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Guillermo Martínez: "A veces un libro es tan afortunado que termina jodiendo"

La fortuna que brindan algunos libros a veces "te terminan jodiendo" y, por eso, hay que huir del encasillamiento. Así opina el argentino Guillermo Martínez, autor de "Crímenes imperceptibles" o "La muerte lenta de Luciana B", que habló con EFE durante su presencia en la Feria del Libro de Rosario.

Guillermo Martínez
Guillermo Martínez también es matemático de profesión.
Xavier Torres-Bachetta. Tomada de La Nación Perú.

“Muchos me encasillan en esos títulos, otros no han leído demás obras mías y hasta hay editores que solamente quieren publicar mis policiales. La fortuna de los textos es muy diferente y a veces un libro es tan afortunado que te termina jodiendo en ciertos aspectos”, indica Martínez.

Su primer encasillamiento ocurrió con “Crímenes imperceptibles”, una obra que define como una “marca muy grande y personal”, traducida a más de 35 idiomas y que, además, fue llevado a la pantalla grande con el nombre de “Los crímenes de Oxford”.

La segunda vez fue culpa de “La muerte lenta de Luciana B”, adaptada por una plataforma en continuo bajo el título “La ira de Dios”, aunque a Martínez no le quita el sueño perder lectores por televidentes.

“Me conocen como el escritor de ‘Crímenes imperceptibles’, pero no es mi ambición llegar a círculos más grandes de los que ya tengo. Con tener poco más de miles de lectores, que sean fieles y eso me permita seguir publicando libros, estoy más que contento”, aclara sobre el tema.

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La finalidad de todo aquel que escribe es ser leído; pero Martínez prefiere darse el lujo de “elegir a sus lectores”. “Por supuesto que uno quiere ser leído, pero a la vez uno quiere elegir por cuáles lectores. Me interesa que me lea gente con afinidad por la literatura, con cierta biblioteca encima y que tenga amplitud de ideas que puedan venir de las ciencias”, amplía.

A pesar del énfasis en mantener el “statu quo” de quién lo lee, admite su sorpresa al participar de esta feria para introducir “La última vez” (Planeta), su nueva novela, que en esta ocasión explora la intriga literaria sin olvidarse de los tintes policíacos que caracterizan su escritura, aunque la obra carezca de un tan ansiado crimen de por medio. “Me impactó la sala llena y ver a tantas personas que habían leído mis libros anteriores. Eso es lo que más feliz puede hacer a un escritor”, agrega Martínez.

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¿Qué le importa a un escritor?

Para Martínez, un escritor da importancia a su trabajo con base en el momento de su vida en el cual se encuentra. “Cuando recién empezás a publicar te importa que le vaya más o menos bien en algún sentido, que un escritor que vos admirás lo lea y te diga algo, que se conozca en algún mínimo círculo, más allá de tus amigos, que aparezca en algún medio. Porque si eso no pasa, hay una sensación que queda totalmente en el vacío”, ejemplifica.

El autor considera que en esta etapa de su carrera lo más importante radica en tener la sensación de terminar el libro que quería escribir y sentirse conforme con el material entregado. “Lo que más me importa es tener la sensación íntima de que hice lo mejor que pude y que estoy contento con el libro”, asegura el autor.

Próximo libro

A modo de adelanto exclusivo, su futura obra volverá a las raíces de la novela policial, con una cierta “cercanía a los libros de Patricia Highsmith”, con la “germinación” de la idea de un crimen en la mente de un personaje. “Tengo bastante armado los temas principales de la novela con la idea del libre albedrío, que es una discusión filosófica y se remonta a los filósofos Immanuel Kant y Baruch Spinoza”, detalla Martínez.

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“En la física hubo un experimento en ‘83 que parecía liquidar la idea del libre albedrío; entonces, situaré la novela como si fuera unos años después de esa época y, dentro de esa discusión filosófica, estará la idea de un crimen. Quiero ahondar en esta idea del policial filosófico”, concluyó.

El escritor se refiere a la teoría del neurólogo Benjamin Libet, que en 1983 planteó la posibilidad de que la sensación de libre albedrío podría ser una ilusión. Solo queda esperar para ver cómo se adapta la filosofía al género literario de lo policial.

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