"En la cultura del siglo XIX se dio demasiado valor a la imagen de Leonardo como un demiurgo que posee todos los secretos de la naturaleza, pero no era verdad, aunque seguramente le habría gustado", ironiza el escritor italiano durante la conversación.
Carlo Vecce (Nápoles, 1959) sorprendió al mundo el año pasado al lanzar la hipótesis de que la madre de Leonardo fue una esclava caucásica de nombre Caterina y, con este último dato, ahora ha publicado "Leonardo, La Vita" (Giundi Editore), una extensa biografía que pronto será traducida al español.
El libro busca subsanar la paradoja que ensombrece la vida de este artista polifacético: aunque archiconocido y -casi- manoseado por la cultura popular, su figura está marcada a fuego por el mito.
Su autor no esconde su desagrado ante este fenómeno, alentado en parte por las innumerables obras que lo usaron como protagonista, empezando por el famoso "Código Da Vinci" (2003) de Dan Brown.
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"Cada vez conocemos a Leonardo mejor porque hemos descubierto sus manuscritos, podemos leer sus Códigos y conocer su extraordinaria actividad científica y tecnológica (...) pero la cultura moderna lo ha visto como un mago, un genio sobrehumano y solitario, a veces oscuro, depositario de extraños enigmas de la humanidad", lamenta.
Lo cierto es que no era así, por mucho que algunos supuestos expertos, de esos que abundan en el mercado artístico, se empeñen en buscar misterios en el difuminado fondo de "La Gioconda" (1503) o razones inverosímiles en su célebre sonrisa o en sus manos.
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En los escritos de Leonardo emerge, sostiene el profesor, "un hombre lleno de debilidades e inquietudes" porque en un cierto sentido "nunca superó en su interior la dificultad de sus orígenes" como hijo ilegítimo en la Toscana del 1452.
Sin embargo, aunque en un principio su fama era básicamente de pintor, desde el siglo XIX, era del romanticismo, empezó a surgir su visión como inquietante arquetipo de pensador renacentista, por distintos motivos y no siempre positivamente.
Por ejemplo, antes del estallido de la II Guerra Mundial en 1939, algunos regímenes como el fascista de Italia lo encumbraban por sus ideas en la construcción de máquinas de guerra.
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"Por entonces fue convertido por el fascismo o el régimen de Japón en un referente, como constructor de máquinas de muerte. Sí, las diseñó, pero sabía que nunca llegaría a construirlas. Aquello fue una perversión contra la profunda humanidad de Leonardo, que definía la guerra como una 'locura bestial'", defiende Vecce.
Para ello, para "humanizar" al personaje, el escritor lleva tres décadas husmeando en los archivos de las ciudades por las que pasó el genio en vida, en busca de su rastro.
Así ha trazado la influencia del padre, 'ser Piero', un importante notario en aquella Florencia que, según defiende, al final abrió las puertas de las casas nobiliarias a aquel hijo suyo, incipiente artista.
"Todas sus obras importantes en Florencia están ligadas a la ayuda del padre, como 'La Anunciación', 'La adoración de los Magos', los retratos y probablemente también 'La batalla de Anghiari'", sostiene el historiador.
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Por otro lado, Vecce mantiene su tesis sobre la madre de Leonardo tras haber recibido "reacciones muy positivas" de otros estudiosos italianos y extranjeros como el experto en historia de la ciencia Paolo Galluzzi: "Naturalmente falta algún pequeño detalle, pero es la tesis con mayor alto de probabilidad, en torno al 90 %", presume.
Entretanto, promete seguir buceando en el universo de Da Vinci, de cuya órbita quedó prendado en su niñez, pues, alega entusiasta, "todavía es posible encontrar en algún lado un Códice o cuaderno completamente desconocido".
Basta pensar que los dos Códices de Madrid fueron encontrados en los archivos de la Biblioteca Nacional española solo en 1964.
Vecce cree importante seguir agrandando el conocimiento sobre el genio -hombre, no divinidad- porque su curiosidad "de niño" hacia el milimétrico funcionamiento de la naturaleza y su libertad -era homosexual en el siglo XV- puede ser un ejemplo en el mundo actual.
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"Significa retomar al pensamiento crítico, aprender a no aceptar las noticias que nos llegan como si fueran la verdad, a verificar y comprobar todo y a ser profundamente libres. La libertad y la posibilidad de pensar libremente es uno de los valores amenazados en el presente", advierte.
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