El cineasta, nacido en Buenos Aires pero cuya carrera se ha desarrollado en Francia, habla con Efe en Madrid, adonde se ha trasladado para apoyar el estreno en España de su sexto largometraje (tiene además más de una veintena de cortos y vídeos musicales, y el mediometraje "Lux Aeterna", 2019).
La película sigue (a la vez, en una doble pantalla que ya ha usado Noé otras veces para contar sus historias) a dos ancianos en su vida cotidiana, desde que despiertan en una abigarrada casa repleta de libros, vídeos y papeles, y les muestra mientras buscan su ropa en un armario abarrotado de prendas en desorden.
Doble pantalla
Ella (Lebrun) tiene una demencia senil (probablemente, alzhéimer) y él (Argento), que no para de fumar y tiene un grave enfermedad coronaria, sufre cuando no la encuentra por las calles de París donde viven. Ambos tienen un hijo, Stephan (Alex Luth), exdrogadicto, que no sabe cómo cuidar a sus padres, y un nieto de unos 5 años, Kiki.
"Había hecho un cortito en doble pantalla y cuando mis productores de 'Climax' -cinta con la que Noé ganó la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de 2018- me dijeron si se me ocurría una película con dos o tres personajes en un decorado único por lo del confinamiento (...) y pensé que (el formato doble) quizá sería aún más lógico en esta película para filmar a dos personas que viven bajo el mismo techo y que están como desconectadas emocionalmente", explica.
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Y las burbujas, añade, "están en un mismo espacio de manera que cualquiera puede entenderlo" y esa forma de montaje, con tan solo un fotograma en negro, "se queda en un parpadeo".
Lo cierto es que tras un ligero desconcierto en los primeros minutos, enseguida se acepta la normalidad de la narración. Incluso, Noé utiliza esa doble pantalla, con un lentísimo fundido a blanco, para contar la muerte de una manera limpia y absolutamente poética.
Reconoce que desde que vio "Umberto D." (1952), de Vittorio de Sica, y "La balada de Narayama", pero la original, de Keisuke Kinoshita, e incluso antes, "Make a Way for Tomorrow", un drama sobre la vejez de 1938 dirigido por Leo McCarey, quería rodar "ese algo desesperado" que tiene envejecer.
E incluye en la lista "Amour", de Michael Haneke, un filme que vio poco después de que su madre muriese con demencia.
"Creo que 'Amour' es la película que más me ha hecho llorar", confiesa, y la valora más por ser "la que abrió ese tema y la primera con éxito a nivel comercial y en los festivales sobre un tema que, aun siendo universal -porque hay padres, madres, tíos que se están partiendo en ruinas-, rara vez se ve en cine".
"Amour", afirma, "me abrió la puerta para hacer años más tarde cine sobre un tema similar, pero quizá justamente porque antes hice otras cintas muy dramáticas, tipo 'Irreversible' (2002), con ésta quise hacer la versión más 'soft' y más púdica de estas cosas que son tan pesadas".
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Pero aclara que "no es la misma temática" de 'Amour', que "es un dramón", dice. "La mía no -afirma-, la mía es como un documental, mucho más banal".
Vea aquí el tráiler subtitulado de "Vortex", de Garpar Noé.
Cineasta Atípico
Noé es un cineasta atípico, que siempre prefirió rodar con personas mayores, aunque se identifica "con Dario, con Alex y con el nietito. Me caen todos bien y todos son como distensiones de mi propia persona", apunta.
Desdeña su fama de director polémico y dice que para cineastas transgresores, Eloy de la Iglesia, del que acaba de ver toda su filmografía. "Así como los alemanes tuvieron a Fasbender y los italianos a Pasolini, los españoles tuvisteis a Eloy de la Iglesia", afirma.
Sobre la vida de hoy, Noé ironiza que "el mundo está cada día mejor" y añade -ya directamente con humor negro- que "el mundo que hoy conocemos se acabará en veinte o treinta años".
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Y de sus proyectos, confiesa que no tiene "la más puta idea" de qué hará después, "quizá -ya se ríe abiertamente- algo sobre Dios, así, con mayúsculas". No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.