Durante el tradicional pregón de Sant Jordi, fecha que en Barcelona coincide con el Día del Libro, organizado por Biblioteques de Barcelona, el londinense no escondió que de niño no era muy buen lector porque le encantaba ver la televisión que tenía en su habitación, pero, por suerte, empezó a adentrarse en el cómic 'The Beano'.
Asimismo, sus progenitores, junto a su hermana, le llevaban cada quince días a la biblioteca local de Banstead, que pese a los "brutales recortes" que ha habido en Inglaterra, sigue en pie, donde elegía libros, y gracias a ello descubrió, 'Charlie y la fábrica de chocolate', de Roald Dahl, que le cambió la vida y que considera el "mejor libro infantil de todos los tiempos".
David Walliams, nacido en Londres en 1971, es uno de los principales autores de literatura infantil y juvenil en Inglaterra, y un referente internacional en este ámbito, tras publicar su primer libro juvenil en 2013, 'La increíble historia de... Los bocadillos rata' (Montena), y desde entonces ha vendido más de 56 millones de ejemplares de sus obras en todo el mundo, con traducciones a más de cincuenta idiomas.
Walliams argumentó que los niños deben leer por placer, porque está comprobado que los que lo hacen "suelen tener mejores resultados en las escuelas".
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Consciente de que ahora es más difícil que hace unos años animar a los más jóvenes a sentarse ante un libro por la competencia de "millones de cosas", desde un Iphone, a YouTube, Tik-Tok, Instagram, Twitch o Netflix, instó a los progenitores a leer a sus hijos desde que son pequeños, incluso de bebés, en lo que definió como el "mejor momento del día".
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Otra de sus obsesiones es llegar a los niños que creen que los libros son aburridos porque si no leen "se quedarán atrás y la infancia es corta y no tienes mucho tiempo para convertirlos en lectores".
Según las últimas estadísticas, uno de cada cuatro adultos no toma nunca un libro, lo que ve como una "tragedia", porque la lectura "desarrolla la mente y mejora la vida".
En un discurso, trufado de sentido del humor, en el que recordó cómo leía cuando era más pequeño con su hijo Alfred, reconoció que hace tiempo que olvidó la mayor parte de lo que aprendió en la escuela, pero no los libros que cambiaron su forma de pensar y de sentir el mundo.
El pregón, que se pronuncia desde 2003, es la primera vez que cuenta con un pregonero de literatura infantil, y antes le precedieron autores como José Saramago, Martí de Riquer, Antonio Tabucchi, Alessandro Baricco, Bernardo Atxaga, José Luis Sampedro, Donna Leon, John Banville, Claudio Magris, Yasmina Reza o Almudena Grandes.
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