‘La hora de las campanas’ - Maruja Vieira
Es la hora de las campanas,
cuando se cierran los abismos.
Con la luz de la madrugada
vuelven al mundo los caminos.
Vuelve el murmullo de los árboles,
el silencio de las espigas.
Vuelven las manos, lentamente,
hacia las páginas del libro.
Vuelve la realidad perfecta
de una presencia sin olvido.
1 de enero de 1960 - Alejandra Pizarnik
Que este año me sea dado vivir en mí y no fantasear ni ser otras, que me sea dado ponerme buena y no buscar lo imposible sino la magia y extrañeza de este mundo que habito. Que me sean dados los deseos de vivir y conocer el mundo. Que me sea dado el interesarme por este mundo.
‘Después de las fiestas’ - Julio Cortázar
Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
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eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.
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‘Canto del camino abierto’ - Walt Whitman
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A pie y con el corazón tranquilo tomo el camino abierto,
saludable, libre, el mundo se abre ante mí
y este largo camino pardo ante mí conduce adonde quiera ir.
Ahora no pido buena suerte, yo mismo soy la buena suerte,
ahora no reniego, ya nada pospongo y nada necesito,
se acabaron las quejas domésticas, las bibliotecas, las críticas pendencieras,
poderoso y contento recorro el camino abierto.
La tierra, con eso me basta,
no quiero a las constelaciones más cerca,
sé que están muy bien allá donde se encuentran,
sé que bastan para aquellos a quienes pertenecen.
(No obstante aquí llevo mis viejas deliciosas cargas,
las llevo, hombres y mujeres, las llevo conmigo adónde quiera vaya,
juro que me resulta imposible deshacerme de ellas,
estoy pleno de ellas y, a cambio, yo las haré plenas.)
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‘Madrugada’ - Juan Gelman
Juegos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta.
Ella respira por nosotros.
Somos los que encendimos el amor para que dure,
para que sobreviva a toda soledad.
Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor
antes de merecer esta esperanza.
Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.
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