"Sin arte LGTBIQ+ no hay historia del arte. Tenemos que contarnos nosotros dentro porque nadie va a hacerlo si no (...) Merecemos estar en lugares como este", afirmó Muholi al dar la bienvenida a la prensa en la Maison Européenne de la Photographie (MEP, Casa Europea de la Fotografía), impulsora de la primera exposición de mirada completa sobre su obra en territorio francés.
La muestra, que estará abierta al público entre el 1 de febrero y el 21 de mayo, incluye desde sus autorretratos más famosos hasta escenas cotidianas que ilustran la vida de las personas negras LGTBIQ+ de Sudáfrica , una comunidad a la que el sueño de la "nación arcoiris" devuelve todavía con demasiada frecuencia -casi 30 años después del fin del "apartheid"- brutalidad, marginación y pobreza.
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Las imágenes de Muholi, sin embargo, rehúyen esa violencia. Elle quiere, precisamente, celebrar la belleza y la intimidad de su gente. "Si quisiera victimizar sería muy fácil", apuntó.
De hecho, Muholi apostó a que una obra como esa se "vendería" muy bien, porque responde a las preconcepciones que normalmente dominan el imaginario de la audiencia, pero no es lo que le interesa.
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La retrospectiva refleja, de hecho, su ambición por crear un "archivo visual" de la comunidad LGTBIQ+ sudafricana. La Constitución democrática de 1996 -un texto que Muholi define como "la mejor" carta magna del mundo por su alto nivel de reconocimiento de derechos- validó a nivel legal sus existencias y, por tanto, no podía ser, según esta activista, que esa realidad no tuviera su reflejo en el arte.
"Si la gente tiene derecho a expresarse, a su identidad, a su sexualidad, necesitamos visualizarlo", defendió. Es por eso que, sobre todo a partir de 2006, empezó a narrar con su cámara.
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"Cada uno de nosotros tiene un papel que jugar en un país democrático, nadie puede sentarse y esperar que la gente haga cosas por ellos, así que yo he asumido mi propia responsabilidad y la fotografía es una forma en la que puedo articular los asuntos reales que afectan a mi comunidad: negros, queer, comunidades trans", detalló a EFE.
"Si supiera cómo hacer más lo haría, pero paso a paso", agregó esta artista, nacida en 1972 en la provincia de KwaZulu-Natal. La primera ante su cámara es elle: sin maquillajes , sin luces artificiales, desnuda o utilizando accesorios caseros -desde pinzas de la ropa a estropajos- en busca de una belleza que reivindica una negritud queer orgullosa.
También hay, sin embargo, imágenes de poso más amargo, como las que evocan una etapa de menstruaciones especialmente lacerantes, los rostros de personas que ya murieron y de reinas de la belleza que fueron marginadas.
"Ha sido un camino doloroso", resumió Muholi, pero también, ante todo, una obra de "amor" y de "dignidad" . No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
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