Haddad, escritora, poeta, periodista y activista por los derechos humanos y de la mujer, ha sido una de las protagonistas de unas jornadas en Granada (España), donde explica que en sus obras es "incapaz" de inventarse nada , aunque añade: "Obviamente a veces me invento cosas, pero me gusta contar las cosas desde la intimidad".
Con 17 libros publicados es un referente no solo de la literatura árabe, con obras también en español; su tarea como periodista se refleja en "En busca de los ladrones de fuego", su último libro traducido al español, que recoge entrevistas a escritores con los que contactó entre 2003 y 2005 enviándoles cartas manuscritas para concertar las charlas.
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"Algunos me dijeron que no, como García Márquez", lamenta, pero como resumen de aquellos días recuerda que le gustó "saber cuáles son los seres humanos que hay detrás de los escritores" , y casi veinte años después por fin ha visto la luz en España ese trabajo.
Como escritora, afirma que no se marca una disciplina clara a la hora de trabajar: "Antes intentaba forzar la escritura, hasta que comprendí que todo tiene su tiempo" , de modo que decidió no obligarse a la inspiración, porque "si se fuerza, no sale".
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"Incluso, cuando llega -añade- , tengo que dejar que tome fuerza en la cabeza el tiempo que sea necesario y cuando comienzo, ya solo puedo escribir, no hacer otra cosa , incluso duermo tres horas al día si es necesario", algo que le pasa con todo, ya sea poesía, ensayo o relato, porque en ocasiones tiene miedo de que la inspiración se le vaya para siempre.
Pero si algo influyó claramente en su vocación literaria fue la muerte de su abuela, cuando ella solo tenía 7 años. Aquella niña fue la que encontró el cadáver en la cocina de su casa y durante mucho tiempo le preguntó a su madre qué había pasado, "sin que me contestara", hasta que ella misma dedujo que su abuela no pudo con la presión de haber sufrido el genocidio turco en Armenia, del que sobrevivió milagrosamente.
Tardó cuarenta años en poder sacar adelante el libro en homenaje a su abuela, que tituló "La hija de la costurera", en el que plasmó la historia de cuatro mujeres que podrían ser la misma: abuela, madre, hija y bisnieta, nacidas en distintas guerras, Palestina, Siria, Líbano y Armenia. Haddad retrata a estas mujeres en las páginas del libro a través del amor, el dolor, la maternidad, el duelo y la lucha por seguir adelante.
La escritora y periodista fue durante más de dos décadas la responsable de cultura del diario libanés An Nahar, cargo que ocupó hasta 2017 y que compaginó con su propio proyecto, "Jasad", revista especializada en literatura, arte y las políticas del cuerpo.
Desde el principio de su carrera, Haddad puso la información al servicio de su compromiso con los derechos humanos. Fue reconocida por la Arabian Business Magazine como una de las mujeres más influyentes del mundo árabe contemporáneo.
Ha publicado poemarios -"Espejos de las fugaces", "El retorno de Lilith"-; relatos -"Los amantes deberían llevar sólo mocasines"-; ensayos, como la trilogía compuesta por "Supermán es árabe", "Yo maté a Sherezade" y "El tercer sexo", y teatro -"Jaulas"-.
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En todos ellos quedan patentes sus múltiples intereses sociales y su actitud crítica ante el mundo y hacia todo aquello que genera extrañeza. “La auténtica libertad requiere una toma de conciencia continua”, defiende justo antes de tomar un vuelo a Estados Unidos, donde impartirá conferencias antes de volver a Beirut para seguir su prolífica actividad diaria.
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