
El escritor, académico de la Real Academia Española (RAE) y Premio Príncipe Asturias de las Letras, aseguró que uno de los grandes temas en torno al mítico personaje de la literatura española, las fronteras entre realidad y ficción, no puede tener mayor vigencia.
"La mente humana está muy dotada para dejarse abducir por la ficción, es muy fácil engañar al cerebro", señaló el autor, quien cree que los retos contemporáneos en este sentido no tienen precedentes en la historia.
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"Ahora el poder de la mentira es gigantesco, esto no es continuación de nada, es algo completamente nuevo y destructivo que no sabemos dónde va", dijo refiriéndose a ciertos usos de la inteligencia artificial y a la facilidad con que las personas "pierden de vista la realidad y se quedan heladas en la pantalla, se olvidan de vivir".
'El verano de Cervantes' es un ensayo en su acepción original, acuñada por Montaigne, que significa "tanteo, prueba". En 2016, coincidiendo con la conmemoración del Año Cervantes, Muñoz Molina empezó a tomar notas en cuadernos en un primer germen de esta obra que ha recuperado y "ordenado" en el último año.
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A lo largo de sus páginas entrevera recuerdos relacionados con sus lecturas de 'Don Quijote de la Mancha' con el rastreo de su influencia en la literatura universal, desde Melville a Balzac, de Mark Twain a Thomas Mann o James Joyce, pasando por Stendhal o Flaubert, quienes empezaron a leerlo en versiones infantiles.
Muñoz Molina recordó que en la casa donde vivía Flaubert con su madre en Rouen (Francia), en la biblioteca que se conserva, hay un ejemplar del 'Quijote' de 1828, una edición infantil coloreada, y que en 'La educación sentimental' el protagonista se acuerda de esa edición.
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Stendhal lo leía a escondidas de su padre, un hombre "sombrío y autoritario", según Muñoz Molina, y contaba que la primera vez que rió después de la muerte de su madre, cuando tenía 7 años, fue con el 'Quijote'. "El padre le oía reír y se lo quitaba", aseguró.
En el mundo anglosajón su influencia también fue determinante. Y mencionó desde una obra "casi perdida" de Shakespeare basada en un episodio de primera parte, a novelistas como Charlotte Lennox, que en 1750 publicó 'The female Quixote' con gran éxito, o la primera novela de Jane Austen, 'La abadía de Northanger', "completamente quijotesca".
En cambio, Muñoz Molina señaló como "una de las grandes paradojas españolas" que "este gran monumento de nuestra cultura permanecía completamente ignorado en la literatura española", hasta que llegaron Galdós y Clarín en la segunda mitad del siglo XIX, a quienes se suman en el XX autores como Eduardo Mendoza.
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Más que en una obra concreta, Cervantes ha influido en la manera de mirar y entender el mundo de Muñoz Molina. "Lo que aprendo leyendo a Cervantes es la curiosidad universal, el sentimiento de que hay que desconfiar mucho de todas las grandes declaraciones, Cervantes esta siempre ironizando".
Una actitud que explica en parte la vida cosmpolita del autor del Quijote, desde su paso por la Italia del final del Humanismo a vivir y casi morir en la batalla de Lepanto, "el desembarco de Normandía de la época", o sus cinco años de cautiverio en Argel, una ciudad enorme y con gente de todas partes.
"Esa complejidad es una de las razones de su talento y su instinto de burlarse de todo, hasta de lo que más ama, que es la literatura, y es una gran lección para todos, para mantener la humanidad y la libertad de espíritu y, a ser posible, de expresión".
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