En una entrevista con EFE debido a su participación en la novena edición del festival Centroamérica Cuenta celebrado en Madrid esta semana, Navarro (Ciudad de México, 1982) se refiere a su vida en España, donde reside hace algo más de cuatro años, y desde donde ve que se está "desmantelando el Estado de bienestar".
En esa línea, la autora de "Ceniza en la boca" o "Casas vacías" subraya las "grandes similitudes" que existen entre las autoras latinoamericanas migrantes en España como la peruana Gabriela Wiener o la ecuatoriana Mónica Ojeda y que están aportando otra visión al mercado editorial español.
"Tenemos grandes similitudes respecto a los feminicidios, la violencia, la precariedad eterna del mundo de la cultura, cuando te encuentras personas latinoamericanas en este ámbito cultural hace que nos empecemos a cuestionar la seguridad aquí y el Estado de bienestar aquí y tener esta sensación de que nos lo están desmantelando", analiza.
Así, asegura que no quieren que "llegue lo que se vive allá", en algunos países latinoamericanos: "no queremos que haya ciudades de miedo pero nos las están construyendo frente a nuestros ojos".
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Según explica, en las "ciudades de miedo no te sientes segura, sientes que no tienes futuro, tienes que quedarte encerrada en casa para que no te pase nada o quedarte con un trabajo precario porque no hay más".
"Piensas que no vas a cambiar nada porque la estructura es tan agobiante que es mejor mantenerte en el anonimato, eso es lo que hacen las grandes ciudades, eso es construir el miedo, no hay espacios de gozo de verdadero ocio, sino que te piden que consuman", prosigue.
Y es que medio de una crisis económica con alzas de los precios por la subida de los tipos de interés y la inflación, Navarro tiene claro que se va hacia un escenario más individual en el producir es la clave para el sistema.
"Eso es la ciudad de miedo: no voy a tener dinero para salir a tomarme una cerveza, para ver a mis amigos, ese miedo es una cosa con la que hemos vivido y que empezamos a percibir que se vive mucho mas aquí porque se están desmantelando cosas que estaban dadas por sentadas", incide.
Las mujeres ya no quieren leer "la triste historia del hombre blanco burgués"
Para Navarro, el panorama editorial está cambiando y las grandes editoriales se están dando cuenta de que las mujeres ya no quieren leer "la triste vida del hombre banco burgués" sino que buscan historias en las que reconocerse.
"Las mujeres queremos leer a mujeres porque estamos cansadas de leer la triste vida del hombre blanco burgués que piensa en su individualidad cuando hay mucho mas allá, no tienes que hablar de violencia o movimientos sociales simplemente algo que no sea el hombre atormentado por ser hombre", añade.
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En ese sentido, reconoce que el mercado editorial se está abriendo a publicar a muchas más mujeres, pero critica que solo sea "a cierto tipo de escritoras de clase media con una educación superior, no a mujeres latinoamericanas en todo el espectro".
"Hay un montón de mujeres latinoamericanas que tienen mucho que decir y crear, a las que no se les mira todavía por vaya a saber qué prejuicios y nos estamos perdiendo un montón de cosas", revela.
Navarro cree que la generación de escritoras jóvenes a la que pertenece está "tratando de utilizar el espacio para cuestionar las cosas".
"Para decir que aquí hay movimiento, dialoguemos de otras cosas; nosotras proponemos conversaciones distintas, que no nuevas, y creo que hay una gran apertura" entre los autores, las editoriales y los lectores, matiza.
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