La obra de arte -que ahora se llama "Love is in the Bin" (el amor está en la papelera)- será puesta a la venta en Londres el 14 de octubre, con un precio estimado de entre 4 y 6 millones de libras (6 a 8 millones de dólares, 5 a 7 millones de euros). El cuadro, titulado originalmente "Chica con globo", se vendió por casi 1,1 millones de libras hace casi tres años y ahora lo vuelve a salir al mercado.
Para sorpresa de todos los presentes, el lienzo pasó por una trituradora escondida en el gran marco de estilo victoriano que lo protegía, momentos después de terminar la puja, destruyendo parcialmente la obra y asombrando al mundo del arte. Esta chocante iniciativa había sido orquestada por el irreverente Banksy, cuya identidad se dice que sólo conocen unos pocos amigos.
"Aquella noche surrealista de hace tres años, me convertí en el propietario accidental -pero muy privilegiado- de la obra", recordó el coleccionista, citado en un comunicado de Sotheby's. "Ha sido un viaje increíble haber formado parte de la historia de cómo surgió una de las obras de arte más famosas del mundo, pero ahora ha llegado el momento de desprenderse de ella", agregó.
El lienzo parcialmente destrozado, que se expuso durante un mes en un museo de la ciudad alemana de Baden-Baden en 2019, representa a una niña que suelta un globo rojo con forma de corazón. Reproducida hasta la saciedad, se ha convertido en una de las imágenes más reconocibles de Banksy.
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El cuadro se expondrá al público en la sede de Sotheby's de Londres durante dos días a partir del sábado, antes de embarcarse en una gira mundial por Hong Kong, Taipei y Nueva York para regresar después a la capital británica. En opinión de Alex Branczik, presidente de arte contemporáneo de Sotheby's, la acción de Banksy "no destruyó una obra de arte al rasgarla, sino que la creó".
"Hoy en día esta pieza se considera heredera de un venerado legado de arte antisistema", añadió, calificándola como "la obra de arte de Banksy por excelencia y un verdadero icono de la historia del arte reciente". Esta espectacular autodestrucción fue el más reciente de una larga historia de movimientos imprevisibles del artista callejero inglés, que saltó a la fama por sus grafitis antisistema, a menudo satíricos, en edificios del Reino Unido y de todo el mundo.