Un león que es salvado por un ratón, una liebre que es vencida por una tortuga o una cigarra que tiene que aprender de la previsión de una hormiga, son historias que siguen llamando la atención y educando a las nuevas generaciones, fueron escritas hace ya más de tres siglos por el padre de la fábula moderna: Jean de la Fontaine.
Aunque parte de su obra se basó en la adaptación de las historias de Esopo y de Horacio, De la Fontaine también bebió de la cultura y la tradición oriental y las llevó a su época, con un estilo más refinado y poético. Sus relatos se convirtieron en máximas morales para la supervivencia e instrumentos pedagógicos en la cultura popular con una tradición oral.
Nacido en julio de 1621 en una mansión de Château-Thierry en el seno de una familia relacionada con la corona de Luis XIII, el fabulista emprendió un largo viaje a París para tomar sus estudios de derecho. Lejos de casa, se supo rodear con grandes figuras de la poética como François Charpentier, Tallemant des Réaux o Antoine de Rambouillet de La Sablière. Sin embargo, de la Fontaine también se codeó con el poder y mantuvo entre sus mecenas a grandes personajes ilustres de la vida pública como el ministro de finanzas, Nicolas Fouquet, o a varias nobles de la corte de Luis XIV como la duquesa de Bouillon y la duquesa de Orleans.
De la Fontaine no solo renovó y popularizó el género de las fábulas -que entonces era visto como un estilo literario poco apreciado- sino que influyó a su vez en el gran despertar del cuento popular europeo junto a otros grandes autores y autoras como Charles Perrault o Madame Leprince de Beaumont, y que viviría su auge definitivo en el Romanticismo de la mano de autores como el danés Hans Christian Andersen o los hermanos Grimm, que incluyeron en el folclore europeo todo el corpus de leyendas germanas y nórdicas.
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A lo largo de su trayectoria que incluyó más de 200 fábulas, también incursionó en el mundo del teatro y la ópera, y contrario a muchos autores de la época, tuvo la fortuna de gozar en vida del éxito y el reconocimiento por su obra. De la Fontaine supo dotar a sus personajes de una inteligencia y una actitud humana, incluso con aires de sarcasmo y de ironía, con lo que favoreció a la memorización de las moralejas. Entre los títulos más populares de sus fábulas se destacan "La anciana y el perro", "El lobo y el cordero", "El gato y la zorra", "El lobo y el perro flaco", "La ostra y los litigantes", "El león y el ratón", "El cuervo y la zorra", "La cigarra y la hormiga", "La zorra y la cigüeña" y "La leona y el elefante".
En el marco de la celebración de la FILBo 2021, se conmemoran los 400 años de su natalicio junto a diversos fabulistas y escritores colombianos de literatura infantil y juvenil como Irene Vasco y Andrés Alberto Montañés Lleras, donde la figura de De la Fontaine en la creación de sus obras lleva la trascendencia de sus moralejas en el tiempo.