"Eso se ve en el gusto por una tradición, la de los trajes. Me parece que el apego a las tradiciones es tal vez más masculino, en el fondo se transmite el poder de esa forma", dijo la escritora de 82 años que recibe el sábado su premio en Estocolmo.
Coronada por "el valor y la agudeza clínica" de su obra en gran parte autobiográfica, Annie Ernaux, es la decimoséptima mujer que gana un Nobel en esta categoría desde la fundación de los famosos premios en 1901.
"La palabra ha estado monopolizada casi siempre por hombres y noté que las mujeres son menos prolijas en sus discursos que los hombres, cuando se sabe bien que ellas son más prácticas", señaló. Según la octogenaria, "es duro decirlo, pero pienso que sí", los premios Nobel deben cambiar.
Para desempolvar la institución "¿se podría imaginar que haya menos fastuosidad, menos faldas largas y fracs?", sugirió Ernaux sonriendo, en referencia a la fastuosa ceremonia de entrega del premio seguida por un banquete de gala.
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Desde que llegó a Estocolmo, se ha visto confrontada a "la solemnidad, la fastuosidad del premio", y se ha dado cuenta de "la magnitud y el papel" que implica, cuando asegura que "verdaderamente no tiene ningún deseo de distinción".
Sin embargo, esta figura del feminismo comprometido a izquierda quiere dedicar su premio "a todos los que sufren (...) y a todos los que luchan y no son reconocidos". La recompensa reforzó su deseo de escribir. Pero espera "seguir escribiendo y al mismo tiempo disfrutar de su vejez".
"Pienso que es una edad donde se puede reflexionar sobre muchas cosas y para mi eso quiere decir escribir también" , concluyó. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.