"Unos meses en mi vida, octubre 2022-marzo 2023", que la editorial Flammarion pone a la venta el miércoles, es un texto aparte en la obra del escritor, uno de los autores francófonos más conocidos en el mundo, pues no se trata de un libro de ficción.El autor cuenta en cien páginas seis meses que describe como catastróficos para su reputación y su salud mental. "Entré verdaderamente en el infierno. Y sigo aun ahí", escribe Houellebecq.En marzo un tribunal neerlandés rechazó prohibir la película "Kirac 27", considerada difamatoria por Houellebecq. En febrero, Houellebecq perdió una demanda similar ante un tribunal francés.En el trailer del film el escritor aparece sin camisa besando a una joven en una cama. Houellebecq considera que esto perjudica su reputación y que fue retratado como una "estrella del porno".El Journal du dimanche ve en el libro un "análisis lúcido", mientras el diario conservador Le Figaro encontró al escritor "intratable consigo mismo y determinado a no dejarse arrastrar por operaciones comerciales sucias".La revista Le Point habla de una "herida que sangra en cada página" y el semanario L'Express se asombra de algunas declaraciones perentorias.Además del escándalo del filme pornográfico "Kirac 27", Houellebecq también se vio afectado por otra polémica consecutiva a las declaraciones islamófobas que ofreció en diciembre a la revista "Front populaire", que se vendió muy bien."Presento mis excusas a todos los musulmanes a los que ese texto pudo ofender", dice el escritor en su libro. Preocupado por sus declaraciones virulentas, trató de hacer retirar de la venta la revista, pero tampoco lo logró.Houellebecq se considera víctima en ambos casos de su propia "estupidez" e "ingenuidad", pero también de la codicia de quienes se aprovechan de su fama.El novelista admite haber afectado su imagen en ambos casos sin ganar un céntimo, pues no cobró por la entrevista en "Front populaire" y aceptó actuar en la película de Ruitenbeek a título gratuito.Escuche lo mejor de la música clásica por la señal en vivo de la HJCK.
Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: "La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado".Pienso con frecuencia en esta imagen que sólo yo sigo viendo y de la que nunca he hablado. Siempre está ahí en el mismo silencio, deslumbrante. Es la que más me gusta de mí misma, aquélla en la que me reconozco, en la que me fascino.Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. Entre los dieciocho y los veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejecí. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo, nunca lo he preguntado. Creo que me han hablado de ese empujón del tiempo que a veces nos alcanza al transponer los años más jóvenes, más gloriosos de la vida. Ese envejecimiento fue brutal. Vi cómo se apoderaba de mis rasgos uno a uno, cómo cambiaba la relación que existía entre ellos, cómo agrandaba los ojos, cómo hacía la mirada más triste, la boca más definitiva, cómo grababa la frente con grietas profundas. En lugar de horrorizarme seguí la evolución de ese envejecimiento con el interés que me hubiera tomado, por ejemplo, por el desarrollo de una lectura. Sabía, también, que no me equivocaba, que un día aminoraría y emprendería su curso normal. Quienes me conocieron a los diecisiete años, en la época de mi viaje a Francia, quedaron impresionados al volver a verme, dos años después, a los diecinueve. He conservado aquel nuevo rostro. Ha sido mi rostro. Ha envejecido más, por supuesto, pero relativamente menos de lo que hubiera debido. Tengo un rostro lacerado por arrugas secas, la piel resquebrajada. No se ha deshecho como algunos rostros de rasgos finos, ha conservado los mismos contornos, pero la materia está destruida. Tengo un rostro destruido.Diré más, tengo quince años y medio.El paso de un transbordador por el Me-kong.La imagen persiste durante toda la travesía del río.Tengo quince años y medio, en ese país las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación.Estoy en un pensionado estatal, en Saigón. Duermo y como ahí, en ese pensionado, pero voy a clase fuera, a la escuela francesa. Mi madre, maestra, desea enseñanza secundaria para su niña. Para ti necesitaremos la enseñanza secundaria. Lo que era suficiente para ella ya no lo es para la pequeña. Enseñanza secundaria y después unas buenas oposiciones de matemáticas. Desde mis primeros años escolares siempre oí esa cantinela. Nunca imaginé que pudiera escapar de las oposiciones de matemáticas, me contentaba relegándolas a la espera. Siempre vi a mi madre planear cada día el futuro de sus hijos y el suyo. Un día ya no fue capaz de planear grandezas para sus hijos y planeó miserias, futuros de mendrugos de pan, pero lo hizo de manera que también tales planes siguieron cumpliendo su función, llenaban el tiempo que tenía por delante. Recuerdo las clases de contabilidad de mi hermano menor. De la escuela Universal, cada año, en todos los niveles. Hay que ponerse al corriente, decía mi madre. Duraba tres días, nunca cuatro, nunca. Nunca. Cuando cambiábamos de destino abandonábamos la escuela Universal. Volvíamos a empezar en el nuevo. Mi madre aguantó diez años. Todo era inútil. El hermano menor se convirtió en un simple contable en Saigón. Al hecho de que la escuela Violet no existiera en la colonia debemos la marcha de mi hermano mayor a Francia. Durante algunos años permaneció en Francia para estudiar en la escuela Violet. No terminó. Mi madre no debió hacerse ilusiones. Pero no podía elegir, era necesario separar a aquel hijo de los otros dos hermanos. Durante algunos años no formó parte de la familia. En su ausencia, la madre compró la concesión. Terrible aventura, pero para nosotros, los niños que nos quedamos, menos terrible de lo que hubiera sido la presencia del asesino de los niños de la noche, de la noche del cazador.Con frecuencia me han dicho que la causa era el sol demasiado intenso durante toda la infancia. Pero no lo he creído. También me han dicho que era el ensimismamiento en el que la miseria sume a los niños. Pero no, no es eso. Los niños-viejos del hambre endémica, sí, pero nosotros, no, no teníamos hambre, nosotros éramos niños blancos, nosotros teníamos vergüenza, nosotros vendíamos nuestros muebles, pero no teníamos hambre, nosotros teníamos un criado y comíamos, a veces, es cierto, porquerías, zancudas, caimanes, pero tales porquerías estaban cocinadas por un criado y servidas por él y a veces incluso no las queríamos, nos permitíamos el lujo de no querer comer. No, algo sucedió cuando tenía dieciocho años que motivó que ese rostro fuera como es. Debió de suceder por la noche. Tenía miedo de mí, tenía miedo de Dios. Cuando amanecía, tenía menos miedo y menos grave parecía la muerte. Pero el miedo no me abandonaba. Quería matar, a mi hermano mayor, quería matarle, llegar a vencerle una vez, una sola vez y verle morir.Para quitar de delante de mi madre el objeto de su amor, ese hijo, castigarla por quererle tanto, tan mal, y sobre todo para salvar a mi hermano pequeño, mi niño, de la vida llena de vida de ese hermano mayor plantada encima de la suya, de ese velo negro ocultando el día, de la ley por él representada, por él dictada, un ser humano, y que era una ley animal, y que a cada instante de cada día de la vida de ese hermano menor sembraba el miedo en esa vida, miedo que una vez alcanzó su corazón y lo mató.He escrito mucho acerca de los miembros de mi familia, pero mientras lo hacía aún vivían, la madre y los hermanos, y he escrito sobre ellos, sobre esas cosas sin ir hasta ellas.Escuche lo mejor de la música clásica por la señal en vivo de la HJCK.
La ceremonia de ingreso de Mario Vargas Llosa se realizó el pasado 9 de febrero, en el anfiteatro del Instituto de Francia, en París, siendo la primera vez en la historia que un autor que no ha escrito en lengua francesa se convierte en «inmortal» al ser aceptado en la Académie Française, tomando posesión del sillón número 18.Según el comunicado oficial de la publicación, gran parte de la vida del Premio Nobel ha tenido relación con el país europeo: "Los mitos literarios y el dinamismo intelectual en Francia sedujeron a Mario Vargas Llosa en los inicios de su carrera hasta el punto de que llegó a creer que sólo se convertiría en escritor si llegaba a París y lograba aclimatarse a un ambiente que concedía a las artes y al pensamiento un lugar privilegiado. Las novelas de Dumas y Flaubert le abrieron la imaginación y lo inclinaron hacia el realismo, y las ideas de Sartre, Camus, Bataille, Aron y Revel le mostraron cómo debía ser un intelectual público". Según indica Carlos Granés en el prólogo de este libro, «su formación intelectual y cultural le dio la certeza de que cualquier escritor latinoamericano, incluso uno nacido en la provincia peruana (un bárbaro), podía participar en todos los asuntos políticos, culturales y sociales de su época si se nutría de sólidas tradiciones literarias y filosóficas. Buscando a Francia, Vargas Llosa encontró su país natal y el mundo entero».La selección de escritos que conforman Un bárbaro en París, da cuenta de esta devoción por la cultura francesa que ha conducido a Vargas Llosa a ser el primer autor de una lengua extranjera que recibe el más alto honor destinado a los escritores francófonos: convertirse en uno de los «inmortales». Por esta razón, el volumen se cierra con el discurso de ingreso en la Academia Francesa pronunciado por el autor en París.Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, nació en Arequipa, Perú, en 1936. Aunque había estrenado un drama en Piura y publicado un libro de relatos, Los jefes, Premio Leopoldo Alas, su carrera literaria cobró notoriedad con La ciudad y los perros, Premio Biblioteca Breve (1962) y Premio de la Crítica (1963). En 1965 apareció su segunda novela, La casa verde, Premio de la Crítica y Premio Rómulo Gallegos. Ha obtenido los más importantes galardones literarios, desde los ya mencionados hasta el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias, el PEN/Nabokov y el Grinzane Cavour. Es miembro de la Real Academia Española y de la Académie Française.Esta antología de ensayos y artículos, llegará a las librerías de Colombia en el mes de julio. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Elegido por los "Inmortales" (como se les conoce familiarmente) de la Academia en noviembre de 2021, el escritor hispanoperuano asume su sillón número 18 con 86 años de edad, una excepción a las reglas de la casa, que en principio solo admite a candidatos de menos de 75 años.Pero Vargas Llosa es un francófilo declarado, autor de ensayos sobre la literatura francesa y rendido admirador de las novelas de Alexandre Dumas o Gustave Flaubert.La Academia fundada por el cardenal Richelieu, en la época de Luis XIII, ha acogido escritores extranjeros en su seno, que en un momento de su carrera se pasaron al francés."Ciertamente, algunos expresaron su queja de que usted no escriba en francés", declaró la secretaria permanente de la Academia, Hélène Carrère d'Encausse el miércoles por la noche, en una recepción en la que se entregó la espada de académico al escritor."Pero ignoran que para ser recibido en la Academia Francesa, hay que, y cito: 'caer bien a Monseñor el Protector, tener buen humor, buena reputación, inteligencia... y poder servir para las funciones académicas'", recordó."En cuanto a su reputación, conocemos ya su prestigio y extensión", añadió Carrère d'Encausse, ante un parterre de académicos, amigos y la familia Vargas Llosa, además de su ex esposa, Patricia Urquidi. Entre los presentes estaba el director de la Real Academia española, Santiago Múñoz Machado, uno de los "padrinos" de la espada, hecha con acero toledano.Juan Carlos I entre los invitadosVargas Llosa ya es miembro de la Real Academia Española, de la peruana y la brasileña, y ha asistido a numerosos foros internacionales sobre la lengua española a lo largo de los años.La Academia Francesa tiene una función similar a la española: edita un diccionario, emite recomendaciones de estilo y aclara dudas lingüísticas. En los últimos años ha tenido algunas dificultades para reclutar nuevos miembros.La "instalación" pública del premio Nóbel, como se conoce en el lenguaje de la Academia, contará con un invitado de excepción: el rey emérito español Juan Carlos I.Vargas Llosa, que fue nombrado marqués por Juan Carlos I en 2011, invitó personalmente al ex monarca, que vive en los Emiratos Árabes Unidos, y que solo ha salido oficialmente en contadas ocasiones de ese país desde 2020.Tras abandonar el trono se descubrieron varios escándalos financieros, por los que Juan Carlos I se vio obligado a regularizar sus cuentas con la Hacienda española. Y mezclado con esas irregularidades, un escándalo amoroso, con la aparición de una amante que interpuso una demanda que está pendiente de resolución ante la justicia británica.Último superviviente de la generación del "boom"Como lo dicta la tradición, Vargas Llosa pronuncia un discurso de elogio de su predecesor, en este caso el filósofo Michel Serres (1930-2019). Redactado con la ayuda del traductor francés del novelista, Albert Bensoussan, el discurso debe ser contestado por otro académico.Además de su espada de estilo medieval, Vargas Llosa vestirá un traje de levita negro que lleva bordadas ramas de olivo. Último superviviente de la generación del "boom" latinoamericano, Vargas Llosa es autor de novelas que han marcado las letras hispanas en el siglo XX, como "Conversación en la catedral" o "La ciudad y los perros".Vivió varios años en París a principios de los años 1960. Ejerció de periodista y traductor.Vargas Llosa "es un escritor nacido en Perú, y esos años son muy formativos. En París se descubre como latinoamericano. Y ahora, desde España, tiene ese aspecto europeo" que contribuye a explicar su entrada en la Academia, explica Eduardo Ramos-Izquierdo, titular de la Cátedra de Literatura Latinoamericana de la universidad de la Sorbona. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El autor también quiere que se elimine el tráiler del cortometraje, llamado "Kirac 27", del cineasta holandés Stefan Ruitenbeek, miembro del colectivo artístico Kirac.El tráiler, publicado en enero, muestra a Houellebecq sin camisa besando a una joven en la cama. También se oyen unos comentarios del director sobre el escritor y su mujer que Houellebecq considera ofensivos.Houellebecq y su esposa, Lysis, "descubrieron con consternación y disgusto" que el tráiler contenía "declaraciones graves y falsas que atacaban violentamente su dignidad", dijeron en un comunicado sus abogadas, Angelique Beres y Maia Kantor.La pareja inició procedimientos legales "civiles y penales" para prohibir la película, cuyo estreno está previsto para marzo, así como para prohibir el tráiler que incluye el comentario "difamatorio", dijeron las abogadas.En un mensaje que Houellebecq envió al director de la película, que AFP pudo consultar, el escritor dijo que el tráiler es un ataque a su honor y a su vida personal y, "lo peor de todo", a su esposa, de quien dijo que estaba "devastada por las mentiras".Por su parte Ruitenbeek explicó la semana pasada al sitio de noticias Vice que la idea de filmar una película pornográfica surgió de Houellebecq y su esposa después de haber visto "Honeypot", otra película del colectivo Kirac. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
De Luis XIII al ElíseoLa Academia Francesa fue fundada en 1635 por el cardenal Richelieu, principal ministro de Luis XIII, proclamado "jefe y protector" de la institución. En la Francia republicana, esa función recae en el jefe de Estado.Su misión: "Dar reglas certeras a nuestra lengua y hacer que sea pura, elocuente y capaz de tratar las artes y las ciencias". La lengua reviste una dimensión política. La Academia redacta un diccionario y reglas ortográficas.La lengua que defiende no es la de los "especialistas, eruditos, corporaciones", sino que se sitúa entre "el uso y la norma". Influenciada por el movimiento de la Ilustración, en el siglo XVIII, juega un papel importante con tres diccionarios: la ortografía del 30% de las palabras cambia y aparecen los acentos.En 1990, cede en algunas cuestiones, como el afrancesamiento de algunas palabras extranjeras. Pero en cuanto a los anglicismos o la escritura inclusiva, mantiene su total rechazo, al considerarlos "un peligro".Los inmortales En la actualidad, de los 40 miembros estatutarios de la Academia, solo 35 son "inmortales". Su título se inspira en el lema de la institución, "À l'immortalité" (A la inmortalidad), que recuerda su misión de preservar la lengua.Elegidos por mayoría absoluta, los académicos son científicos, curas, escritores, historiadores o políticos. Entre los más ilustres se encuentran Montesquieu (1727), Marivaux (1742), Voltaire (1746), Chateaubriand (1811), Victor Hugo (1841, tras cuatro candidaturas) y Louis Pasteur (1881).Emile Zola fue rechazado 25 veces. Y el mariscal Pétain, elegido por unanimidad en 1929, fue excluido en 1945, tras haber encabezado el régimen de Vichy, de colaboración con la Alemania nazi. La única regla desde 2010 es tener menos de 75 años para presentarse. Pero esto no impidió que Mario Vargas Llosa fuese elegido en 2021, pese a sus 85 años.El autor de "Conversación en La Catedral" será además el primer miembro admitido en la Academia sin haber escrito nunca en francés. En 1995, la candidatura del español Jorge Semprún, escritor y exministro de Cultura en su país, fue rechazada, a pesar de sus escritos en la lengua de Molière.Varios extranjeros han pasado por la Academia: el estadounidense Julien Green (1972), el canadiense de origen haitiano Dany Laferrière (2015) o escritores como el cubano-francés José María de Heredia (1970), el rumano-francés Eugène Ionesco (1970) o el argentino Héctor Bianciotti (1996). En la actualidad, tienen su asiento el novelista de origen ruso Andrei Makine (2016), el poeta franco-británico Michael Edwards (2013) o el escritor francés de origen chino François Cheng (2002).El diccionarioEn cuatro siglos, la institución ha producido ocho diccionarios. El primero data de 1694 y el último, de 1930. Desde 1986, la Academia publica progresivamente su 9ª edición. Tras siglos de oposición, la institución aceptó en 2019 feminizar los nombres de algunos oficios.La espada y el traje oscuroEn su investidura, todos los académicos reciben una espada y un traje de paño azul oscuro o negro, bordado con ramilletes de olivo en verde y dorado, confeccionado por un gran modisto -de Lanvin a Cardin- o por el sastre del ejército.Este, el más barato del mercado, cobra 50.000 euros (54.000 dólares) por traje. Una factura que paga un comité creado expresamente. La espada, que antaño marcaba la pertenencia a la Casa del Rey, ahora está personalizada.Mujeres "inmortales"En 1980, la escritora Marguerite Yourcenar se convirtió en la primera mujer elegida académica. Costó mucho llegar ahí. En 1760, un académico propuso, en vano, reservar cuatro sillones a las mujeres.La primera candidata fue la periodista Pauline Savari, en 1893. "Las mujeres no son elegibles porque uno solo es ciudadano francés cuando ha cumplido con el reclutamiento" militar, le replicaron. En 1910, la candidatura de Marie Curie fue rechazada... para no sentar precedente.En total, diez mujeres han entrado en la institución. Actualmente, la Academia cuenta con seis. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Causó alboroto cuando besó a su amante lesbiana en público, y cuando se atrevió a hablar de orgasmos fingidos, o de la violencia doméstica. "Cuanto más se la lee, más se persuade uno de su atemporalidad y sobre todo de su modernidad", explica a la AFP Dominique Bréchemier, profesora de Letras y miembro de la Sociedad de Amigos de Colette.Se casó, divorció, tuvo amantes masculinos y femeninos, de su edad y más jóvenes (su propio yerno) y desde su diminuto apartamento ante el Palais Royal vio desfilar a la flor y nata de la literatura, cuando París era la capital del mundo.Impacto en América LatinaEn América Latina también tuvo su impacto. La argentina Victoria Ocampo tradujo la adaptación teatral de su última obra de ficción "Gigi" (1944), la venezolana Teresa de la Parra se dejó influenciar por su estilo.En España se tardó en traducirla, en la primera mitad del siglo XX. Luego el franquismo puso obstáculos a su obra, demasiado atrevida para los censores del régimen, lo que hizo que las ediciones estuvieran plagadas de errores.Las novelas de Colette abordan la relación entre madres e hijas, la maternidad, el acoso sexual, el aborto o la menopausia, mucho antes de que esos temas fueran considerados apropiados para ser abordados abiertamente. Recibió honores de Estado cuando fue enterrada, en 1954. Pero solo ahora su obra (dos textos autobiográficos) es incluida en los exámenes de bachillerato francés.La gran influencia de Colette en las escritoras actuales ha pasado en gran parte a través de los países anglosajones. En las universidades estadounidenses, dominadas por el discurso de género, se considera a Sidonie-Gabrielle Colette (nacida el 28 de enero de 1873 en Borgoña) como una precursora del feminismo.Una modelo de mujer emancipadaEmpezó con una serie conocida como "las Claudine", pequeñas novelitas sobre una joven francesa en el cambio de siglo. "Claudine à l'école" es la primera de ellas (1900).Colette no las firmaba, sino que lo hacía su primer marido, Henry Gauthier-Villars, apodado Willy. El ciclo se termina con "La retraite sentimentale" (1907), que firma como Colette Willy. "Claudine en París" fue traducida al español en 1910, vuelta a traducir en 1963 con cambios significativos.Su mayor éxito es "Cheri" (1920), una historia de amor entre una mujer mayor y un hombre más joven, adaptada con éxito al cine, como sucedió con "Gigi" (nueve óscares en 1958, de la mano del director Vincente Minnelli). Fue también periodista, bailarina de cabaret, actriz: un modelo de mujer emancipada."Lo que fascina es su historia, su vida llena de transgresiones" explica Diana Holmes, profesora de francés de la Universidad de Leeds (Reino Unido). Pero Colette no veía con buenos ojos a las sufragistas que reclamaban el voto femenino. Su independencia pasaba por otros caminos, en pie de igualdad intelectual con los mejores escritores de su época."A lo largo de toda su vida se significó en favor de la libertad de las mujeres. Dejémosle su parte de complejidad", pide Dominique Bréchemier. Como muchos otros contemporáneos suyos, pasó por la Segunda Guerra Mundial discretamente, sin posicionarse contra el invasor. Pero contrariamente a grandes nombres como Jean-Paul Sartre, luego no empuñó ninguna bandera política.Colette apreciaba demasiado su independencia para ello. "Era consciente de que su imagen era una marca que había que proteger", explica Kathleen Antonioli, profesora asociada de la Kansas State University. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El artículo, dirigido expresamente al presidente de la República Francesa Félix Faure, fue publicado el 13 de enero de 1898 para denunciar a los culpables de uno de los juicios más famosos de la historia: el caso Dreyfus.Zola escribe su manuscrito con dos objetivos, explica a EFE el profesor emérito de literatura francesa de la Sorbona, Alain Pagès: "por un lado, resumir este caso (Dreyfus), intentar mostrar cómo de complejo es; y por otro, denuncia a quien se le aparece como el verdadero culpable, es decir, toda la institución militar".El caso dividió a la sociedad francesa en 1894, cuando el capitán del Ejército Alfred Dreyfus fue condenado por espionaje a favor de Alemania y deportado al temido penal de la isla del Diablo, en Guayana.Tres años después se descubrió que Dreyfus era inocente, pero las autoridades militares ocultaron las pruebas y dejaron que el condenado continuase en prisión para encubrir su torpeza.Zola, que a sus 57 años era un escritor consagrado como el maestro del naturalismo, con obras como "Germinal", "Nana" o "La Tierra", comenzó su campaña por Dreyfus en 1897 en el diario conservador Le Figaro, que suspendió sus colaboraciones por las quejas de los lectores.Es entonces cuando un nuevo periódico republicano acoge al escritor y le da el espacio para publicar su carta de denuncia. "Es sin duda L’Aurore quien tiene la valentía de acoger el 'J'accuse'", afirma Pagès, quien habla del artículo como un "acto de valentía" y asegura que "el texto no podría haberse publicado en otro periódico".El manuscrito original del "J'accuse" se guarda en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) y en él se puede entrever la urgencia con la que su autor lo escribió, afirma el conservador Charles-Éloi Vial.Vial destaca las manchas de tinta que aparecen en el manuscrito, un texto "sin muchos tachones, que no fue pasado a limpio y que fue enviado rápidamente a una imprenta" por la necesidad imperante de Zola de publicarlo.El artículo, que ocupó íntegramente la primera plana del diario y parte de la segunda página, causó sensación inmediata en Francia y a nivel internacional.Tal importancia tiene el texto que el manuscrito está catalogado como monumento histórico, algo "muy raro" y que muestra "la importancia del documento y el hecho de que no debe abandonar nunca el territorio francés", afirma el conservador.Nace la figura del intelectual comprometidoPara Pagès, con Zola surge la figura del intelectual comprometido, clave para la historia de Francia en el siglo XX, como una persona que interviene en el debate público porque "no puede quedarse sin actuar"."Algunos lo comparan con Victor Hugo o Voltaire", explica Jean-Sébastien Macke, director del Centro de Estudios sobre Zola y el Naturalismo, en el que también se analizan las más de 4.000 cartas de apoyo que recibió el escritor tras publicar el artículo, desde países como Australia, Rusia, Alemania y también España.Esas cartas, dirigidas a un "estimado Emilio Zola", muestran "admiración y apoyo por su compromiso en el caso Dreyfus" y algunas llegan a recomendar abogados al escritor, explica Macke.Este apoyo internacional choca drásticamente con muchas cartas de sus compatriotas: "cerdo", "cobarde", "títere" o "traidor" son algunos de los insultos que le dedicaron de forma anónima los franceses a Zola en su correspondencia, en muchas ocasiones con tintes xenófobos, al ser el escritor de origen italiano, y antisemitas, pues Dreyfus era judío.El país, dividido por el caso, también le dirigió palabras de apoyo, pero las cartas "anti-Zola" son muy numerosas, y la crítica, "muy fuerte y muy violenta en las expresiones utilizadas", incluso con amenazas de muerte, puntualiza Macke.Publicar "J'accuse " le valió a Zola el exilio a Inglaterra y la apertura de un proceso judicial que acabaría por condenarlo, pero que serviría para descubrir nuevas pruebas a favor de Dreyfus, perdonado en 1899 y posteriormente reintegrado en la carrera militar.Con los años, la consideración de Zola cambió dentro de la sociedad francesa, que ahora ve en él no solo un gran escritor francés, sino también un defensor de la justicia y la verdad, asegura Macke, lo que le valió un hueco en el Panteón de París. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En el encuentro literario "París, Flaubert y el Escribidor", organizado por el Instituto Francés en Madrid, el hispano-peruano contó cómo llegó a sus manos el libro de Flaubert por primera vez, en uno de sus primeros viajes a París en sus años de juventud, cuando, en una librería abierta hasta la madrugada, adquirió el libro."Me pasé varias horas de la noche leyendo y me quedé transformado, descubrí la revolución literaria y me convenció de que la literatura era la mejor vocación del mundo y que se podía cambiar la sociedad escribiendo novela", compartió.Un nuevo narrador, el gran "descubrimiento" de FlaubertEl premio Nobel de Literatura destacó que el gran "descubrimiento" del escritor francés fue "un nuevo narrador que podía ser invisible, desaparecer y ser una visión del mundo con ojos que miraban la escena y que no ejercía ninguna coacción sobre el personaje".Recordó que Flaubert invirtió cinco años de su vida en escribir esta novela, a la que dedicó entre diez y doce horas diarias durante ese lustro, y estimó que "todo el mundo lo leyó por la belleza de la escritura" pero sobre todo "por una identificación de esa mujer que se atreve a liberarse de su condición a través del suicidio"."Flaubert no estaba muy contento con la creación de Madame Bovary y entonces explica que era una historia en la que una chica se casaba con alguien muy diferente a ella, pero en cuanto se lee se ve inmediatamente que no es eso, que es de una sutileza extraordinaria y que Madame Bovary era superior desde un punto de vista moral", contó."Madame Bovary", un aliciente para escribir "La ciudad y los perros"El peruano explicó que su padre, al igual que el de Flaubert, no quería que se dedicara a la literatura y optó por llevarle a una academia militar para que la literatura fuera perdiendo influencia en su hijo.Esa experiencia, donde Vargas Llosa encontró otra forma de escribir, con cartas de amor para compañeros "enamorados que no sabían que contestar" a sus novias, le sirvió después para escribir su primera novela, "La ciudad y los perros", que también fue alentada por la lectura del gran éxito de Flaubert, según dijo."No sé exactamente cómo tengo una idea de la novela que voy a escribir, tengo ideas muy confusas al principio pero creo que la influencia de Flaubert siempre está ahí, presente, en la forma de escribir los personajes, es una forma que bebe de esa invención de Flaubert", incidió. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Publicada en Francia por la editorial Flammarion, el libro -el número catorce de la carrera de esta autora lyonesa- se sumerge en los entresijos y consecuencias del accidente de moto que mató prematuramente a la pareja de Giraud, Claude, en 1999.Las preguntas sin respuesta y el dolor latente por la pérdida del padre de su hijo -al poco de instalarse la familia en una nueva casa en la zona de Lyon- llevan a la protagonista, veinte años después, a repasar aquellos días: ¿Fue el destino o una cadena de coincidencias?Esta historia íntima, desencadenada por la venta de la casa donde la pareja planeó su vida conjunta que quedó interrumpida, reflexiona sobre el sentido de la vida y de la muerte tomando prestado la máxima del imaginario del rock (vive deprisa y muere rápido), al que Claude era aficionado."Es magnífico, es inesperado, es emocionante", dijo la autora a la prensa al acudir en París al céntrico restaurante parisino Drouant, donde los miembros del jurado se había dado cita para realizar la votación y anunciar al ganador, que tradicionalmente comparte con ellos después el almuerzo."Pensé en mis editores, en mi hijo, pensé en Claude, por supuesto, pensé en la literatura", agregó al ser preguntada sobre a dónde fueron sus pensamientos al conocer la noticia.El triunfo de "Vivre vite (Vivir deprisa en español)" había sido anunciado unos minutos antes por la escritora e integrante de la Academia Goncourt Paule Constant, tras catorce rondas de votación (el máximo contemplado por el jurado).Giraud, de hecho, había quedado empatada a cinco votos con Giuliano da Empoli y su obra "Le Mage du Kremlin", que partía a priori como favorito después de que el italosuizo se alzase a finales de octubre con el Gran Premio de la Academia Francesa.Pero el voto de calidad del presidente de la Academia (Didier Decoin) inclinó finalmente la balanza hacia Giraud y la convirtió en la decimotercera mujer en ser premiada con el Goncourt, un galardón que se entrega anualmente desde 1903.Pocas mujeres en el palmarés y en el juradoGiraud recoge así el testigo del senegalés Mohamed Mbougar Sarr, premiado el año pasado por su novela "La plus secrète mémoire des hommes (La más recóndita memoria de los hombres)", pero la última vez que el Goncourt había sido adjudicado a una mujer había ido a parar a Leïla Slimani y su "Chanson douce (Canción dulce)", en 2016.Incluso entre los miembros del jurado las mujeres han tenido escasa presencia en la Academia Goncourt, algo que a la institución le ha valido significativas críticas.Además de Da Empoli y su novela sobre las intrigas del Kremlin, en la lista de cuatro finalistas de este año figuraban el haitiano Makenzy Orcel y su "Une somme humaine" y la también francesa Cloé Korman, con "Les Presque Soeurs.En paralelo al Goncourt se entregó además el premio Renaudot, que fue para el también francés Simon Liberati, por su obra "Performance"."Felicitaciones a Brigitte Giraud, Premio Goncourt, que firma con "Vivre vite" un libro universal sobre el duelo, y a Simon Liberati, Premio Renaudot por Performance, una novela atormentada por la pérdida. Dos escritores que superaron las fatalidades del tiempo por el poder de la literatura", publicó en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron, tras desvelarse los ganadores.El premio literario más prestigioso en lengua francesa fue creado póstumamente por el escritor decimonónico francés Edmond de Goncourt y cada año los diez miembros de la Academia homónima se encargan de elegir a su ganador.Entre sus ganadores están algunos de los grandes nombres de las letras francesas del siglo XX, desde Marcel Proust a Pierre Lemaitre, pasando por Aamin Maalouf, Marguerite Duras, Simone de Beauvoir y Roman Gary.El Goncourt, que asegura a sus ganadores tiradas millonarias y traducciones a decenas de lenguas, tiene una dotación económica meramente simbólica, ya que el vencedor recibe un cheque por valor de diez euros. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Las primeras experiencias musicales de Carl Nielsen consistieron en escuchar cantar a su madre, a su padre interpretar el violín y la corneta de pistones; y estudiar tres grandes clásicos de la música europea: Bach Mozart y Beethoven.A pesar de su pobreza, los padres de Carl Nielsen le encaminaron y le inscribieron en el Conservatorio de Copenhague. Allí comenzó a componer con su innato sentido de la armonía.Su cultura general incluía las mitologías, escandinava y griega, Shakespeare y Goethe. A los cinco años de estar allí, en 1889 ya se ganaba la vida como violinista de la orquesta Real.Carl Nielsen compuso música de género diverso; el catálogo de sus obras incluye óperas, música incidental y seis sinfonías. Su estilo, aunque original, tiene mucho en común con el de los compositores románticos de la segunda mitad del siglo Diecinueve, pero el sabor de su música es marcadamente nacionalista. Lo mismo se puede decir de su música de cámara, reconocida en su poderosa originalidad.Carl Nielsen, nuestro invitado a esta audición del Músico de la Semana, escribió su primera sinfonía en 1892 y la segunda casi diez años después. Los Cuatro Temperamentos, como así título a su obra, muestra las razones por las cuales las seis sinfonías de Nielsen constituyen uno de los más grandes tesoros del desarrollo de la forma en el siglo XX.Esta sinfonía no se atiene a ninguna clase de programa, como fue usual entre los contemporáneos de Nielsen. El título no es más que una indicación general, y cada movimiento evoca un carácter de la personalidad humana.El primer movimiento, es Allegro colérico; el segundo, Allegro cómodo y flemático; el tercero, Andante melancólico y el cuarto Allegro sanguíneo.Fuera de su labor como compositor Carl Nielsen llevó una activa vida musical; hasta 1914 fue director de la Real Orquesta Danesa, y más tarde ocupó la misma posición en el Conservatorio. Entre los compositores daneses del siglo XX, Nielsen es quizás el único cuyo nombre tuvo una amplia divulgación fuera de su país natal.La primera obra de Carl Nielsen compuesta específicamente para orquesta fue la inmediatamente exitosa Suite para cuerdas (en 1888), que evocaba el romanticismo escandinavo expresado por Grieg y Svendsen. La obra marcó un hito importante en la carrera de Nielsen, ya que no solo fue su primer éxito real, sino que también fue la primera de sus piezas que él mismo dirigió cuando se representó en Odense un mes después.Podrá escuchar más acerca de la vida del compositor francés y apreciar algunas de sus obras en la nueva edición de El músico de la semana, el lunes 5 de junio a las 3:00 p.m. por nuestra señal en vivo.
Originalmente, estas palabras que están leyendo estaban pensadas para ser leídas hacia mediados de mayo, como pueden intuir, el retraso es evidente.Por favor, bajen las antorchas literarias y déjenme exponer mi caso. Podrán decidir a lo largo de este texto si soy digna de la hoguera o no. El libro llegó a mí como todas las cosas buenas que pasan en la vida, por azar y por amor. Un amigo muy cercano me preguntó si quería formar parte de reseñar este libro con una corta explicación de lo que se trataba, acordamos que así sería.En medio de ajetreos, me entregó el libro. Lo primero que me llamó la atención fue su portada, donde Carlo Airoldi luce pletórico, con una pinta de luchador bigotón que no se puede superar. El hombre parece listo para abatirse a puñetazos en la Londres de Jack London. Y su título, que se me quedó en la cabeza dando vueltas, El Truco es Resistir, me asaltaba en momentos diferentes del día, todos los días, como un taladro.El momento que elegí para leerlo sería un viaje de 15 horas en carretera hasta Arauca. En medio de la mañana, en alguna parte de la vía mientras a lado y lado solo hay llanura, me encontré cara a cara con el mito, Carlo Airoldi, y su sueño olímpico. Su alma inquieta por naturaleza y el amor a correr, a echar a andar los pies hasta que el cuerpo pida tregua. El libro comienza con un relato fantástico y una oda a la competencia y el honor, mientras Carlo corre 1.000 km entre Torino y Barcelona. “Estoy completamente exhausto, no tengo un ni un musculo que no me duela, no hay postura que alivie mis dolores. Y sonrió porque esto quiere decir que el dolor y el cansancio no son verdadero, y así engaño un poco. Louis me mira y su mirada es la misma que comenzó a dirigirme después de la primera semana de carrera. La misma mirada, cada vez más larga, que me mantuvo después de que dejamos atrás Italia, a nuestra llegada a Marsella. Los mismos ojos incrédulos cuando entendió que lo enfrentaría hasta Barcelona, hasta la meta.”Para dar un aproximado más cercano, esto sería la distancia desde Bogotá a Ibarra, la primera ciudad ubicada después de nuestra frontera con Ecuador, a unos 100 km de Ipiales, la última población de Colombia hacia la frontera. En esa barbaridad de distancia, Carlo Airoldi no solo probó su talento, fuerza y brío, sino también su corazón.En el último kilómetro solo eran Carlo y Louis Ortégue, el francés, que solo se ponía comunicar con Carlo por señas, “El solo hablaba su francés”. Justo antes de llegar a Barcelona, este último se desploma por el agotamiento y la dura prueba que supone recorrer esta distancia, como un ovillo en el piso, rendido. Carlo se devuelve justo cuando quería acelerar para tomar ventaja, una carrera no puede terminar casi para ningún atleta. Carlo lo toma en sus brazos y se lo cuelga a la espalda. Al llegar, aclara que él es el primero y el francés el segundo. Maravillados por su gesto, los organizadores deciden entregarle un premio metálico para que pueda volver a Milán, su hogar, en tren.Me conmovió tanto este gesto de Carlo que tuve que leerlo varias veces estas páginas, por si había perdido algún detalle, había leído alguna palabra que no era, pero en un gesto de honor, respeto y competencia, sucedió. Cerré el libro para tomar un poco de aire y visualizar a Carlo en ese momento. En mi mente, y a pesar de que la narración de Agostinelli no da estos detalles, me tomaré esta licencia que solo ser lector permite: lo imagino hinchado, bajo un sol sin tregua, lleno de polvo, mientras este se pega a él como lodo por el sudor, tratando de desviar su mente del dolor que supone seguir durante días una ruta y enfrentarse a sí mismo, para luego, en lo que en mi cabeza luce como agonía, tener este gesto de profunda humanidad y amor al deporte.Mi confesión es que este trocito de relato de Agostinelli me obsesionó durante días, en los que no podía pasar de estas páginas, releerlo y releerlo para añadir más datos a mi cabeza. Mientras estaba en una hamaca, en la calurosa Arauca, pasé de página como si nada, para encontrarme con algo todavía más alucinante, aún más mitológico, olímpico.Durante su viaje de vuelta a Milán desde Barcelona, Carlo se va a enterar de lo que se puede considerar los primeros Juegos Olímpicos modernos, en 1896 en Atenas, y de lo que será su obsesión durante un año y probablemente toda su vida: la carrera olímpica la Maratón - Atenas (40 km), que parte desde la ciudad de Maratón y terminaría en el Estadio Panathinaikó en Atenas para cerrar las olimpiadas. Desde este momento, para Carlo, todo se traduce a ese momento en que entra triunfal a un estadio abarrotado que aclama a gritos a su nuevo héroe.Sin ánimo de arruinar para nadie esta obra, porque creo que no solo merece ser leída, sino masticada, página a página, esto llevará a nuestro héroe a asumir la tarea absolutamente delirante, por necesidad y hambre de gloria, de caminar desde Milán hasta Atenas, unos 2000 km y un tramo del Mar Adriático. En dimensión latinoamericana, esto sería como caminar desde Bogotá hasta Cajamarca, Perú, atravesando todo el sur del país por Pasto y de punta a punta a Ecuador. Aun hoy, con todas las vías y carreteras modernas, es una locura; imaginémoslo en el siglo pasado, por territorios escarpados y sorteando áreas incomunicadas por vía.Por páginas y páginas, vemos el camino de Carlo durante 28 días. Este relato, al estilo de los cuentos de vieja escuela, al estilo de las “Las Mil y noches” o “En busca del tiempo perdido” de Proust, esa forma clásica de narrar una proeza, que te mantiene en vilo; me devolvió una parte de asombro y fascinación, esa capacidad para sorprendernos que solo tienen los más jóvenes. En medio de estas páginas, encontré una prueba humana fascinante. Carlo y su relato, mejor dicho, su vida y obra, me dieron un poco de fuerza para sortear mi propia carrera. En estos días de turbulencias y desasosiego, estas páginas me recordaron que podía resistir un poco más y aprender a sufrir con gracia, como una prueba del carácter humano, no para no rendirse, sino para jugármela por lo que vale la pena. Eso debe ser personal para cada persona. El título que lleva este libro me ha acompañado como un mantra, recordándome que sufra con estilo, con pundonor, y lo deje ir cuando ya sea suficiente.El truco de resistir creo que no solo está en aguantar, sino en honrar los pasos que se dan en el camino, reconociendo el padecimiento de cada uno de ellos y acostumbrando al cuerpo al dolor que solo da el amar con ganas y con cada fibra del alma al juego, a la competencia y a la vida. El desenlace de este libro es tan doloroso como alentador. Agostinelli logra en estas páginas recuperar un poco de la esencia de los libros de mitología y mezclarlos con una excelente crónica que se puede devorar, masticar o, como lo hice yo, rumiarla.
De hecho, el filme, que se estrena este viernes, está basado en la obra homónima que el escritor estadounidense publicó en 1978 con gran acogida por parte de sus lectores."No es real. No es real. No es real", reza el inquietante eslogan de esta cinta dirigida por el británico Rob Savage ("Host" y "Dashcam") y que cuenta con las actrices Sophie Thatcher ("Yellowjackets") y la jovencísima Vivien Lyra Blair ("Obi-Wan Kenobi") como protagonistas."Recuerdo haber leído la historia cuando era pequeño, así que sabía que podía ser aterradora para el público y aún más para los fanáticos de Stephen King. (...) Quería que esta vez fuera una criatura sangrienta pero que también supusiera una amenaza física contra la que luchar", explicó Savage en entrevista con EFE.La trama relata la historia de la estudiante de secundaria Sadie Harper (interpretada por Thatcher) y su hermana menor Sawyer (Blair) cuando pierden a su madre y no reciben el apoyo necesario por parte de su padre (Chris Messina), un terapeuta que lidia con su propio dolor.Entonces, mientras el pequeño mundo familiar se derrumba, el progenitor ofrece ayuda psicológica a un paciente desesperado que se presenta en su casa acechado por una aterradora entidad sobrenatural que se alimenta del sufrimiento humano."Pregunté a psicólogos reales para que me explicaran mejor cómo interpretar este papel y qué tipo de terapia se supone que estaba aplicando. Además, se notó que el director conocía muy bien el género porque me guio a la perfección", comentó Messina, quien también apareció este año en "Air", en declaraciones a EFE.Una postura con la que coincidió Thatcher, también presente en la conversación con EFE, añadiendo que Savage le recomendó películas como "Don't Look Now" (1973) u "Ordinary People" (1980) para ayudarla a conocer mejor su personaje.Es entonces cuando aparece en escena el coco, hombre del saco o "boogeyman" (en inglés), una criatura que, dependiendo de la cultura, puede adoptar apariencia humana o configurarse como una especie de monstruo con cabeza y dedos alargados que molesta a niños y padres.Estaba previsto que la cinta se estrenara directamente en el servicio de "streaming" Hulu pero, tras una exitosa proyección de prueba a finales del año pasado, se anunció que pasaría primero por las salas de cine.Sus creadores quisieron consultar la visión de Stephen King acerca de esta obra en una maniobra inusitada que pasó por alquilar su cine favorito en Portland (Maine, EE.UU.), ciudad natal del autor, para que la viera como en casa."Él sabe lo que no le gusta y, si le hubiéramos fastidiado la historia, nos lo habría dicho. En cambio, nos envió un precioso ensayo sobre lo mucho que le había gustado la película", aseguró Savage, quien añadió que fue el mismo King el que sugirió que la película se estrenara en cines, públicamente semanas atrás.Scott Beck y Bryan Woods ("A Quiet Place"), así como Mark Heyman ("Black Swan") se encargaron del guion de esta cinta que ha contado con un presupuesto ligeramente superior a los 40 millones de dólares y que encontrará en la película "Spider-Man: Across the Spider-Verse" (Sony Pictures) su principal contendiente en la taquilla del fin de semana.El resto del reparto de "The Boogeyman" lo completan, entre otros, Marin Ireland ("The Umbrella Academy"), Madison Hu ("Bizaardvark"), LisaGay Hamilton ("Vice") y David Dastmalchian ("Boston Strangler").No será la primera vez que esta leyenda aterrice recientemente en el mundo del cine porque Universal Studios lanzó el año pasado la película "The Black Phone" cuyo personaje principal, encarnado por Ethan Hawke, también estaba inspirado en el coco u hombre del saco.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Hablar de Henry Purcell (1659 - 1695) es remitirse a uno de los nombres más aclamados (si no el más) de la historia de la música barroca inglesa, gracias a su destacada obra que se expandió en diversos géneros en el corto tiempo de producción que tuvo, debido a su fallecimiento a los 35 años de edad. Dentro de su destacado repertorio, una de las composiciones más importantes es El rey Arturo, una semiópera en cinco actos con libreto del poeta John Dryden basada en el personaje de la literatura europea, especialmente inglesa y galesa que según los registros se representó por primera vez en el Queen's Theatre, Dorset Garden de Londres, a fines de mayo o principios de junio de 1691. Como era costumbre para la época, contrario al imaginario de la representación de una obra de estas características, los personajes no suelen tener espacios de canto (siempre y cuando no posean propiedades especiales para la trama, sobre todo, sobrenaturales), por lo que los personajes son en vez de interpretes, actores. La trama de la ópera esta basada en las batallas entre las tropas británicas del rey Arturo y el pueblo sajón, dejando de lado la tradicional historia basada en las leyendas del castillo de Camelot. En la trama sin embargo, sí aparecen los personajes tradicionales de estos cuentos, como Merlín, además de la aparición de personajes como Cupido y Thor. La historia por supuesto se valdrá de las temáticas del siglo XVII, en la que podremos ver al rey Arturo en una cruzada por recuperar a su prometida, la princesa Cornualles Emmeline, que ha sido secuestrada por el rey sajón Oswald de Kent. El primer acto de la ópera inicia justamente con el rey Arturo, después de diez años de batallas contra los sajones, manteniendo firmemente en su poder a todo el reino a excepción de Kent. Los sajones están dirigidos por Oswald, que se ha propuesto conquistar no sólo el reino de Arturo, sino también a su amada, la ciega Emmeline, hija de Conon (duque de Cornualles). Arturo se despide de ella antes de la decisiva batalla final contra el invasor pagano. La historia por supuesto derivará una vez más en el amor y el protagonista triunfando por encima de cualquier desgracia y tempestad. El rey Arturo fue representada al menos dos veces durante la vida de Purcell y continuó representándose a fines de la década de 1690, manteniéndose hasta nuestros días como una de las puestas en escenas más representadas y difundidas de la historia. Podrá escuchar el domingo a las 9:00 p.m. en Canto y música coral esta ópera interpretada por Nancy Argenta, Linda Perillo, Julia Gooding, Jamie MacDougall, Brian Bannatyne-Scott, Gerald Finley, el Coro y El Conjunto The English Concert bajo la dirección de Trevor Pinnock en nuestra señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Entre las obras expuestas del Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) destaca "Ulises", una enorme máscara de cuero negro, látex y acero inoxidable con la que el artista plástico David Lozano representa a un "cuerpo oscuro sometido a las pasiones y deseos, a veces reprochables para una sociedad mojigata". El "temor" que inspira esta máscara "dialéctica" se rompe cuando el público se acerca a la obra y desde su parte trasera se adentra en un interior cubierto de tela de peluche que recuerda que la realidad tiene "dos caras".Esta pieza suspendida del techo de la sala hace parte de la serie "Ulises, cuerpo gaseoso", una instalación que recrea el sauna masculino "Ulises" de Bogotá, espacio que Lozano define como un "lugar de la memoria" que estuvo en auge en la década de los 90 y que aún continúa activo."Algunos de mis amigos que iban a Ulises y a otros sitios murieron. Digamos que es un homenaje a todos esos amigos y no amigos que murieron y desaparecieron durante la pandemia (de VIH/Sida)", relata a EFE el artista.Esperma sobre tinta azúl Un centenar de abstractas eyaculaciones se superponen a la palabra "sementerio" con la que, en tinta azul, fueron marcadas las hojas de papel sobre las que reposan las muestras de esperma de quienes participaron en esta obra en la que Wilson Díaz reflexiona sobre la existencia sexuada, haciendo énfasis en la noción de muerte.Como pieza estrella que da nombre a la exposición destaca un revelado parcial de plata en gelatina de Miguel Ángel Rojas con la que se responde al "pánico vivido" en la década de los 80 por el "peligro y violencia asociados al contagio del vih", acrónimo que los artistas decidieron escribir en minúsculas para "transformar su peso simbólico". En ella se vislumbra una fusión de dibujo tras los cuales se distinguen algunas escenas de sexo, pequeñas figuras que irradian angustia y hasta la propia muerte.Los videos experimentales también tienen presencia en esta exposición con artistas como Camilo Acosta y Santiago Lemus, quienes en "Los Amarillos" reflexionan acerca de la ictericia que experimentan algunos pacientes de esa enfermedad, fruto de los efectos secundarios de los antirretrovirales que les amarillean la piel.Como extensión de esta pieza audiovisual, Acosta y Lemus protagonizaron este jueves en el Mambo "Manifiesto amarillo", una performance en la que ingirieron más de una decena de papeles amarillentos y mojados en los que se leían frases como "El vih no es una enfermedad, es un síntoma político".Más allá del VIHLa exposición se presenta junto a una línea de tiempo en la que se hace referencia a algunas obras creadas por artistas y colectivos colombianos, así como algunos testimonios y documentos que datan desde comienzos de los años 80 hasta la actualidad, a fin de examinar "la profunda historia cultural de la crisis del sida".Bautizada como "Hilos de sangre: Historias y memorias del vih/sida en Colombia", esta línea temporal se enmarca dentro de una investigación del artista colombiano radicado en Nueva York Carlos Motta y el investigador Pablo Bedoya."Nos dimos cuenta de que no había realmente una fuente visitable y accesible públicamente en Colombia a la cual uno se pudiera acercar, si quisiera conocer acerca del vih. Tanto Pablo como yo pensamos que eso era una gran falta en la memoria histórica del país", explicó a EFE Motta.Como parte de este ciclo expositivo disponible hasta el 11 de junio, Motta también inunda las paredes del MAMBO con "Stigmata", exposición antológica que, más allá de hablar del VIH en piezas como "La caída de los condenados" cubre otras aristas relacionadas con la experiencia de la democracia desde la perspectiva de los grupos minoritarios.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.