En la obra de Juan Nicolás Donoso uno de los temas recurrentes es el existencialismo. Así sucede en su primer libro, Coprófago Paradise (2016), y en su más reciente novela, Siberia, publicada por la editorial independencia Animal Extinto y ganadora de la Beca para proyectos editoriales independientes, emergentes y comunitarios.
Ambos trabajos, sin embargo, están en orillas diferentes, pues si Coprófago tiene la rabia de una juventud desenfrenada y extasiada de punk y drogas, Siberia está llena de preguntas, recuerdos y un paisaje inagotable de imágenes y silencios. Lea también: Un club de lectura virtual enfocado en literatura colombiana
Donoso habla en esta entrevista sobre su evolución como escritor y cómo se enfrentó al mercado literario siendo un estudiante universitario sin relación alguna con ese mundo. ¿Existe una fórmula para escribir mejor? Tal vez, intuye él, el primer paso sea fijarse cuándo sobran las palabras.
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Su primera publicación fue una crónica en la revista Río Grande Review, titulada “Dramatic Chronicle”. ¿De qué trata ese texto?
En un viaje a San Francisco conocí un periódico que se llamaba el Dramatic Chronicle donde había crónicas de la vida diaria, de la gente. En el viaje un amigo me hizo un tour rápido, estuve ocho días, pero la crónica trata solo el primer día, de ocho horas en una moto yendo a bares, parques donde se reunían hippies, la zona de bares que frecuentaban mucho los poetas de la Beat Generation, en un tour rápido para turista entre decadente y guía turística.
Después en Bogotá escribí esa crónica y la mandé al editor de la revista Río Grande Review, que conocía textos míos. Me pidió algún texto si tenía, le gustó y lo publicó. Esa revista es de la Universidad de El Paso, Texas, que tienen un programa de escrituras creativas.
Luego de este primer trabajo llega su primera novela, Coprófago Paradise, publicada por Cain Press. ¿Cómo fue esa experiencia al buscar dónde lo publicaran, cómo lo logró?
La habré terminado en el año 2003, entré a estudiar filosofía y la seguí escribiendo a medida que iba leyendo, no solo literatura sino filosofía, y viviendo, creciendo en muchos sentidos.
Iba sobre todo quitando, más que reescribiendo porque reescribir muchas veces es quitar. Yo no tenía ni idea de cómo funcionaba el mercado editorial, fui a editoriales a golpear a la puerta y eso no funciona así. Me atendían y me la recibían, y hoy entiendo que no era una novela que se iba a publicar en el medio editorial estándar porque es una novela, en muchos sentidos, grotesca, que busca ser grotesca. Nada más con el título era difícil que alguien la publicara.
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Alguna vez me consiguieron me consiguieron una cita con una editora de una editorial grande. La llevé y la persona leyó, luego me puso una cita y me dijo que eso definitivamente no lo iba a publicar, pero que lo siguiente que escribiera se lo enviara. Pero finalmente, ella ya no trabajaba allá.
Fue una peregrinación editorial por editorial, en esa época no existía la oferta que hay hoy de editoriales independientes. Yo cogí esa novela para aprender, yo di por sentado que eso no se iba a publicar y la cogí de entrenamiento, una bolsa de entrenamiento. Para afinar, sin miedo.
Muchas veces el miedo a editar es que eso ya está listo y nadie lo puede tocar, que el editor no puede tocarlo. En cambio, como yo había dado por sentado que eso no se publicaba, pues le entré sin miedo y quité, quité y quité.
Esa novela tenía casi el doble de páginas de la cantidad de verborrea que daba el narrador, una novela en tercera persona. Como también estaba estudiando filosofía, era un narrador que quería mostrar todo lo que sabía y finalmente me di cuenta que en la literatura no se puede demostrar cuánto se sabe sino cuánto no se sabe, por eso quedó tan corta.
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Yo no tocaba esa novela desde el 2013 y finalmente en el 2016 me llamó un profesor que era curador del 44 Salón Nacional de Artistas, me preguntó si esa novela todavía existía y le dije que me interesaba publicarla.
La volví a revisar, yo ya estaba por la mitad de mi libro Siberia, y me di cuenta de que seguían existiendo todavía muchas ‘primiparadas’. Era una novela adolescente, que empecé a escribir muy joven, de punk, drogas, lucha de clases entre unos chicos que forman una banda, pero me di cuenta que si yo quitaba esos pasajes grotescos ya no era la misma novela y decidí arreglar unas cosas, le agregué un par de capítulos, pero dejar el espíritu que motivó esa novela, con ciertas cosas que podríamos calificar como excesos, pero si quitaba eso ya no era Coprófago Paradise.
Luego cambia su estilo, su visión, y escribe Siberia, publicada por la editorial independiente Animal Extinto, además ganadora de la Beca para proyectos editoriales independientes, emergentes y comunitarios, del Idartes.
Empecé a escribir esa novela en 2014, luego la dejé un año y medio y la retomé a finales de 2016. La terminé a comienzos de 2017 y esta es una novela completamente distinta en todos los sentidos, está en primera persona, mucho más corta.
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Siempre fue una novela pensada para ser corta. Aquí hay muchas más atmósferas, mucha descripción, más que tratar de explicar hay mucha percepción. Como ver pasar un teatro de sombras.
Escuche en el audio adjunto la entrevista completa y a Juan Nicolás Donoso leyendo un fragmento de su libro Siberia.
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