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El 12 de agosto de 2022, Salman Rushdie fue apuñalado en Chautauqua, Nueva York, mientras se preparaba para dar una conferencia sobre libertad de expresión. Su agresor, Hadi Matar, de 24 años, lo atacó con un cuchillo, causándole heridas graves que resultaron en la pérdida de la visión en un ojo y daños en un brazo.
El ataque se relaciona con la fatua emitida en 1989 por el ayatolá Ruhollah Jomeiní, líder supremo de Irán, quien ordenó su asesinato por considerar que su novela Los versos satánicos era blasfema. Publicada en 1988, la obra es una narración que mezcla realismo mágico y literatura poscolonial, incluyendo una representación ficcionalizada del profeta Mahoma, lo que generó una fuerte reacción en sectores del islam radical.
Más sobre Salman Rusdie
¿Qué es una 'fatua'?
Una fatua es un pronunciamiento legal o religioso emitido por un erudito islámico en respuesta a una consulta sobre la sharía (ley islámica). Aunque en términos generales no tiene carácter obligatorio ni es necesariamente una condena de muerte, en algunos casos ha sido utilizada como una sentencia para justificar persecuciones o castigos extremos. En el caso de Salman Rushdie, la fatua fue emitida el 14 de febrero de 1989 y además se ofreció una recompensa por su asesinato, lo que desencadenó una ola de amenazas y ataques no solo contra Rushdie, sino también contra personas asociadas a la publicación del libro.
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Aunque el gobierno iraní se ha distanciado oficialmente de la fatua en algunos momentos, la sentencia nunca fue formalmente revocada y organizaciones iraníes han seguido respaldándola con recompensas económicas. El ataque de 2022 contra Rushdie demuestra que la amenaza seguía vigente más de tres décadas después de su emisión.
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Desde la emisión de la fatua, Rushdie vivió bajo protección del gobierno británico y enfrentó amenazas constantes. La publicación del libro también provocó ataques contra traductores y editores. En 1991, Hitoshi Igarashi, el traductor japonés, fue asesinado en Tokio. Ettore Capriolo, el traductor italiano, fue atacado en Milán, pero sobrevivió. En 1993, William Nygaard, editor noruego, recibió varios disparos, aunque también logró sobrevivir. El ataque de 2022 reavivó el debate sobre los límites de la libertad de expresión y la censura religiosa. Rushdie había reducido sus medidas de seguridad en los últimos años, lo que facilitó el atentado.
Otros escritores han sido atacados por razones similares. En 2004, el cineasta y escritor holandés Theo van Gogh fue asesinado en Ámsterdam tras dirigir Submission , un cortometraje crítico con el trato a las mujeres en el islam. La guionista, Ayaan Hirsi Ali, recibió amenazas de muerte y tuvo que exiliarse.
La persecución contra escritores también ha ocurrido en regímenes autoritarios. En 2006, la periodista rusa Anna Politkóvskaya, crítica del Kremlin y de la guerra en Chechenia, fue asesinada en Moscú. En 2015, en Bangladés, varios escritores y blogueros secularistas fueron asesinados por grupos extremistas.
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El ataque a Salman Rushdie muestra que la censura y la violencia contra escritores continúan siendo un problema global. A pesar de las amenazas, Rushdie publicó en 2024 Cuchillo , un libro donde relata el atentado que sufrió. Su caso evidencia los riesgos que enfrentan los escritores en contextos de intolerancia y radicalismo.
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