“Sé que existen ciudades avanzadas de culturas que todavía no conocemos muy bajo la Amazonía ecuatoriana, colombiana y peruana”, aseveró Chionetti en una entrevista, en Quito, con motivo de su visita al país para presentar presentar el libro y realizar una nueva expedición a la famosa Cueva de los Tayos que inspiró su obra, publicada por la editorial Planeta.
Esta caverna alberga vestigios arqueológicos de culturas y pueblos ancestrales que la han habitado hasta por lo menos el año 500 de nuestra era.
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La caverna tiene unos 200 millones de años y se ubica bajo la selva tropical de la provincia de Morona, al oriente de los Andes, en una estribación conocida como la Cordillera del Cóndor, que hace de frontera con Perú.
Su nombre se debe al ave que la habita, llamada tayo (steatornis caripensis) y conocida en otros países con el nombre de guácharo. Pese a que está creada de forma natural producto de la erosión del agua sobre suelos calizos y el desprendimiento de rocas, el escritor científico también apuntó que tiene estructuras que no pueden explicarse sólo "a través de la erosión".
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En este sentido, Chionetti añadió que son formaciones "realmente similares a las construcciones avanzadas de los incas y preíncas, que movían bloques, podían horadar la tierra" y "mover megalitos (grandes rocas)".
En busca de la verdad de los Tayos
No obstante, Chionetti reconoció que la “arqueología y antropología oficial” desoyen la posibilidad de que exista una civilización americana previa a las conocidas.
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Y anotó que, según la versión oficial, “Sudamérica no tenía gran población ni ciudades avanzadas” en los albores de la humanidad. Una versión que el escritor rechazó y juzgó de eurocéntrica.
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Más allá de esta disputa científica, el también realizador y distribuidor fílmico apuntó que el misterio que rodea a esta cueva ha dado pie a un sinfín de mitos y leyendas conspiracionistas, que la relacionan con los extraterrestres.
En ese sentido, aclaró que en su libro trató de separar "lo que es la realidad de la leyenda, porque ha habido y continúa habiendo un montón de distorsiones”, aseguró el autor, quien reafirmó su empeño por “buscar la verdad”.
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Ante estas lagunas del conocimiento humano, Chionetti sostuvo que hay que “revisar y continuar analizando, porque sucedieron cosas que no han sido realmente aclaradas”.
Uno de los grandes enigmas guarda relación con la conocida como 'la biblioteca metálica', que se trata de unas planchas metálicas con grabados que recuerdan a los de la civilización sumeria, considerada la primera civilización del mundo.
El descubrimiento de la cueva
Esta caverna “ha llamado la atención porque conecta con un montón de historias tradicionales sagradas de los indígenas shuar, que son realmente los patrones de esta maravilla del Ecuador”, declaró Chionetti.
Por ello reconoció que le ha llevado unas tres décadas de trabajo dar a conocer a nivel mundial este paraje natural, si bien se mostró orgulloso de que hoy día se valore este lugar y se reconozca como una de las siete maravillas del país andino.
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El autor explicó que este entorno es también “parte de una historia que conecta este país con la exploración de otros países”. Pese a que el pueblo shuar ya supiera de la existencia de la cueva, un documento notarial fechado en 1969, en Guayaquil, convirtió al científico húngaro nacionalizado argentino, Juan Móricz, en el descubridor oficial.
Precisamente, el autor expresó que su fijación por esta formación nació del conocimiento que le brindaron aquellos exploradores extranjeros que le precedieron.
Por ello, en estas páginas también traza una línea temporal de todas las expediciones que se han realizado hasta el momento. Es así que Chionetti señaló que el público lector además de encontrar “una experiencia personal”, también dará con “el libro más completo hasta ahora en castellano” sobre la Cueva de los Tayos.
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