Ernesto Cardenal fue un abanderado de la libertad y de la poesía, trabajó por los más necesitados y luchó contra el régimen en Nicaragua , su tierra madre que lo vio escribir versos dolorosos sobre la injusticia, así como letras esperanzadoras para la humanidad.
Cardenal nació el 20 de enero de 1925 en Granada, Nicaragua. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en la Universidad de Columbia en Nueva York, regresó a Nicaragua en 1950 para hacer parte del golpe de estado contra el régimen de Anastasio Somoza denominado como la Revolución de Abril , el cual falló y en el que Cardenal perdió a varios compañeros de lucha.
En 1957 entró al seminario de Nuestra Señora de Getsemaní en Kentucky, Estados Unidos, tras sus años dentro de la comunidad se ordenó como sacerdote en 1965 cuando regresó a Nicaragua, allí fundó una comunidad de pescadores y artistas en la isla de Solentiname , donde escribió su famoso libro El evangelio de Solentiname .
El poeta estuvo atravesado profundamente por la teología de la liberación, un movimiento que surgió en América Latina en los años 60 que tenía como centro el evangelio direccionado a los más necesitados, así como el uso de las ciencias sociales y humanas para ese fin. “Evangelio en griego significa buena noticia y la buena noticia para los pobres es la justicia. Resultó que esa teología no era la del Vaticano. Nosotros creíamos en Jesús de Nazaret” , le dijo Cardenal a El País en el 2012.
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Su trabajo literario es unido por el hilo conductor de la compasión y la lucha por la justicia social así como su relación con Dios y la espiritualidad como en este poema llamado Hazme justicia señor (Salmo 25) :
Hazme justicia Señor
porque soy inocente
Porque he confiado en ti
y no en los líderes
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Defiéndeme en el Consejo de Guerra
defiéndeme en el Proceso de testigos falsos
y falsas pruebas
No me siento con ellos en sus mesas redondas
ni brindo en sus banquetes
No pertenezco a sus organizaciones
ni estoy en sus partidos
ni tengo acciones en sus compañías
ni son mis socios
Lavaré mis manos entre los inocentes
y estaré alrededor de tu altar Señor
No me pierdas con los políticos sanguinarios
en cuyos cartapacios no hay más que el crimen
y cuyas cuentas bancarias están hechas de sobornos
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No me entregues al Partido de los hombres inicuos
¡Libértame Señor!
Y bendeciré en nuestra comunidad al Señor
en nuestras asambleas
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Cardenal colaboró de manera muy estrecha con el Frente Sandinista de Liberación Nacional y cuando éste triunfó frente al régimen de Somoza en 1979 el poeta fue nombrado ministro de cultura de Nicaragua.
Yo quiero otro país
Debemos hacer aquí un país.
Estamos a la entrada de una tierra prometida
que emana leche y miel como una mujer.
De esta tierra es mi canto, mi poesía.
Pero todavía están las encomiendas
y cuando suena la campana en la bolsa de Nueva York,
algo que vos no sabes, hermano, te han quitado.
Sandino decía a los campesinos -algún día triunfaremos- y,
si yo no lo veo, las hormiguitas vendrán a contármelo bajo la tierra.
Las cosas son importantes, pero más son las personas.
Hay tanto maíz que sembrar.
Tanto niño que instruir,
tanto enfermo que curar,
tanto amor que realizar,
tanto canto
Yo canto a un país que va a nacer.
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En 1983 el papa Juan Pablo II visitó Nicaragua y Cardenal lo recibió de rodillas, el pontífice lo reprimió públicamente por pertenecer a un partido socialista y cometer acciones que estaban en contra de la labor episcopal del catolicismo , un año después lo suspendió del ejercicio sacerdotal, sin embargo, en el 2019 el papa Francisco reotorgó de nuevo el permiso para volver al oficio.
Cardenal abandonó el partido en los años 90 cuando Daniel Ortega tomó el poder y fue convirtiendo a Nicaragua en una dictadura militar. El poeta se dedicó a escribir y a la obra social en la comunidad de Solentiname, esa misma tierra donde aún se resguardan sus restos. El escritor falleció el 1° de marzo del 2020 a los 95 años.
Fragmento de “Getsemaní, NY”.
Detrás del monasterio, junto al camino,
existe un cementerio de cosas gastadas,
en donde yacen el hierro sarroso, pedazos
de loza, tubos quebrados, alambres retorcidos,
cajetillas de cigarrillos vacías, aserrín
y zinc, plástico envejecido, llantas rotas,
esperando como nosotros la resurrección.
🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
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