En honor a Sempé, colaborador de The New Yorker durante cuatro décadas, la publicación neoyorquina volverá a publicar uno de sus dibujos en la portada de su edición del 5 de septiembre, dice a la AFP la editora de arte, Francoise Mouly.
"Será la portada 114" de la revista ilustrada por "Jean-Jacques", apunta esta francesa, editora de arte de The New Yorker desde 1993, desde las oficinas del conglomerado de prensa Condé Nast, en la ultramoderna torre One World Trade Center en Manhattan, reconstruida en el sitio de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
The New Yorker ya recuerda esta semana a Sempé, quien murió el 11 de agosto a los 89 años, al incluir en una página interior una de sus portadas icónicas, la del 28 de marzo de 1994, que muestra a una persona diminuta que lleva un maletín mientras camina por una alfombra roja hacia el corazón de la ciudad, rodeado de enormes rascacielos.
El tema de las personas normales que navegan por las mundanidades de la vida empequeñecidas por el tamaño del mundo es central para el artista francés, que trabajó con The New Yorker desde 1978 hasta 2019.
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Tanto la ciudad de Nueva York como su prestigiosa revista cultural fueron sueños de juventud para Sempé, quien tuvo una infancia difícil y abandonó la escuela a los 14 años antes de mentir sobre su edad para sumarse al ejército.
En la década de 1970 conoció al ilustrador estadounidense Ed Koren, quien lo llevó por Manhattan, Brooklyn y Queens, presentándolo a los periodistas y editores de The New Yorker.
En agosto de 1978, el artista francés firmó su primera portada en la revista, dibujando desde el borde de la ventana de un edificio a un oficinista que dudaba en emprender el vuelo.
"¡Ese soy yo!"
Con sus 113 portadas en The New Yorker, Sempé trazó su amor por Nueva York, que recorrió a pie y en bicicleta, asombrado por los colores, la energía, los gatos, los espacios verdes, la música y las personas de la Gran Manzana.
"Jean-Jacques era un hombre muy modesto, muy humilde", recuerda Mouly, quien está casada con el dibujante Art Spiegelman, autor de la famosa novela gráfica "Maus: Relato de un superviviente".
Sempé "fue expulsado de la escuela, del ejército, fue autodidacta y le pareció maravilloso que lo publicaran en una revista estadounidense", señala esta artista gráfica de 66 años. Para Mouly, Sempé "siempre se sintió él mismo en Nueva York".
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Gran parte de su popularidad provino de su capacidad de mostrar "individuos, un hombre, una mujer, solos en la ciudad; la mitad de mis colegas me decían: '¡Ese soy yo, ese soy yo!", relata Mouly. "Como yo, pensé esta mañana en mi bicicleta: 'Soy un dibujo de Sempé, la viejita en su bicicleta rumbo al trabajo'", añade con una sonrisa.
Sempé, conocido por ilustrar la amada serie de libros infantiles "El pequeño Nicolás", tiene incluso su lugar en los muros de la ciudad. En la esquina de la calle 47 y la Novena Avenida en Manhattan hay un mural gigante que lleva su firma. Medio borrado en la parte posterior de un edificio, se ve un hombre que lleva a una mujer en su bicicleta, seguido de un niño también en bicicleta, personajes típicos del dibujante.
En 2009, la editorial Denoel publicó todos los dibujos neoyorquinos de Sempé en un libro titulado "Sempé en Nueva York". Otro libro, "Sempé in America", está previsto para septiembre, según Mouly. "La Nueva York de Sempé seguirá viva", asegura.
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