A partir de los años 60 del siglo XX, el contexto social latinoamericano se caracterizó por las dictaduras militares y la violación de derechos humanos . El teatro de esta región, influenciado por el teatro europeo de Antonin Artaud y Bertolt Brecht, asumió el compromiso político de denunciar la desigualdad económica y los abusos de poder . Se convirtió en un escenario de ideologías de izquierda e instigador de revoluciones locales, como se observa en las obras dramáticas de Santiago García y Enrique Buenaventura. Pero, también con la puesta en escena de clásicos que invitaran al público a pensarse su realidad. Esa ha sido la tarea y la propuesta del Teatro Libre.
¿Cuál es la historia de “La Evitable ascensión Arturo UI"?
D.B: Esta es una historia que habla de cómo alguien va cogiendo poder y cómo va invadiendo la esfera de los demás hasta llegar a tener un poder máximo, un poder que no puede ser combatido tan fácilmente . Esto de la evitable, que siempre me ha parecido una palabra extraña que puso Brecht en el título de esta obra, me hace pensar en cómo siempre que ascienden este tipo de personajes, alguien pudo hacer algo, o el pueblo, o ciertas personas pudieron hacer algo, pero no se hizo. Entonces, esta es la historia de un mafioso que tiene muy poco poder, y que, aliándose con las personas correctas, empieza a tener cada vez más y más y más poder. Empieza a manipular más y empieza a eliminar a sus adversarios y convence a los demás de que él es algo, que no es, que él representa la paz y la seguridad y a partir de esta idea va adquiriendo poder, hasta que llega a invadir a todo Estados Unidos desde Chicago .
Situarse en el contexto de la obra, y sobre todo, en el de sus creadores, nos brinda elementos que posibilitan una interpretación más profunda, también, nos conduce a pensarnos en ella ¿Cuál era el contexto de Bertolt Brecht en 1941 cuando la escribió?
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D.B: Brecht hace una de las cosas que me parece muy inteligentes en el teatro y, es sacar la obra de la idea original, del contexto original. ¿Cuál es el contexto original? Hitler asciende al poder. Hitler se va tomando el poder y va subiendo en el partido, se hace nombrar canciller, y de ahí para adelante, pues es un proceso, que termina en el 39 siendo la Invasión a Polonia y con la Primera Guerra Mundial. Brecht tuvo que salir corriendo de Alemania en el 33 por su posición política, cuando Hitler sube al poder. Brecht es tan inteligente en ese sentido que no va a escribir una obra sobre sobre Hitler y su ascensión, sino que va a escribir una obra sacando a Hitler de ahí, cambiándole de nombre, poniéndolo en otro país , cambiándole el contexto, pero buscando casi que hacer ese paralelismo en un lugar donde nadie creería que eso podría pasar. Equiparándolo además con un mafioso, por su mentalidad por su discurso, por su manera de hacer las cosas.
Si pensamos en las alegorías explícitas, por ejemplo, la de Brecht sobre Hitler y su ascenso en Alemania (quien en su política de muerte arrasaba con toda la oposición que el mismo creaba) ¿Por qué traer este clásico a la actualidad?
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D.B: Es algo que se sabe dentro del teatro. Si una obra llega a ser un clásico y llega a mantener en el tiempo, es porque ha trascendido las barreras del tiempo y el espacio. Brecht mismo lo demuestra cuando saca a Hitler de Alemania y lo pone en una obra. Desde ahí es muy fácil o no es complicado comparar ese proceso de Arturo Ui con lo que hemos vivido en Colombia en los últimos años. Es más, diría que para muchos países no es difícil, yo creo que cada país tiene su Arturo Ui. Cada país tiene en su momento ese proceso donde alguien se vende como el salvador, se vende como el protector de la seguridad, se vende como la panacea de la paz, y termina siendo todo lo contrario. Lo hemos visto desde ejemplos como Napoleón, como Hitler, tantos dictadores que ha tenido Latinoamérica; gente que mantiene la unidad, la paz, la región y las buenas maneras, pero terminan siendo tiranos. En Colombia no es tan difícil rastrearlo, si uno mira los procesos que hemos tenido desde 2000 para acá, y si miramos desde antes, de hecho, desde la ascensión de figuras como Pablo Escobar, que hubieran podido evitarse también, si no fuera porque una clase imperante en este país no le hubiera apoyado sus primeros cargamentos. La historia lo ha demostrado de distintas maneras y eso se puede leer en muchos libros, cómo él en sus comienzos cuando contrabandeaba Marlboro, tuvo el apoyo de gente importante y de familias prestantes, incluso de este país, cosa que era evitable también.
Si lo miramos desde ahí hasta la época actual, pues hemos tenido varios personajes que se han vendido como esa panacea de la seguridad, especialmente uno. Me parece pertinente si el público lo identifica dentro de la sala. ¿Cuál es ese personaje? El que nosotros de verdad aludimos como el personaje que se vende, como el el que viene a salvar a un país en problemas y termina hundiéndolo. Lo vemos actualmente en una problemática donde no se sabe quién es el bueno y quién es el malo y todos quieren tirar para su lado y todos quieren robar para su lado. Los bandos se desbaratan y solo se piensa en la violencia, en la ambición, en la corrupción, en la guerra. La idea es que el público se siente allá e identifique, es más, que aprenda un poco, aunque para mí esta labor educativa del teatro, se la dejo más a Brecht que a mí mismo, yo creo que el público debe sacar sus propias conclusiones. Pero, nos gusta pensar en el Teatro Libre que el público se sienta ahí, entiende unas dinámicas y puede de alguna manera ponerlas como en su cabeza y llegar a sus propias conclusiones.
Introduciéndonos la apuesta teatral de Bertolt Brecht, podemos notar que su teatro representaba una reacción al enfoque del drama realista desarrollado por Konstantin Stanislavski, que buscaba involucrar al público a través de la emoción y el melodrama, imitando el comportamiento humano real. En contraste, Bertolt Brecht confrontaba a la audiencia con situaciones que requerían cambios. El espectador se convertía en un participante activo, tomando decisiones a favor o en contra de lo que se presentaba en escena. ¿Qué de esta apuesta teatral de Brecht podemos ver “La evitable ascensión de Arturo UI”? y ¿qué de Brecht está en Diego Barragán?
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D.B: He pensado en Arturo Ui desde 2008 -2009. Empecé este proceso montado la obra con estudiantes del Teatro Libre, en el entorno académico. Yo, de verdad, rara vez quise meterme con las teorías del teatro de Brecht, y claro, ellos me preguntaban, “¿Diego, el teatro épico?, ¿Diego, el distanciamiento?”. Y, hay cosa dentro de las obras que me parece que se explican por sí solas y que funcionan mecánicamente por si solas . Personalmente, y es una visión desde mi dirección, acercarme a la teoría me da un poco de miedo; es un intento por entender al autor, pero ese intento siempre va a ser fallido. El mismo Brecht en sus escritos a lo largo de su vida se contradijo , al igual que Stanislavski y Grotowski al final. Entonces, para mí desde el principio, haciendo Arturo Ui en el entorno académico, no quise pensar en cómo el teatro épico llega al público.
Yo fui formado en esta escuela del Teatro Libre por Ricardo Camacho, por Jorge plata, por Héctor Bayona, gente que empezó haciendo un teatro muy comprometido con la realidad del país. Gente que empezó en las plazas públicas enseñándole a la gente , cuál fue la gesta comunera y por qué era tan importante para la política y para los procesos políticos del siglo pasado, por qué fue tan importante todo lo que estaba pasando en los grandes latifundios de la costa y del llano. Gente que además se fue, no solamente hizo teatro aquí en Bogotá, sin conocer a los campesinos, sino que se fue con un movimiento que tuvo el MOIR, llamado “Los Descalzos”. Gente que se fue al territorio para enseñar de política y economía. Regresan a Bogotá, se reúnen y dicen “tenemos que hacer un cambio, no podemos seguir toda la vida contando las mismas historia”. Historias que incluso, a veces no alcanzamos a tocar, porque era muy difícil que un Jorge Plata o un Ricardo Camacho se parecieran a un campesino del Cauca. De alguna manera, hay una distancia y ¿qué deciden hacer? casi el mismo proceso de Brecht, distanciar la cosa y empezar a jugar con e clásico, para que a través de estos se le hablara a las personas. Yo vengo de esa corriente y, creo que hay una inteligencia suprema también en hacer eso así, como la hay, obviamente, la creación colectiva. Estos procesos teatrales que buscan que la gente vea directamente reflejada su realidad, ejemplos como Arturo Ui, son muy interesantes y son muy enriquecedores también para el público. Lo mismo hace Arthur Miller con las “Brujas de Salem”, quien vive en la época del macarthismo en Estados Unidos y ve la cacería de las brujas, cuando empiezan a cazar comunistas en un tribunal. Vive esa situación, la mastica, la mastica tanto, que la saca y la puede poner en 1792 en una provincia de Massachussets que se llama Salem, donde porque alguien empezó a gritar “¡bruja!, ¡bruja!” terminan quemando a casi todo el pueblo. Esto es aislar, poner en otro lugar y hacer que la gente piense en su realidad, a través del tiempo y el espacio, casi sin darse cuenta. Esto está en Arturo Ui, cuando la gente, al final de la obra dice “me tocó, me molestó, no estoy de acuerdo” o el extremo “viva Arturo Ui”, entonces, ahí está esa labor de ese teatro épico que golpea de frente el pecho del espectador. Pero, nunca lo pensé, ni nunca lo hablé con mis alumnos o actores del teatro épico, la obra habló por si sola.
El Teatro Libre está celebrando sus 50 años de la forma que mejor lo sabe hacer, montando clásicos. “La evitable ascensión de Arturo Ui” está en temporada hasta el ocho de octubre.
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Viernes y sábado: 8:00 p.m.
Domingos: 3:00 p.m puede comprar sus entradas aquí .
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