tras ser descubierto en los restos de la ciudad de Amarna, la efímera capital del faraón Akenatón, esposo de Nefertiti. Después de su muerte, la ciudad, que se encuentra en la orilla este del río Nilo, fue abandonada en 1335 a.C."El busto de Nefertiti fue encontrado en el curso de una excavación autorizada por la Administración de Antigüedades de Egipto”, dijo Stefan Müchler, portavoz de la Fundación el Patrimonio Cultural Prusiano. "Llegó a Berlín sobre la base de una división del hallazgo, habitual en aquella época, que incluía muchos más objetos"."El busto fue sacado legalmente del país y no hay ningún derecho de restitución por parte del Gobierno egipcio", explica Müchler en una declaración escrita.Stefan Müchler se refiere a un acuerdo con las autoridades egipciast, que detallaba una división de un 50 por ciento para cada país de unos 10.000 artefactos encontrados, a cambio de financiación proporcionada por el magnate alemán del algodón y los textiles James Simon.Expertos de arte alemanes dicen que un representante del Gobierno de Egipto seleccionó la mitad de los objetos, mientras la otra mitad fue trasladada a Alemania, incluyendo el busto, que fue exhibido en el Nuevo Museo de Berlín años más tarde.El busto fue 'robado descaradamente', según arqueólogo HawassSin embargo, algunos cuestionan esa forma de contar la historia. Hawass dice que el busto de Nefertiti "fue robado descaradamente de Egipto por los alemanes en 1913, cuando estaba siendo ocultado, y fue sacado de contrabando del país, a pesar de las leyes que declaraban ilegal sacar hallazgos arqueológicos 'excepcionales' de Egipto".El arqueólogo insiste en que el egiptólogo alemán Ludwig Borchard, líder de la excavación inicial, sacó a Nefertiti del país con pretextos falsos.Según el sitio web Returning Heritage, "en ese momento, el Estado egipcio mantenía un veto sobre los objetos que consideraba demasiado importantes para salir del país". Pero es posible que Borchard pudiera "tergiversar la importancia" del busto, señala el autor del informe, Lewis McNaught.La retirada de la escultura de Nefertiti tuvo lugar antes de que se descubriera la tumba de Tutankamón, en 1922. Este descubrimiento histórico llevó a Egipto a eliminar todos los derechos "concedidos a los excavadores extranjeros para llevarse a casa los principales descubrimientos", escribe McNaught en su informe.El experto cree que es "altamente improbable" que Hawass tenga éxito en su campaña para repatriar a Nefertiti, a menos que él o las autoridades egipcias "presenten nuevas pruebas de que hubo un engaño deliberado".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
PuertaEsto fue algo que sucedió hace mucho tiempo. Antes de firmar el contrato de arrendamiento, fui a ver el apartamento de nuevo. Su puerta metálica había sido blanca en otro tiempo, pero ese brillo se había desvanecido con el tiempo. Era un desastre cuando lo vi, la pintura se desprendía en parches para revelar el óxido que había debajo. Y si eso hubiera sido todo, lo habría recordado como nada más que una puerta vieja y desaliñada. Pero también estaba la forma en que su número, el 301, había sido inscrito. Alguien, tal vez otro en una larga fila de ocupantes temporales, había usado algún instrumento afilado, tal vez una broca, para rayar el número en la superficie de la puerta. Podía distinguir cada trazo individual: 3, a su vez de tres palmos de altura; 0, más pequeño, pero repasado varias veces, un garabato feroz que llamó la atención.Finalmente, 1, una línea larga y profunda, tensa por el esfuerzo de su hechura. A lo largo de esta colección de heridas rectas y curvas se había extendido el óxido, un vestigio de violencia, como manchas de sangre secas durante mucho tiempo, endurecidas, de color negro rojizo. No tengo nada que apreciar. Ni el lugar donde vivo, ni la puerta por la que paso todos los días, ni siquiera, maldita sea, mi vida. Esos números me miraban fijamente, apretando los dientes con fuerza.Ese era el apartamento que quería ese invierno, el apartamento que había elegido para pasar mis días. Tan pronto como desempaqué, compré una lata de pintura blanca y un pincel de buen tamaño. Ni la cocina ni el dormitorio habían sido empapelados, y sus paredes estaban manchadas de manchas grandes y pequeñas. Estas manchas oscuras eran especialmente llamativas alrededor de los interruptores eléctricos. Llevaba pantalones de chándal gris pálido y un viejo suéter blanco, para que las salpicaduras no se vieran tan mal. Incluso antes de empezar a pintar, no me preocupaba conseguir un acabado limpio y uniforme.Sería suficiente, razoné, con pintar sobre las manchas... ¿seguro que las manchas blancas son mejores que las sucias? Pasé mi pincel por los grandes parches del techo por donde la lluvia debió de filtrarse en algún momento, observando cómo el gris desaparecía bajo el blanco. Limpié el mugriento cuenco del fregadero con un paño antes de pintarlo de ese mismo blanco brillante, sin importar que su pedestal fuera marrón.Finalmente, salí al pasillo para pintar la puerta principal. Con cada movimiento del pincel sobre la superficie llena de cicatrices, sus imperfecciones se borraban. Esos números profundos desaparecieron, esas manchas de sangre oxidadas desaparecieron.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Volví a entrar en el apartamento para tomarme un descanso y entrar en calor, y cuando volví a salir una hora más tarde vi que la pintura se había corrido. Se veía desordenado, probablemente porque estaba usando un cepillo en lugar de un rodillo. Después de pintar una capa extra sobre la parte superior para que las rayas fueran menos visibles, volví a entrar para esperar. Pasó otra hora antes de que saliera arrastrando los pies en mis pantuflas. La nieve había comenzado a caer. Fuera, el callejón se había oscurecido; Las luces de la calle aún no estaban encendidas. Con una lata de pintura en una mano, un pincel en la otra, me quedé inmóvil, mudo testigo del lento descenso de los copos de nieve, como cientos de plumas que se empluman.Bandas para envolverSe enrollan pañales blancos como la nieve alrededor del bebé recién nacido. El útero habrá sido tan ceñido, que la enfermera ata el cuerpo con fuerza, para mitigar el impacto de su abrupta proyección en lo ilimitado. Persona que sólo ahora comienza a respirar, un primer llenado de los pulmones. Persona que no sabe quién es, dónde está, qué es lo que acaba de empezar.El más indefenso de todos los animales jóvenes, más indefenso incluso que un polluelo recién nacido. La mujer, pálida por la pérdida de sangre, mira al niño que llora. Nerviosa, toma su ser envuelto en pañales en sus brazos. Persona a la que aún se le desconoce la cura de este llanto. Que ha estado, hasta hace unos momentos, en medio de una agonía tan asombrosa. Inesperadamente, el niño se calma. Será por algún olor. O que los dos siguen conectados. Dos ojos negros que no ven se vuelven hacia el rostro de la mujer, atraídos en la dirección de su voz.Sin saber lo que se ha puesto en marcha, estos dos todavía están conectados. En un silencio atravesado por el olor de la sangre. Cuando lo que hay entre dos cuerpos es el blanco de los pañales.Bata de recién nacido El primer hijo de mi madre murió, me dijeron, a las dos horas de vida. Me dijeron que era una niña, con la cara tan blanca como un pastel de arroz en luna creciente. Aunque era muy pequeña, dos meses prematura, sus rasgos estaban claramente definidos. Nunca podré olvidar, me dijo mi madre, el momento en que abrió sus dos ojos negros y los volvió hacia mi cara. En ese momento, mis padres vivían en una casa aislada, en el campo, cerca de la escuela primaria donde mi padre enseñaba. La fecha de parto de mi madre aún estaba lejos, por lo que estaba completamente desprevenida cuando, una mañana, rompió fuente. No había nadie alrededor. El único teléfono del pueblo estaba en una pequeña tienda junto a la parada de autobús, a veinte minutos de distancia. Mi padre no volvería del trabajo hasta dentro de seis horas. Era el comienzo del invierno, la primera helada del año. Mi madre, de veintidós años, se arrastró hasta la cocina y hervido un poco de agua para esterilizar unas tijeras. Buscando a tientas en su costurero, encontró una tela blanca que serviría para el vestido de un recién nacido. Agarrada por las contracciones y terriblemente asustada, empuñó su aguja mientras las lágrimas comenzaban a caer. Terminó el diminuto vestido, buscó una colcha delgada para usarla como pañales y apretó los dientes mientras el dolor regresaba, cada vez más rápido e intenso. Finalmente, dio a luz. Todavía sola, cortó el cordón umbilical. Vistió el cuerpecito ensangrentado con el vestido que acababa de hacer, y sostuvo el retazo lloriqueante en sus brazos. Por el amor de Dios, no te mueras, murmuró con voz débil, una y otra vez como un mantra. Al cabo de una hora, los párpados herméticos del bebé se descosieron bruscamente. Cuando los ojos de mi madre se encontraron con los de su hija, sus labios se crisparon de nuevo. Por el amor de Dios, no mueras. Alrededor de una hora después, el bebé estaba muerto. Yacían en el suelo de la cocina, mi madre de costado con el bebé muerto apretado contra su pecho, sintiendo cómo el frío entraba poco a poco en la carne, hundiéndose hasta los huesos. No más llanto.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La carretera a Toluca es inmensamente ancha. Luego de casi una hora de trayecto, llegamos al Club de Golf Los Encinos, un fraccionamiento nuevo a todo lujo situado en una colina de horizontes arbolados. En la entrada nos detiene un miembro de la policía montada de Canadá: sombrero de fieltro, casaca roja, botas y pantalón de montar.—¿A dónde van?—¡Con Juanga! — grito desde el asiento de atrás y el caballo del polícia relincha espantado ante mi discreto tono de voz.—¿Cómo se llaman?—De parte de Carlos Monsiváis.—¡Pasen ustedes!Monsiváis, en efecto, va al frente de la caravana de la que también forman parte Alejandro Brito y mi hija Paula.Todavía no puedo creer que al fin Monsi haya accedido a pedirle a su amigo Juan Gabriel una cita para mí, luego de cuatro años de súplicas: «No le gustan las entrevistas, entiende por favor, Elena».El Volkswagen de Alejandro se hace más chiquito a medida que las residencias se agigantan. Monsiváis, como es su costumbre, dirige aunque él nunca aprendió a manejar: «A la derecha, vuelta, quebrándose, quebrándose...». Voy preparada para ver una horripilancia suntuosa con escalera cinematográfica y cascada de horrores como suelen ser las mansiones de los artistas.—Aquí es —gruñe Monsiváis.A la vista se ofrece todo lo contrario de lo que esperada encontrar: una casa de muy buen gusto, de estilo mexicano ("Todas mis casas son mexicanas", habrá de aclarar más tarde Juan Gabriel), muebles coloniales, una alacena maravillosa, talavera poblana, cuadros de Julia López, una jaula de madera tallada proveniente de Michoacán.A ver, ¿qué me quiere preguntar, madrecita?Juan Gabriel aparece en shorts de cuadritos y camisa también de cuadritos pero más grandecitos. «Señora», me dice muy cortés en la presentación pero luego entra en confianza y comienza a llamarme «madre». (Házmela buena, hijito, si quieres te adopto para que me traigas a vivir aquí y de paso me compongas una canción.)A Monsiváis le dice «padrecito». A Alejandro y a Paula ni los fuma. Bueno, a Alejandro un poco más porque lo ha visto varias veces. La casa es tan acogedora, cada objeto es tan bonito, que yo ya me quiero quedar aquí toda mi vida.«No la agarres de lote baldío», me advierte Paula. Además nos trata de lo mejor, nos ofrece café, refrescos, «lo que ustedes quieran». Juan Gabriel dice: «Me muero de hambre», y se come un plátano.—¿Gusta usted, madre?—Ahorita no, gracias.—¿Dónde estaremos más cómodos?Nos instalamos en la mesa del comedor: Juan Gabriel en la cabecera; Monsiváis frente a mí para estarme checando, y Paula y Alejandro en la otra cabecera. Ellos esperan el termino de la entrevista para tomarle fotografías, «Me baño, me cambio, y entonces hacemos las fotos», ha prometido. Tengo mucho miedo de hacer la entrevista frente al Monsi, que no deja de verme con ojos de «cállate».—A ver, ¿qué me quiere peguntar, madrecita? Porque yo tengo muchas cosas que decirle, ¿eh?—Antes le quiero agradecer la entrevista porque me dijo Carlos que usted casi nunca las da.—A Carlos lo que me pida. No puedo negarle nada por el amor y la admiración que yo le tengo a este hombre, sin dejar de saber que usted tiene sus propios méritos.—¿Y cuáles son esas muchas cosas que tiene que decirme?—Bueno, muchas cosas siempre y cuando me motive con sus preguntas. Tengo muchas cosas por hacer y me gusta más hacerlas que decirlas. Lo que más me gusta a mí en la vida es superarme. Creo que haber tenido la oportunidad de nacer, es un gran triunfo que no cualquiera ha conseguido, dado que son grandes cantidades de espermatozoides y solamente uno llega. De allí en adelante creo que tiene uno la obligación de ser cada día mejor como ser humano.Mi grabadora comienza a fallar inexplicablemente. ¡Justo hoy, en que la bondad de Monsiváis me ha permitido estar frente a Juan Gabriel! Cuando me percato, aterrada, de que se ha detenido, la hago funcionar como se hacía antes con los televisores de bulbos: a manotazos.—Perdón, Juan Gabriel. Prosiga.Yo siempre he dicho que a los hijos no se los debe internarEn este momento él me hablaba de su infancia, de la tristeza vivida entre los doce y los catorce años en un internado al que su mamá, por tener que trabajar muy duro como empleada doméstica, se vio obligada a llevarlo.—Mi mamá me visitaba, claro que sí, pero las visitas en ese tiempo para mí no eran muy importantes porque yo lo que quería era estar con mi familia.¿Cómo era su vida afectiva niel internado? ¿Había niños o maestros a los que usted quisiera especialmente?—Sí. La tristeza era no estar con mi familia, con mi mamá, pero dentro de lo que es un internado, todo era muy bonito. Yo siempre he dicho que a los hijos NO se los debe internar, que lo primero que se les debe dar es amor, amor, porque con amor crecen muy bonitos y si a esto se le agrega pa alimentación sana, muchísimo más todavía. Pero volviendo al internado, eran cuatro patios; el primero era para niños que, como yo, no podían estar con su mamá porque estaba trabajando y tal, y niños que eran inquietos, que eran incorregibles, pero siempre muy chiquitos, ¿qué será?, de los doce años para abajo. Había otro patio de este lado que era como un tribunal para menores. Eso era lo malo, que estábamos revueltos, y en aquel tiempo la mayoría de edad era a los veintiún años. Otro patio era de mujeres y de costura y de esas cosas de ellas, y el cuarto patio era de talleres, donde nosotros estudiábamos hojalatería, carpintería, talabartería, todo eso. Ahí es donde yo de chiquito conocí a un señor que se llamó Juan, ya murió, y el fue quien me enseñó a trabajar la hojalatería. Por él fue que me puse yo Juan, y Gabriel por mi papá. Cuando cumplí catorce años me salí del internado, porque yo ya alcanzaba todo y me escapé.—¿Ah, sí? ¿Solito se escapó?—Sí, y me fui no tanto porque quisiera irme con mi familia, con mi mamá; ya me había acostumbrado yo creo, lo digo ahora de mayor porque ¿cómo no me escapé antes, si yo era el que salía a tirar la basura? Siempre volvía. Pero cuando vi que se iban tantos amigos, eso sí me dolía, y por eso un día también yo me quise ir.—¿Se escapaban también?—No, ya iban por ellos sus papás. Algunos sí se escapaban, pero por otras razones, eran más listos. Yo estaba muy chiquito, pero entonces aprendí que uno se podía escapar. Me fui con mi mamá, pero no pude estar con ella porque ya vivía con otro señor. ¡Cosas de la niñez! En aquel tiempo a los catorce años se pensaba como hoy un niño de diez. Entonces me acostumbré a estar solo, y empecé a trabajar cantando.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Yo respeto todas las creencias religiosas—¿En el coro de la iglesia?—No, en el internado nunca tuvimos educación cristiana. Ahí, por ejemplo, si iban los católicos a regalarnos juguetes, todos éramos católicos.—¿Y si iban los protestantes?—Si iban los protestantes, pues todos éramos protestantes, por la cuestión de que cuando uno está niño no sabe mucho de eso, y más si no tiene en su casa una educación cristiana. Entonces cuando iban los pentecostales y nos daban juguetes, regalos, dulces, comida, zapatos, nos afiliábamos rapidito como esos animales que cambian de piel: los camaleones, creo. La señora Micaela, que todavía vive, era como la directora, y nunca fue creyente. No nos dieron doctrina ni nada de eso. Entonces yo aprendí a creer en mí, más que nada, más que creer por ejemplo en Jehová, en Jesús, en Mahoma, en Buda o en Zaratustra.—¿Y en la Virgen? Porque recuerdo que muchos consideraron ofensiva la canción que dedicó a María Félix, «María de todas las Marías», porque decía usted que la Doña se parecía a la madre de Dios.—Pues quiero decirle que yo respeto las creencias y que he aprendido a amar a la gente con ellas, con las creencias que tenga, y para mí mis amigos, por ejemplo, no tienen errores.—¿Carlos no tiene errores?En este momento advierto en los oíos de Monsiváis un fulgor asesino.—Si es mi amigo, pues no. Se ha dado el caso de que mis mismos amigos hablan mal de otros que también son mis amigos, y yo les digo eso: mis amigos no tienen errores. Ahora, volviendo a la cuestión de la Virgen Maria, yo no lo hice con el afán de molestar absolutamente a nadie, yo lo hice porque considero que es una muer muy bonita y cual. quiera que quiera mucho a su mamá pues la compara con la Virgen María. Yo por ejemplo, mire, cuando estoy angustiado o tengo problemas a quien invoco es a mi mamá. porque para mí es lo más importante, y yo estoy seguro de que, aunque no estuvimos juntos, ella de algún modo se arrepintió y me lo dio a entender a través del tiempo y además siempre con sus caricias, después con sus palabras, con sus actitudes, sus hechos, sin decirme «Ay, Alberto, perdóname por no haber pensado las cosas y haberte internado ahí y que hayas carecido de mí». Cuando ella se volvió mayor, que tenía cincuenta y cinco o sesenta años va era otra cosa, éramos más amigos y fíjese, con decirle que yo tuve que perdonarle el haberme dejado así solito. Entonces yo me enseñé también a adorar mucho a mi madre y a tomar conciencia por lo mismo que le dije, porque yo nunca quise ser una mala persona, aunque tenía todo para serlo. Soy una persona agradecida—Y, ¿cómo se llamaba su mamá?—Victoria Valadez. Por eso también digo que a mí no me podía haber ido mal en la vida, porque nací de una victoria.Ríe. Monsiváis le pregunta:—¿Cómo ves que la canción «Amor eterno» se haya convertido en un himno?—Pues mira, las cosas que salen del corazón y que tocan otros corazones, pues se tienen que convertir en éxitos...Ahorita me baño, papá, para las fotos, te lo prometo -se interrumpe para mirar a Alejandro Brito.—¡Pero si está muy guapo así! —le digo y él ignora mi halago. Sigue hablando con Monsiváis: —Entonces, al decir yo «tan bonita que hasta te pareces a la madre de Dios», pues lo vuelvo a repetir: esas palabras se las hubiera dicho su hijo. Yo de ninguna manera quise decir que las dos eran tan iguales que no sabía cuál era una y cuál era la otra, pero lo veo del punto de vista del hijo, y le tengo mucha admiración y respeto a la señora, por su belleza.—¿A María Félix? ¿La quiere mucho?—Yo la quiero mucho, no he tenido por qué no, porque yo soy una persona agradecida antes que ser artista y le agradezco todos los sentimientos bellos que ha despertado en mi, admirarla en sus películas, y más cuando yo tuve la oportunidad de conocerla. En persona es muy inteligente, y me encanta que aparte de eso tenga belleza, toda esa personalidad, clase, arte: muy bonito. Yo creo que ella es un ejemplo para todas las mujeres mexicanas, jovencitas y no jovencitas, porque ella se ha superado. Es un ejemplo de superación, porque yo creo que abrirse paso en la vida es más fácil para un hombre; para una mujer es difícil...—¿Siente que vivimos en una época en que a las mujeres todavía les va muy mal, que es mejor nacer hombre que mujer?—Pues mire, yo creo que es una bendición nacer mujer porque dan la vida, y si las mujeres fueran más capaces cada vez pues procrearían hijos más inteligentes. De ellas depende por la salud: si las mujeres son muy sabias, muy inteligentes, si se preparan, pues su humanidad es a su vez. cada día mejor, pero si las mujeres no comen bien pues no tienen buenos hijos, y si no tienen buenos hijos pues éstos no van a ser buenos padres, y si no son buenos padres no van a ser buenos en nada, ni buenos ciudadanos ni nada. Eso sí creo: de la mujer depende todo. Ella debe estar más capacitada inclusive que un hombre; como todo mundo lo sabe, atrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.—¿Usted cree que su éxito depende de su madre, o de alguna mujer?—Mi éxito depende de un cúmulo de cosas, porque cada persona sembró en mí cosas muy interesantes y cosas muy feas, pero yo escogí las buenas. Y sí, hubo muchas mujeres en mi vida; la primordial es mi madre, la segunda mi hermana, la tercera la profesora Micaela, y más tarde pues mucha gente que conocí también, señoras que me dieron mucho cariño y todavía hasta el día de hoy hay muchas madres que me quieren mucho en la República Mexicana y en muchísimas partes del mundo, que rezan por mí, me dan su bendición, me quieren mucho y yo me siento muy protegido, muy bendecido.—Bueno, y de la canción esta que le decía Carlos que es un himno de las madres...—«Amor eterno». Sí, es una canción que yo le escribí a mi mamá y nunca pensé que fuera a ser el éxito que es ahora, porque no iba así directamente como si fuera un chan-taje. Yo hago las cosas no para vender, sino las hago porque yo nací con ese don de escribir, de expresar lo que siento.El saber es la felicidadMe conmueve la obsesión de Juan Gabriel por ser una buena persona. No sé cómo se entiende tan bien con Monsiváis, cuya ambición en la vida es ser villano, cosa que muy a su pesar consigue difícilmente aunque a veces triunfe su maldad; sus fechorías acaban en carcajadas y todos festejamos los chistes y las imitaciones que hace a nuestras costillas y supuestamente a nuestras espaldas. Mientras Carlos se frota las manos cada noche diciendo: «¡Qué malo soy, ja, ja, ja, ja!», Juan Gabriel busca debajo de las piedras algún huerfanito de quien hacerse cargo.A Paula también le impresionó de Juan Gabriel que su meta en la vida sea servir de algo. Yo por mi parte, si fuera el Papa y anduviera en «papamóvil turbo», ya le tendría su altar en la Basílica de San Pedro y habría escrito una oración al milagroso San Juangacito por favor concedido. Después de esta entrevista, cada vez que escucho el nombre de Juan Gabriel agarro mi rosario y le doy duro a las jaculatorias: Torre de marfil, ruega por nosotros./ Arca de la Alianza, componnos una canción. / Casa de Oro, venga a nos tu reino./ Cetro de la Gracia, cántanos alguito./ Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, libra a San Juangacito de las disqueras abusivas y consérvale de planta sus ángeles guardianes especialistas en derechos de autor: Larrea y Sánchez Jasso».—¿Usted cree, Juan Gabriel, que el sufrimiento es un maestro mucho más grande que la felicidad?—Yo creo que el sufrimiento es no saber —responde, con su bien dibujada boca de corazón—, yo creo que el sufrimiento es vivir por conveniencia en la ignorancia. Mire, por ejemplo, yo le digo, si yo creo en Jesús Cristo y le dejo a él toda la responsabilidad, pues me quito de todo y no hago nada frente al «compromiso de ser mejor». Es muy fácil y muy cómodo. Lo más vergonzoso para mí es pedir. Yo lo único que pediría sería sabiduría y con eso saldría adelante.Yo sé que hay un Dios, dicen que si pides te dará, pero todo en la vida es por merecimiento propio. Yo creo que a Dios le gustaría tener a su gente muy sana, muy capaz, muy divina, y que con sus hechos le dieran las gracias de haber tenido la oportunidad misma de nacer. Así que el sufrimiento para mi es la ignorancia y la felicidad es saber, porque solamente el que sabe más tiene derecho a tener más.
Antes que nada, quería expresarles mi profundo agradecimiento por este extraordinario premio que me han concedido.Y ahora, puesto que de eso se trata, hablemos de la humanidad.Entre los que los biólogos denominan animales auténticos, es decir los mamíferos, el hombre es el único que mata a su hembra. Y calificamos ese acto como bestial, siendo así que ninguna otra bestia, fuera de nosotros, lo comete. Eso es la humanidad.Pero también hay humanos que pierden la vida a manos de sus torturadores para proteger a sus semejantes, para no denunciarlos, y sé muy bien de lo que estoy hablando. Esto también se llama humanidad.Están los miembros de la orquesta que tocan una sinfonía y nos regalan la forma más pura de la belleza, y están los que orquestan guerras y que, por cada cien litros de sangre derramada, son condecorados con una nueva medalla.Y nosotros, aplaudimos con el mismo fervor a unos y a otros.Con esto, quiero decirles que no tengo una visión idealizada de lo humano y que yo, en mí misma, experimento esa dualidad. Acepto tanto mi violencia como mi benevolencia, esperando siempre que la segunda prevalezca sobre la primera.Durante mucho tiempo he creído que la clave para que cualquier ser humano pudiera vivir con dignidad, para que nunca sufriera brutalidad o humillación por su sexo, su etnia o su color, era la educación. ¿Pero no tenía Goebbels un doctorado en filosofía? ¿El Dr. Mengele no había hecho el juramento hipocrático?💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí¿Estaremos equivocados cuando definimos educación? Quizás antes de educar a nuestros hijos para que tengan éxito económico y social, debiéramos enseñarles que el verdadero éxito radica ante todo en el humanismo.Que lo que permitió al hombre situarse por encima de todos los seres vivos fue que creó sociedades; y una sociedad solo existe porque –a diferencia de un animal que está condenado a morir cuando se rompe una pata– nosotros cuidamos de nuestros semejantes. Los llevamos a hombros y los ponemos a salvo.El hombre por sí solo no sobrevive en la naturaleza. Sólo sobrevive juntándose con otros y creando sociedades. Y la condición sine qua non para lograrlo es la empatía.Quizás en la educación, en vez de enseñar a nuestros hijos a aprenderlo todo de memoria y a recitarlo como loros, deberíamos enseñarles ética, civismo y sobre todo compasión y bondad. Y les aseguro que no soy de las que ponen la otra mejilla. Por una bofetada recibida devolvería diez, pero trato de no ser nunca yo quien pega la primera.Y, por último, les leeré un poema de Saadi, gran poeta iraní del siglo XIII:Los seres humanos son parte de un mismo cuerpo,y tienen un mismo origen.Cuando la vida causa dolor a un miembrolos demás no descansan.Tú que eres indiferente al sufrimiento de los demás,No mereces llamarte humano.Gracias por haberme escuchado, y a la humanidad en su integridad.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este lunes, mediante un comunicado, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, organizadora de la edición número 32 del premio de literatura Sor Juana Inés de la Cruz, dio a conocer a la argentina como la ganadora de este galardón que desde 1993 reconoce el trabajo literario de las mujeres en el mundo hispano.El jurado consideró que la novela Las niñas del naranjel de la escritora argentina “es un ser vivo que respira, se derrama y se pudre para dar nueva vida, devolviéndonos la certeza de que también somos eso: algo vivo que pertenece a algo más grande”.Tras haber examinado y discutido cuidadosamente las candidaturas presentadas al Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2024, y constatar su riqueza y su diversidad literaria, un jurado decidió, por unanimidad, conceder el galardón a la escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara (Argentina, 1968) por su novela Las niñas del naranjel.En esta obra, por medio de la reescritura de la vida de Catalina de Erauso, una monja que también fue alférez, “consigue dotar de una nueva fuerza imaginativa y simbólica a la novela histórica que relata los discursos y las violencias que gestaron el Nuevo Mundo”. La entrega del Premio se realizará durante la celebración de la edición 38 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.“La novela dinamita el relato conocido que se escribe desde la experiencia de lo viril al incorporar una voz que atiende a la sensualidad y hostilidad del paisaje, las ambiciones y temores de los personajes, así como a la corrupción de los cuerpos que, sin prejuicios, describe Cabezón Cámara de manera directa y con maestría” reza el documento resolutivo firmado por Ana García Bergua, Diana Sánchez y Emiliano Monge, de México. Asimismo, el jurado destaca que la narración “explora una cadencia fabulosa en la combinación del español con el guaraní y los barroquismos teológicos del siglo XVII, para gestar con un ritmo particular un lenguaje único”.En el acta del jurado de igual manera se destaca que en Las niñas del naranjel, la también autora de Le viste la cara a Dios, “abraza el bastardismo que da lugar a América, arrasa el antropocentrismo y devuelve a la naturaleza su erotismo sin el exotismo colonizador”. Además, el jurado consideró que la obra ganadora “es un ser vivo que respira, se derrama y se pudre para dar nueva vida, devolviéndonos la certeza de que también somos eso: algo vivo que pertenece a algo más grande”. La ceremonia de entrega de este galardón se llevará a cabo el miércoles 4 de diciembre, a las 18:00 horas, en el Auditorio Juan Rulfo. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por FIL Guadalajara (@filguadalajara)¿Quién es Gabriela Cabezón Cámara?Gabriela Cabezón Cámara es una escritora, activista y figura central de la literatura latinoamericana contemporánea. Graduada en letras por la Universidad de Buenos Aires, ha colaborado en medios como Página12, Le Monde diplomatique, y Revista Ñ, además de haber sido editora de Cultura en Clarín. Desde 2013 dirige el Taller de Escritura en el CINO. Su debut literario llegó con el cuento La hermana Cleopatra en 2006, que luego expandió en su primera novela, La Virgen Cabeza. Su obra explora temas como la marginalidad, la prostitución, el sistema represor, la tradición gauchesca y las mujeres trans. Las aventuras de la China Iron fue destacado como uno de los libros del año por The New York Times y El País. En 2024 ganó el Premio Ciutat de Barcelona en Literatura en lengua castellana por su obra Las niñas del naranjel.En Las niñas del naranjel, Gabriela Cabezón Cámara rescata las voces marginadas a través de Antonio, un personaje que escapa de la hoguera gracias a su Virgen del naranjel. Mientras cumple la promesa de escribir a su tía, priora del convento donde fue novicia, Antonio evoca su pasado enclaustrado y se enfrenta a un presente errante como arriero, soldado y paje. A lo largo de su travesía, protege a dos niñas, Michi y Mitãkuña, cuyas preguntas incisivas lo obligan a reconocer las cicatrices profundas de una tierra devastada por la avaricia colonial. Inspirada en la figura de Catalina de Erauso, la Monja Alférez, Cabezón Cámara narra la brutal conquista de América con un estilo que entrelaza lo contemporáneo con el barroco del siglo XVII. La novela forja una nueva gramática amorosa, donde el cine de Miyazaki, los rezos en latín, el euskera y el guaraní reconfiguran la métrica del Siglo de Oro, un homenaje singular a las voces históricamente silenciadas.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El veredicto fue anunciado hoy, 28 de octubre, por el jurado reunido en la institución, que destacó la obra como una "poesía precisa y emotiva, llena de hallazgos estilísticos constantes y un tono marcadamente actual". El jurado estuvo compuesto por León de la Torre Krais, director general de Casa de América; Daisy Zamora, ganadora del premio en 2023; Benjamín Prado, escritor y poeta; Javier Serena, director de Cuadernos Hispanoamericanos, y Jesús García Sánchez de la Editorial Visor Libros. Anna María Rodríguez Arias, experta en literatura de Casa de América, actuó como secretaria."Este premio es para mí una gran alegría. Recibir este reconocimiento, que antes han obtenido autores latinoamericanos como Piedad Bonnet o Eduardo Chirinos, es motivo de orgullo y humildad", expresó Andrea Cote al enterarse de la decisión del jurado. "Aún más importante es que estos poemas cuentan la historia de una mujer colombiana cuya vida como migrante en Estados Unidos implicó la pérdida progresiva de su nombre y su legado. Pero hoy, la poesía llega para restituir en parte su memoria, ofreciendo el consuelo que solo el lenguaje puede dar frente a las heridas de la realidad".El premio, organizado por Casa de América para fomentar la creación poética en el continente americano, está dotado con 5.000 euros e incluye la publicación de la obra por la Editorial Visor Libros. ¿Quién es Andrea Cote?Andrea Cote (Colombia, 1981) es poeta y autora de los poemarios Puerto Calcinado (2003), Cosas Frágiles (2008), La Ruina que Nombro (2015), En las praderas del fin del mundo (2019), y del libro-objeto Chinatown a toda hora. Su trabajo en prosa incluye las obras Una fotógrafa al desnudo: biografía de Tina Modotti (2005) y Blanca Varela o la escritura de la soledad (2004). Además, Cote compiló la antología Pájaros de Sombra: Mujeres poetas colombianas (Vaso Roto, 2019). Entre sus colecciones de poemas se encuentran Chinatown a toda hora (Valparaíso, 2018) y Fervor de tierra (Tusquets, 2024), este último presentado en la Casa de América de Madrid el pasado 26 de junio.Cote es doctora en literatura hispanoamericana por la Universidad de Pennsylvania. Ha recibido múltiples premios, como el Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia (2003), el Premio Internacional de Poesía Puentes de Struga (2005), el Città di Castrovillari (2010) por la versión italiana de Puerto Calcinado (Porto in Cenere) y el International Latino Book Award 2020 a la mejor antología poética. Su obra Puerto Calcinado ha sido traducida al francés, y otros de sus textos están disponibles en inglés, alemán, catalán, italiano, portugués, macedonio, árabe, polaco, griego, ruso y chino. Ha traducido al español a poetas como Khalil Gibrán, Jericho Brown y Tracy K. Smith. Actualmente, es profesora de poesía en el programa bilingüe de maestría en escritura creativa en la Universidad de Texas en El Paso.Selección de poemas de "Querida Beth", de Andrea Cote, XXIV Premio Casa de América de Poesía Americana:Me pregunto“Nuestra lengua materna no es para nada una madre,sino una huérfana”Ocean VoungSi es verdad que hace treinta años,como dices,el paisaje era otro:la nieve más altala casa más baja,más fuertes las ganas de llegar.Me gustaría saber si ya lo conseguisteTODO.Ya sabes:la casa,el abrigo de piel,las botas de cuerola nacionalidad,la tabla de esquiar.¿Y dime, Bethqué trajiste de casa?¿qué de todo lo que fue arrasado perduró?¿Estas fotos,la estatuilla de José Gregoriola botella de anís?¿Es ésta cruziguala la del pueblo?Verás,a veces sientoque la casa se repite,como la guerra misma.La piedadNosotrasa los hombreslos hinchamos por dentro.A los padres, en las casas de mi puebloles daban de comer doble ración.Si quedaban hambrientosles daban carne de la madre,la carne de los hijos y los perros,y los trozos de jamón uno tras otroantes de dormir.Eran padres exhaustos,de los que a duras penas levantan la barbilla del plato.Padres que se atracan de huevos y cebollascon una ferocidadque nada tiene que ver con el hambre.Nosotras a los hombres los hinchamos de pan,sentados a la mesa, los hermanoslevantan, no el rostro,sino un agujero grande y brumoso que todo se lo traga.Por allí vamos metiendoviandas y frutaspara aplacar el hambre del hermano,tierno animal.Nosotras a los hijos los hinchamos de miely cuando ya están heridos y enfermos de abundancialos seguimos cebando por las piernas y los ojoshasta que están recios, olorosos y pesados.Nosotras a los hijos les hablamos del hambre hasta en sueñosy luego se van por el mundo creyendo que el hambre es un dios,comprando bultos de manzanas para rendirle tributocon cascadas de restos que caen de sus mesas atestadas.Nosotras a los hombres ya no los reconocemosesos pobres muchachos, con sus dedos rechonchos,gordos y torpes. Avientan platos y cacharrosque nosotras levantamos del suelosollozando de piedad por el que ahora,al fin,se mueve como un animal peligrosoSobre los manuscritos recibidosEn esta edición se recibieron 654 manuscritos procedentes de 38 países, con un 25% de las obras provenientes de Argentina, un 17% de España, un 10% de Colombia y un 11% de México. De todos los trabajos presentados, el 68% fueron escritos por hombres.Entre los textos enviados, hubo una notable variedad temática, desde libros centrados en el compromiso político y la reivindicación social hasta exploraciones sobre el amor, junto a propuestas filosóficas o narrativas. Este año, sin embargo, se observó un claro interés en temas más personales y existenciales.Los enfoques estéticos también fueron diversos, incluyendo desde libros de tono conversacional hasta otros de estilo hermético o incluso barroco, así como propuestas multiculturales que incluían versos en distintas lenguas, obras con métricas clásicas y rima tradicional, y otros textos más experimentales y cercanos a las vanguardias.Según la organización del premio fue una convocatoria rica en pluralidad, con varios poemarios destacados por su alta calidad, de los cuales un selecto grupo avanzó como finalista en la contienda por el premio.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Explorar en la complejidad y los claroscuros de personajes de la dictadura, desde sus luces y su lado íntimo, no implica blanquearlos ni justificar sus crímenes", asevera el escritor y periodista chileno Juan Cristóbal Peña en una entrevista sobre su último libro, basado en la historia de la espía de la dictadura de Augusto Pinochet, Mariana Callejas.Peña (Santiago, 1969) acaba de publicar Letras torcidas. Un perfil de Mariana Callejas (Ediciones Universidad Diego Portales), donde narra la triple vida de la protagonista que -junto a su marido, Michael Townley- participó en varios atentados contra opositores políticos en el exilio por encargo de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) del régimen de Pinochet (1973-1990).El escritor nunca dimensionó el alcance ni la complejidad del material que tenía entre manos, pero la historia de Callejas -madre, agente del régimen y apasionada de la literatura- ha llegado a ser "la más extrema, provocadora y desafiante" de su vasto repertorio de retratos, admite el escritor.Reconocido con varios premios periodísticos nacionales e internacionales por sus trabajos sobre Pinochet, el cantautor Víctor Jara o el jefe de la DINA, Manuel Contreras, a Peña le interesa retratar "los afectos, las relaciones familiares y cómo logran desdoblarse y funcionar con varias máscaras".Sus relatos buscan analizar cómo los hechos del pasado "perviven” en el presente: "Tanto en Chile como en España hemos entrado en un período en que ya no se niegan los crímenes de las dictaduras, sino que se los reivindica", señala.“Pareciera desestimarse el valor de los derechos humanos y lo que significa la experiencia de una dictadura”, añade.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Una casa cuartel con doble caraEl libro nace de varias entrevistas que Peña mantuvo con Callejas en 2010, cinco años antes de su muerte.Además de archivos judiciales, hemeroteca, textos periodísticos y sus propios cuentos, recoge voces clave que hasta ahora no habían hablado públicamente de ella, como su hijo mayor, Ronnie Earnest Callejas, "quien tiene una visión crítica de su propia madre", dice.Bajo una prolija edición de la cronista argentina Leila Guerriero, el autor contrapone una Mariana Callejas "avanzada a su tiempo", "libre sexual e intelectualmente", y que "abrazó al feminismo y a la literatura", con otra que ejecutó "algunas de las operaciones más importante de la dictadura", como el asesinato del general Prats y su esposa en Argentina o el del excanciller Orlando Letelier en Estados Unidos."Una anfitriona y escritora de talleres literarios que a la vez opera en la sombra como agente de inteligencia", resume.Callejas vivía en una casa cuartel secreta, que funcionaba a la vez como fábrica de armas y gas sarín y cualquier hogar chileno: "Los niños iban y venían del colegio, invitaban a sus compañeritos de curso y se celebraban cumpleaños infantiles", cuenta el escritor."La escritura era todo para ella"En esa misma casa cuartel, Callejas consolidó su mayor aspiración tras montar un taller literario que la convirtió en "una referente de la literatura chilena de esos años", dice el periodista."La escritura era todo para ella", añade. Su principal interés fueron los talleres que impartía a escritores a la vez que ejecutaba los delitos "con efectividad y profesionalidad", apunta Peña, como un modo de obtener ingresos y disponer de una casa, coches, escoltas y guardias armados.La obra relata con detalle el ocaso de Callejas cuando "la justicia le cae encima y queda al descubierto su papel de agente", a finales de los 70, y la "gran frustración" que eso le provoca."Para Callejas, su gran condena no fue ser juzgada por los crímenes de la dictadura, sino que su literatura no haya sido reconocida", recalca Peña.Según él, hoy es “imposible” leerla “despojándola de su historial criminal”, aunque cree “interesante” conocer su literatura: “Es difícil y provocativo publicarla, lo fue en su momento y todavía lo es -concluye-, más aún considerando que no pagó con cárcel por sus crímenes”.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Embarcada en una promoción incesante e internacional, Vallejo -"estoy viviendo una experiencia que nadie me garantiza que pueda tener en otra ocasión en la vida"- explica que tiene "muchas notas y la idea bastante perfilada" para su próximo trabajo."Me interesa la relación entre creatividad, salud y humanidades, un terreno que desde la pandemia ha tomado mucho cuerpo", remarca la filóloga, que tiene en mente frenar sus viajes y concentrarse en la escritura a partir del año que viene para analizar "cómo se conectan las ideas con la forma en la que afrontamos las fragilidades", remarca.Será la vuelta de Irene Vallejo a este tipo de escritura, tras unos años volcada en artículos y promociones después de El Infinito en un junco, el ensayo sobre la historia del libro que acabó convertido en una bomba traducida a 25 idiomas y que cuenta, solo en su editorial española, con 51 ediciones, y con 1,2 millones de ejemplares vendidos en el mundo.Para la escritora, se trata de un libro "insensato" que escribió como "despedida" a un mundo que amaba y casi sin esperanza de publicarlo.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Lo empezó cuando su hijo nació con graves problemas y durante cinco años estuvo en la incubadora. "Mi vida se había hecho añicos y yo trataba de afianzar cada día una salud mental tambaleante", relata.Este niño está en el centro de la creación literaria de Vallejo, y a él estaba destinado otro libro que Siruela acaba de editar, El inventor de viajes, basado en las Historias verdaderas, de Luciano de Samósata. La escritora le regaló la obra a su hijo, que ahora tiene diez años, cuando nació. "Fue una manera de darle una bienvenida al mundo de la mejor forma que sé hacer", argumenta.Gracias a ello, se ha reencontrado con la literatura infantil y juvenil, y ha recreado su pasión por la tradición oral y el cuento."Quería darle el tono de los cuentos que me contaba mi madre antes de dormir. Eran las mil y una noches de los libros, tejidas con personajes que no eran normalmente los protagonistas de la historia", dice la escritora, que deja claro que "este libro no habría existido en otro contexto, y sobre todo sin la sanidad pública que cuidó de mi hijo".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En el arrullo de Montevideo, el 24 de octubre de 1886, nació Delmira Agustini, una de las voces más singulares de la poesía latinoamericana. Su obra, marcada por un erotismo sin precedentes en su época, desbordaba pasión, sensibilidad y una inquietante cercanía con la muerte. En una sociedad que, a principios del siglo XX, aún consideraba la poesía como un terreno exclusivo de los hombres, Agustini rompió barreras y se adentró en territorios prohibidos para las mujeres, abordando el deseo femenino con una voz intensa y descarnada.El erotismo en su poesíaLa poesía de Agustini refleja una lucha constante entre el alma y el cuerpo, el deseo carnal y la espiritualidad. Con versos que oscilan entre la ternura y la violencia, creó un universo donde lo erótico y lo místico se entrelazan. “El alma es un cisne blanco que canta en una laguna, y el cuerpo es el manto oscuro que lo envuelve en noche de luna”, escribió Agustini, encapsulando esa dualidad que recorrió su vida y obra.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Sus primeros dos libros, El libro blanco (1907) y Cantos de la mañana (1910), son testimonio de una poética que se adentra en los abismos del deseo. Mientras otros poetas de la época abordaban el amor desde una perspectiva masculina y contenida, Agustini ofrecía una mirada femenina audaz y desinhibida. En uno de sus versos más emblemáticos de El libro blanco, dice:"Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,No me mata la Muerte, no me mata el Amor;Muero de un pensamiento mudo como una herida...¿No habéis sentido nunca el extraño dolorDe un pensamiento inmenso que se arraiga en la vidaDevorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?"Este fragmento revela el desasosiego interior de la poeta, donde el deseo y el amor parecen insaciables, conduciéndola a una muerte simbólica.Una poesía audaz y radicalEn su libro Los cálices vacíos (1913), Agustini da un paso más allá en la exploración del erotismo. Aquí, su poesía se torna más madura, su lenguaje más audaz y sus imágenes más radicales. La crítica literaria ha señalado que Agustini fue una de las primeras poetas en romper el paradigma de la mujer objeto, transformándose en sujeto activo del deseo. La escritora argentina Alfonsina Storni, una de sus contemporáneas, dijo sobre ella: "Delmira era fuego, ardor y estremecimiento, una voz que se levantaba en medio del murmullo de su tiempo".La tragedia y el silencioAgustini no solo vivió con intensidad su vida poética, sino también su vida personal. Su matrimonio con Enrique Job Reyes fue breve y tumultuoso, lleno de conflictos, que culminaron en su separación apenas semanas después de casarse. Sin embargo, la tragedia marcó su destino cuando, el 6 de julio de 1914, Reyes la asesinó en un cuarto de hotel, poniendo fin a la vida de la poeta a los 27 años. La crítica literaria ha asociado esta trágica muerte con los temas recurrentes de la pasión y la muerte que Agustini exploró en su obra.La escritora uruguaya Juana de Ibarbourou, quien también fue una gran figura de la poesía latinoamericana, dijo sobre su muerte: "Delmira se nos fue demasiado pronto, pero su fuego arde en cada palabra que dejó escrita. Su poesía es como una llama perpetua que seguirá iluminando las sombras del deseo y la muerte". Un legado inolvidableDelmira Agustini fue una pionera en la expresión del deseo femenino en la poesía latinoamericana. Su obra, marcada por una rica simbología y una audaz exploración del erotismo, sigue siendo relevante hoy en día. Al leer sus poemas, uno se enfrenta a la dualidad constante de la vida y la muerte, el amor y la desesperación, temas universales que la convierten en una figura inmortal en la historia de la literatura.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Gracias a estos coloridos espacios de lectura, los niños podrán esperar su vuelo en lugares seguros y abiertos, donde leer, escuchar, divertirse y aprender junto a personajes memorables como Rin Rin Renacuajo y La Pobre Viejecita, extraídos de las fábulas de Rafael Pombo y narrados por Carlos Vives y otros artistas en "Pombo Musical". Además, podrán sumergirse en algunas de las historias más icónicas del mundo de Disney, como las aventuras de Moana, el universo emocional de "Intensamente", las emocionantes carreras de "Cars", e incluso un libro pensado para futuros artistas inspirado en "Toy Story".Las encantadoras narrativas de la ilustradora colombiana Valentina Toro y los libros de los populares youtubers "Los Compas" y "Yolo Aventuras" también se suman a este proyecto, trayendo lo mejor del mundo digital al formato literario. Este esfuerzo busca fomentar la lectura entre los niños que transitan por el Aeropuerto El Dorado, promoviendo un ambiente lúdico y educativo."Con la inauguración de estos nuevos espacios de lectura infantil, queremos enriquecer la experiencia de los viajeros más pequeños y cultivar en ellos el amor por la lectura desde una edad temprana. Esperamos que las familias que viajan con niños aprovechen estos lugares para divertirse, aprender y relajarse mientras esperan su vuelo", afirma Natalí Leal, Gerente General de OPAIN.La lectura, una herramienta esencial en el desarrollo infantil, mejora las habilidades lingüísticas, estimula la creatividad y fomenta la empatía. Por ello, El Dorado, en colaboración con Grupo Planeta, se enorgullece de ofrecer a niños y niñas espacios donde podrán "volar" a través de los libros, explorar nuevos conocimientos y disfrutar de contenidos en formatos digitales, auditivos y visuales que despierten todos sus sentidos.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí."Desde hace 75 años, el Grupo Planeta ha estado comprometido con la creación de espacios para hablar de libros y sus autores, tanto escritores como escritoras. Esta alianza con El Dorado nos permitirá ofrecer experiencias en las que los padres podrán conocer más sobre sus hijos, mientras los niños y niñas dejan volar su imaginación antes de subirse al avión. Agradecemos a El Dorado, a los autores y a nuestros aliados como Disney y la Fundación Pombo, por hacer posible este proyecto", comenta Hugo Marroquín, Director de Marketing y Comunicación de Grupo Planeta en Colombia.Estas dos nuevas áreas de lectura estarán ubicadas en el muelle A de salida de vuelos internacionales y en el muelle D de salida de vuelos nacionales, y contarán con acceso a primeros capítulos de libros, audiolibros y material audiovisual. Todo ha sido diseñado para estimular la imaginación de los más pequeños y hacer que cada espera se convierta en una oportunidad para vivir nuevas aventuras.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El próximo 23 de enero de 2025 se anunciará en Madrid el fallo del XXVIII Premio Alfaguara de Novela, uno de los galardones literarios más prestigiosos para obras inéditas en español.En esta ocasión, el jurado estará encabezado por el reconocido escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, quien ya obtuvo este mismo premio en 2011 por El ruido de las cosas al caer. Lo acompañarán destacadas figuras del ámbito cultural como la periodista y escritora argentina Leila Guerriero, el periodista y autor Manuel Jabois, la cineasta y guionista Paula Ortiz, y la escritora Andrea Stefanoni, propietaria de la librería La Mistral en Madrid. Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, también formará parte del jurado, aunque sin derecho a voto.Los escritores interesados en participar deben enviar sus manuscritos antes del 31 de octubre de 2024. El proceso consta de dos pasos: primero, subir la obra en formato digital (PDF o Word) a la plataforma disponible en la página web del premio (premioalfaguara.com), y luego enviar una copia física según los requisitos indicados en las bases.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.El ganador del Premio Alfaguara recibirá 175.000 dólares, una escultura del artista Martín Chirino y la publicación simultánea de su novela en todos los países de habla hispana. La convocatoria está abierta a cualquier autor mayor de edad, sin importar su nacionalidad, siempre que presente una novela inédita en español.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
GuardarGuardar una cosa no es esconderla o encerrarla.En cofre no se guarda nada.En cofre la cosa se pierde de vista.Guardar una cosa es mirarla, fijarla, mirarla por admirarla, esto es, iluminarla o ser iluminado por ella.Guardar una cosa es vigilarla, esto es, hacer vigilia por ella, esto es, velar por ella, esto es, estar despierto por ella, esto es, estar por ella o ser por ella.Por eso se guarda mejor el vuelo de un pájaroque pájaros sin vuelos.Por eso se escribe, por eso se dice, por eso se publica, por eso se declara y declama un poema:Para guardarlo:Para que él, a su vez, guarde lo que guarda:Guarde lo que sea que guarda un poema:Por eso la jugada del poema:Por guardarse lo que se quiere guardar. El país de las maravillasNo se entra en el país de las maravillaspues él queda del lado de afuera,no del lado de dentro. Si hay salidasque dan a él, están seguramente en la orlairidiscente de mi pensamiento,jamás en el centro vago de mi yo.Y si me entrego a las imágenes del espejoo del agua, teniendo en el fondo el cielo,no piensen que me enamoré de mí.No: bueno es verse en el espacio diáfanodel mundo, cosa entre cosas que hayen la lumbre del espejo, fuera de sí:pez entre peces, pájaro entre pájaros,un día paso entero hacia allá.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Canto XVIIDorado al solal fondo azul de abrilsintiendo la brisay la chispa en síle raja la frente el plomo de una balay una pasta de sesos y sangre se escurre por la grietay él cae con un golpe seco sobre la tierra y muerde el polvo.Anocheciótan lejos de Larissa y de su padre desamparado y solo.Tenía por suya la gloria mineral del cielo.Algunos versosLas letras blancas de algunos versos me acechande pie desde el fondo azul de una pantalla detrásde la cual la luz natural atraviesa la ventanapor donde al levantar la mirada casi nadaveo el sol abierto amarillear las hojasde la acacia en alborozo: Marcelo estáa punto de llegar. Y de repente, de fueradel presente, sólo me parece recordartodo esto como algo que no ha de volverjamás y en lágrimas exultode sentir falta precisamente de la tardeque me baña y escurre rumbo al mar sin orillasde cuyo fondo vino para ser mundoy se encendió hecho un fósforo, y es tarde.NarcisoNarciso es hijo de una flor acuáticay de un río meándrico. Es líquidocristalizado de forma precariay preciosa, y que trae el secretode su origen en el semblante vívidoaunque reflexivo. Osaríadefinirlo como aquél en el que la vidamisma se retrata. Es pues fatídicoque, después de encontrarse, él se pierday al conocerse también se olvide,si está en la confluencia de la verdady de la ilusión cuando los verdes márgenesde la fuente enmarcan su imagen fluiday fugaz de agua sobre agua cerúlea.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El autor, reconocido como "uno de los escritores más representativos de la literatura brasileña contemporánea" por la Academia Brasileña de Letras, a la cual pertenecía desde 2017, decidió someterse a un suicidio asistido -procedimiento legal en el país alpino desde los años 40- luego de sufrir complicaciones neurológicas relacionadas al Alzheimer.En una carta de despedida, difundida por su familia, Cícero contó que "su vida se volvió insoportable" y que ya no podía escribir ni leer, que era "lo que más le gustaba en el mundo"."Como soy ateo desde que era adolescente, soy consciente de que soy yo quien decide si mi vida vale la pena o no. Espero haber vivido con dignidad y espero morir con dignidad", concluyó en su último texto, dirigido a sus "queridos amigos".Oriundo de Río de Janeiro, Cícero tuvo una trayectoria variada dentro de las artes. Durante los últimos años de su vida colaboró en éxitos musicales, como los temas Fullgás y Pra Começar, compuestos por él e interpretados por su hermana, la cantante Marina Lima.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Fue autor de libros, ensayos filosóficos y poemas, como Guardar, incluido en la antología Los cien mejores poemas brasileños del siglo, organizada por el curador literario brasileño Ítalo Moriconi.Su última aparición pública fue el 30 de septiembre en una librería de Ipanemia, en Río de Janeiro, durante el lanzamiento de un libro, y luego viajó a Europa, donde finalmente falleció.La eutanasia y el suicidio asistido representan delitos para el Código Penal brasileño con penas de hasta 20 años de prisión.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
. A través de una mezcla de ironía, sutileza psicológica y crítica social, Machado de Assis abordó temas universales como la fragilidad humana, las ilusiones del poder y la transitoriedad de la vida. Su obra, caracterizada por un realismo muy particular, desafía los límites del canon literario de su tiempo y se erige como un pilar del pensamiento latinoamericano.La obra y su contextoMachado de Assis es conocido por su capacidad para desmantelar las convenciones literarias de su época. Mientras que el realismo europeo se centraba en el retrato social detallado y la vida cotidiana de las clases bajas y medias, Machado prefirió indagar en la psicología de sus personajes, a menudo pertenecientes a la clase alta de la sociedad brasileña de fines del siglo XIX. Obras como "Memorias Póstumas de Brás Cubas" (1881) y "Dom Casmurro" (1899) son algunos de los mejores ejemplos de su estilo, donde las narraciones se construyen en torno a la introspección, la ironía y el cuestionamiento de la realidad."Memorias Póstumas de Brás Cubas" destaca por su narrador peculiar, un hombre muerto que cuenta su vida desde el más allá. La historia está cargada de una mordaz crítica social, pero también de un existencialismo sombrío. A través de este recurso narrativo, Machado juega con la idea de que la vida carece de sentido trascendental, pero sin caer en el pesimismo absoluto.En "Dom Casmurro", la exploración de la subjetividad humana y la posibilidad del engaño resuenan a través del narrador, Bentinho, quien sospecha que su esposa Capitu le ha sido infiel. Lo notable es que la novela no da una respuesta definitiva, permitiendo que el lector decida si la traición ocurrió o si es producto de la paranoia del narrador. Este juego de ambigüedades y la crítica al egoísmo y la autocomplacencia son constantes en su obra.Principales característicasUna de las características más fascinantes de Machado es su estilo irónico, que permea tanto su prosa como la construcción de sus personajes. A diferencia de otros escritores de su época, no se preocupa tanto por crear héroes o villanos claros, sino más bien por mostrar la naturaleza contradictoria de sus personajes. Son profundamente humanos: egocéntricos, inseguros, a menudo ridículos, pero siempre reconocibles en su humanidad.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Otro rasgo distintivo de su obra es el uso de narradores poco confiables. A través de ellos, Machado subraya la relatividad de la verdad, lo que plantea una pregunta esencial: ¿podemos confiar en nuestra percepción de los hechos? Este cuestionamiento sobre la objetividad, común en el modernismo, se adelanta a su tiempo.Además, su obra muestra un rechazo a las estructuras lineales tradicionales de la narrativa. En "Memorias Póstumas de Brás Cubas", el relato avanza de manera fragmentada, jugando con saltos temporales y desviaciones anecdóticas que invitan al lector a reflexionar sobre la misma narración. Importancia en la literaturaMachado de Assis no solo es un pionero del realismo psicológico en la literatura de habla portuguesa, sino que también anticipa muchos de los debates del siglo XX sobre la subjetividad, la verdad y el poder de la narrativa. Su importancia radica en haber trascendido las fronteras de su contexto brasileño, influenciado por las tensiones políticas y sociales de la época, para abordar temas universales con una precisión que aún hoy resulta reveladora.Lejos de encasillarse en lo regional, su obra resuena a nivel global por su capacidad de interrogar la condición humana. Los dilemas morales, el autoengaño y la lucha entre las apariencias y la realidad siguen siendo inquietantes y profundamente actuales. Como escritor negro en un Brasil marcado por la esclavitud y la desigualdad racial, Machado también desafía las expectativas de su tiempo, logrando una complejidad literaria y social que lo coloca como un innovador en el campo del pensamiento crítico y literario.Al leer a Machado de Assis, uno no solo se enfrenta a las historias de la élite brasileña del siglo XIX, sino también a los dilemas universales de la naturaleza humana, siempre presentados con una mezcla de aguda ironía y compasión.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.