Corferias estaba lleno de sed por la literatura, las multitudes hacían filas y parecía un mar de gente que se balanceaba como las olas. Los cuerpos recorrían pasillos y ojeaban títulos, la gente caminaba con dulces y bolsas en las manos.
Margarita llegó con la corriente y pudo parar en el lugar del encuentro maravillada por la feria. Conversamos acerca del transporte, sobre la vida de allá afuera. Ella llegó con su primer libro en la mano, dispuesta a dármelo como muestra de agradecimiento. El calor de las masas y de su abrazó abrió la puerta a su historia y a lo que ha narrado a lo largo de los años.
Cuéntanos Margarita, ¿cómo fue el proceso de escribir en tu blog y pasar a publicar tu libro en físico?
Yo empecé a escribir en mi blog hace nueve años cuando me fui del país. Me di cuenta que habían realidades que no eran relatadas y que, los migrantes, desde nuestra perspectiva digamos latinoamericana, vivimos estando afuera. Creo que incluso ahora es muy difícil encontrar libros en los que se relate la realidad de lo que es vivir fuera de tu atmósfera, de tus lugares conocidos o el lugar en el que creciste. Como migrante empecé a darme cuenta de realidades como la prostitución de las niñas latinoamericanas, que llegan allá y no saben hablar el idioma, no tienen las posibilidades para hacerse un lugar y tienen que acudir a vender su cuerpo. Temáticas como la dificultad de amar genuinamente, alguien que está intentando salir de la ilegalidad no se puede enamorar sin el interés de la ciudadanía de por medio. El llegar con visa de artista pero tener que dedicarse a otra cosa por la urgencia de dinero, cosas por el estilo.
Este proceso me ayudó a redescubrirme, me ayudó a entender que uno es una persona totalmente diferente dependiendo de la situación en la que lo ponga la vida. Entonces empecé a escribir sobre estas temáticas en mi blog y resulta que comenzaron a tener una acogida que yo no me esperaba. Mucha gente me empezó a escribir, personas incluso de otros lugares del mundo que se encontraban en situaciones similares. De pronto un día miles de personas seguían mi blog y esta conexión digamos telepática, se comenzó a volver como mi sustento porque empecé a darme cuenta que yo podía conectar desde ahí con muchos seres.
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Conectar a través de las letras es algo hermoso, recibir un mensaje y darte cuenta que un manojo de palabras que escribiste pueden servir también de consuelo. En realidad sí me demoré bastante en escribir el libro. Pasaron muchos años en los que subestimaba mi disciplina y siempre llegaba a la conclusión de que escribir una novela me iba a ser imposible. Aunque esa espera también me sirvió para crear mi comunidad de lectores. En el año 2019 finalmente decido que quiero escribir mi novela, empiezo con todo este proceso y me voy a España específicamente a escribir En carne y hueso.
Cuéntanos una experiencia que te marcó cuando viviste en Nueva York.
Fueron muchas, yo creo que principalmente desde la parte laboral, porque cuando yo me fui de Colombia me fui siendo la niña bien, la niña que trabajaba en W Radio, que había estudiado en buenos colegios. Pero yo me había ido con casi nada de dinero, o sea, estaba buscando qué hacer y me estrellé con muchas cosas que me sorprendieron profundamente.
Trabajé en una tienda en Nueva York, una de las más aclamadas a nivel mundial en cuanto a moda y no voy a decir el nombre porque en realidad no me fue nada bien allá. Ahí pasé por experiencias de xenofobia, incluso un día fui a ofrecerle un café a un cliente, me acerqué y me dijo: no, gracias y se fue. Al rato vino una vendedora y me dijo: "nunca más te acerques a los clientes porque los puedes incomodar con tu presencia, tú estás acá para limpiar" y pasar de ser la niña que lo tenía todo, que podía trabajar en lo que ella quisiera a vivir este tipo de experiencias es algo que te marca mucho. Aprendí a ser una versión más pura de mí misma y a valorar demasiadas cosas. Y en lo positivo, yo siento que En carne y hueso es también un trabajo periodístico porque para escribirlo tuve que caminar por realidades muy humanas, muy coloquiales y a la vez muy extraordinarias. Además aprender de todo tipo de seres que venían de cualquier lugar del planeta, cada uno con una historia y una locura diferentes. Observarlos a todos ellos y absorberlos fue algo mágico que también me aportó mucho.
¿Tienes una razón en específico por la que decidiste empezar y publicar tu libro en físico?
Quería hacer algo más grande, quería trascender de alguna manera. Siento que que lo digital nunca va a reemplazar lo físico. Lo digital es algo enorme y es cierto que ahora es como la vida misma, pero la sensación de tener algo en tus manos, la sensación de tocarlo, eso es maravilloso. Por otro lado, cuando yo iba en el capítulo cuatro de mi blog todo el mundo me escribía "¿qué más pasó? cuéntanos más", entonces ahí empecé a plantearme seriamente el escribir el libro con esa materia prima que soy y todo lo que he visto, también con realidades que no viví yo, que las vivieron otras personas, pero que a través de Lyla Santana, que es la protagonista del libro, pueden ser relatadas. El otro móvil fue, claramente, el soñar con ser escritora, yo era bloguera pero no es hasta que escribes un libro que te conviertes en escritora. Soñaba con cosas como ver mi libro en las librerías o firmarle alguno a un lector.
¿Cómo fue el choque cultural cuando volviste a Colombia?
A veces, o más bien casi siempre, hay un guayabo muy específico que da después de vivir en otro país. De hecho hay algo que se llama choque cultural inverso y es exactamente lo que estás diciendo. Pasa cuando vives afuera y luego regresas. Te das cuenta de que lo que dejaste ya no está o cambió para siempre: tus amigos ya cambiaron, te perdiste momentos importantes de su vida, hay muchos lugares que cerraron, por ejemplo tu pizzería favorita se convirtió en otra cosa. Para mí era como estar en un país totalmente nuevo, un lugar que yo no conocía.
De hecho, yo volví a Colombia a intentar vivir en el país y me costó tanto que duré tres meses y me volví a ir. No pude encontrar trabajo haciendo periodismo, que es lo que también amo. Al no poder encontrar eso dije: " me tengo que devolver a Nueva York", además esa ciudad para mí era un imán, era una metrópolis imantada, tenía un magnetismo que no me quería soltar. Sentía que tenía que sacarle algo más a la ciudad, tenía que explorarla más, era esa zozobra de no entender qué faltaba y claro, lo que tenía que sacarle era mi libro.
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La segunda vez que regresé fue diferente, porque esta vez sí regresé con el firme propósito de quedarme acá. Quería retomar mi carrera y, de hecho, me costó mucho, pero después de un año lo logré. Respecto a mi libro, lo publiqué en España y eso significó que en Colombia no tuviera canal de venta, me costó mucho sacarlo a la luz en mi país pero finalmente lo logré. Supongo que fue esa convicción de quererme quedar la que me impulsó porque adaptarte de nuevo es duro, toma tiempo y tienes que resistir. Finalmente pude regresar a mis cosas y mi novela sale justo en el marco de la Feria del Libro. Estoy recogiendo unos frutos que fueron sembrados hace mucho tiempo, después de estar escribiendo en silencio, de estar en pausa y luego esperando a que algo sucediera.
La vida de los autores está implícita en sus libros, Margarita es casi la protagonista de este libro. ¿Tú te ves en la protagonista? ¿cómo es ese proceso?
Lyla es un alter ego mío, le tengo mucho cariño porque siento que Lyla es el cuerpo y el espíritu del libro, sin embargo, ella sigue siendo una excusa para contar muchas realidades, no solo de ella misma, sino de seres que vio y que conoció. Está la historia de un enfermo mental con un corazón de oro, de una actriz que sueña con tener un protagónico en Broadway, de un bailarín gay que renuncia a su sueño de bailar ballet por trabajar vendiendo cuadros en el Subway.
Creo que a veces también falta mostrar un poco a los lectores quién es Lyla porque ella habla mucho desde sus acciones, pero claramente al ser una narradora omnipresente no se relata cómo es desde la perspectiva de nadie más.
Y claro, que tus personajes no te contengan es imposible y también creo que es muy difícil contar un libro y escribir un libro con una temática cien por cien real, porque siempre van a haber tintes tuyos, de tus creencias, de tus convicciones, de tus enfoques sociales. El libro, aunque por obvias razones tiene mi esencia, contiene demasiadas cosas que se parecen mucho a la vida misma y a la época en la que vivimos. En carne y hueso quiere también dejar un precedente de la época en la que vivo, contienen todo tipo de realidades que van desde el dilema actual que tienen las mujeres con ser madres, el peso de las diferencias culturales, la ilegalidad, la importancia de las redes sociales, la censura en el periodismo, el consumo de sustancia psicoactivas para evadir la soledad o la depresión, en fin, tantas temáticas que nos construyen, aunque todo contado de una forma muy divertida pero cruda, realista y profunda, yo pretendo ahondar mucho en la honestidad de la imperfección humana.
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Margarita Be enmarcó su viaje en este libro y dejó sus experiencias plasmadas en sus páginas. Ella nos transporta a través de él a Nueva York, nos hace sentir la angustia de migrar y la alegría de vivir.